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Discusión:Caracterización de la sociedad

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La renta de los hogares proviene mayoritariamente de los ingresos por trabajo y prestaciones sociales. Los primeros constituyen la fuente principal de los recursos, pero tienen también una importancia muy destacada las prestaciones sociales reconocidas por el estado del bienestar, principalmente de las pensiones de jubilación y de las prestaciones de desocupación, que constituyen las transferencias sociales públicas de mayor cuantía en España.<br>
La proporción entre las diversas fuentes de ingresos sobre el total de la renta presenta variaciones territoriales destacadas, según la estructura demográfica y la situación económica. En 2021, la provincia española en la que, de media, el peso de ingresos procedentes del trabajo era más elevada fue Guadalajara con un 67,1%, seguida de la ciudad autónoma de Ceuta (66,8%). En las provincias de Madrid, Toledo, Murcia y Barcelona, esta proporción también superó el 60% de la renta media anual por persona. Por el contrario, en Ourense, Zamora, León, Asturias y Lugo apenas superó el 50%. En este caso, se trata de las provincias con la mayor proporción de ingresos procedente de las pensiones de jubilación, lo que denota un mayor envejecimiento de la población en estos territorios. Por lo que respecta a las prestaciones por desempleo, es en las islas donde, de media, tienen un mayor peso en los ingresos de los hogares, particularmente, en Las Palmas (6%), en las Illes Balears (5,9%) y en Santa Cruz de Tenerife (5,6%). Cabe destacar que en Illes Balears es donde los ingresos por rendimientos de patrimonio o de capital (otros ingresos) tienen el peso más elevado en las rentas de los hogares, llegando a constituir de media el 17,6%.<br>
La distribución territorial de la ''[[:Archivo:XXX|Renta que procede de las prestaciones sociales ]]'' muestra que el peso de las transferencias sociales públicas en los ingresos de los hogares es mayor en las áreas rurales, especialmente en aquellas más envejecidas o con una actividad económica más inestable. Estas áreas se encuentran principalmente en el noroeste del país, en zonas de Galicia, Principado de Asturias y Castilla-León, y también en territorios de la España más meridional, situados en Extremadura, Andalucía y Castilla-La Mancha.<br>
<div style="font-size:120%; color:#93481b">Desigualdad</div>
Las desigualdades en la distribución de la renta presentan notables diferencias espaciales, como evidencia el cálculo del '''índice de Gini''', que mide la desigualdad entre los ingresos de la población que reside en cada territorio. Este indicador ofrece valores entre 0 y 1, siendo 0 la situación de máxima igualdad en la que toda la población tendría los mismos ingresos y 1 la situación de máxima desigualdad en la que el 1% de la población obtendría todos los ingresos. En 2021, el nivel de ''[[:Archivo:XXX|Desigualdad de renta según índice de Gini ]]'' para el conjunto de España ofrecía un valor de 0,330, uno de los más elevados de Europa. Las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla son los territorios con un grado de desigualdad de renta más elevado, 0,405 y 0,403, respectivamente. La Comunidad de Madrid (0,352) también presenta una desigualdad de ingresos alta, por encima del valor del conjunto del país. En cambio, Aragón (0,291) y Galicia (0,292) son las comunidades autónomas más igualitarias.<br>
Las grandes aglomeraciones urbanas son habitualmente entornos con una desigualdad de ingresos acentuada, que se plasma en el territorio a través de dinámicas de segregación residencial. La segregación residencial socioeconómica es el proceso a través del cual, bajo determinadas circunstancias, los grupos sociales tienden a concentrarse residencialmente en la ciudad según su nivel de renta. En las dos áreas urbanas más pobladas de España, Madrid y Barcelona, estos patrones de localización residencial diferenciada según el estatus socioeconómico han adquirido una escala metropolitana, y tienen un fuerte impacto en la especialización residencial de algunos de los municipios de las coronas metropolitanas. No obstante, la estructura socioresidencial de ambas metrópolis tiene rasgos diferentes.<br>
En el caso de la ''[[:Archivo:XXX|Renta media en el área funcional urbana de Madrid ]]'' la desigualdad se presenta más bien entre el norte y el sur de la metrópoli, siguiendo una lógica muy marcada por el eje centro-periferia. En la misma ciudad central, en el municipio de Madrid, la desigualdad socioeconómica entre distritos es ya notable. La renta media anual por unidad de consumo más elevada se registra en el distrito de Chamartín (28.233 €), un 261,5% superior a la del distrito de Usera (10.797 €). Dentro del área metropolitana, el municipio que aglutina población con ingresos más altos es Pozuelo de Alarcón, adyacente al distrito de Moncloa-Aravaca y a los municipios de Boadilla del Monte y Majadahonda, también de rentas altas. En cambio, los municipios metropolitanos que aglutinan las rentas más bajas se sitúan en el sur más alejado de la ciudad central, muchos de ellos situados ya en la provincia de Toledo y con rentas medias anuales por unidad de consumo inferiores a los 15.000 €.<br>
Por su lado, en el área funcional urbana de Barcelona la desigualdad no se articula tanto en la dualidad centro-periferia, sino en la especialización de ejes metropolitanos. En el municipio de Barcelona, la desigualdad entre distritos también es considerable si se compara la renta media anual por unidad de consumo de Sarrià-Sant Gervasi (26.709 €) con la de Ciutat Vella (11.931 €) o Nou Barris (12.241 €). En el área metropolitana, se identifican dos ejes supramunicipales de localización de población con rentas altas. Uno que arranca de la zona alta de Barcelona y continua hacía Sant Just Desvern, Sant Cugat del Vallès y Sant Quirze del Vallès; y otro que aglutina municipios del Maresme, desde Tiana y Montgat a Cabrera de Mar y que continua más allá de Mataró, alrededor de Sant Vicenç de Montalt. A parte de estos ejes destacan también los municipios de Matadepera, situado al norte de Terrassa y l’Ametlla del Vallès, al norte de Granollers. En cambio, los ejes donde se concentra más población de rentas bajas se sitúan en la primera corona metropolitana, principalmente, en los márgenes Besòs –con los municipios de Sant Adrià de Besòs, Santa Coloma de Gramenet y Badalona– y el eje de la carretera de Collblanc –con barrios de l’Hospitalet de Llobregat y Cornellà–.<br>
En 2022, el 26,3% de la población española se encontraba en riesgo de pobreza o exclusión social según el índice AROPE. Este indicador, estandarizado a nivel europeo, mide la proporción de población que o bien tiene un nivel de ingresos inferior al umbral de riesgo de pobreza (60% de la mediana de ingresos por unidad de consumo), o bien vive en hogares con baja intensidad en el empleo (aquellos en los que se aprovecha menos del 20% del trabajo potencial anual de sus miembros en edad de trabajar), o bien sufren carencia material y social severa, considerando como tal la carencia de al menos 7 ítems de la siguiente lista de 13:<br>
1. #Atender puntualmente al pago de los gastos de la vivienda principal (hipoteca o alquiler) o de compras a plazos2. #Mantener la vivienda a una temperatura adecuada3. #Tener la capacidad de hacer frente a gastos imprevistos4. #Poder comer una comida de carne, pollo, pescado o equivalente vegetariano cada dos días5. #Ir de vacaciones al menos una semana al año6. #Disponer de automóvil7. #Poder sustituir muebles viejos o estropeados8. #Poder sustituir ropa estropeada por otra nueva9. #Poder permitirse tener dos pares de zapatos en buenas condiciones10. #Poder reunirse con amigos/as o familiares para comer o tomar alguna cosa al menos una vez al mes11. #Poder participar regularmente en actividades de ocio12. #Poder gastar una pequeña cantidad de dinero en uno/a mismo/a13. #Poder permitirse conexión a internet
La Evolución de la tasa de riesgo de pobreza según el índice AROPE muestra que, en España, la proporción de población que se encontraba en esta situación llegó a ser del 29,2% al final de la crisis financiera y desde entonces se fue reduciendo hasta llegar al 25,3% en 2019. Sin embargo, con el impacto de la crisis derivada de la pandemia del COVID-19 en 2020, la población en riesgo de pobreza y exclusión volvió a repuntar, y es 2022 el primer año en el que se ha vuelto a registrar una tendencia a la baja de este fenómeno.<br>
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