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Magnitudes macroeconómicas

16 bytes añadidos, 13:13 3 may 2019
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La distribución espacial del Producto Interior Bruto (PIB) en España (2012) responde a patrones que resultan suficientemente conocidos, no solamente para los especialistas sino también para el gran público. Primero, la concentración de la producción en el litoral mediterráneo y suroccidental (desde Girona hasta Cádiz), que se configura como primer ámbito geoeconómico del país merced a una estructura productiva diversificada, donde participan una agricultura de fuerte orientación comercial, una industria que combina complejos productivos articulados en torno a grandes factorías con distritos industriales de pequeñas y medianas empresas, y una actividad turística muy asentada en el tiempo y difundida a lo largo de su litoral. Segundo, la relevancia que aún conserva la cornisa cántabro-atlántica (desde Gipuzkoa hasta Pontevedra), a pesar de los intensos procesos de reconversión industrial registrados entre 1975 y 1995, aproximadamente, que redujeron su capacidad instalada en sectores intensivos en capital (siderurgia, astilleros), pero impulsaron también una trayectoria de modernización técnica con efectos apreciables sobre su posición relativa en el mapa económico español. Tercero, la capacidad de Madrid y su región metropolitana para sostener en el tiempo una senda de crecimiento económico que, hasta el momento, se ha adaptado con éxito –al menos cuantitativo– a los diferentes ciclos económicos que ha atravesado España desde el final de la guerra civil. Cuarto, la limitada contribución al PIB nacional de las provincias interiores, donde solamente destacan los casos de Zaragoza, Sevilla o Valladolid, que se benefician de sus ciudades capitales, apoyadas en una base industrial más o menos sólida heredada en parte de la política de polos de desarrollo de la década de los sesenta, de su alta accesibilidad (ferrocarril, autovías o autopistas) en distintos corredores viarios (Ebro, Guadalquivir, diagonal castellana) y de su condición de capitales autonómicas.
Durante los años de crisis económica más severa, entre 2010 y 2012, sin embargo, se aprecian tendencias de corto recorrido que merece la pena considerar. En un marco general de decrecimiento, las provincias que consiguieron generar tasas acumuladas positivas son pocas (seis, en concreto), pero se ratifica la citada vitalidad de Madrid y su área de influencia más inmediata, sobre todo a lo largo del corredor del Henares hasta Guadalajara, para conseguir un comportamiento económico favorable.

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