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La vocación marinera y tradición comercial propiciada por este amplio litoral exigió la mejora técnica en la medida de la posición geográfica y el perfeccionamiento continuo de la cartografía costera, especialmente con el paso de las aguas tranquilas y bien conocidas del Mediterráneo a los grandes océanos. Sin embargo, la expansión atlántica, la competencia por las rutas comerciales y la lucha por el control de los nuevos hallazgos auparon el conocimiento geográfico a la categoría de información estratégica por parte de la monarquía y, por tanto, se restringió tanto el acceso como su difusión. Muchos proyectos cartográficos quedaron circunscritos a los círculos de poder o, directamente, sepultados en archivos.
[[Archivo:Espana Peninsula-Iberica-e-Islas-Baleares 1977 imagen 16806 spa.jpg|right|thumb|300px|''Instituto Geográfico Nacional,'' Península Ibérica e Islas Baleares. ''Escala 1:2.000.000. 1977, Instituto Geográfico Nacional, 22-K-2. Mosaico controlado formado con imágenes en banda 7 de Satélites Landsat'']]
Una consecuencia, entre otras, de esta decisión fue la ausencia de publicaciones cartográficas en la España peninsular en la época de los Austrias. En contraste, primero en los Países Bajos y posteriormente en Francia, se llevó a cabo una importante actividad editorial de impresión de mapas y atlas durante los siglos XVI y XVII. Las representaciones cartográficas de la monarquía hispánica durante el Barroco fueron realizadas en gran medida por autores extranjeros, con un fin netamente comercial. Se trata de cartografía a escalas pequeñas y medias, de la Península y de sus regiones, y de ciudades, muy ornamentada y que no exige una gran precisión en los datos. De hecho, es habitual la copia entre ediciones de la información meramente geográfica, por lo que los errores e inexactitudes se transmiten con facilidad.
Claudio Ptolomeo, sabio astrónomo, matemático y geógrafo, vivió en Alejandría hacia 100-170 y fue el bibliotecario de la famosa Biblioteca. En su tratado ''Geografía'' recopila los conocimientos de Hiparco, Estrabón y Marino de Tiro. Por primera vez describe un sistema de reticulado geográfico con meridianos de longitud y paralelos de latitud de unos 8.000 lugares del mundo conocido, ordenados por continentes, con diferentes proyecciones, por eso se denominó «geografía matemática», aunque contenía importantes errores. Trata de generalidades, de la construcción de globos y de la proyección de mapas. Contiene 27 mapas (mapamundis, continentales y regionales). Los mapas se transmitieron a partir de una versión dibujada unos años después de la muerte de Ptolomeo, que copiaron los códices griegos de finales del siglo XIII. Ptolomeo proporciona instrucciones para dibujar los mapas con suficientes coordenadas y referencias. El segundo mapa de Europa es el de Hispania con su organización administrativa en el siglo II: las tres provincias romanas y sus ciudades. El perfil está deformado de oeste a este y la latitud es más correcta.
[[Archivo:Mediterraneo Carta-portulana-del-Mediterraneo 1439 imagen 16807 spa.jpg|right|thumb|300px|Carta portulana del Mediterráneo. ''Gabriel Vallseca. 1439. Biblioteca de Catalunya, depósito Museu Marítim de Barcelona'']]
La cartografía patrística medieval de Occidente fue difundida por Osorio e Isidoro. El mapamundi de forma circular de T en O ''(Orbis Terrarum),'' con Asia, África y Europa, se incorporó a las obras de san Isidoro y al ''Comentario al Apocalípsis de San Juan,'' de Beato de Liébana. En las copias de los siglos X al XIII se distinguen varios tipos. Jerusalén aparece en el centro rodeada de las tierras apostólicas; de forma esquemática se reconocen algunos lugares de Hispania, en donde predicó el apóstol Santiago. Esta familia de mapas evolucionó a formas ovaladas o rectangulares. Así, el mapamundi del Beato de Burgo de Osma (1086) representa las cabezas de los doce apóstoles colocadas en las tierras de su predicación.
Este mapa se añadió al códice de la ''Geografía'' de Ptolomeo del cardenal gerundense Joan Margarit y Pau, embajador de los Reyes Católicos y humanista. En ''Paralipomenon Hispaniae Libri Decem, Margarit'' concibió Hispania como una realidad histórica, cuando se preparaba la unión de Castilla y Aragón. El mapa se diseñó en Italia. A mediados del siglo XV, Nicolaus Germanus, Pietro del Massaio y Hugo Comminelli formaron los mapas modernos de la península ibérica y de otros países europeos. El de Margarit ofrece novedades. Se inspira en un portulano de la escuela catalano-mallorquina, según lo expresa en ''Paralipomenon'': «nuestra medida está contada por prueba, según la carta de los navegantes». El litoral está bien trazado y los Pirineos orientados (E-O). Las distancias entre puntos, marcadas con líneas rectas, unen lugares de la costa y del interior con medidas. El norte de África contiene líneas hacia Hispania, con fines comerciales y políticos. Recuerda al mapa impreso ''Spagna con le distancie de loci'', del Museo Correr de Venecia.}}
[[Archivo:Espana Hispania.-Descriptio-Secundae-Tabulae-Europae 1456 imagen 16808 spa.jpg|right|thumb|300px|''Hispania''. Descriptio Secundae Tabulae Europae. ''En: Claudio Ptolomeo, Geografía, 1456. Biblioteca General Histórica de la Universidad de Salamanca. Códice 2586'']]
Hasta mediados del siglo XV no se conocen mapas generales de España con topónimos y accidentes geográficos. Los primeros se añadieron a la ''Geografía'' de Ptolomeo, traducida del griego al latín por Jacobo Angelo de Scarperia, con dedicatoria al papa (1406-1410). Ptolomeo da unas pautas para diseñar los veintisiete mapas con suficientes coordenadas y referencias a los lugares, graduación, altura y proyecciones cilíndrica o trapezoidal. Así lo hicieron, hacia 1415, los humanistas Francesco di Lapacino y Domenico di Leonardo Boninsegni, tomando como modelo un códice griego. En principio, los mapas fueron acogidos con admiración porque presentaban detalles del mundo conocido. Sin embargo, en los portulanos se mostraba una imagen más actual que la que contenía la ''[[:Archivo:Espana Hispania.-Descriptio-Secundae-Tabulae-Europae 1456 imagen 16808 spa.jpg|Tabula Europa]]'' de Ptolomeo. Por eso, sus propietarios quisieron añadir, junto a los mapas tradicionales, otros modernos, llamados ''[[:Archivo:Espana Tabula-Nova-Hispaniae 1456 imagen 16809-00 spa.jpg|Tabulae novae]].'' Los más tempranos son los de la península ibérica, Italia, Francia, norte de Europa y Tierra Santa. Se trata de las primeras representaciones de mapas regionales contemporáneos inspirados en portulanos y en noticias de viajeros diplomáticos y peregrinos, que contribuyeron a identificar la toponimia y los accidentes geográficos del interior. En la primera mitad de siglo debió existir un mapa modelo de Hispania, diseñado en Florencia a partir de diversas fuentes de origen hispano (se menciona uno en el legado de bienes del humanista florentino Niccolò Niccoli, fallecido en 1437). De él se hicieron copias para añadir a los códices y ediciones de la ''Geografía'' de los siglos XV y XVI. Sus autores fueron Pietro del Massaio, pintor florentino, con su colaborador Hugo Cominelli, miniaturista de Mezières; Dominus Nicolaus Germanus y Henricus Martellus Germanus. Ofrecen una imagen de conjunto parecida, tomada de esa fuente común: proyección plana en los mapas antiguos y modernos, los cuales carecen de escala, y regletas graduadas para el cálculo de latitudes y longitudes; cartelas de los títulos rotuladas en letras mayúsculas. Los mapas no son iguales porque los cartógrafos personalizaron el diseño de los accidentes geográficos, la traza del perfil de la costa, el curso de los ríos, la representación del relieve, la toponimia y la ornamentación de las cartelas. Los mapas más antiguos se conservan en los códices de las bibliotecas Nacional de Francia, Universitaria de Salamanca y del Vaticano. El primero, de Pietro del Massaio, fue comprado por Alfonso V de Aragón y I de Nápoles en 1456. El segundo perteneció al cardenal Juan Margarit y Pau (1456) y los de la Biblioteca Vaticana a Niccolo Perotti, arzobispo de Siponto (1469) y a Federico de Montefeltro, duque de Urbino (ca. 1470).
titulo=Atlas de El Escorial|
contenido=[[Archivo:Espana Atlas-de-El-Escorial 1538 imagen 16811-00 spa.jpg|right|thumb|300px|''Alonso de Santa Cruz'', Atlas de El Escorial, ''ca.1538-1554. Biblioteca de El Escorial, K-1-1'']]
En la Biblioteca del Monasterio de El Escorial se conserva un mapa manuscrito de la península ibérica en hojas encuadernadas formando un volumen, con valiosa información geográfica y cartográfica. Por esa razón se denominó [[:Archivo:Espana Atlas-de-El-Escorial 1538 imagen 16811-00 spa.jpg|Atlas de El Escorial]]. Fue encomendado a Alonso de Santa Cruz, cosmógrafo de Carlos V, entre 1538-1539, y en él trabajó hasta 1554. Consta de 20 hojas de mapas regionales, a escala 1:400.000, más otra hoja con un mapa índice general, a escala 1: 2.600.000. Este último contiene una retícula numerada para localizar las hojas y fue diseñado a partir de los mapas regionales. Se representan 16 poblaciones importantes, el relieve, los ríos, las costas y las fronteras. El conjunto del Atlas abarca más de
El mapa exento de España más antiguo es el de Giovanni Andrea Vavassore ''Nova Descriptio Hispaniae,'' abierto en cuatro hojas sobre plancha de madera (Venecia,1532). El único ejemplar conservado se encuentra en la Houghton Library de la Universidad de Harvard. En 1544 se abrió en Venecia el de Giacomo Gastaldi, ''La Spana,'' sobre seis planchas de cobre. Gastaldi fue el mejor cartógrafo veneciano del momento, ingeniero, con buenos conocimientos matemáticos, que recibió documentación y datos geográficos de Diego Hurtado de Mendoza, embajador de Carlos V. En 1551, el dominico fray Vincenzo Paletino de Curzola, cosmógrafo, abrió, sobre seis planchas de madera, ''Spagna con le distantie de li loci.''
[[Archivo:Espana Nova-Descriptio-Hispaniae 1553 imagen 16810 spa.jpg|right|thumb|300px|''Hieronymus Cock'', Nova Descriptio Hispaniae, Amberes, ''1553. Biblioteca Nacional de España, MV/3'']]
En la cartela explica cómo corrigió los mapas de sus predecesores y mejoró la imagen de la Península, añadiéndole la información que él mismo recogió en su viaje por España. Por su calidad fue el mapa más plagiado por italianos y flamencos en varios formatos (Hieronymus Cock, Thomas Geminus, Mateo Pagano y otros). El mapa de Cock, ''[[:Archivo:Espana Nova-Descriptio-Hispaniae 1553 imagen 16810 spa.jpg|Nova Descriptio Hispaniae]],'' se grabó en Amberes (1553) siendo el primero de España publicado en Flandes. El de Geminus, ''Nova Descriptio Hispaniae,'' se abrió en Londres (1555) y está dedicado a Felipe II y María Tudor. Posiblemente fue un encargo real para mostrar España a sus súbditos ingleses. Supera a los anteriores porque dispuso de mejor información y quizás emplease datos del ''[[:Archivo:Espana Atlas-de-El-Escorial 1538 imagen 16811-00 spa.jpg|Atlas de El Escorial]]''. La situación de los pueblos es más real y la toponimia ha mejorado. Otros cartógrafos grabaron el mapa de Hispania a menor escala: Vincenzo Luchini, ''Hispaniae Descriptio'' (Roma, 1559) y Pyrro Ligorio, ''Nova totius Hispaniae Descriptio'' (Roma, 1559). Los de Dominicus Zenoi, ''Hispaniae Descriptio'' y Paulo di Forlani Veronese, ''Spagna,'' abiertos en Venecia (1560), copian a Luchini.
Una vez más España se quedó sin mapa topográfico y los ilustrados continuaron lamentándose de esa carencia. Así, en 1757, fray Martín Sarmiento reclamaba un mapa «de gran magnitud que se hiciese, se abriese y se estampase en España» por españoles, con los lugares situados según las medidas geográficas de longitud y latitud para señalar en él un sistema de caminos reales dirigidos desde Madrid, que se le había encomendado, porque los que se compraban a los extranjeros tenían «mil errores». A los mapas de Nicolás de Fer sucedieron los de otros cartógrafos franceses durante el reinado de Fernando VI.
[[Archivo:Espana Los-Reynos-de-Espana-y-Portugal 1757 imagen 16816 spa.jpg|right|thumb|300px|''Pedro Gendrón'', Los Reynos de España y Portugal. ''Madrid, 1757. Real Academia de la Historia, C-011-002-01'']]
Así, el de los [[:Archivo:Espana Los-Reynos-de-Espana-y-Portugal 1757 imagen 16816 spa.jpg|reinos de España y Portugal de Pedro Gendron (1757)]], inspirado en el de Robert Vaugondy, al que acompaña un cuadro de texto con una síntesis geográfica y un listado de su organización administrativa.
Durante la guerra de la Independencia trabajaron en España cartógrafos militares ingleses y franceses. Con los datos recopilados y los obtenidos mediante itinerarios, reconocimientos y levantamientos sobre el terreno, mejoró la precisión y el contenido de los mapas de España que se publicaron en ambos países. Un buen ejemplo es el ''Mapa Civil y Militar de España y Portugal'' (Paris, 1840), a escala 1:750.000, de A. Donnet.
{{stack|[[Archivo:Espana Espana-y-Portugal--Bosquejo-general-geologico 1863 imagen 16819 spa.jpg|right|thumb|300px|''Amalio Maestre'', España y Portugal: Bosquejo general geológico, ''formado con los documentos existentes hasta fin de 1863. Escala 1:2.000.000. 1864, Instituto Geográfico Nacional, 20-K-3'']][[Archivo:San-Lorenzo-de-El-Escorial Hoja-kilometrica-6--I 1860-1870 imagen 16820 spa.jpg|right|thumb|300px|''Junta General de Estadística'', Hoja kilométrica 6-I ''(término de San Lorenzo del Escorial). Escala 1:2.000. 1860-1870, Instituto Geográfico Nacional, 288615'']][[Archivo:Cartagena Planimetria-zona-2,-hoja-6 1901 imagen 16821 spa.jpg|right|thumb|300px|''Instituto Geográfico y Estadístico, Planimetría zona 2ª, hoja 6ª (término municipal de Cartagena). Escala 1:25.000. 1901, Instituto Geográfico Nacional, 300073'']]}}
Tras las Cortes de Cádiz de 1812 y la paulatina ruptura con el Antiguo Régimen, se intensificó la necesidad de elaborar un mapa de España como los ya planteados. Al interés militar y científico esgrimido por los ilustrados se añadió el hecho de que la aplicación de las políticas decimonónicas, especialmente las liberales, requerían de un conocimiento geográfico lo más exacto posible para aplicar sus reformas administrativas, evaluar los recursos naturales disponibles y llevar a cabo un reparto de las cargas fiscales de forma equitativa. Sin embargo, la inestabilidad política y la debilidad institucional que caracterizó la primera mitad del siglo XIX frustraron las diferentes iniciativas que fueron emprendidas. En este marco, cabe destacar algunas iniciativas personales relevantes: la ''Carta geométrica de Galicia'' (París, 1845), a escala 1:100.000, de Domingo Fontán, basada en una red geodésica; y el ''Atlas de España y sus posesiones de ultramar'' (1847-1870, incompleto), a escala 1:200.000, de Francisco Coello.
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[[Archivo:Jaraiz-de-la-Vera Ortofoto-digital-H599--II 1995 imagen 16822 spa.jpg|right|thumb|300px|''Instituto Geográfico Nacional, Ortofoto digital H599-II (Jaraiz de la Vera). Escala 1:25.000. 1995, Instituto Geográfico Nacional, 22-J-1'']]
Durante el primer tercio de siglo el proyecto MTN avanzó con paso firme pero lento, lastrado por los pocos recursos disponibles y con la presión de elaborar el catastro. En 1906 se aprobó la Ley del Catastro, que planteó su formación en dos fases, una primera de ''avance catastral,'' que permitiría una evaluación por municipios de la riqueza territorial, y una segunda de ''catastro parcelario.'' La parte cartográfica de los trabajos le fue encomendada al Instituto Geográfico, que los estuvo realizando hasta 1971.

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