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Discusión:Caracterización de la sociedad

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La ''[[:Archivo:XXX|Evolución de la tasa de riesgo de pobreza según el índice AROPE ]]'' muestra que, en España, la proporción de población que se encontraba en esta situación llegó a ser del 29,2% al final de la crisis financiera y desde entonces se fue reduciendo hasta llegar al 25,3% en 2019. Sin embargo, con el impacto de la crisis derivada de la pandemia del COVID-19 en 2020, la población en riesgo de pobreza y exclusión volvió a repuntar, y es 2022 el primer año en el que se ha vuelto a registrar una tendencia a la baja de este fenómeno.<br>
Por lo que se refiere a la distribución espacial de la exclusión social, Ceuta (40,7%) y Melilla (41,3%) son los territorios con una mayor proporción de población en situación de pobreza, seguidos de Extremadura (36,9%), Canarias (36,2%) y Andalucía (35,8%). En cambio, la Comunidad Foral de Navarra (14,5%) y el País Vasco (15,7%) son las comunidades autónomas con menor incidencia de pobreza.<br>
Más allá de las condiciones materiales objetivas, los datos relativos a la ''[[:Archivo:XXX|Evolución de los hogares según dificultad para llegar a final de mes ]]'' muestran que las situaciones más severas de estrés económico se han reducido significativamente en los últimos años, sobre todo desde el final de la gran recesión. Entre 2014 y 2022, la proporción de población española que llegaba a final de mes con muchas dificultades pasó de un 16,1% a un 8,7%. Esta tendencia se observa en todas las comunidades autónomas, excepto en Ceuta, donde este porcentaje se sitúa en 2022 en el 17,8%, y en Asturias, Galicia, y Castilla y León, donde esta percepción aumentó ligeramente entre la población entre 2016 y 2022.<br>
Pese a esta mejora, el 46,5% de la población española percibe que llega con algún tipo de dificultad a final de mes, proporción que aumentó en tres puntos porcentuales en 2022 respecto al año anterior. Este aumento del estrés económico de las familias coincide con un escenario económico marcado por una fuerte inflación que ha afectado a ámbitos de consumo básico como el energético, los combustibles, los alimentos y la vivienda. Aquellas que se han incrementado de manera más destacada son las situaciones de dificultad moderada, pues el 24,8% de la población declara tener sólo ciertas dificultades para llegar a final de mes.<br>
La evolución del número y estructura de los hogares depende de la interacción de diferentes mecanismos demográficos, sistemas legales y pautas culturales. La teoría de la Segunda Transición Demográfica (STD) proporciona un marco de referencia para entender las transformaciones recientes de los hogares. Desde los años ochenta del siglo XX, España ha experimentado una significativa disminución de la fecundidad y un incremento paulatino de la esperanza de vida, con diferentes efectos sobre las familias: mayor supervivencia de las personas y por extensión de los matrimonios, un decrecimiento de los parientes colaterales, con una reducción del número de hermanos y primos. Se ha pasado así de una estructura del parentesco dominada por las relaciones horizontales a otra donde las familias se caracterizan por relaciones de parentesco basadas en la verticalidad y en las que se acumulan con una mayor frecuencia hasta cuatro generaciones viviendo simultáneamente.<br>
A estos cambios la STD añade otros de carácter cualitativo, comenzando por la difusión paulatina de comportamientos que no eran frecuentes en el sur de Europa en el último tercio del siglo XX: la convivencia en parejas no casadas, la paternidad entre cohabitantes y el progresivo aumento del divorcio. Estas nuevas pautas sociales se desarrollan en España en un particular contexto socioeconómico, caracterizado por un elevado paro estructural entre los jóvenes, baja tasa de actividad femenina y dificultades de acceso a la vivienda en las principales áreas urbanas. Estos factores han incidido en el retraso en la emancipación de los jóvenes, el menor ritmo de formación de hogares y la tardía llegada del primer hijo. Frente a etapas anteriores, las familias se forman actualmente más tarde, tienen menos hijos y se disuelven más frecuentemente.<br>
Los [https://www.ine.es/dyngs/INEbase/es/operacion.htm?c=Estadistica_C&cid=1254736176992&menu=ultiDatos&idp=1254735572981 censos de población y viviendas españoles ] han experimentado cambios en la cobertura y naturaleza de la información sobre hogares. Mientras en los años 1991 y 2001 la operación censal fue exhaustiva, el censo de 2011 se desarrolló con una muestra inferior al 10%. Sin embargo, es el censo de 2021 el que contiene mayores novedades, construido íntegramente a partir de registros administrativos, presenta algunos problemas en la identificación de las relaciones familiares más complejas, por lo que se ha empleado una fuente alternativa vinculada al proyecto censal: la [https://www.ine.es/dyngs/INEbase/es/operacion.htm?c=Estadistica_C&cid=1254736177092&menu=ultiDatos&idp=1254735572981 Encuesta de Características Esenciales de la Población y las Viviendas de 2021]. Esta problemática no perturba, sin embargo, la distribución territorial de los hogares unipersonales, monoparentales y las parejas del mismo sexo, que se han representado en los mapas con datos procedentes directamente del censo de 2021.<br>
El número de hogares registrados entre 1991 y 2021 ha experimentado un crecimiento continuo. El periodo de mayor incremento se encuentra entre los años 2001 y 2011, cuando España registra la entrada neta de casi cinco millones de personas nacidas en el extranjero. La década que transcurre entre 2011 y 2021 se caracteriza por un estancamiento en la creación de nuevos hogares: las vicisitudes de emancipación de los jóvenes y el hundimiento de los flujos inmigratorios, derivados de la gran recesión de 2008 son los principales responsables. La inmigración exterior se ha convertido en el principal mecanismo de creación de hogares en España. La aceleración de los flujos del exterior experimentada tras la pandemia de COVID-19 augura una nueva fase de crecimiento del número de hogares y, por consiguiente, de las tensiones en el mercado de la vivienda.<br>
En términos de estructura de los hogares se ha asistido a una disminución de las familias nucleares compuestas por parejas con y sin hijos. Estas, que continúan siendo dominantes, han perdido peso a favor de las formas no familiares, los hogares monoparentales y otras formas complejas, impulsadas estas últimas por el auge de la inmigración y las dificultades de emancipación individual de los jóvenes en las ciudades, que favorecen la generación de formas de convivencia de naturaleza no familiar. En este contexto de cambio, es especialmente destacable la emergencia de los hogares unipersonales que significaban en 1991 el 13% de los hogares y han superado el 25% en 2021. El tamaño medio de los hogares ha experimentado una paulatina contracción desde las 3,28 personas de 1991 hasta las 2,56 de 2021; se trata de una tendencia estructural que probablemente se mantenga o acentúe en el futuro.<br>
La distribución territorial del ''[[:Archivo:XXX|Tamaño medio de los hogares]]''Tamaño medio de los hogares en 2021 es un fiel reflejo tanto de las diferencias regionales en la fecundidad como del impacto de la inmigración exterior que se radica en los espacios más dinámicos. El sur peninsular, históricamente más fecundo, las áreas litorales y urbanas, y el valle del Ebro son las áreas donde los hogares muestran un mayor tamaño medio. Especialmente relevante es la localización de hogares de mayor dimensión en todas las coronas metropolitanas de las grandes ciudades, ya que el elevado precio de la vivienda en los núcleos centrales expulsa a los jóvenes adultos hacia la periferia, donde constituyen sus familias y tienen sus hijos. Los hogares de menor tamaño medio se localizan en un área bastante extensa y continua del noroeste peninsular caracterizado por una bajísima fecundidad y un secular problema de despoblación, que alcanza su máxima expresión en el arco geográfico de las provincias que rodean Madrid, extensas áreas de Castilla y León, especialmente en la frontera con Galicia y Portugal, el conjunto de la Rioja, gran parte de Aragón y, en general, a lo largo del conjunto del Sistema Ibérico.<br>Los ''[[:Archivo:XXX|Hogares monoparentales ]]'' constituidos por un progenitor femenino con hijos menores han crecido en la última década en todas las provincias, a la vez que se incrementaban los divorcios y las rupturas de parejas en uniones consensuales. Este proceso se ha llevado a cabo en detrimento de los hogares que se identificaban tradicionalmente como monoparentales, aquellos constituidos, generalmente, por una viuda con hijos mayores de 25 años, que ven retroceder su peso en el conjunto del territorio nacional.<br>
Siguiendo los parámetros de la STD, en los últimos años se hubiera esperado un incremento de los hogares unipersonales de jóvenes y adultos en las grandes ciudades, pero este resultado no se corrobora con los datos del censo de 2021. La fallida expansión de este tipo de hogares se explica en España por la persistencia de los bajos salarios de los jóvenes y los elevados precios de la vivienda en las ciudades. Estas dos circunstancias convierten en una opción casi inalcanzable la posibilidad de independizarse de estos colectivos. Entre las rupturas de parejas es frecuente el retorno temporal de uno de los miembros al hogar paterno o a la convivencia en pisos compartidos. El principal mecanismo de crecimiento de los hogares unipersonales en España se deriva de los procesos demográficos de envejecimiento: con la muerte de uno de los cónyuges de las parejas mayores que conviven sin hijos se genera automáticamente un hogar unipersonal encabezado mayoritariamente por mujeres mayores.<br>
La distribución territorial de los ''[[:Archivo:XXX|Hogares unipersonales ]]'' alcanza su máxima expresión en las áreas despobladas de las montañas del Sistema Ibérico, sectores de la montaña leonesa y de Zamora, el Sistema Central en la provincia de Ávila, extensas áreas de las provincias de Guadalajara y Cuenca, áreas diseminadas de Teruel y del Prepirineo en Huesca y Navarra, y el interior de la Comunitat Valenciana. En los municipios que han experimentado una mayor regresión demográfica, los hogares unipersonales alcanzan proporciones superiores al 50% del conjunto de hogares. Las ciudades centrales como Madrid y Barcelona conservan también unos mayores porcentajes de hogares unipersonales en relación con sus coronas metropolitanas, fenómeno vinculado al envejecimiento de los sectores centrales de las ciudades. Por otra parte, la intensa emigración femenina desde las áreas rurales en las décadas pasadas ha dejado profundas huellas en los mercados matrimoniales de esas zonas y una elevada proporción de célibes masculinos que integran la nómina de hogares masculinos unipersonales. Cuando solo se considera el peso de los ''[[:Archivo:XXX|Hogares unipersonales de personas mayores ]]'' (encabezados por mayores de 65 años), las áreas rurales despobladas emergen como un espacio homogéneo en el centro y norte de la península en torno a Madrid. A la inviabilidad demográfica de estas áreas se añade ahora el elevado peso de las personas que viven solas a edades avanzadas y que pueden agravar el acuciante problema de la dependencia en los años futuros.<br>La geografía provincial de las ''[[:Archivo:XXX|Parejas con hijos ]]'' y su reverso sigue, con algunas excepciones, el esquema de la distribución regional de la fecundidad caracterizada por un claro contraste sur-norte, este-oeste. Destaca en esta distribución el papel de dos provincias limítrofes con Madrid: Guadalajara y Toledo, lugares adonde se instalan muchas parejas originarias de Madrid que deciden tener hijos y no consiguen una vivienda asequible en el interior de la región metropolitana madrileña. En contraposición, las provincias del noroeste peninsular se encuentran entre las que la proporción de las parejas con hijos es más baja. En todo caso, no debe olvidarse que el problema de la baja fecundidad afecta a la totalidad del territorio y que las distancias estadísticas no tienen una dimensión significativa en ambas categorías de hogares.<br>Finalmente, cabe consignar que las ''[[:Archivo:XXX|Parejas de igual sexo ]]'' tienen un peso reducido sobre el conjunto de las parejas, pero quizá su rasgo más distintivo es su desigual distribución en el territorio, con una menor presencia proporcional en las provincias rurales y un mayor peso en las provincias urbanas, litorales e insulares. Otro factor destacable es la mayor visibilidad estadística de las parejas de igual sexo integradas por hombres, hegemónicas a lo largo de todo el territorio español.<br>
Este recorrido por la transformación reciente de los hogares y su distribución geográfica en España puede resumirse, en las palabras del demógrafo holandés Van de Kaa, uno de los padres de la teoría de la STD: la transición de un paisaje familiar uniforme a un mosaico de familias plurales.<br>
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