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Discusión:Caracterización de la sociedad

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Los gráficos de Evolución de la tasa de paro de larga duración según sexo, nivel de estudios, grupos de edad y origen, aun reflejando una evolución similar, revelan diversos factores que aumentan la probabilidad de sufrir desempleo de larga duración. Históricamente, las mujeres han experimentado tasas superiores, aunque durante la gran recesión esta brecha se estrechó principalmente a causa de la pérdida de empleo masculino en el sector de la construcción. El nivel educativo también es un factor relevante, ya que la población con niveles educativos inferiores se encuentra mucho más expuesta, lo que confirma que la inversión en educación puede contribuir a solucionar el problema.<br>
Por edades, se da una mayor incidencia en los jóvenes menores de 25 años. Influye la falta de experiencia profesional que actúa como barrera de entrada al mercado laboral y la precariedad de su contratación, con alto grado de temporalidad y parcialidad, que facilita su despido en épocas de destrucción de empleo. Asimismo, los mayores de 50 años se ven especialmente afectados, en gran medida debido a la falta de competencias digitales, al menor nivel educativo o a la discriminación laboral por razón de edad. Por último, el estatus migratorio también influye, siendo más discriminatorio para los inmigrantes de fuera de la Unión Europea, mientras que estos últimos muestran valores bastante semejantes a los de la población nacional.<br>
 
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La Evolución de las trabajadoras no asalariadas, según categorías, muestra cómo según los datos de la Encuesta de población activa del INE, desde el año 2006 el número de las trabajadoras no asalariadas se ha mantenido estable, en términos generales. Cabe destacar la reducción progresiva de las no asalariadas en la empresa o negocio familiar y de aquellas que eran miembros de una cooperativa y el incremento de empresarias sin asalariados. Hay que señalar que la figura del empleo no asalariado no siempre representa un trabajo independiente o trabajo autónomo, sino que, en ciertos casos, traduce la relación exclusiva con un único cliente. Ello implica una situación de dependencia que no va acompañada por la protección social de la que, en general, disponen las personas asalariadas. Por esto, tal y como refiere el Banco de España, la condición de trabajadoras asalariadas se deriva en muchos casos, más que de una libre opción, de la falta de oportunidades y alternativas en otras categorías laborales.<br>
La brecha salarial, la asunción de tareas de cuidados y las intermitencias en la trayectoria profesional tienen su corolario en la menguada presencia de mujeres en altos cargos de las administraciones públicas y las empresas. La presencia de mujeres en los distintos ámbitos del poder político se ha incrementado notablemente a partir de la aprobación de la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la Igualdad efectiva de mujeres y hombres, que prevé el avance progresivo hacia una composición equilibrada de los órganos colegiados. Sin embargo, la presencia de las mujeres resulta todavía muy reducida en los órganos de dirección de las empresas privadas, incluidas las más grandes, aun cuando se han producido avances destacados en los últimos años.<br>
 
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Más allá de las condiciones materiales objetivas, los datos relativos a la Evolución de los hogares según dificultad para llegar a final de mes muestran que las situaciones más severas de estrés económico se han reducido significativamente en los últimos años, sobre todo desde el final de la gran recesión. Entre 2014 y 2022, la proporción de población española que llegaba a final de mes con muchas dificultades pasó de un 16,1% a un 8,7%. Esta tendencia se observa en todas las comunidades autónomas, excepto en Ceuta, donde este porcentaje se sitúa en 2022 en el 17,8%, y en Asturias, Galicia, y Castilla y León, donde esta percepción aumentó ligeramente entre la población entre 2016 y 2022.<br>
Pese a esta mejora, el 46,5% de la población española percibe que llega con algún tipo de dificultad a final de mes, proporción que aumentó en tres puntos porcentuales en 2022 respecto al año anterior. Este aumento del estrés económico de las familias coincide con un escenario económico marcado por una fuerte inflación que ha afectado a ámbitos de consumo básico como el energético, los combustibles, los alimentos y la vivienda. Aquellas que se han incrementado de manera más destacada son las situaciones de dificultad moderada, pues el 24,8% de la población declara tener sólo ciertas dificultades para llegar a final de mes.<br>
 
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