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{{ANEObra|palabrasclaveSerie= Población, poblamiento y sociedad, Sociedad, Caracterización de la sociedad, Población activa, Población ocupada, Población parada, Renta, Salarios, Brecha salarial, Ganancia media y SMI, Pobreza, Riesgo de pobreza, Mujer, Vida familiar, Poder y toma de decisión, sección Compendios del Atlas Nacional, Sección IV, de España|Logo=[[Archivo:Logo_Compendio.jpg|left|60x50px|link=]]|Título=España en mapas|Subtítulo=Una síntesis geográfica|Año=2024|Contenido=Actualizado}}
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Población activa
Población ocupada
El mercado laboral español muestra una trayectoria sumamente procíclica, de tal manera que la Evolución de la distribución sectorial del empleo se caracteriza por un buen comportamiento en las fases expansivas y una rápida destrucción del empleo en las recesivas. Esta evolución refleja también la terciarización de la economía: el sector servicios se consolida como el principal generador de empleo, pues llega a aglutinar el 77% del mismo en 2023. En cambio, la industria y, especialmente, la construcción experimentaron notables pérdidas de empleo tras la crisis de 2008, mientras que la agricultura se ha mantenido relativamente estable, aunque con una baja participación en la ocupación total.
La dinámica del empleo en España se ve influenciada tanto por factores endógenos como externos, entre los que destaca la masiva incorporación de mano de obra inmigrante en la primera década del siglo XXI. La población inmigrante contribuyó al crecimiento del empleo, asumiendo con frecuencia trabajos poco cualificados y en sectores intensivos en mano de obra. Sin embargo, el impacto de la crisis redujo notablemente su presencia, especialmente por su afección al sector de la construcción donde trabajaba un alto porcentaje de inmigrantes, aunque en la actualidad se perciba una recuperación notable.
Cataluña es la comunidad autónoma con un mayor volumen de Población ocupada extranjera seguida por la Comunidad de Madrid y, a relativa distancia, por Andalucía y Comunitat Valenciana. La mayoría de los ocupados extranjeros no pertenecen a la Unión Europea, aunque en Castilla y León y Castilla-La Mancha se produce un mayor equilibrio y las personas procedentes de la Unión Europea casi representan la mitad de los ocupados extranjeros. Además, salvo en Asturias, Cantabria, País Vasco y Madrid, la ocupación de extranjeros hombres supera a la de las mujeres.
Esta marginación femenina en el empleo se refleja también en la mayor prevalencia de contratos a tiempo parcial en las mujeres, tal como evidencia el mapa de la Población ocupada según tipo de jornada. En el ámbito nacional, en torno a un 13,5% de los ocupados están contratados a tiempo parcial. Sin embargo, en todas las comunidades autónomas, el empleo femenino a tiempo parcial supera al masculino. Esta brecha se acentúa al relacionarla con el empleo total por sexo, ya que solo el 6,6% del empleo masculino es a tiempo parcial, mientras que, en el caso de las mujeres, este porcentaje asciende al 21,6%. La mayor diferencia se registra en La Rioja (26,3% en las mujeres frente a 4,3% en los hombres), destacando también Extremadura, Navarra, Castilla-La Mancha y Aragón. La parcialidad indeseada, claro indicador de precariedad laboral, persiste pese a las diversas reformas dirigidas a flexibilizar el mercado laboral, reformas que se han mostrado ineficaces para resolver este problema.
Otro rasgo endémico del mercado laboral son los bajos salarios, como evidencia el mapa Evolución de la población asalariada con salarios bajos, influenciados probablemente por el alto nivel de paro, que lleva a las personas desempleadas a aceptar empleos mal retribuidos. Esta disparidad de la estructura salarial, superior a la de otros países europeos, contribuye a ampliar la pobreza, afectando especialmente a mujeres, jóvenes y personas con bajos niveles educativos. Se encuentran más expuestos los residentes en Canarias, Extremadura o Murcia. En cambio, en el País Vasco y Navarra y, en menor medida en Cataluña, los trabajadores con bajo salarios son relativamente menos frecuentes. La incidencia de bajos salarios se vincula principalmente a los convenios colectivos, aunque el salario mínimo interprofesional también puede contribuir. En este sentido, los recientes incrementos del salario mínimo interprofesional pueden aliviar esta problemática, aunque, si no se controla la inflación, resultarían insuficientes para compensar adecuadamente la subida del costo de vida.
En 2022, la afiliación a la Seguridad Social alcanzó los 20.159.276 de trabajadores, reflejando un crecimiento sustancial, especialmente, del empleo femenino. Sin embargo, perdura una brecha de género en la ocupación evidente, pese a que las diferencias en la ocupación por sexo se han reducido desde 2008. De hecho, mientras que el empleo masculino aún no ha recuperado los niveles precrisis, el número de mujeres afiliadas a la seguridad social ha aumentado en casi 1,4 millones. Aun así, al profundizar en los datos, se observa que esta brecha se amplía en las mujeres en función del número de hijos que tienen. La evolución de la tasa de empleo según número de hijos demuestra que aquellas que cuentan con tres o más hijos encuentran grandes dificultades para permanecer en el mercado laboral, con la exclusión de cerca de la mitad de ellas. Por contra, cuando es el hombre quien tiene familia numerosa, tiende a tener una mayor empleabilidad que los hombres sin hijos. Esto refleja nuevamente la desigual distribución de las responsabilidades del cuidado, evidenciando que son las mujeres quienes suelen renunciar a sus empleos en caso de maternidad.
Las recientes reformas en la regulación de la contratación laboral han tratado de hacer frente a la alta temporalidad, muy presente tradicionalmente en el sector turístico y agrícola. La temporalidad se ve influida, en gran parte, por la estacionalidad del empleo y genera una mayor volatilidad de este durante periodos de incertidumbre económica, cuando los despidos se han utilizado como estrategia para adaptarse a las dinámicas del mercado. La incidencia de la temporalidad laboral resulta especialmente alta en regiones como Melilla (31,2%), Extremadura (28,8%), Andalucía (28,2%) y Canarias (24,9%). Además, se producen diferencias significativas entre las tasas de temporalidad de hombres y mujeres, siendo País Vasco y Navarra las comunidades autónomas con mayores disparidades.
Muchos jóvenes se encuentran también atrapados en la temporalidad, lo que dificulta su emancipación y les somete a inestabilidad laboral. La temporalidad juvenil, exacerbada por la crisis del COVID-19, ha llevado a una elevada rotación en el empleo al no renovarse los contratos temporales en los periodos económicos adversos. Sin embargo, los ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo) evitaron una pérdida masiva de empleos y proporcionaron un colchón económico no sólo a los jóvenes, sino al conjunto de trabajadores afectados, contribuyendo a mantener la estabilidad laboral y la demanda interna en un contexto de incertidumbre económica global.
Población parada
El mercado laboral español ha experimentado una fuerte volatilidad en la Evolución de la tasa de paro según sexo. Esta ha conocido un fuerte incremento entre 2007 y 2013, coincidiendo con la recesión económica, y una paulatina recuperación posterior, con la intermisión de la pandemia COVID-19, que generó un pequeño pico de paro. Durante todo el periodo las tasas de paro femeninas se han mantenido por encima de las masculinas evidenciando desigualdades de género, que se ven reducidas durante los periodos de crisis. Esto se explica por el hecho de que la reestructuración de la economía ha afectado principalmente a la industria y la construcción, sectores fuertemente masculinizados. Otra razón es la mayor flexibilidad de la oferta laboral femenina, que lleva a que en épocas de crisis, ante caídas en los ingresos del hogar, sean ellas, que a menudo se encuentran inactivas, las que busquen empleo para mantener la economía familiar. La representación cartográfica de las tasas de paro muestra la existencia de notables contrastes entre el norte y el sur en España, donde comunidades como Andalucía, Extremadura o Canarias padecen altas cifras de paro como mal endémico.
Paro de larga duración
El desempleo de larga duración conlleva la pérdida de la protección social, circunstancia que puede provocar situaciones de exclusión y vulnerabilidad difíciles de revertir. De ahí la relevancia de articular políticas que eviten su cronificación. La Evolución de la tasa de paro de larga duración ha seguido un patrón altamente procíclico. Durante la fase expansiva, la tasa de paro de larga duración en España se situó por debajo del 2%. Sin embargo, la crisis de 2008 desencadenó un aumento significativo de los parados de larga duración, alcanzando su valor máximo en 2013 con más de 3,5 millones de personas afectadas. A partir de 2014, disminuyó de forma continuada, hasta situarse en valores inferiores al 6% en 2020. Con la llegada del coronavirus, y a pesar de la política de los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) que intentó mitigar los impactos de la pandemia, volvió a subir. A partir de 2021, se reduce ligeramente, pero la incertidumbre económica y los conflictos internacionales actuales no permiten prever cuál será su evolución futura.
Existen claras diferencias entre el norte y el sur peninsular. Ceuta, Melilla, Andalucía, Extremadura o Canarias se han disputado, a lo largo de estos años, los primeros puestos en cuanto a mayores tasas de paro de larga duración. En cambio, las comunidades autónomas de Navarra, La Rioja o País Vasco muestran cifras estructuralmente bajas en este periodo.
Los gráficos de Evolución de la tasa de paro de larga duración según sexo, nivel de estudios, grupos de edad y origen, aun reflejando una evolución similar, revelan diversos factores que aumentan la probabilidad de sufrir desempleo de larga duración. Históricamente, las mujeres han experimentado tasas superiores, aunque durante la gran recesión esta brecha se estrechó principalmente a causa de la pérdida de empleo masculino en el sector de la construcción. El nivel educativo también es un factor relevante, ya que la población con niveles educativos inferiores se encuentra mucho más expuesta, lo que confirma que la inversión en educación puede contribuir a solucionar el problema.
Por edades, se da una mayor incidencia en los jóvenes menores de 25 años. Influye la falta de experiencia profesional que actúa como barrera de entrada al mercado laboral y la precariedad de su contratación, con alto grado de temporalidad y parcialidad, que facilita su despido en épocas de destrucción de empleo. Asimismo, los mayores de 50 años se ven especialmente afectados, en gran medida debido a la falta de competencias digitales, al menor nivel educativo o a la discriminación laboral por razón de edad. Por último, el estatus migratorio también influye, siendo más discriminatorio para los inmigrantes de fuera de la Unión Europea, mientras que estos últimos muestran valores bastante semejantes a los de la población nacional.
Cuidados y brecha de género
Las actividades del cuidado abarcan un amplio conjunto de responsabilidades relacionadas con la vida cotidiana de las personas. Según la Organización Internacional del Trabajo, dichas actividades se pueden dividir en aquellas destinadas a prestar cuidado directo y relacional, como alimentar a un bebé o asistir a un familiar enfermo, y de cuidado indirecto, como preparar alimentos y limpiar. Son indispensables para el bienestar y la estabilidad de la sociedad, aunque a menudo no se remuneren y, por tanto, queden al margen de su cómputo en el mercado laboral.
Reconocer el valor de la provisión de cuidados no remunerados es esencial para apreciar plenamente su impacto en la sociedad y para comprender la importancia de su inclusión en la narrativa más amplia del trabajo y la economía. Más aún cuando estas actividades juegan un papel central en la configuración de las dinámicas de género, dado que son las mujeres quienes asumen la mayor carga del cuidado no remunerado.
La importancia de los cuidados
El papel de la mujer en los cuidados limita sus oportunidades laborales y dificulta su participación plena en la esfera pública. De este modo, la desigualdad en la asunción de los cuidados se relaciona con la existencia de una notable brecha de género en las retribuciones salariales de los hombres y las mujeres, así como en las posibilidades profesionales de estas.
Los cuidados recibidos a lo largo del ciclo vital tienen una doble procedencia: aquellos ejercidos por la red familiar, y los prestados por los distintos sistemas de protección social, públicos y privados. En España, debido, entre otras razones, a la tardía configuración del estado del bienestar y a la debilidad de las redes de apoyo social y comunitario, la familia mantiene una acusada centralidad como prestadora de cuidados en el ámbito doméstico. Así, las redes familiares, mayoritariamente sostenidas por las mujeres, soportan una parte substancial de las tareas domésticas, la crianza y el cuidado de personas menores de edad o mayores dependientes.
Los datos relativos a la Participación en las tareas domésticas según sexo evidencian hasta qué punto la prestación de los cuidados tiene rostro de mujer. En todo el territorio español sin excepción, son las mujeres las que asumen una parte mayor de las tareas domésticas. El protagonismo en las mujeres en el desempeño de estas tareas se verifica además en el conjunto de grupos de edad, aun cuando entre los más jóvenes la distribución tiende a ser algo más igualitaria. Esta misma tendencia, se reproduce en las tareas de Cuidados a menores o dependientes según sexo y grupo de edad, confirmando el protagonismo de las mujeres en los cuidados en el entorno familiar y de proximidad a lo largo de todo el curso vital.
La dedicación a los cuidados tiene un impacto directo en el mercado de trabajo, tanto en lo que respecta a las excedencias como a la inactividad laboral o jornada a tiempo parcial motivadas por la prestación de cuidados. Así, los datos relativos a las Excedencias por cuidados de hijos y familiares reflejan de nuevo un escenario de desigualdad entre hombres y mujeres, siendo ellas las que, en todas las comunidades autónomas, asumen de manera muy mayoritaria las excedencias. Sin embargo, se aprecia un incremento de las excedencias masculinas, que han experimentado un crecimiento del 175,3% entre 2010 y 2021 en el conjunto de España. Por otra parte, la dedicación a los cuidados explica en buena medida los porcentajes de Inactividad y trabajo a tiempo parcial de las mujeres por responsabilidades familiares, hasta el punto de que en 2022 más del 20% de la inactividad laboral de las mujeres y el 15% de su trabajo a tiempo parcial se explicaba por el cuidado de niños o adultos enfermos incapacitados o mayores. La distribución de las Horas dedicadas al cuidado según sexo evidencia también la asimetría existente entre hombres y mujeres en estas tareas, con un alto porcentaje de mujeres que refieren dedicar tres o más horas al cuidado de personas dependientes.
La dependencia familiar y la feminización de los cuidados podrían verse paliados por la extensión de los sistemas públicos de servicios sociales autonómicos. Entre ellos destaca el Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia (SAAD) que reconoce la prestación económica para cuidados en el entorno familiar y apoyo a cuidados no profesionales para la atención a personas en situación de dependencia. Del mismo modo, la Ley 39/2006 de promoción de la autonomía personal y atención a las personas en situación de dependencia regula en su catálogo de servicios esta prestación económica y reconoce otra serie de servicios (servicio de atención residencial, servicio de centro de día, prestación económica vinculada al servicio, entre otras). Este sistema público de protección social contempla igualmente, en principio, prestaciones vinculadas con la provisión de cuidados ante situaciones de necesidad en otros colectivos, como personas con diversidad funcional, menores en situación de desprotección o víctimas de violencia de género. No obstante, debido a las carencias en las dotaciones presupuestarias, la diversidad territorial de las necesidades y la heterogeneidad de los sistemas públicos de servicios sociales persiste una notable desigualdad territorial en el acceso a dichos recursos sociales.
Así, por ejemplo, el mapa Población que se encarga de la mayor parte de los cuidados a menores o dependientes según sexo y edad, confirma la asimetría entre sexos en estas tareas y el protagonismo de las mujeres en todos los grupos de edad. Muestra, asimismo como esta situación es general pese al hecho de que algunos territorios con mayor densidad demográfica –como la Comunidad de Madrid, Cataluña o la provincia de Valencia– disponen de una mayor dotación de recursos institucionales para la provisión de cuidados a personas menores de edad o mayores dependientes que en el resto de España. Otra muestra de las carencias de la red institucional de cuidados, pública y privada, es la proporción de menores de tres años que acuden a centros de cuidados: aun cuando la situación española es mejor que la media europea, entre 2018 y 2021 cerca de la mitad de las criaturas de estas edades no se encontraban acogidos a este tipo de servicios.
Cabe destacar, asimismo que a partir de la pandemia de 2020 se detecta una refamiliarización de los cuidados, debida al cierre y posterior restructuración de distintos centros que prestaban cuidados institucionales, tales como centros de día, centros ocupacionales y centros de atención temprana, entre otros. La feminización de los cuidados y la refamiliarización que se produjo a raíz de la pandemia ha supuesto un amortiguador en el periodo de crisis económica y sociosanitaria, pero los déficits institucionales pueden venir a consolidar un retroceso en la situación de las mujeres y el derecho a los cuidados. La equidad de género en la prestación de los cuidados y la ampliación de las prestaciones y servicios que proveen los distintos sistemas de protección social continúan siendo uno de los grandes retos que se deberán afrontar en España en los próximos años.
Brecha de género
y vulnerabilidad
La intensificación de las brechas sociales, generacionales y de género, está derivando en la conformación de una sociedad vulnerable y vulnerada con procesos de reducción de las clases medias y la emergencia de las denominadas geografías del malestar. Las carencias de los sistemas públicos de servicios sociales junto con el resto de déficits de los sistemas de protección social incrementan la vulnerabilidad social de una parte no desdeñable de la población española, afectando a grupos sociales cada vez más amplios y heterogéneos. Una de las causas destacadas de la desigualdad es la denominada brecha de género entre hombres y mujeres, que como ya se ha visto, afecta tanto al empleo como a los cuidados.
En este escenario, la Brecha salarial continúa siendo uno de los grandes retos para la equidad en la sociedad española. Así, la ganancia media por hora trabajada es casi un 10% inferior en las mujeres que en los hombres. Dicha diferencia viene a unirse a la mayor prevalencia del trabajo a tiempo parcial y a los periodos de inactividad laboral como causa de la mayor vulnerabilidad y dependencia económica de las mujeres. Por lo que a su distribución territorial se refiere, el este peninsular, Madrid, Asturias, Cantabria y Navarra presentan una mayor brecha salarial con respecto al resto de las comunidades autónomas.
Otra muestra de la brecha de la capacidad económica y profesional entre personas de distinto sexo es el peso de las mujeres sobre el total de los trabajadores no asalariados (trabajadores independientes o empresarios sin asalariados, empleadores y ayuda en negocio familiar). La media nacional de Trabajadoras no asalariadas respecto a hombres no asalariados es de 54,8%, con una mayor presencia en Galicia, Asturias, País Vasco, Aragón, Cataluña, Murcia y las Islas Canarias. En todas las comunidades prevalecen las mujeres que desarrollan su labor profesional como trabajadora independiente o son empresarias sin asalariados a cargo.
La Evolución de las trabajadoras no asalariadas, según categorías, muestra cómo según los datos de la Encuesta de población activa del INE, desde el año 2006 el número de las trabajadoras no asalariadas se ha mantenido estable, en términos generales. Cabe destacar la reducción progresiva de las no asalariadas en la empresa o negocio familiar y de aquellas que eran miembros de una cooperativa y el incremento de empresarias sin asalariados. Hay que señalar que la figura del empleo no asalariado no siempre representa un trabajo independiente o trabajo autónomo, sino que, en ciertos casos, traduce la relación exclusiva con un único cliente. Ello implica una situación de dependencia que no va acompañada por la protección social de la que, en general, disponen las personas asalariadas. Por esto, tal y como refiere el Banco de España, la condición de trabajadoras asalariadas se deriva en muchos casos, más que de una libre opción, de la falta de oportunidades y alternativas en otras categorías laborales.
La brecha salarial, la asunción de tareas de cuidados y las intermitencias en la trayectoria profesional tienen su corolario en la menguada presencia de mujeres en altos cargos de las administraciones públicas y las empresas. La presencia de mujeres en los distintos ámbitos del poder político se ha incrementado notablemente a partir de la aprobación de la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la Igualdad efectiva de mujeres y hombres, que prevé el avance progresivo hacia una composición equilibrada de los órganos colegiados. Sin embargo, la presencia de las mujeres resulta todavía muy reducida en los órganos de dirección de las empresas privadas, incluidas las más grandes, aun cuando se han producido avances destacados en los últimos años.
Renta, desigualdad
y pobreza
El acceso de las personas a la renta y a la riqueza se deriva principalmente de su relación con la actividad económica, así como de las relaciones sociales y de género a ella aparejadas. La distribución de la renta presenta importantes disparidades sociales y territoriales. Según datos del World Inequality Report, en 2022, el 10% más rico de la población española concentra el 34,5% de la renta total, mientras el 50% más desfavorecido percibe solamente el 21,1%. Las diferencias son todavía mayores en términos de riqueza, ya que el 10% más acomodado atesora el 57,8%, mientras la mitad más pobre detiene solo el 6,7%. Estas diferencias, se traducen en notables desigualdades sociales y el riesgo de pobreza para una parte importante de la población.
Renta
La Evolución de la renta media de las familias ha conocido un progresivo incremento a partir de 2014, con la reactivación económica posterior a la gran recesión. De este modo, en 2022, la renta media anual por unidad de consumo se situó en 19.160 €, con un aumento del 24% respecto al 2014. La evolución positiva tan sólo se interrumpió el año 2020, como consecuencia de la pandemia COVID-19. No obstante, pese a la gravedad de la situación, no se produjo una caída significativa de los ingresos medios anuales debido a la corta duración de la crisis pandémica y al despliegue de un conjunto de medidas extraordinarias para sostener los ingresos de las familias. Después de este impasse, la recuperación económica fue relativamente rápida lo que se ha traducido en un nuevo incremento de los ingresos de los hogares.
Las diferencias territoriales en la distribución de la renta son notables. Por comunidades, el País Vasco (23.886 €), Navarra (23.578 €) y Madrid (23.338 €) presentan un nivel de renta más elevado, seguidas de Cataluña (21.637 €). En el extremo opuesto se encuentran Extremadura (14.843 €), Andalucía (15.862 €), Canarias (15.901 €) y Murcia (16.128 €). La distribución por municipios de la Renta media por unidad de consumo permite observar dos ejes de desigualdad socioeconómica territorial: una divisoria norte-sur, y un eje urbano-rural perceptible sobre todo en las comunidades autónomas más empobrecidas.
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{{#ask:[[ArchivoTiene palabra clave:Espana Evolucion-de-la-renta-media-anual 2007-2014 graficoestadistico 15727 spa.jpg|thumb|Gráfico estadístico de evolución de la renta media anual. 2007-2014. España.|300x300px:~*población activa*]]OR[[ArchivoTiene palabra clave:Espana Renta-media-anual 2007-2014 mapa 15720 spa.jpg|left|thumb|Mapa de renta media anual . 2007-2014. España. [http://centrodedescargas.cnig.es/CentroDescargas/busquedaRedirigida.do?ruta=PUBLICACION_CNIG_DATOS_VARIOS/aneTematico/Espana_Renta-media-anual_2007-2014_mapa_15720_spa.pdf PDF]. [http://centrodedescargas.cnig.es/CentroDescargas/busquedaRedirigida.do?ruta=PUBLICACION_CNIG_DATOS_VARIOS/aneTematico/Espana_Renta-media-anual_2007-2014_mapa_15720_spa.zip Datos]~*población ocupada*]]OR La evolución de la renta familiar en nuestro país en los últimos años ha estado muy marcada por el efecto de la crisis económica. A la vista de los datos correspondientes al período entre los años 2007 y 2014, se observa cómo el ingreso medio anual por unidad de consumo alcanzó su máximo en 2008 y, desde entonces hasta 2014 no ha dejado de descender (ver gráfico ''[[Tiene palabra clave:Archivo:Espana Evolucion-de-la-renta-media-anual 2007-2014 graficoestadistico 15727 spa.jpg|Evolución de la renta media anual~*población parada*]])''. Las caídas del ingreso de las familias fueron más pronunciadas durante los años 2010 y 2012, reflejando el impacto de las caídas de la producción durante la ''gran recesión'' sobre la renta disponible familiar. La renta media anual presenta diferencias significativas por género, siendo el ingreso de los hombres siempre superior al de las mujeres a lo largo de todo el período analizado. El efecto de la crisis económica se plasma en la evolución de la renta media de ambos sexos, aunque con ligeras diferencias. En 2009, mientras la renta de los hombres descendía, los ingresos de las mujeres permanecieron prácticamente estables, posiblemente debido al mayor impacto del desempleo sobre los primeros en una primera fase de la crisis. A pesar de que la renta media anual desciende para ambos grupos, la disparidad entre ellos se reduce en el año 2012 respecto de 2008. Por otro lado, se intuye ya una ligera recuperación en la renta media anual femenina en 2014 que aún no se advierte en la renta media anual masculina.OR En cuanto a la variación de la renta media anual entre 2007 y 2014 en todo el territorio nacional, se observa cómo el impacto de la recesión sobre la renta familiar ha sido bastante heterogéneo por comunidades autónomas. Las regiones que han sufrido una mayor pérdida de ingresos han sido las del sudeste peninsular[[Tiene palabra clave: Andalucía, Región de Murcia y Comunitat Valenciana, donde los ingresos se han reducido más de un 10%. En la misma línea, aunque de forma más moderada, Asturias, Cantabria, Castilla-La Mancha y Melilla también han sufrido caídas de rentas a lo largo de la crisis económica: entre un 6% y un 10%. El descenso de los ingresos no sólo ha afectado a las regiones tradicionalmente más pobres en renta per cápita, sino que se ha tratado de un efecto generalizado trabajo en el territorio nacional, con la excepción de tres comunidades autónomas que han visto cómo aumentaba su renta media anual (Aragón, Galicia y La Rioja). Estas diferencias en el efecto de la crisis económica están relacionadas principalmente con las diversas estructuras productivas de las regiones y con su estructura poblacional. La estructura productiva condiciona la dimensión del impacto del desempleo sobre distintas ocupaciones y sectores, mientras que la estructura poblacional determina el papel de los ingresos por empleo frente a rentas procedentes de prestaciones en el total de la renta familiar. Adicionalmente, el efecto de la recesión sobre la renta familiar en una región también puede estar condicionado por las políticas específicas llevadas a cabo por las autoridades regionales para combatir la crisis en cada una de las comunidades autónomas.mundo]] OR <div><ul style="text-align: left; float: left"> <li style="display: inline-block">[[ArchivoTiene palabra clave:Espana Poblacion-en-el-primer-decil-de-renta-nacional 2004-2014 mapa 15721 spa.jpg|left|thumb|Mapa de población en el primer decil de renta nacional. 2004-2014. España. [http://centrodedescargas.cnig.es/CentroDescargas/busquedaRedirigida.do?ruta=PUBLICACION_CNIG_DATOS_VARIOS/aneTematico/Espana_Poblacion-en-el-primer-decil-horas detrabajo perdidas por COVID-renta-nacional_2004-2014_mapa_15721_spa.pdf PDF]. [http://centrodedescargas.cnig.es/CentroDescargas/busquedaRedirigida.do?ruta=PUBLICACION_CNIG_DATOS_VARIOS/aneTematico/Espana_Poblacion-19 en-el-primer-decil-de-renta-nacional_2004-2014_mapa_15721_spa.zip Datosmundo]]]</li> <li style="display: inline-block">OR [[ArchivoTiene palabra clave:Espana Poblacion-en-el-ultimo-decil-de-renta-nacional 2004-2014 mapa 15722 spa.jpg|left|thumb|Mapa de población en el último decil de renta nacional. 2004-2014. España. [http://centrodedescargas.cnig.es/CentroDescargas/busquedaRedirigida.do?ruta=PUBLICACION_CNIG_DATOS_VARIOS/aneTematico/Espana_Poblacion-pobreza laboral en-el-ultimo-decil-de-renta-nacional_2004-2014_mapa_15722_spa.pdf PDFmundo]]. OR[http[Tiene palabra clave:://centrodedescargas.cnig.es/CentroDescargas/busquedaRedirigida.do?ruta=PUBLICACION_CNIG_DATOS_VARIOS/aneTematico/Espana_Poblacion-en-satisfacción con el-ultimo-decil-de-renta-nacional_2004-2014_mapa_15722_spa.zip Datos]trabajo]]OR </li> </ul></div> Después de analizar la evolución de la renta media anual para el conjunto de la población, es interesante estudiar cómo ha variado la posición geográfica del diez por ciento más pobre y el diez por ciento más rico de las familias españolas entre 2004 y 2014. Como se aprecia en los mapas ''[[Tiene palabra clave:Archivo:Espana Poblacion-en-el-primer-decil-de-renta-nacional 2004-2014 mapa 15721 spa.jpg|Población en el primer decil de renta nacional~*teletrabajo*]] y OR[[Tiene palabra clave:Archivo:Espana Poblacion-en-satisfacción con el-ultimo-decil-de-renta-nacional 2004-2014 mapa 15722 spa.jpg|Población en el último decil de renta nacionaltrabajo]]'', la población española más pobre se ha concentrado en este periodo más en las comunidades de Madrid e Illes Balears, seguidas de Canarias con una variación porcentual positiva entre el 25% y el 50%. No obstante, en el año 2014, el sur de España (Andalucía y Murcia) sigue siendo el que concentra un mayor porcentaje de población que se encuentra en el diez por ciento más pobre del conjunto del país. La población española en el último decil de renta, los más ricos, se concentra sobre todo en regiones tradicionalmente ricas en términos de producción per cápita situadas al norte del país (País Vasco, Navarra y Cataluña), así como en la Comunidad de Madrid. En la última década esta población se ha concentrado más todavía en el País Vasco y en La Rioja. En la Comunidad de Madrid, el incremento de la desigualdad es patente: se incrementa el porcentaje de españoles del primer decil y del último que viven en ella, aumentando por tanto las disparidades de renta en esta comunidad, en detrimento de las clases medias. Por el contrario, existen regiones en las que se reduce la dispersión de ingresos debido a la reducción de población en ambos extremos de la distribución como Castilla-La Mancha o Extremadura. Otras regiones presentan más población de uno de los extremos: en Navarra, por ejemplo, se reduce el grupo de población más pobre y se incrementa el más rico y, en contraste, en Canarias aumenta la población más pobre y se reduce la más rica. <div><ul style="text-align: right; float: right"> <li style="display: inline-block">OR[[ArchivoTiene palabra clave::Espana Evolucion-contratos de-la-poblacion-trabajo en-el-primer-decil-de-renta 2007-2014 graficoestadistico 15723 spa.jpg|left|thumb|Gráfico estadístico de evolución de la población en el primer decil de renta. 2007-2014. España.pandemia]]</li> <li style="display: inline-block">OR[[ArchivoTiene palabra clave::Espana Evolucion-de-la-poblacion-situación laboral en-el-ultimo-decil-de-renta 2007-2014 graficoestadistico 15724 spa.jpg|left|thumb|Gráfico estadístico de evolución de la población en el último decil de renta. 2007-2014. España.pandemia]]OR </li> </ul></div> Al analizar la evolución del peso de los más pobres y los más ricos desde 2007 a 2014 se comprueba que la crisis económica ha afectado de manera algo distinta a la población de las diferentes comunidades autónomas. El 10% de la población más pobre del país (ver gráfico ''[[Tiene palabra clave:Archivo:Espana Evolucion-de-la-poblacion-en-el-primer-decil-de-renta 2007-2014 graficoestadistico 15723 spa.jpg|Evolución de la población en el primer decil de rentasiniestralidad laboral]]'') aumenta su presencia en Andalucía y en la Región de Murcia entre 2010 y 2014, reflejando que la segunda recesión de 2012 ha tenido un mayor efecto en estos territorios, probablemente debido el peso del sector primario en el empleo, muy afectado por la crisis del mercado laboral. Es interesante ver que este empeoramiento no se produce en otras comunidades con una acentuada presencia de la pobreza como Extremadura o Canarias. La evolución en el tiempo del peso del 10% más rico es menos volátil durante todo el período de crisis. En el País Vasco, que inicialmente concentraba un 20% de este grupo en 2007, se observa cómo la crisis hace a este grupo más numeroso en 2010 aunque en 2014 vuelve a los niveles anteriores a la crisis económica. Este efecto se observa también en Cataluña y en la Comunidad Foral de Navarra con ligeros aumentos del peso de los más ricos del territorio nacional en sus respectivas regiones. En contraste, en la Comunidad de Madrid el aumento de los más ricos se produjo algo antes de la llegada de la recesión, es decir, entre 2004 y 2007. {{ANEAutoria|Autores= Inmaculada Cebrián López, Ana Arriba González de Durana, Olga Cantó Sánchez, Gloria Moreno Raymundo}} {{ANESubirArriba}}{{ANETextoEpigrafe |epigrafe=
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|epigrafe=Recursos relacionados con renta, salarios, pobreza
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{{ANEAutoria|Autores= Inmaculada Cebrián López, Ana Arriba González #ask:[[Tiene palabra clave::órdenes de Durana, Olga Cantó Sánchez, Gloria Moreno Raymundo}}protección]] OR [[Tiene palabra clave::~*violencia contra la mujer]] OR{{ANESubirArriba}}<div id="Mujer"></div>{{ANETextoEpigrafe[[Tiene ID serie temporal::15773]]
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{{ANETextoAsociado |titulo=Vida familiarANENavegacionHermanos|contenido= <div><ul style="text-align: left; float:left"> <li styleanterior="display: inline-block">[[Archivo:Espana Excedencias-por-cuidado-de-hijos-y-familiares 2015 mapa 15746 spa.jpg|left|thumb|Mapa de excedencias por cuidado de hijos y familiares. 2015. España. [http://centrodedescargas.cnig.es/CentroDescargas/busquedaRedirigida.do?ruta=PUBLICACION_CNIG_DATOS_VARIOS/aneTematico/Espana_Excedencias-por-cuidado-de-hijos-y-familiares_2015_mapa_15746_spa.pdf PDFSociedad en Europa]. [http://centrodedescargas.cnig.es/CentroDescargas/busquedaRedirigida.do?ruta=PUBLICACION_CNIG_DATOS_VARIOS/aneTematico/Espana_Excedencias-por-cuidado-de-hijos-y-familiares_2015_mapa_15746_spa.zip Datos] [https://interactivo-atlasnacional.ign.es/index.php#c=indicator&i=s15746.s15746&t=A02&view=map10 Interactivo. ]]]</li><li style="display: inline-block">[[Archivo:Espana Permisos-por-maternidad-y-paternidad 2016 mapa 15747 spa.jpg|left|thumb|Mapa de permisos por maternidad y paternidad. 2016. España. [http://centrodedescargas.cnig.es/CentroDescargas/busquedaRedirigida.do?ruta=PUBLICACION_CNIG_DATOS_VARIOS/aneTematico/Espana_Permisos-por-maternidad-y-paternidad_2016_mapa_15747_spa.pdf PDF]. 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Estos datos muestran con claridad que España sigue manteniendo niveles de desigualdad de género en el trabajo doméstico muy altos (ver gráfico ''[[:Archivo:Espana Usos-del-tiempo 2009-2010 graficoestadistico 15770 spa.jpg|Usos del tiempocomportamiento electoral]]''). En los últimos años, se ha conseguido una participación más equilibrada de hombres y mujeres en el mercado laboral, pero las mujeres siguen asumiendo la mayor parte de las responsabilidades familiares y domésticas. El impacto que supone la participación en el mercado de trabajo cuando existen hijos es muy diferente en hombres y mujeres, lo que refleja no sólo el desigual reparto de responsabilidades familiares, sino también las grandes dificultades para poder conciliar trabajo y familia.}}{{ANETextoAsociado |titulo=Poder y toma de decisión |contenido= [[Archivo:Espana Ayuntamientos-gobernados-por-mujeres 1995-2015 mapa 15773 spa.jpg|left|thumb|Mapa de ayuntamientos gobernados por mujeres. 1995-2015. España. [http://centrodedescargas.cnig.es/CentroDescargas/busquedaRedirigida.do?ruta=PUBLICACION_CNIG_DATOS_VARIOS/aneTematico/Espana_Ayuntamientos-gobernados-por-mujeres_1995-2015_mapa_15773_spa.pdf PDF]. [http://centrodedescargas.cnig.es/CentroDescargas/busquedaRedirigida.do?ruta=PUBLICACION_CNIG_DATOS_VARIOS/aneTematico/Espana_Ayuntamientos-gobernados-por-mujeres_1995-2015_mapa_15773_spa.zip Datos]]] <div><ul style="text-align: right; float: right"> <li style="display: inline-block; vertical-align: top">[[Archivo:Espana Participacion-de-la-mujer-en-los-organos-de-poder 1981-2016 graficoestadistico 15778-00 spa.jpg|left|thumb|220px|Gráfico estadístico de participación de la mujer en los órganos de poder. 1981-2016. España.]]</li> <li style="display: inline-block; vertical-align: top">[[Archivo:Espana Participacion-de-la-mujer-en-los-organos-de-poder 1981-2016 graficoestadistico 15778-01 spa.jpg|left|thumb|200px|Gráfico estadístico de participación de la mujer en los órganos de poder. 1981-2016. España.]]</li> <li style="display: inline-block; vertical-align: top">[[Archivo:Espana Participacion-de-la-mujer-en-los-organos-de-poder 1981-2016 graficoestadistico 15778-02 spa.jpg|left|thumb|180px|Gráfico estadístico de participación de la mujer en los órganos de poder. 1981-2016. España.]]</li> </ul></div> La participación de las mujeres en los distintos ámbitos del poder político se ha incrementado notablemente en los últimos años. La Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la Igualdad efectiva de mujeres y hombres, hace hincapié en el fomento del principio de presencia o composición equilibrada: es decir, que el número de personas de cada sexo no supere el 60% ni sea inferior al 40%. Sin embargo, la participación de la mujer todavía no está muy equilibrada en los órganos políticos, y su presencia es muy reducida en la mayor parte órganos constitucionales. Mientras, en las asambleas autonómicas su participación es más equilibrada y en el ámbito local se observa un crecimiento importante en el número de mujeres alcaldesas que llega hasta el 19,1% de promedio en toda España después de las elecciones de 2015, pero sin superar el 40% en ninguna provincia. Por otro lado, todavía resulta más evidente el desequilibrio en la empresa privada, aun cuando ha habido un avance evidente en los últimos años (ver gráficos de ''Participación de la mujer en los órganos de poder'').
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[[Categoría:Población, poblamiento y sociedad]]