Diferencia entre revisiones de «Discusión:Servicios no turísticos»

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{{ANENavegacionSubcapitulo (monografía COVID-19)|estructura temática=Estructura temática (monografía COVID-19)|seccion=[[La pandemia COVID-19 en España|La pandemia COVID-19 en España]]|capitulo=[[Magnitudes macroeconómicas y sectores productivos|Magnitudes macroeconómicas y sectores productivos]]|subcapitulo=Servicios no turísticos}}
 
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Los servicios no turísticos (comercio, servicios financieros, servicios avanzados y servicios personales) experimentaron durante los primeros meses de la pandemia una pérdida de efectivos, evidenciada en la reducción de afiliados a la Seguridad Social, en particular entre marzo y mayo de 2020 (ver mapa ''Variación mensual de los afiliados a la Seguridad social en servicios no turísticos durante la pandemia''). Durante el estado de alarma, sólo el 26% de las empresas de servicios no turísticos declararon haber seguido funcionando normalmente, sin incidencias destacables, mientras que el 32% señalaron que se vieron obligadas a cerrar. El resto han seguido funcionando aunque con menor grado de actividad (''Encuesta realizada por el INE: Indicadores de confianza empresarial. Módulo de opinión sobre COVID-19''). La reducción de afiliados fue especialmente importante en las comunidades insulares y en otras, en las que el peso del comercio es particularmente importante, como la Comunitat Valenciana, Murcia y Andalucía. Estas últimas se recuperaron ligeramente a partir del verano de 2020, mientras que Illes Balears y Canarias continuaron con el ciclo de contratación previo a la pandemia, pero con cifras muy inferiores. En líneas generales, como indica el Informe del Ministerio de Trabajo y Economía Social sobre el impacto del COVID-19, la recuperación de la actividad en el sector servicios y en la industria está siendo lenta, en particular en el primero.
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La reducción de los afiliados a la Seguridad Social se complementa con la evolución del paro registrado. En cifras absolutas, todas las comunidades han visto incrementado el número de personas desempleadas, destacando las de mayor población, como son Andalucía, Madrid, Cataluña y Comunitat Valenciana como evidencia el mapa ''Evolución de los parados registrados en servicios no turísticos durante la pandemia''. Por otra parte, cabe señalar que en 2020, más de un millón de trabajadores en servicios no turísticos entraron en situación de ERTE (ver ''Evolución mensual de los afiliados en ERTE en servicios no turísticos durante la pandemia''). En abril se detectó el nivel más alto de afiliados en ERTE, mientras que a partir de este mes la vuelta a la normalidad laboral fue progresiva y rápida, quedando algo menos de doscientos mil trabajadores de este sector en ERTE en septiembre del mismo año. Esta evolución ha sido muy similar a la del conjunto de la economía nacional, como se puede apreciar en el porcentaje de trabajadores en ERTE que supone el subsector respecto al total nacional que oscila entre el 28% y el 30%.
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La actividad comercial minorista, con la repentina llegada de la COVID-19 y el proceso de confinamiento, sufrió un gran freno en su desarrollo. Observando el gráfico de ''Evolución de los índices de ventas y ocupación del comercio minorista'' se aprecia que el índice de ventas de los primeros meses de pandemia en España (marzo-abril de 2020) se desploma, con valores que alcanzaron una variación del -32%. Una vez pasados los primeros momentos de cierres, el índice de variación de ventas continuó siendo negativo puesto que a muchos comercios no se les permitió abrir o no les compensó mantenerse abiertos por las restricciones. A medida que los primeros confinamientos pasaron y las restricciones de la pandemia fueron flexibilizándose, los paisajes comerciales dejan la imagen de muchos locales cerrados o que han cambiado su orientación de negocio. Solo el comercio esencial, alimentación, farmacia,… va a resistir con mayores aperturas. Este indicador de la situación comercial, que siempre se mantenía positivo, pasó a valores negativos desde febrero de 2020 y hubo que esperar a mitad del 2021, coincidiendo con el avance de la vacunación, para ver algún mes con variaciones positivas. Consecuencias todavía más negativas se presentaron en la ocupación en esta actividad, donde, de los valores positivos prepandémicos, se pasó a perdidas con una notable caída de la ocupación.
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Las restricciones que ha provocado la pandemia en el comercio ha tenido otras consecuencias, como el mayor uso del comercio de proximidad para los productos esenciales y, sobre todo, un aumento de usuarios de comercio electrónico. Tanto las grandes cadenas comerciales como los establecimientos comerciales más pequeños se han tenido que adaptar para atender sus negocios a través de medios online. Si hasta 2020 las compras por internet iban creciendo en nuestro país a un ritmo lento, los confinamientos provocados por la pandemia han contribuido a su generalización y crecimiento, tal como se refleja en los datos de compradores en 2019, antes de la pandemia y durante 2020 por comunidades autónomas. Aunque durante la etapa más dura de la pandemia el volumen de negocio del comercio electrónico también descendió, sin embargo, pronto remontó, tras las adaptaciones que los comerciantes realizaron y en el cuarto semestre de 2021 se registra ya una cifra muy elevada de volúmenes de negocio de comercio electrónico.
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La crisis económica derivada de la sanitaria afectó, desde los inicios de la pandemia, a las operaciones inmobiliarias y financieras, traduciéndose en una extraordinaria caída de las constituciones de hipotecas entre marzo y julio respecto al mismo período del año anterior; hubo que esperar a los meses de verano para recuperar los valores prepandémicos (Consejo General del Notariado, 2021). A la incertidumbre de los primeros momentos de la crisis sanitaria, se sumó la preocupación de los bancos por posibles impagos de las hipotecas ya constituidas, lo que provocó que el Euribor, aun cotizando en negativo, se mantuviera al alza; esto pudo disuadir, aún más, a los compradores y a retraer al mercado inmobiliario. Pese a este comportamiento inicial, 2020 concluiría con una bajada del Euribor y una recuperación de las nuevas hipotecas, aunque sin alcanzar las cifras de 2019. Junto al descenso de aquéllas, tuvo lugar una reducción de su importe medio, siendo abril el mes con los valores más bajos de 2020 (''Estadística de Hipotecas'', INE, 2021).
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Los servicios avanzados, estratégicos para el posicionamiento competitivo de las empresas y los territorios, se están revelando claves para la superación de las crisis sanitaria y económica. Pese a su carácter decisivo, su mercado de trabajo se resintió en los primeros momentos: los afiliados a la Seguridad Social en prepandemia se redujeron a la mitad en abril, aunque en mayo se inicia su recuperación (Tesorería General de la Seguridad Social, 2021). Dentro de los servicios avanzados, las actividades de investigación, consultoría y programación informática, y procesamiento de datos han experimentado, respectivamente, un crecimiento de sus afiliados del 3,1%, 2,8% y 2,7% en el primer año de pandemia (''Estadísticas de Afiliación Media a la Seguridad Social'', Tesorería General de la Seguridad Social, 2021). La urgencia de la investigación médica y farmacéutica, y la necesidad de las empresas para adaptarse a un nuevo contexto –definido por el teletrabajo, la prestación electrónica de servicios y las mayores exigencias en seguridad informática– pueden explicar esta positiva evolución.
  
  

Revisión del 13:04 3 nov 2021


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La pandemia COVID-19 en España. Primera ola: de los primeros casos a finales de junio de 2020

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Estructura temática > La pandemia COVID-19 en España > Magnitudes macroeconómicas y sectores productivos > Servicios no turísticos

Los servicios no turísticos (comercio, servicios financieros, servicios avanzados y servicios personales) experimentaron durante los primeros meses de la pandemia una pérdida de efectivos, evidenciada en la reducción de afiliados a la Seguridad Social, en particular entre marzo y mayo de 2020 (ver mapa Variación mensual de los afiliados a la Seguridad social en servicios no turísticos durante la pandemia). Durante el estado de alarma, sólo el 26% de las empresas de servicios no turísticos declararon haber seguido funcionando normalmente, sin incidencias destacables, mientras que el 32% señalaron que se vieron obligadas a cerrar. El resto han seguido funcionando aunque con menor grado de actividad (Encuesta realizada por el INE: Indicadores de confianza empresarial. Módulo de opinión sobre COVID-19). La reducción de afiliados fue especialmente importante en las comunidades insulares y en otras, en las que el peso del comercio es particularmente importante, como la Comunitat Valenciana, Murcia y Andalucía. Estas últimas se recuperaron ligeramente a partir del verano de 2020, mientras que Illes Balears y Canarias continuaron con el ciclo de contratación previo a la pandemia, pero con cifras muy inferiores. En líneas generales, como indica el Informe del Ministerio de Trabajo y Economía Social sobre el impacto del COVID-19, la recuperación de la actividad en el sector servicios y en la industria está siendo lenta, en particular en el primero.

La reducción de los afiliados a la Seguridad Social se complementa con la evolución del paro registrado. En cifras absolutas, todas las comunidades han visto incrementado el número de personas desempleadas, destacando las de mayor población, como son Andalucía, Madrid, Cataluña y Comunitat Valenciana como evidencia el mapa Evolución de los parados registrados en servicios no turísticos durante la pandemia. Por otra parte, cabe señalar que en 2020, más de un millón de trabajadores en servicios no turísticos entraron en situación de ERTE (ver Evolución mensual de los afiliados en ERTE en servicios no turísticos durante la pandemia). En abril se detectó el nivel más alto de afiliados en ERTE, mientras que a partir de este mes la vuelta a la normalidad laboral fue progresiva y rápida, quedando algo menos de doscientos mil trabajadores de este sector en ERTE en septiembre del mismo año. Esta evolución ha sido muy similar a la del conjunto de la economía nacional, como se puede apreciar en el porcentaje de trabajadores en ERTE que supone el subsector respecto al total nacional que oscila entre el 28% y el 30%.

La actividad comercial minorista, con la repentina llegada de la COVID-19 y el proceso de confinamiento, sufrió un gran freno en su desarrollo. Observando el gráfico de Evolución de los índices de ventas y ocupación del comercio minorista se aprecia que el índice de ventas de los primeros meses de pandemia en España (marzo-abril de 2020) se desploma, con valores que alcanzaron una variación del -32%. Una vez pasados los primeros momentos de cierres, el índice de variación de ventas continuó siendo negativo puesto que a muchos comercios no se les permitió abrir o no les compensó mantenerse abiertos por las restricciones. A medida que los primeros confinamientos pasaron y las restricciones de la pandemia fueron flexibilizándose, los paisajes comerciales dejan la imagen de muchos locales cerrados o que han cambiado su orientación de negocio. Solo el comercio esencial, alimentación, farmacia,… va a resistir con mayores aperturas. Este indicador de la situación comercial, que siempre se mantenía positivo, pasó a valores negativos desde febrero de 2020 y hubo que esperar a mitad del 2021, coincidiendo con el avance de la vacunación, para ver algún mes con variaciones positivas. Consecuencias todavía más negativas se presentaron en la ocupación en esta actividad, donde, de los valores positivos prepandémicos, se pasó a perdidas con una notable caída de la ocupación.

Las restricciones que ha provocado la pandemia en el comercio ha tenido otras consecuencias, como el mayor uso del comercio de proximidad para los productos esenciales y, sobre todo, un aumento de usuarios de comercio electrónico. Tanto las grandes cadenas comerciales como los establecimientos comerciales más pequeños se han tenido que adaptar para atender sus negocios a través de medios online. Si hasta 2020 las compras por internet iban creciendo en nuestro país a un ritmo lento, los confinamientos provocados por la pandemia han contribuido a su generalización y crecimiento, tal como se refleja en los datos de compradores en 2019, antes de la pandemia y durante 2020 por comunidades autónomas. Aunque durante la etapa más dura de la pandemia el volumen de negocio del comercio electrónico también descendió, sin embargo, pronto remontó, tras las adaptaciones que los comerciantes realizaron y en el cuarto semestre de 2021 se registra ya una cifra muy elevada de volúmenes de negocio de comercio electrónico.

La crisis económica derivada de la sanitaria afectó, desde los inicios de la pandemia, a las operaciones inmobiliarias y financieras, traduciéndose en una extraordinaria caída de las constituciones de hipotecas entre marzo y julio respecto al mismo período del año anterior; hubo que esperar a los meses de verano para recuperar los valores prepandémicos (Consejo General del Notariado, 2021). A la incertidumbre de los primeros momentos de la crisis sanitaria, se sumó la preocupación de los bancos por posibles impagos de las hipotecas ya constituidas, lo que provocó que el Euribor, aun cotizando en negativo, se mantuviera al alza; esto pudo disuadir, aún más, a los compradores y a retraer al mercado inmobiliario. Pese a este comportamiento inicial, 2020 concluiría con una bajada del Euribor y una recuperación de las nuevas hipotecas, aunque sin alcanzar las cifras de 2019. Junto al descenso de aquéllas, tuvo lugar una reducción de su importe medio, siendo abril el mes con los valores más bajos de 2020 (Estadística de Hipotecas, INE, 2021).

Los servicios avanzados, estratégicos para el posicionamiento competitivo de las empresas y los territorios, se están revelando claves para la superación de las crisis sanitaria y económica. Pese a su carácter decisivo, su mercado de trabajo se resintió en los primeros momentos: los afiliados a la Seguridad Social en prepandemia se redujeron a la mitad en abril, aunque en mayo se inicia su recuperación (Tesorería General de la Seguridad Social, 2021). Dentro de los servicios avanzados, las actividades de investigación, consultoría y programación informática, y procesamiento de datos han experimentado, respectivamente, un crecimiento de sus afiliados del 3,1%, 2,8% y 2,7% en el primer año de pandemia (Estadísticas de Afiliación Media a la Seguridad Social, Tesorería General de la Seguridad Social, 2021). La urgencia de la investigación médica y farmacéutica, y la necesidad de las empresas para adaptarse a un nuevo contexto –definido por el teletrabajo, la prestación electrónica de servicios y las mayores exigencias en seguridad informática– pueden explicar esta positiva evolución.



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Texto: fsdfdsf. Véase la lista de participantes


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