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Discusión:Dinámica demográfica

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Las provincias que albergan ciudades más pobladas como València, Zaragoza o Sevilla crecen a un ritmo menor pero constante. Particular es el caso de la provincia de Zaragoza, que manifiesta grandes contrastes intraprovinciales, caracterizados por una marcada macrocefalia urbana en la capital que contrasta con los territorios despoblados de la región. Esta influencia metropolitana marcada por la capitalidad también es visible, aunque menos contrastada, en la provincia de Valladolid, Álava o incluso Navarra.
Las provincias con las grandes metrópolis de Madrid y Barcelona siguen creciendo, pese a tener densidades superiores a los 800 y 700 hab./km2km², respectivamente. Concentración que también es visible en las altas densidades de la costa vasca, alicantina, malagueña o de Pontevedra, así como en las provincias insulares donde se llegan a superar los 200 hab./km2km².
En el lado opuesto, casi la mitad del territorio tiene una densidad inferior a los 12,5 hab./km2km², incluso algunas provincias del interior llegan a descender de los 10 hab./km2km², conformando auténticos desiertos demográficos. Es el caso del Sistema Ibérico y, concretamente, el triángulo formado por Teruel, Cuenca y Soria, que delimita una de las regiones más despobladas de Europa. Cabe apuntar otros vacíos ligados al relieve, como los Pirineos, Cordillera Cantábrica, Sierra Morena, Montes de Toledo o Sistemas Béticos que condicionan la accesibilidad y la localización de actividad industrial. También las provincias limítrofes con Portugal se ven afectadas por el efecto frontera y la escasa integración regional entre los dos países.
La tendencia del modelo territorial español en la última década se ha basado en un proceso continuo de despoblación de las áreas rurales, que concuerda con un aumento en la tasa de urbanización de las provincias más pobladas, que siguen ganando peso demográfico. Una brecha entre el medio urbano y el rural, que cada vez parece más insalvable, y que es reflejo de la alta polarización en el reparto espacial de la población dentro del actual [https://atlasnacional.ign.es/wane/Asentamientos_humanos sistema de asentamientos]: los pocos más de sesenta municipios de más de 100.000 habitantes albergan aproximadamente el 40% de la población, porcentaje que llega al 80% si se incluyen también los municipios con una población superior a 10.000 habitantes (el 5,6% de los municipios).
A pesar de las modificaciones en las preferencias residenciales observadas como resultado de la pandemia de COVID-19 –viviendas familiares más amplias y en mayor contacto con la naturaleza–, estas tendencias no han logrado mitigar el marcado gradiente demográfico entre las áreas urbanas y rurales. Así, los 4.986 municipios con menos de 1.000 habitantes (61%) apenas suponen actualmente el 3% de la población total.
Por todas estas razones la despoblación del hábitat rural, de notables implicaciones sociales, económicas y ambientales, se ha convertido es uno de los temas estratégicos en las agendas políticas europeas, nacionales y regionales. Es en este marco donde cobra especial interés el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), que a escala nacional tiene entre sus principales objetivos la lucha contra la despoblación y el despoblamiento, así como favorecer la cohesión territorial, la sostenibilidad ambiental y la habitabilidad humana.
Desde este Ministerio se aprobó en marzo de 2021 un [https://www.miteco.gob.es/es/reto-demografico/temas/medidas-reto-demografico.html Plan de recuperación de 130 medidas para el reto demográfico]. Estas medidas se estructuran en torno a 10 ejes de acción para abordar el desafío demográfico en España: impulso de la transición ecológica; transición digital y plena conectividad territorial; desarrollo e innovación en el territorio; impulso del turismo sostenible; igualdad de derechos y oportunidades de las mujeres y los jóvenes; fomento del emprendimiento y de la actividad empresarial; refuerzo de los servicios públicos e impulso de la descentralización; bienestar social y economía de los cuidados; promoción de la cultura; reformas normativas e institucionales para abordar el reto demográfico. Estos ejes están en consonancia con las principales líneas de actuación que, según el MITECO y la propia UE, son necesarias para conseguir un desarrollo territorial adecuado en las áreas rurales en declive: gobernanza multinivel, neutralidad en carbono, movilidad rural sostenible, infraestructura verde, ecosistemas resilientes, turismo rural y bioeconomía rural sostenibles, entre otros.
La caída de la natalidad es estructural en España y las proyecciones de reemplazo y crecimiento vegetativo no son alentadoras. Conocedores de la prioridad estratégica de equilibrar la distribución territorial de la población y el sistema de poblamiento, son varias las autonomías que ya han diseñado sus propios planes para frenar la despoblación (Aragón, Principado de Asturias, La Rioja, Cantabria, Madrid, Galicia, País Vasco, Castilla y León, Castilla-La Mancha o Canarias). Son actuaciones con diversas estrategias y objetivos, que tratan de afrontar los efectos del reto demográfico en temas como la despoblación, la dispersión territorial, el envejecimiento o la baja natalidad. Del éxito de estos planes y políticas dependerá la construcción de un modelo territorial y poblacional más equitativo y sostenible.
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