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La pandemia COVID-19 en España. Primera ola: de los primeros casos a finales de junio de 2020

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Estructura temática > La pandemia COVID-19 en España > Comportamientos espaciales diferenciados > Málaga

Los mapas de riesgo de afección por COVID-19 en la ciudad de Málaga durante la fase ascendente de la primera oleada (marzo de 2020) se han elaborado a partir de una fuente de máximo detalle espacial y temporal (datos de domicilio de los afectados actualizados en tiempo real). La precisión del dato ha permitido analizar, durante meses de observación, el patrón espacio-temporal del contagio en un entorno urbano. Según se deduce del análisis puede afirmarse que el contagio por COVID-19 no presenta un patrón espacial de distribución aleatoria, sino agrupado en racimos o aglomerados de casos interrelacionados por su proximidad. Estos aglomerados de casos conforman lo que denominamos focos de contagio vecinal.

Mapa: Focos de contagio por COVID-19. Ciudad de Málaga. 2020. Málaga. PDF. Datos.
Mapa: Peligrosidad de los focos de contagio. Afectados por COVID-19. Ciudad de Málaga. 2020. Málaga. PDF. Datos.
Mapa: Peligrosidad de los focos de contagio. Porcentaje afectados por COVID-19. Málaga. 2020. Málaga. PDF. Datos.
Mapa: Densidad de población y focos de contagio por COVID-19. Ciudad de Málaga. 2020. Málaga. PDF. Datos.
Mapa: Vulnerabilidad frente al contagio por COVID-19. Ciudad de Málaga. 2020. Málaga. PDF. Datos.
Mapa: Riesgo de contagio por COVID-19. Ciudad de Málaga. 2020. Málaga. PDF. Datos.

Un foco de contagio vecinal es el área correspondiente a un agregado de afectados de, al menos, cinco casos separados por menos de 200 m de distancia entre ellos. El foco de contagio constituye la unidad básica de transmisión del contagio en el ámbito urbano. Cuando se produce una concentración simultánea de afectados en una zona y momento concreto, se genera, a continuación, una proliferación de contagios en su ámbito inmediato. El origen del contagio en un foco vecinal puede provenir de eventos sociales o de trabajo externos al foco, pero una vez la persona se infecta y retorna al domicilio, genera en el entorno de residencia una red de contagio secundaria o derivada del contagio original.

El riesgo de contagio en cada uno de los focos se ha evaluado a partir de la ecuación general del riesgo, esto es, aunando los valores de peligrosidad de los focos con los de la vulnerabilidad de la población residente y expuesta en el mismo. Para establecer una gradación en la peligrosidad de cada foco se ha utilizado como indicador el número de afectados presentes en el foco, así como el porcentaje de afectados respecto al total de población residente. La vulnerabilidad de la población de cada foco se ha estimado a partir de los datos del volumen de población expuesta al contagio, estructura por edad de los vecinos del foco y nivel de hacinamiento (relación entre la extensión de la vivienda y número de miembros del hogar).

La cartografía de focos de contagio vecinal, y su nivel de riesgo, constituye un instrumento de apoyo a decisiones de extraordinario valor. Si se habita en un foco de contagio activo, la probabilidad de ser contagiado durante el periodo inmediato es superior al de contagiarse si se vive en cualquier otro punto de la ciudad. Este hecho abre una vía predictiva directa para frenar el contagio, ya que permite centrar e intensificar las medidas de cribado, información, alerta y vigilancia en espacios concretos de la ciudad, y atacar así la cadena de contagio en su raíz.

Como puede apreciarse en el conjunto de los mapas, la distribución espacial de los afectados por COVID-19 en esta primera etapa en el caso de estudio no es homogénea, sino que presenta zonas con niveles de concentración de casos muy dispar. En términos generales, el patrón de distribución de focos de contagio vecinal en la ciudad de Málaga se estructura en torno a tres franjas paralelas al litoral (franja sur, franja intermedia y franja norte). En toda la franja litoral de la ciudad predomina la distribución dispersa de afectados, que no llegan a configurar focos, con algunas excepciones puntales (Malagueta, Alameda de Colón, y Echeverría de El Palo). En el mismo sentido, la zona oeste de la ciudad muestra un patrón predominantemente disperso en los barrios situados en la franja costera, al sur de la vía del tren. El patrón con modelo disperso se extiende igualmente de forma predominante en las zonas de la ciudad situadas en la margen derecha del Guadalhorce. Al norte de esta franja inmediata al litoral, se observa una franja intermedia de la ciudad en la que el patrón espacial de contagio deja claramente de ser disperso para manifestarse de forma concentrada. En esta franja central la agregación de los casos en torno a focos aumenta sensiblemente. El patrón de distribución de afectados se dispersa nuevamente al pasar a la franja norte de la ciudad, tanto en el sector central como en el oeste.

El centro histórico de la ciudad presenta un patrón disperso, en el que no se perfila ningún foco. En el sector oeste de la ciudad, los focos ubicados en torno a calle La Unión/Los Tilos y el Camino de San Rafael son los más importantes. Sorprende que todo el sector articulado en torno a la carretera de Cádiz, con zonas de alta densidad de población, presente un patrón de afectados de tipo más bien disperso, sin llegar a generar focos definidos. El sector que sin duda concentra una mayor profusión de focos de contagio es el situado al noroeste de la ciudad, fundamentalmente al norte del eje avenida Carlos de Haya y Martínez Maldonado. Llama la atención los casos de los focos situados al noroeste de Hospital Regional por sus altos valores de densidad de afectados, valor que no se corresponde con la densidad de población de la zona.

A la hora de buscar causas explicativas del patrón de contagio y distribución general de los focos, la hipótesis más inmediata es la que relaciona la mayor concentración de afectados con los valores más altos de densidad de población. Un análisis preliminar del mapa de densidad de población de la ciudad, en el que se muestra también la ubicación de los principales focos, permite observar que las zonas con mayor densidad de afectados coinciden con espacios de alta densidad de población, aunque esta tesis no se sostiene en sentido contrario, es decir, existen amplias zonas de la ciudad con valores de densidad muy bajos que cuentan con un porcentaje de afectados proporcionalmente elevada. De igual modo, son muy comunes las zonas de alta densidad de población que no presentan acumulación de afectados significativa (obsérvense los sectores norte y oeste de la ciudad).

Al analizar los posibles factores explicativos de la distribución de los afectados en el entorno urbano en esta primera oleada, se concluye que, aunque el factor densidad de población se relaciona en parte con la distribución de los afectados, puede intuirse que subyace un modelo explicativo multifactorial más complejo. La singularidad de la actividad o edad de algunos colectivos de población (jóvenes estudiantes, tipo de trabajo, etc.) condicionan en primera instancia la localización y trasmisión del contagio, que se distribuirá según las relaciones de movilidad de la población en el entramado urbano, y los movimientos entre unos focos y otros. Se apuntan también como posibles factores explicativos variables como la tipología edificatoria y sus condiciones ambientales asociadas (hacinamiento, aireación), o la proximidad a puntos de posible intensificación de la transmisión como hospitales o centros sanitarios. En sentido contrario, la proximidad al mar y la mejora de las condiciones ambientales que aporta (menor contaminación, mayor exposición al viento) pueden influir en una menor generación de focos.


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Texto: Matías Mérida Rodríguez, Jesús Miranda Páez, María Jesús Perles Roselló y Juan Francisco Sortino Barrionuevo. Véase la lista de participantes


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