Diferencia entre revisiones de «Discusión:Hábitat rural»

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[[Archivo:Espana Tipos-de-habitat-rural 2017 ilustracion 16796 spa.jpg|left|thumb|Ilustración de tipos de hábitat rural.]]
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El término hábitat hace referencia al asentamiento de la población en el territorio, teniendo en cuenta sus variables naturales. Así, el hábitat rural se refiere a las aldeas, los lugares, los pueblos o los barrios existentes en España, en municipios que no alcanzan un efectivo superior a 10.000 habitantes. Estos asentamientos tienen un origen histórico, que puede remontarse a la romanización o al período medieval, y su distribución está condicionada por factores de tipo topográfico (presencia de terrenos llanos o en pendiente), la abundancia o escasez de agua, la cobertura vegetal disponible, y las técnicas constructivas existentes en cada momento. En la actualidad, se podría replantear esta definición de hábitat rural al considerar otros factores en su delimitación y no solo el tamaño del asentamiento. Así, en áreas tradicionalmente consideradas rurales por el tamaño de los asentamientos, en la actualidad, se han extendido modos, estilos de vida y procesos urbanos y metropolitanos.
 
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Siguiendo con la definición clásica, se pueden distinguir tres categorías o tipos de hábitats rurales: concentrado, diseminado y mixto o intercalar. Por lo general, el hábitat rural es concentrado cuando la población se agrupa en aldeas grandes; disperso, en los casos donde los lugares son minúsculos, de dos a diez casas. También se utiliza la expresión hábitat diseminado, para referirse a un asentamiento de la población en entidades de una sola casa en el campo, característico del País Vasco y otras áreas del Cantábrico, que reciben el nombre de caserío o el más genérico de lugar. Entre las tipologías del hábitat concentrado y disperso, se puede encontrar el mixto o intercalar, donde al agrupamiento histórico de la población rural en aldeas, se le une una dispersión o diseminación reciente, de nuevas casas localizadas en las proximidades de una vía de comunicación, cerca de un paraje atractivo o en una finca amplia, que al generalizarse rompen con la tendencia a la agrupación del hábitat en núcleos mayores. Se trata de procesos de dispersión de la urbanización facilitado por los estilos de vida vinculados a elevadas tasas de movilidad motorizada.
El término hábitat proviene de la biología y hace referencia al asentamiento de la población en el territorio, teniendo en cuenta sus variables naturales. Así, el hábitat rural se refiere a las aldeas, los lugares, los pueblos o los barrios existentes en España, en municipios que no alcanzan un efectivo superior a 10.000 habitantes. Estos asentamientos tienen un origen histórico, que puede remontarse a la romanización o al período medieval, y su distribución está condicionada por factores de tipo topográfico (presencia de terrenos llanos o en pendiente), la abundancia o escasez de agua, la cobertera vegetal disponible, y las técnicas constructivas existentes en cada momento.
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Resulta habitual que en el estudio del hábitat se definan elementos significativos que explican el asentamiento de una población determinada en el ámbito rural. Así, junto con las casas que sirven de residencia habitual, las que se ocupan solo en épocas de vacaciones y las que están abandonadas, aparecen un conjunto de construcciones complementarias menores, normalmente relacionadas
 
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con las tareas agrícolas, como establos, cuadras, pequeños cobertizos y los edificios simbólicos del lugar (como la iglesia, a veces escuelas o locales asociativos, etc.). Pero para comprender el hábitat rural es necesario también interpretar la organización interna del espacio agrario, donde las huertas y tierras de cultivo suelen buscar la proximidad a las viviendas, en tanto que los prados y pastos, que necesitan de un suministro continuo del agua, y el monte se encuentran habitualmente más alejados, en los confines de la aldea o del límite simbólico del caserío.
Por lo general, el hábitat rural es concentrado cuando la población se agrupa en aldeas grandes; disperso, en los casos donde los lugares son minúsculos, de dos a diez casas, y mixto, entre las dos situaciones anteriores. También se utiliza la expresión hábitat diseminado, para referirse a un asentamiento de la población del campo en entidades de una sola casa, característico del País Vasco y otras áreas del Cantábrico, que reciben el nombre de caserío o el más genérico de ''lugar''. Entre las tipologías del hábitat concentrado y disperso, se suele encontrar el mixto o intercalar, donde al agrupamiento histórico de la población rural en aldeas se le une una dispersión o diseminación reciente, de nuevas casas localizadas en las proximidades de una vía de comunicación, cerca de un paraje atractivo o en una finca amplia, que al generalizarse rompen con la tendencia a la agrupación del hábitat en núcleos mayores.
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Un último elemento asociado al hábitat rural son las vías de comunicación, desde las carreteras hasta los senderos casi inapreciables, pasando por pistas, caminos y vías de todo tipo, tanto asfaltadas como cubiertas de tierra. La red viaria condiciona la disposición actual del hábitat y, a su vez, la localización de los núcleos de población determina la forma que adoptan las redes de abastecimiento de electricidad, telefónicas y de agua o alcantarillado centralizadas, cuando éstas existen.
 
 
Resulta habitual que en el estudio del hábitat se definan elementos significativos que explican el asentamiento de una población determinada en el ámbito rural. Así, junto con las casas que sirven de residencia habitual, se ocupan sólo en épocas de vacaciones o están abandonadas, aparecen un conjunto de construcciones complementarias menores, normalmente relacionadas con las tareas agrícolas, como establos, cuadras, pequeños cobertizos y los edificios simbólicos del lugar (como la iglesia, a veces escuelas o locales asociativos, etc.) Pero para comprender el hábitat rural es necesario también interpretar la organización interna del espacio agrario, donde las huertas y tierras de cultivo suelen buscar la proximidad a las viviendas, en tanto que los prados y pastos necesitan de un suministro continuo del agua, y el monte se encuentra habitualmente más alejado, en los confines de la aldea o del límite simbólico del caserío. Un último elemento asociado al hábitat rural son las vías de comunicación, desde las carreteras hasta los senderos casi inapreciables pasando por pistas, caminos y vías de todo tipo, tanto asfaltadas como cubiertas de tierra. La red viaria condiciona la disposición actual del hábitat y, a su vez, la localización de los núcleos de población determina la forma que adoptan las redes de abastecimiento de electricidad, telefónicas y de agua o alcantarillado centralizadas, cuando estas existen.
 
 
 
[[Archivo:Espana Indice-de-dispersion-del-habitat-rural 2014 mapa 14404 spa.jpg|right|thumb|Mapa de índice de dispersión del hábitat rural. 2014. España. [http://centrodedescargas.cnig.es/CentroDescargas/busquedaRedirigida.do?ruta=PUBLICACION_CNIG_DATOS_VARIOS/aneTematico/Espana_Indice-de-dispersion-del-habitat-rural_2014_mapa_14404_spa.pdf PDF]. [http://centrodedescargas.cnig.es/CentroDescargas/busquedaRedirigida.do?ruta=PUBLICACION_CNIG_DATOS_VARIOS/aneTematico/Espana_Indice-de-dispersion-del-habitat-rural_2014_mapa_14404_spa.zip Datos]]]
 
 
 
En el mapa ''[[:Archivo:Espana Indice-de-dispersion-del-habitat-rural 2014 mapa 14404 spa.jpg|Índice de dispersión del hábitat rural en los municipios españoles]]'' se observa que, los contrastes por regiones son muy marcados, en una relación numérica de más de 50 a 1. Los territorios con una mayor dispersión, entidades que no suelen superar un mínimo agrupamiento de casas y un volumen de habitantes casi siempre inferior a 20, se destacan en la España húmeda del norte y noroeste. Por lo general, se trata de espacios montañosos con abundancia de agua. La disponibilidad de fuentes y arroyos ha permitido a las poblaciones instalarse en cualquier lugar desde donde organizar el terrazgo agrario. No existen dificultades para abastecerse de agua y los contrastes topográficos se traducen en unos rodales de cultivo de dimensiones limitadas, que, en cada caso, sólo permitían mantener un número reducido de explotaciones campesinas y familias. El fenómeno de la dispersión puede también ser atribuido a razones históricas, por ejemplo, en Cataluña, norte de Comunitat Valenciana y levante almeriense con prolongaciones hacia Murcia.
 
 
 
En el caso opuesto, la máxima concentración se localiza en Castilla y León, al oeste de Aragón, buena parte de Navarra, en Cantabria y en sectores representativos de Castilla-La Mancha y Extremadura. A este respecto, se debe indicar que tradicionalmente el hábitat concentrado (con términos tan expresivos como ''agrociudad''), se asoció a Andalucía o a Murcia. En el mapa este hecho no se puede corroborar, pues gran parte de la población reside ya en municipios de más de 10.000 habitantes por lo que no han sido cartografiados. Por tanto, la concentración es característica de regiones de pequeños pueblos y cabeceras municipales, donde predominan los espacios llanos y las disponibilidades de agua son limitadas. Debido a estos factores, junto a otros como la organización de áreas de frontera durante la Reconquista, el hábitat se ha definido a partir de pueblos de varias decenas de casas, normalmente de estructura compacta, desde donde se atendían espacios agrícolas o ganaderos extensivos, bastante amplios.
 
 
 
{{ANEAutoria|Autores= Rubén Camilo Lois González}}
 
 
 
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Las intensas transformaciones que ha registrado España en los últimos decenios introducen profundos cambios en la configuración y características del hábitat rural. De hecho, existe un amplio consenso que considera que el hábitat tradicional, definido desde la Edad Media y afirmado, propiamente, hasta mediados del siglo XX, ya no se conserva más que en áreas remotas. Ha sido sustituido por nuevas formas de asentamiento condicionadas por el proceso de urbanización, el desarrollo de las redes de infraestructuras, la implantación de nuevas actividades económicas en espacios cada vez más amplios y la aparición de nuevos usos vinculados a procesos de urbanización global como la logística, las infraestructuras energéticas e incluso la agroindustria.
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En un intento por sistematizar estos cambios en el hábitat rural, es posible identificar diferentes procesos que han favorecido estas transformaciones:
<div style="text-align:center; float:right"><div style="color:#DF7401">'''Tabla de población que ha cambiado de residencia'''</div>
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# Industrialización y globalización de la actividad agropecuaria. Se trata de un proceso que se podría considerar de deslocalización de la actividad agraria y ganadera tradicional favoreciendo la implementación en el territorio de instalaciones vinculadas a la exportación de los productos hacia mercados internacionales o de larga distancia, en detrimento de la producción local y de las pequeñas y medianas explotaciones. Así, el desarrollo de la agricultura intensiva, y en general todas las actividades relacionadas con la agroindustria, implantadas en importantes regiones del Mediterráneo español necesita elevados consumos de suelo y energía para el establecimiento de sus instalaciones, almacenar los productos, los insumos agrarios y la maquinaría que han permitido una acusada tecnificación del trabajo agrícola. Un caso paradigmático es el de la llamada agricultura bajo plástico (invernaderos) desarrollada en amplias zonas del sur y sudeste peninsular (imagen 8). Algo similar sucede con las grandes explotaciones ganaderas intensivas de gran tamaño, popularmente conocidas como macrogranjas que, al igual que en el caso anterior, producen profundas transformaciones de la trama parcelaria, que se regulariza y ve ampliar el tamaño medio de sus unidades junto con la necesidad de concentrar y ampliar infraestructuras complementarias al servicio de estas nuevas instalaciones con un importante impacto ambiental (imagen 6). Este proceso va acompañado de otras transformaciones económicas y físico-espaciales en los núcleos originales con la aparición, en muchos casos, de espacios segregados para el alojamiento de los trabajadores que implican además impactos socioespaciales de importante calado.
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# Multiplicación de las infraestructuras de comunicación que atraviesan el espacio rural vinculadas a procesos de dispersión urbana y suburbanización. Las carreteras y travesías principales registran un proceso generalizado de edificación en sus márgenes y los nuevos desarrollos urbanísticos se apoyan en ellas para constituir un mosaico de redes de comunicación de las que penden piezas encapsuladas. Frente a criterios clásicos de crecimiento basados en la contigüidad de los tejidos y las extensiones de los núcleos urbanos, se desarrollan crecimientos vinculados a su conexión a las redes de infraestructuras de comunicación. Ejemplo de este proceso serían la proliferación de grandes piezas de suelo industrial relacionadas con la actividad logística apoyadas en importantes infraestructuras de comunicación por carretera (imagen 3); o los nuevos desarrollos urbanísticos, sean residenciales o de uso terciario, incluso declarados de interés regional, que han proliferado por el territorio con mayor o menor éxito desde el punto de vista inmobiliario (imagen 2).
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# Aparición de nuevas actividades en el territorio como espacios servidores de las grandes áreas urbanas, vinculadas fundamentalmente a la generación de energía. Un ejemplo destacable sería la proliferación, en los últimos años, de grandes proyectos (macroproyectos) de implantación de parques eólicos y huertos solares. Estas instalaciones generan un nuevo paisaje y una nueva configuración del territorio con tanto o más impacto que los procesos de urbanización al uso (imagen 1).
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# Junto a estos procesos, coexisten modelos más tradicionales en proceso de decadencia y abandono de la población y la actividad agropecuaria más tradicional (imagen 5), con procesos de mantenimiento y cierta recuperación de formas de vida rural adaptadas a los nuevos marcos de referencia relacionados con la sostenibilidad del territorio y la recuperación de los mercados locales y de proximidad (imagen 4 y 7).
  
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| rowspan="2" style="color:#ef9248; background:#f1d3c0; text-align:center; width:50px" | '''AÑO''' || rowspan="2" style="background:#f1d3c0; color:#ef9248; text-align:center; width:200px" | '''PROCENDECIA''' || colspan="2" style="background:#f1d3c0; color:#ef9248; text-align:center" | '''DESTINO (%)'''
 
|-
 
| style="background:#f1d3c0; color:#ef9248; text-align:center; width:50px" | '''Rural''' || style="background:#f1d3c0; color:#ef9248; text-align:center; width:50px" | '''Urbano'''
 
|-
 
| rowspan="3" style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | <span style="{{Transform-rotate|-90}}">2006</span> || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | Rural || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | 37,9 || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | 62,1
 
|-
 
| style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | Urbano || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | 22,4 || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | 77,6
 
|-
 
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|-
 
| rowspan="3" style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | <span style="{{Transform-rotate|-90}}">2007</span> || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | Rural || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | 32,5 || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | 67,5
 
|-
 
| style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | Urbano || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | 18,7 || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | 81,3
 
|-
 
| style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | Extranjero || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | 17,6 || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | 82,4
 
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| rowspan="3" style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | <span style="{{Transform-rotate|-90}}">2008</span> || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | Rural || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | 30,1 || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | 69,9
 
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| style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | Urbano || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | 21,9 || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | 78,1
 
|-
 
| style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | Extranjero || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | 13,6 || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | 86,4
 
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| rowspan="3" style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | <span style="{{Transform-rotate|-90}}">2009</span> || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | Rural || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | 21,8 || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | 78,2
 
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| style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | Urbano || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | 19,1 || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | 80,9
 
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| style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | Extranjero || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | 20,9 || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | 79,1
 
|-
 
| rowspan="3" style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | <span style="{{Transform-rotate|-90}}">2010</span> || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | Rural || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | 40,2 || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | 59,8
 
|-
 
| style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | Urbano || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | 15,5 || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | 84,5
 
|-
 
| style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | Extranjero || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | 20,7 || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | 79,3
 
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| rowspan="3" style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | <span style="{{Transform-rotate|-90}}">2011</span> || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | Rural || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | 38,8 || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | 61,2
 
|-
 
| style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | Urbano || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | 28,5 || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | 71,5
 
|-
 
| style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | Extranjero || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | 23,9 || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | 76,1
 
|-
 
| rowspan="3" style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | <span style="{{Transform-rotate|-90}}">2012</span> || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | Rural || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | 26,9 || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | 73,1
 
|-
 
| style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | Urbano || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | 17,1 || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | 82,9
 
|-
 
| style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | Extranjero || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | 10,3 || style="background:#ffffff; color:#636363; text-align:center; border: solid; border-width: 1px" | 89,7
 
|}</div>
 
  
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|epigrafe=Expansión de los asentamientos rurales
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<div style="padding-top: 0.4em; padding-right: 0.5em; padding-bottom: 0.3em; padding-left: 0.5em; font-size: 100%; text-align: left"><small style="color:#959595">Nota: el hábitat rural agrupa a los municipios con un número igual o menor a los 10.000 habitantes, mientras que el hábitat urbano agrupa a los municipios en los que residen un número de personas superior a dicha cifra</small>
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Los procesos de transformación del suelo en España han sido muy intensos durante las tres últimas décadas. Partiendo de los datos del proyecto europeo [https://www.ign.es/web/resources/docs/IGNCnig/actividades/OBS/Programa_Marco_Copernicus_User_Uptake/9_Corine_Land_Cover.pdf Corine Land Cover (CLC)], se desprende que entre 1990 y 2018 los suelos artificializados se han duplicado hasta llegar a representar el 2,2% de la superficie del país. Llama la atención, sin embargo, que en términos relativos sean los territorios del medio rural aislado donde más suelo se ha artificializado (ver mapas Usos del suelo 1990 y 2018). Profundizando en el análisis de estos datos, se constata que la mayor parte de este incremento se ha producido al cartografiar núcleos de población preexistentes que en las primeras ediciones de CLC no habían sido considerados.
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Como apuntan varias investigaciones, los cambios metodológicos en la producción de CLC, especialmente en las ediciones de 2012 y 2018, invitan a tomar con precaución el análisis de sus resultados en perspectiva diacrónica (García Álvarez y Camacho Olmedo, 2023). Si bien es una constatación que los procesos urbanísticos detectados en torno a los espacios más dinámicos han duplicado el suelo artificializado, afectando a una parte importante del espacio otrora rural circundante, (como en la región metropolitana de Madrid, las diferentes franjas del arco mediterráneo, los territorios insulares y las grandes áreas urbanas del norte y del interior peninsular) es difícil que esto haya ocurrido también en el medio rural más aislado.
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Otras investigaciones (Uhl ''et al.'', 2023), utilizando el Catastro como fuente primaria de sus datos, refuerzan la conclusión de que en los espacios de transformación más dinámicos se ha duplicado el suelo artificializado desde 1990. Los territorios que han sufrido más intensamente estas transformaciones han sido la Comunidad de Madrid; las áreas litorales de Andalucía, Región de Murcia y Comunitat Valenciana; Illes Balears; el litoral de Cataluña y el archipiélago canario. En este último, la isla de Gran Canaria experimentó cambios en el uso del suelo que afectaron al 19% de su territorio entre 1990 y 2018 (ver mapa Variación de los usos del suelo en la isla de Gran Canaria). El avance de la artificialización (7.545 ha) es fruto del desarrollo urbanístico en el área metropolitana de Las Palmas de Gran Canaria y el crecimiento del sector turístico, especialmente en el sur. Sin embargo, casi la mitad de los cambios responden a ganancias de zonas forestales y espacios abiertos, que se dan en las zonas de cumbre y medianías, en detrimento de los espacios agrícolas.
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En el resto del país, más allá de las mayores concentraciones urbanas del norte y el interior peninsular (que también han experimentado considerables fenómenos de expansión suburbana), las dinámicas de transformación urbanística han sido más comedidas, aunque con todo se evidencia que el suelo artificializado en el medio rural es un 40% mayor que hace tres décadas. En cualquier caso, esta notable artificialización del medio rural, incluso en las áreas más alejadas de las concentraciones urbanas, no ha ido de la mano de su recuperación demográfica más allá de las áreas de influencia suburbanas y metropolitanas. En estas zonas, aunque se conservan ciertas características morfotipológicas propias de la ruralidad, los tejidos residenciales dependen hoy de la movilidad pendular cotidiana hacia las centralidades urbanas. En las áreas más alejadas, la artificialización está intrínsecamente vinculada con la producción de segundas residencias y da cuenta de la dependencia que tuvieron estos territorios rurales del sector de la construcción durante el periodo más intenso de la burbuja inmobiliaria (Gómez Giménez, 2022).
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En este sentido, la comparativa de los datos que aporta el Nomenclátor de Población en 1991 y 2022 viene a corroborar lo dicho hasta ahora (ver mapas sobre Entidades de población de menos de 10.000 habitantes). Anteriormente el [https://www.ine.es/dyngs/INEbase/es/operacion.htm?c=Estadistica_C&cid=1254736177010&menu=resultados&idp=1254734710990 Nomenclátor] era un subproducto de los censos, pero a partir del nuevo sistema de gestión continua del padrón municipal está disponible anualmente. Esta fuente de datos recoge la población de todas las unidades poblacionales de España, diferenciando entre ellas a entidades singulares y colectivas, núcleos de población y diseminado. Se entiende como '''entidad singular''' de población a cualquier área habitable de un término municipal, habitada o excepcionalmente deshabitada, claramente diferenciada dentro del mismo, y que es conocida por una denominación específica que la identifica sin posibilidad de confusión. Las '''entidades colectivas''' son agrupaciones de las anteriores que pueden tener diferentes denominaciones dependiendo de la tradición histórica a la que pertenezcan (parroquia, concejo, diputación, anteiglesia, etc.), por lo que solo existen en algunas regiones. Además, el Nomenclátor define la forma en que habita la población en esas entidades, puede ser en núcleos de población o en diseminado. Un '''núcleo de población''' es un conjunto de al menos diez edificaciones conformando una trama urbana cohesionada por calles y plazas, incluidas aquellas otras edificaciones aisladas distantes menos de 200 m de los límites exteriores del mencionado conjunto. Excepcionalmente, el número de edificaciones podrá ser inferior a diez si su población supera los 50 habitantes. Por el contrario, se refiere a diseminado cuando no se cumplen estas condiciones, es decir, se trata de edificaciones o viviendas de una entidad de población que no pueden ser incluidas en el concepto de núcleo. Por lo tanto, las entidades pueden constar de hábitat agrupado en un núcleo y de hábitat diseminado, disperso. E incluso de más de un núcleo o de ninguno, alojando solo población en diseminado.
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En 2022 fueron registradas en España 61.963 entidades singulares de población, de las cuales 3.671 estaban despobladas. En cuanto a su distribución territorial, más del 70% se concentran en tres comunidades autónomas: Galicia, Principado de Asturias y Castilla y León, si bien Galicia destaca sobre el resto al acoger un total de 30.432 (que suponen la mitad del total), mientras que el Principado de Asturias y Castilla y León acogen 6.177 y 6.900 respectivamente. La Rioja, Illes Balears y Extremadura son las comunidades autónomas que menor número de entidades singulares registran, con 259, 318 y 622 respectivamente.
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Un total de 78.402 unidades poblacionales configuran los núcleos y el diseminado. Los primeros, con 37.426 unidades representan el 47,7% del conjunto, al tiempo que el diseminado con 40.976 unidades supone el 52,3% aunque solo aloja al 3,4% de la población española. Galicia, que representa tan solo el 5,9% del territorio nacional, es la comunidad autónoma en la que el diseminado alcanza mayor representatividad, al suponer el 66,6% y acoger al 13,7% de su población. Esta realidad responde no solo a factores físicos como el relieve accidentado, la cobertura vegetal de bosque templado caducifolio y la disponibilidad hídrica propias de las fachadas peninsulares atlántica y cantábrica (dando lugar a un modelo de poblamiento disperso muy similar al que caracteriza otras regiones europeas de clima oceánico), sino también a su secular aislamiento y a un modo de vida campesino que tiene sus raíces en los diferentes modelos de poblamiento que se reprodujeron durante la Edad Media y que también es causante, entre otras cosas, de la gran fragmentación municipal de Castilla y León o del régimen latifundista que ha caracterizado tradicionalmente a gran parte de la mitad sur peninsular.
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Los cambios que se han producido en el Nomenclátor durante la última década también nos aportan algunas conclusiones que merece la pena reseñar. Entre 2011 y 2022, se han despoblado 682 entidades locales, la gran mayoría en Galicia y Castilla y León. Además, la población que acogen las entidades locales menores de 1.000 habitantes ha pasado del 10% al 9,2%.
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En cuanto a la población que habita en unidades poblacionales diseminadas, la evolución ha sido desigual. Aumenta ligeramente en Illes Balears, Ceuta, Extremadura y Comunitat Valenciana. Disminuye especialmente en Galicia, Principado de Asturias y Comunidad Foral de Navarra. El patrón de estos cambios, más que autonómico, debería buscarse en la reconfiguración del sistema interurbano español. Las entidades singulares menores de 1.000 habitantes solo ganan población cuando se encuentran situadas en las áreas suburbanas y metropolitanas de las mayores concentraciones urbanas, en las zonas litorales del arco mediterráneo o los territorios insulares de Baleares y Canarias. Lo mismo ocurre con las entidades singulares de entre 5.000 y 10.000 habitantes, si están aisladas con respecto al resto del sistema interurbano, se enfrentan a la misma pérdida demográfica que las unidades de menor tamaño. En concreto, las entidades de este tamaño localizadas fuera de la influencia de las áreas urbanas funcionales han perdido el 9% de su población durante la última década. No se trata, por lo tanto, de la desaparición de unidades poblacionales de exigua entidad, sino de un reto que afecta especialmente a los principales centros de prestación de servicios públicos en los territorios rurales más aislados.
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Este patrón de transformaciones en los municipios de menos de 10.000 habitantes se puede observar perfectamente en el mapa Variación de la población en asentamientos rurales 2011-2021. En conjunto, este rango de municipios ha pasado de acoger al 21% de la población española en 2011 al 20,3% en 2021, con lo que ha perdido un 2,2% de su base demográfica inicial. Sin embargo, esta pérdida poblacional no se ha repartido de manera homogénea. Los municipios integrados en las áreas urbanas funcionales han ganado un 2,4% de población mientras que aquellos situados en los territorios rurales aislados del sistema interurbano han perdido un 8,2% de sus efectivos.
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Llaman la atención las ganancias demográficas de los municipios menores de 10.000 habitantes situados en la región metropolitana de Madrid, que en conjunto consiguen aumentar un 10,2% su población inicial durante la última década. El área de influencia de la principal metrópolis española consigue difuminar crecimientos demográficos casi generalizados en un radio que supera los 100 km de distancia. Como ya se ha mencionado, sería una entelequia referirse a lo rural para conceptualizar estas dinámicas de urbanización extendida. Son igualmente importantes las ganancias poblacionales para este tipo de municipios en torno al arco mediterráneo catalán y la región metropolitana de Barcelona, aunque en este caso el aumento ha sido del 5,4%. Aquellos integrados en las áreas urbanas funcionales de Illes Balears y Canarias han crecido un 5,1%. Una cifra similar aparece en la franja litoral de Andalucía y en torno a sus principales áreas metropolitanas (Sevilla y el eje que la conecta con Huelva, Málaga, Granada y Almería) donde los crecimientos han sido del 4,9%. Ligeramente más bajos han sido las ganancias de este tipo de municipios en el arco mediterráneo levantino (Valencia, Alicante y Murcia), donde la tasa de crecimiento durante la última década ha sido del 3,6%. Por último, también aparecen crecimientos considerables, aunque circunscritos a dinámicas de suburbanización de relativa proximidad en torno a una buena parte de las grandes ciudades del norte y del interior peninsular (Guadalajara, Cuenca, Ciudad Real, Jaén, Toledo, Talavera de la Reina, Segovia, Salamanca, Valladolid, Palencia, Burgos, Vitoria-Gasteiz, Bilbao, Donostia/San Sebastián, Pamplona/Iruña,  Logroño, Zaragoza, Huesca, Lleida,  Santander, León, Lugo, Ourense, Vigo-Pontevedra,  Santiago de Compostela, A Coruña, etc.). En muchas ocasiones, las ciudades centrales de estas áreas urbanas funcionales están perdiendo población, pero los municipios aledaños, antes rurales, experimentan ganancias poblacionales.
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En el lado opuesto, se observa una situación especialmente delicada en los pequeños municipios de la mitad norte del interior peninsular y de las comunidades autónomas del Principado de Asturias y Galicia (con la excepción de algunos municipios del eje atlántico que articulan las ciudades de Vigo, Santiago de Compostela y A Coruña). En la mitad sur del interior peninsular las pérdidas poblacionales son aún más contenidas, aunque ello solo se debe a una estructura poblacional menos envejecida. Sin embargo, la emigración también sistemática de sus cohortes más jóvenes evidencia que en las próximas décadas sufrirán pérdidas demográficas similares. En este sentido, conviene relativizar algunos de los municipios del sur que parecen perder una gran proporción de sus efectivos demográficos, como son los casos de Talayuela en la provincia de Cáceres; Jimena de la Frontera en Cádiz; Fuente Palmera y Santaella en Córdoba; Arenas del Rey, Iznalloz y Pinos Puente en Granada; o Calañas en Huelva. En realidad, se trata de un efecto inducido por la creación de nuevos municipios por segregación, que anteriormente formaban parte de ellos.
  
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Las intensas transformaciones que ha registrado España en los últimos decenios introducen profundas mudanzas en el hábitat rural. De hecho, existe un amplio consenso al considerar que el hábitat tradicional, definido desde la Edad Media y afirmado, propiamente, hasta mediados del siglo XX, ya no se conserva más que en áreas remotas. El mismo ha sido sustituido por nuevas formas de asentamiento condicionadas por el proceso de urbanización, la mejora en las redes de caminos y carreteras, y la implantación de empresas en espacios cada vez más amplios.
 
 
 
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En un intento por sistematizar estos cambios en el hábitat rural, es posible identificar hasta cuatro factores que inciden en los mismos. El primero respondería a una causa endógena, esto es, asociada a distintos procesos de modernización de la actividad agraria. Así, la agricultura intensiva existente en importantes regiones del Mediterráneo español necesita de nuevas instalaciones para gestionarla, almacenar los productos y los insumos agrarios, e implantar máquinas que han permitido una acusada tecnificación del trabajo agrícola (ver imagen ''[[:Archivo:Nucleo de Vicar.jpg|Agricultura intensiva bajo plástico]]…''). Algo similar sucede en comarcas ganaderas del norte y oeste peninsular donde se levantan nuevos establos, granjas, almacenes de aperos o residencias más modernas para controlar la explotación. En todos estos casos, tiene lugar una profunda transformación de la trama parcelaria que se regulariza y ve ampliar el tamaño medio de sus unidades.
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En segundo término, la mejora y multiplicación de las vías que atraviesan el espacio rural se acompaña de procesos de dispersión secundaria del hábitat. Las carreteras y travesías principales registran un proceso generalizado de edificación en sus márgenes y las instalaciones industriales (ver imagen ''[[:Archivo:Nucleo de Alovera.jpg|Polígonos industriales]]'' en el corredor del Henares) que se extiende a todo el país. Las nuevas viviendas construidas en el campo buscan la accesibilidad, por lo que también las proximidades de la red viaria se densifican en mayor medida que el conjunto.
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|?Tiene más información=Descarga completa
El tercer proceso que introduce transformaciones de los asentamientos rurales se relaciona con la irrupción de ejemplos de hábitat urbano en pequeños municipios. Se trata de la proliferación de urbanizaciones de chalets, adosados y pareados tanto en la segunda y tercera coronas urbanas, cada vez más lejos de la ciudad central (ver imagen ''[[:Archivo:Nucleo de Magan.jpg|Desarrollo residencial metropolitano. Núcleo de Magán]]''), como en áreas turísticas emergentes del litoral, la montaña o comarcas de valor paisajístico (como se puede observar en la imagen sobre [[:Archivo:Nucleo de Calahonda.jpg|turismo residencial en Calahonda]], Málaga). Estas tipologías edificatorias también pueden aparecer sin una razón exógena que las justifique, por actuaciones de urbanización de contratistas o promotores locales en núcleos modestos, generalmente cabecera de un municipio.
 
 
 
Por último, las áreas rurales acogen de forma creciente pequeños polígonos industriales, parques empresariales o zonas de actividad que modifican la fisonomía de pueblos y aldeas, y son fácilmente observables recurriendo a la fotografía aérea (ver imagen ''[[:Archivo:Nucleo de Castellar.jpg|Espacio rururbano en Castellar-l’Oliveral]]''). De un modo semejante a las urbanizaciones, la red viaria y los cambios agrarios, se asiste a una regularización de las formas del espacio rural, con un avance de los perímetros basados en formas geométricas puras, de la zonificación de usos, que contrasta con unos perfiles más irregulares del hábitat tradicional.
 
 
 
En la tabla ''Población que ha cambiado de residencia'' se observa que el proceso de urbanización continúa hasta la actualidad, con transferencia de habitantes rurales a la ciudad y sus periferias. Además, con una concentración de la población extranjera fuera del campo.
 
 
 
{{ANEAutoria|Autores= Rubén Camilo Lois González}}
 
 
 
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[[Archivo:Espana Poblacion-rural 2015 mapa 14938 spa.jpg|left|thumb|Mapa de población rural. 2015. España. [http://centrodedescargas.cnig.es/CentroDescargas/busquedaRedirigida.do?ruta=PUBLICACION_CNIG_DATOS_VARIOS/aneTematico/Espana_Poblacion-rural_2015_mapa_14938_spa.pdf PDF]. [http://centrodedescargas.cnig.es/CentroDescargas/busquedaRedirigida.do?ruta=PUBLICACION_CNIG_DATOS_VARIOS/aneTematico/Espana_Poblacion-rural_2015_mapa_14938_spa.zip Datos]]]
 
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[[Archivo:Espana Poblacion-en-diseminado 2015 mapa 14928 spa.jpg|left|thumb|Mapa de población en diseminado. 2015. España. [http://centrodedescargas.cnig.es/CentroDescargas/busquedaRedirigida.do?ruta=PUBLICACION_CNIG_DATOS_VARIOS/aneTematico/Espana_Poblacion-en-diseminado_2015_mapa_14928_spa.pdf PDF]. [http://centrodedescargas.cnig.es/CentroDescargas/busquedaRedirigida.do?ruta=PUBLICACION_CNIG_DATOS_VARIOS/aneTematico/Espana_Poblacion-en-diseminado_2015_mapa_14928_spa.zip Datos]]]
 
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[[Archivo:Espana Entidades-de-poblacion 2015 mapa 14929 spa.jpg|left|thumb|Mapa de entidades de población. 2015. España. [http://centrodedescargas.cnig.es/CentroDescargas/busquedaRedirigida.do?ruta=PUBLICACION_CNIG_DATOS_VARIOS/aneTematico/Espana_Entidades-de-poblacion_2015_mapa_14929_spa.pdf PDF]. [http://centrodedescargas.cnig.es/CentroDescargas/busquedaRedirigida.do?ruta=PUBLICACION_CNIG_DATOS_VARIOS/aneTematico/Espana_Entidades-de-poblacion_2015_mapa_14929_spa.zip Datos]]]
 
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Todos los mapas elaborados sobre el hábitat rural repiten un mensaje común: en Galicia y Asturias abundan las pequeñas entidades de población, mayoritarias, frente a los pueblos y aldeas más grandes conforme se avanza al sur, al este y sobre todo en regiones de topografía llana. Esto se constata en el mapa ''[[:Archivo:Espana Poblacion-rural 2015 mapa 14938 spa.jpg|Población rural]]'' de 2015. Se consideran asentamientos rurales aquellos que contabilizan menos de 10.000 habitantes, algo dudoso para algunos casos con cabeceras comarcales como Redondela, Noia, Ribadeo, Luarca o Ribadesella. En cualquier caso, el porcentaje sobre la población total provincial se sitúa por encima del 40% en Galicia y en provincias de las dos Castillas con ciudades capital de pequeño tamaño (Zamora, Segovia, Ávila, Soria, Cuenca, Toledo), mientras que su representatividad no llega al 20% en las urbanizadas provincias de Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Málaga o Bizkaia, entre otras.
 
 
Este mapa se completa con un segundo que cartografía la población en diseminado, entendiendo por diseminado las aldeas con pocas casas, y que constata el predominio de este tipo de asentamiento, de nuevo, en Galicia, aunque también en numerosos territorios mediterráneos, donde la urbanización generalizada y con escaso control, y un relieve movido, justifican porcentajes entre el seis y el nueve por ciento (Illes Balears, Murcia, Almería, Castellón). Por último, se presentan las entidades singulares de población por municipio donde destacan cifras superiores a 40 en Galicia y Asturias, un poco menores en Murcia, y registros inferiores a 2,6 entidades por municipio en Extremadura, buena parte de ambas Castillas, La Rioja, Zaragoza y Teruel, Sevilla y Málaga, Valencia y Alicante, reflejando la España del hábitat concentrado.
 
 
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[[Archivo:Espana Densidad-de-asentamientos 2015 mapa 14925 spa.jpg|left|thumb|Mapa de densidad de asentamientos. 2015. España. [http://centrodedescargas.cnig.es/CentroDescargas/busquedaRedirigida.do?ruta=PUBLICACION_CNIG_DATOS_VARIOS/aneTematico/Espana_Densidad-de-asentamientos_2015_mapa_14925_spa.pdf PDF]. [http://centrodedescargas.cnig.es/CentroDescargas/busquedaRedirigida.do?ruta=PUBLICACION_CNIG_DATOS_VARIOS/aneTematico/Espana_Densidad-de-asentamientos_2015_mapa_14925_spa.zip Datos]]]
 
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[[Archivo:Espana Poblacion-en-diseminado-por-municipio 2015 mapa 15160 spa.jpg|left|thumb|Mapa de población en diseminado por municipio. 2015. España. [http://centrodedescargas.cnig.es/CentroDescargas/busquedaRedirigida.do?ruta=PUBLICACION_CNIG_DATOS_VARIOS/aneTematico/Espana_Poblacion-en-diseminado-por-municipio_2015_mapa_15160_spa.pdf PDF]. [http://centrodedescargas.cnig.es/CentroDescargas/busquedaRedirigida.do?ruta=PUBLICACION_CNIG_DATOS_VARIOS/aneTematico/Espana_Poblacion-en-diseminado-por-municipio_2015_mapa_15160_spa.zip Datos]]]
 
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<li style="display: inline-block; vertical-align:top">
 
[[Archivo:Espana Poblacion-en-asentamientos-rurales 2015 mapa 14924 spa.jpg|left|thumb|Mapa de población en asentamientos rurales. 2015. España. [http://centrodedescargas.cnig.es/CentroDescargas/busquedaRedirigida.do?ruta=PUBLICACION_CNIG_DATOS_VARIOS/aneTematico/Espana_Poblacion-en-asentamientos-rurales_2015_mapa_14924_spa.pdf PDF]. [http://centrodedescargas.cnig.es/CentroDescargas/busquedaRedirigida.do?ruta=PUBLICACION_CNIG_DATOS_VARIOS/aneTematico/Espana_Poblacion-en-asentamientos-rurales_2015_mapa_14924_spa.zip Datos]]]
 
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</ul></div>
 
 
En el mapa ''[[:Archivo:Espana Densidad-de-asentamientos 2015 mapa 14925 spa.jpg|Densidad de asentamientos]]'', en el que se representan las entidades de población cada 10 km<sup>2</sup>, señalar que los máximos se concentran en el norte de Galicia, las rías Baixas, Gijón-Avilés y el centro de Asturias. Los valores elevados no suelen sobrepasar la España atlántica, aunque en Cataluña, los litorales de Valencia, Alicante y Murcia, los entornos de Madrid y amplias áreas de la Salamanca rural predominan los registros situados entre 10 y 20 entidades singulares cada 10 km<sup>2</sup>. En el mapa ''[[:Archivo:Espana Poblacion-en-diseminado-por-municipio 2015 mapa 15160 spa.jpg|Población en diseminado por municipio]]'' se representa la población en diseminado respecto a la total y aquí la conclusión más importante se refiere a los contrastes periferias-interior del país, aunque no necesariamente la línea costera. Dejando al margen casi toda Galicia, los valores superan el 10% en sectores significativos de las regiones cantábricas, Cataluña septentrional, una franja que va desde el oeste de Castellón hasta Murcia y Almería e importantes áreas de Málaga y Cádiz. Se trata de espacios montañosos, donde se han registrado procesos de construcción recientes, vinculados a la pujanza turística de amplios territorios del litoral y su traspaís.
 
 
El mapa ''[[:Archivo:Espana Poblacion-en-asentamientos-rurales 2015 mapa 14924 spa.jpg|Población en asentamientos rurales]]'' presenta la población municipal española en 2015 que vive en núcleos de menos de 10.000 habitantes, aunque el conjunto del municipio pudiera superar los 10.000 habitantes. La conclusión más relevante que se extrae de este mapa se refiere al elevado número de municipios de menos de 2.000 habitantes en el interior peninsular y al importante peso de la población en diseminado, incluso en municipios de más de 10.000 habitantes, en la periferia y aureola de las grandes metrópolis.
 
 
{{ANEAutoria|Autores= Rubén Camilo Lois González}}
 
  
 
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Revisión actual del 09:36 12 abr 2024



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España en mapas. Una síntesis geográfica

Compendios del Atlas Nacional de España. Actualizado


Estructura temática > Población, poblamiento y sociedad > Asentamientos humanos > Hábitat rural

El término hábitat hace referencia al asentamiento de la población en el territorio, teniendo en cuenta sus variables naturales. Así, el hábitat rural se refiere a las aldeas, los lugares, los pueblos o los barrios existentes en España, en municipios que no alcanzan un efectivo superior a 10.000 habitantes. Estos asentamientos tienen un origen histórico, que puede remontarse a la romanización o al período medieval, y su distribución está condicionada por factores de tipo topográfico (presencia de terrenos llanos o en pendiente), la abundancia o escasez de agua, la cobertura vegetal disponible, y las técnicas constructivas existentes en cada momento. En la actualidad, se podría replantear esta definición de hábitat rural al considerar otros factores en su delimitación y no solo el tamaño del asentamiento. Así, en áreas tradicionalmente consideradas rurales por el tamaño de los asentamientos, en la actualidad, se han extendido modos, estilos de vida y procesos urbanos y metropolitanos. Siguiendo con la definición clásica, se pueden distinguir tres categorías o tipos de hábitats rurales: concentrado, diseminado y mixto o intercalar. Por lo general, el hábitat rural es concentrado cuando la población se agrupa en aldeas grandes; disperso, en los casos donde los lugares son minúsculos, de dos a diez casas. También se utiliza la expresión hábitat diseminado, para referirse a un asentamiento de la población en entidades de una sola casa en el campo, característico del País Vasco y otras áreas del Cantábrico, que reciben el nombre de caserío o el más genérico de lugar. Entre las tipologías del hábitat concentrado y disperso, se puede encontrar el mixto o intercalar, donde al agrupamiento histórico de la población rural en aldeas, se le une una dispersión o diseminación reciente, de nuevas casas localizadas en las proximidades de una vía de comunicación, cerca de un paraje atractivo o en una finca amplia, que al generalizarse rompen con la tendencia a la agrupación del hábitat en núcleos mayores. Se trata de procesos de dispersión de la urbanización facilitado por los estilos de vida vinculados a elevadas tasas de movilidad motorizada. Resulta habitual que en el estudio del hábitat se definan elementos significativos que explican el asentamiento de una población determinada en el ámbito rural. Así, junto con las casas que sirven de residencia habitual, las que se ocupan solo en épocas de vacaciones y las que están abandonadas, aparecen un conjunto de construcciones complementarias menores, normalmente relacionadas con las tareas agrícolas, como establos, cuadras, pequeños cobertizos y los edificios simbólicos del lugar (como la iglesia, a veces escuelas o locales asociativos, etc.). Pero para comprender el hábitat rural es necesario también interpretar la organización interna del espacio agrario, donde las huertas y tierras de cultivo suelen buscar la proximidad a las viviendas, en tanto que los prados y pastos, que necesitan de un suministro continuo del agua, y el monte se encuentran habitualmente más alejados, en los confines de la aldea o del límite simbólico del caserío. Un último elemento asociado al hábitat rural son las vías de comunicación, desde las carreteras hasta los senderos casi inapreciables, pasando por pistas, caminos y vías de todo tipo, tanto asfaltadas como cubiertas de tierra. La red viaria condiciona la disposición actual del hábitat y, a su vez, la localización de los núcleos de población determina la forma que adoptan las redes de abastecimiento de electricidad, telefónicas y de agua o alcantarillado centralizadas, cuando éstas existen.


Transformación del hábitat rural tradicional

Las intensas transformaciones que ha registrado España en los últimos decenios introducen profundos cambios en la configuración y características del hábitat rural. De hecho, existe un amplio consenso que considera que el hábitat tradicional, definido desde la Edad Media y afirmado, propiamente, hasta mediados del siglo XX, ya no se conserva más que en áreas remotas. Ha sido sustituido por nuevas formas de asentamiento condicionadas por el proceso de urbanización, el desarrollo de las redes de infraestructuras, la implantación de nuevas actividades económicas en espacios cada vez más amplios y la aparición de nuevos usos vinculados a procesos de urbanización global como la logística, las infraestructuras energéticas e incluso la agroindustria. En un intento por sistematizar estos cambios en el hábitat rural, es posible identificar diferentes procesos que han favorecido estas transformaciones:

  1. Industrialización y globalización de la actividad agropecuaria. Se trata de un proceso que se podría considerar de deslocalización de la actividad agraria y ganadera tradicional favoreciendo la implementación en el territorio de instalaciones vinculadas a la exportación de los productos hacia mercados internacionales o de larga distancia, en detrimento de la producción local y de las pequeñas y medianas explotaciones. Así, el desarrollo de la agricultura intensiva, y en general todas las actividades relacionadas con la agroindustria, implantadas en importantes regiones del Mediterráneo español necesita elevados consumos de suelo y energía para el establecimiento de sus instalaciones, almacenar los productos, los insumos agrarios y la maquinaría que han permitido una acusada tecnificación del trabajo agrícola. Un caso paradigmático es el de la llamada agricultura bajo plástico (invernaderos) desarrollada en amplias zonas del sur y sudeste peninsular (imagen 8). Algo similar sucede con las grandes explotaciones ganaderas intensivas de gran tamaño, popularmente conocidas como macrogranjas que, al igual que en el caso anterior, producen profundas transformaciones de la trama parcelaria, que se regulariza y ve ampliar el tamaño medio de sus unidades junto con la necesidad de concentrar y ampliar infraestructuras complementarias al servicio de estas nuevas instalaciones con un importante impacto ambiental (imagen 6). Este proceso va acompañado de otras transformaciones económicas y físico-espaciales en los núcleos originales con la aparición, en muchos casos, de espacios segregados para el alojamiento de los trabajadores que implican además impactos socioespaciales de importante calado.
  2. Multiplicación de las infraestructuras de comunicación que atraviesan el espacio rural vinculadas a procesos de dispersión urbana y suburbanización. Las carreteras y travesías principales registran un proceso generalizado de edificación en sus márgenes y los nuevos desarrollos urbanísticos se apoyan en ellas para constituir un mosaico de redes de comunicación de las que penden piezas encapsuladas. Frente a criterios clásicos de crecimiento basados en la contigüidad de los tejidos y las extensiones de los núcleos urbanos, se desarrollan crecimientos vinculados a su conexión a las redes de infraestructuras de comunicación. Ejemplo de este proceso serían la proliferación de grandes piezas de suelo industrial relacionadas con la actividad logística apoyadas en importantes infraestructuras de comunicación por carretera (imagen 3); o los nuevos desarrollos urbanísticos, sean residenciales o de uso terciario, incluso declarados de interés regional, que han proliferado por el territorio con mayor o menor éxito desde el punto de vista inmobiliario (imagen 2).
  3. Aparición de nuevas actividades en el territorio como espacios servidores de las grandes áreas urbanas, vinculadas fundamentalmente a la generación de energía. Un ejemplo destacable sería la proliferación, en los últimos años, de grandes proyectos (macroproyectos) de implantación de parques eólicos y huertos solares. Estas instalaciones generan un nuevo paisaje y una nueva configuración del territorio con tanto o más impacto que los procesos de urbanización al uso (imagen 1).
  4. Junto a estos procesos, coexisten modelos más tradicionales en proceso de decadencia y abandono de la población y la actividad agropecuaria más tradicional (imagen 5), con procesos de mantenimiento y cierta recuperación de formas de vida rural adaptadas a los nuevos marcos de referencia relacionados con la sostenibilidad del territorio y la recuperación de los mercados locales y de proximidad (imagen 4 y 7).


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Texto: XXX. Véase la lista de participantes


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Expansión de los asentamientos rurales

Los procesos de transformación del suelo en España han sido muy intensos durante las tres últimas décadas. Partiendo de los datos del proyecto europeo Corine Land Cover (CLC), se desprende que entre 1990 y 2018 los suelos artificializados se han duplicado hasta llegar a representar el 2,2% de la superficie del país. Llama la atención, sin embargo, que en términos relativos sean los territorios del medio rural aislado donde más suelo se ha artificializado (ver mapas Usos del suelo 1990 y 2018). Profundizando en el análisis de estos datos, se constata que la mayor parte de este incremento se ha producido al cartografiar núcleos de población preexistentes que en las primeras ediciones de CLC no habían sido considerados. Como apuntan varias investigaciones, los cambios metodológicos en la producción de CLC, especialmente en las ediciones de 2012 y 2018, invitan a tomar con precaución el análisis de sus resultados en perspectiva diacrónica (García Álvarez y Camacho Olmedo, 2023). Si bien es una constatación que los procesos urbanísticos detectados en torno a los espacios más dinámicos han duplicado el suelo artificializado, afectando a una parte importante del espacio otrora rural circundante, (como en la región metropolitana de Madrid, las diferentes franjas del arco mediterráneo, los territorios insulares y las grandes áreas urbanas del norte y del interior peninsular) es difícil que esto haya ocurrido también en el medio rural más aislado. Otras investigaciones (Uhl et al., 2023), utilizando el Catastro como fuente primaria de sus datos, refuerzan la conclusión de que en los espacios de transformación más dinámicos se ha duplicado el suelo artificializado desde 1990. Los territorios que han sufrido más intensamente estas transformaciones han sido la Comunidad de Madrid; las áreas litorales de Andalucía, Región de Murcia y Comunitat Valenciana; Illes Balears; el litoral de Cataluña y el archipiélago canario. En este último, la isla de Gran Canaria experimentó cambios en el uso del suelo que afectaron al 19% de su territorio entre 1990 y 2018 (ver mapa Variación de los usos del suelo en la isla de Gran Canaria). El avance de la artificialización (7.545 ha) es fruto del desarrollo urbanístico en el área metropolitana de Las Palmas de Gran Canaria y el crecimiento del sector turístico, especialmente en el sur. Sin embargo, casi la mitad de los cambios responden a ganancias de zonas forestales y espacios abiertos, que se dan en las zonas de cumbre y medianías, en detrimento de los espacios agrícolas. En el resto del país, más allá de las mayores concentraciones urbanas del norte y el interior peninsular (que también han experimentado considerables fenómenos de expansión suburbana), las dinámicas de transformación urbanística han sido más comedidas, aunque con todo se evidencia que el suelo artificializado en el medio rural es un 40% mayor que hace tres décadas. En cualquier caso, esta notable artificialización del medio rural, incluso en las áreas más alejadas de las concentraciones urbanas, no ha ido de la mano de su recuperación demográfica más allá de las áreas de influencia suburbanas y metropolitanas. En estas zonas, aunque se conservan ciertas características morfotipológicas propias de la ruralidad, los tejidos residenciales dependen hoy de la movilidad pendular cotidiana hacia las centralidades urbanas. En las áreas más alejadas, la artificialización está intrínsecamente vinculada con la producción de segundas residencias y da cuenta de la dependencia que tuvieron estos territorios rurales del sector de la construcción durante el periodo más intenso de la burbuja inmobiliaria (Gómez Giménez, 2022). En este sentido, la comparativa de los datos que aporta el Nomenclátor de Población en 1991 y 2022 viene a corroborar lo dicho hasta ahora (ver mapas sobre Entidades de población de menos de 10.000 habitantes). Anteriormente el Nomenclátor era un subproducto de los censos, pero a partir del nuevo sistema de gestión continua del padrón municipal está disponible anualmente. Esta fuente de datos recoge la población de todas las unidades poblacionales de España, diferenciando entre ellas a entidades singulares y colectivas, núcleos de población y diseminado. Se entiende como entidad singular de población a cualquier área habitable de un término municipal, habitada o excepcionalmente deshabitada, claramente diferenciada dentro del mismo, y que es conocida por una denominación específica que la identifica sin posibilidad de confusión. Las entidades colectivas son agrupaciones de las anteriores que pueden tener diferentes denominaciones dependiendo de la tradición histórica a la que pertenezcan (parroquia, concejo, diputación, anteiglesia, etc.), por lo que solo existen en algunas regiones. Además, el Nomenclátor define la forma en que habita la población en esas entidades, puede ser en núcleos de población o en diseminado. Un núcleo de población es un conjunto de al menos diez edificaciones conformando una trama urbana cohesionada por calles y plazas, incluidas aquellas otras edificaciones aisladas distantes menos de 200 m de los límites exteriores del mencionado conjunto. Excepcionalmente, el número de edificaciones podrá ser inferior a diez si su población supera los 50 habitantes. Por el contrario, se refiere a diseminado cuando no se cumplen estas condiciones, es decir, se trata de edificaciones o viviendas de una entidad de población que no pueden ser incluidas en el concepto de núcleo. Por lo tanto, las entidades pueden constar de hábitat agrupado en un núcleo y de hábitat diseminado, disperso. E incluso de más de un núcleo o de ninguno, alojando solo población en diseminado. En 2022 fueron registradas en España 61.963 entidades singulares de población, de las cuales 3.671 estaban despobladas. En cuanto a su distribución territorial, más del 70% se concentran en tres comunidades autónomas: Galicia, Principado de Asturias y Castilla y León, si bien Galicia destaca sobre el resto al acoger un total de 30.432 (que suponen la mitad del total), mientras que el Principado de Asturias y Castilla y León acogen 6.177 y 6.900 respectivamente. La Rioja, Illes Balears y Extremadura son las comunidades autónomas que menor número de entidades singulares registran, con 259, 318 y 622 respectivamente. Un total de 78.402 unidades poblacionales configuran los núcleos y el diseminado. Los primeros, con 37.426 unidades representan el 47,7% del conjunto, al tiempo que el diseminado con 40.976 unidades supone el 52,3% aunque solo aloja al 3,4% de la población española. Galicia, que representa tan solo el 5,9% del territorio nacional, es la comunidad autónoma en la que el diseminado alcanza mayor representatividad, al suponer el 66,6% y acoger al 13,7% de su población. Esta realidad responde no solo a factores físicos como el relieve accidentado, la cobertura vegetal de bosque templado caducifolio y la disponibilidad hídrica propias de las fachadas peninsulares atlántica y cantábrica (dando lugar a un modelo de poblamiento disperso muy similar al que caracteriza otras regiones europeas de clima oceánico), sino también a su secular aislamiento y a un modo de vida campesino que tiene sus raíces en los diferentes modelos de poblamiento que se reprodujeron durante la Edad Media y que también es causante, entre otras cosas, de la gran fragmentación municipal de Castilla y León o del régimen latifundista que ha caracterizado tradicionalmente a gran parte de la mitad sur peninsular. Los cambios que se han producido en el Nomenclátor durante la última década también nos aportan algunas conclusiones que merece la pena reseñar. Entre 2011 y 2022, se han despoblado 682 entidades locales, la gran mayoría en Galicia y Castilla y León. Además, la población que acogen las entidades locales menores de 1.000 habitantes ha pasado del 10% al 9,2%. En cuanto a la población que habita en unidades poblacionales diseminadas, la evolución ha sido desigual. Aumenta ligeramente en Illes Balears, Ceuta, Extremadura y Comunitat Valenciana. Disminuye especialmente en Galicia, Principado de Asturias y Comunidad Foral de Navarra. El patrón de estos cambios, más que autonómico, debería buscarse en la reconfiguración del sistema interurbano español. Las entidades singulares menores de 1.000 habitantes solo ganan población cuando se encuentran situadas en las áreas suburbanas y metropolitanas de las mayores concentraciones urbanas, en las zonas litorales del arco mediterráneo o los territorios insulares de Baleares y Canarias. Lo mismo ocurre con las entidades singulares de entre 5.000 y 10.000 habitantes, si están aisladas con respecto al resto del sistema interurbano, se enfrentan a la misma pérdida demográfica que las unidades de menor tamaño. En concreto, las entidades de este tamaño localizadas fuera de la influencia de las áreas urbanas funcionales han perdido el 9% de su población durante la última década. No se trata, por lo tanto, de la desaparición de unidades poblacionales de exigua entidad, sino de un reto que afecta especialmente a los principales centros de prestación de servicios públicos en los territorios rurales más aislados. Este patrón de transformaciones en los municipios de menos de 10.000 habitantes se puede observar perfectamente en el mapa Variación de la población en asentamientos rurales 2011-2021. En conjunto, este rango de municipios ha pasado de acoger al 21% de la población española en 2011 al 20,3% en 2021, con lo que ha perdido un 2,2% de su base demográfica inicial. Sin embargo, esta pérdida poblacional no se ha repartido de manera homogénea. Los municipios integrados en las áreas urbanas funcionales han ganado un 2,4% de población mientras que aquellos situados en los territorios rurales aislados del sistema interurbano han perdido un 8,2% de sus efectivos. Llaman la atención las ganancias demográficas de los municipios menores de 10.000 habitantes situados en la región metropolitana de Madrid, que en conjunto consiguen aumentar un 10,2% su población inicial durante la última década. El área de influencia de la principal metrópolis española consigue difuminar crecimientos demográficos casi generalizados en un radio que supera los 100 km de distancia. Como ya se ha mencionado, sería una entelequia referirse a lo rural para conceptualizar estas dinámicas de urbanización extendida. Son igualmente importantes las ganancias poblacionales para este tipo de municipios en torno al arco mediterráneo catalán y la región metropolitana de Barcelona, aunque en este caso el aumento ha sido del 5,4%. Aquellos integrados en las áreas urbanas funcionales de Illes Balears y Canarias han crecido un 5,1%. Una cifra similar aparece en la franja litoral de Andalucía y en torno a sus principales áreas metropolitanas (Sevilla y el eje que la conecta con Huelva, Málaga, Granada y Almería) donde los crecimientos han sido del 4,9%. Ligeramente más bajos han sido las ganancias de este tipo de municipios en el arco mediterráneo levantino (Valencia, Alicante y Murcia), donde la tasa de crecimiento durante la última década ha sido del 3,6%. Por último, también aparecen crecimientos considerables, aunque circunscritos a dinámicas de suburbanización de relativa proximidad en torno a una buena parte de las grandes ciudades del norte y del interior peninsular (Guadalajara, Cuenca, Ciudad Real, Jaén, Toledo, Talavera de la Reina, Segovia, Salamanca, Valladolid, Palencia, Burgos, Vitoria-Gasteiz, Bilbao, Donostia/San Sebastián, Pamplona/Iruña, Logroño, Zaragoza, Huesca, Lleida, Santander, León, Lugo, Ourense, Vigo-Pontevedra, Santiago de Compostela, A Coruña, etc.). En muchas ocasiones, las ciudades centrales de estas áreas urbanas funcionales están perdiendo población, pero los municipios aledaños, antes rurales, experimentan ganancias poblacionales. En el lado opuesto, se observa una situación especialmente delicada en los pequeños municipios de la mitad norte del interior peninsular y de las comunidades autónomas del Principado de Asturias y Galicia (con la excepción de algunos municipios del eje atlántico que articulan las ciudades de Vigo, Santiago de Compostela y A Coruña). En la mitad sur del interior peninsular las pérdidas poblacionales son aún más contenidas, aunque ello solo se debe a una estructura poblacional menos envejecida. Sin embargo, la emigración también sistemática de sus cohortes más jóvenes evidencia que en las próximas décadas sufrirán pérdidas demográficas similares. En este sentido, conviene relativizar algunos de los municipios del sur que parecen perder una gran proporción de sus efectivos demográficos, como son los casos de Talayuela en la provincia de Cáceres; Jimena de la Frontera en Cádiz; Fuente Palmera y Santaella en Córdoba; Arenas del Rey, Iznalloz y Pinos Puente en Granada; o Calañas en Huelva. En realidad, se trata de un efecto inducido por la creación de nuevos municipios por segregación, que anteriormente formaban parte de ellos.


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