Discusión:España en el contexto geográfico mundial
España en mapas. Una síntesis geográfica
Compendios del Atlas Nacional de España.
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TEMA: España en el contexto geográfico mundial
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Existen dos formas complementarias para analizar la presencia española en el panorama mundial del presente. La primera se centra en constatar que se trata de un Estado-nación de tamaño medio, tanto por su superficie (505.990 km2) como por su población total (46.528.996 habitantes a 1 de enero de 2017), destacado en el contexto europeo y con proyección hacia otros continentes, en especial América y África septentrional. En esta interpretación interesan los datos cuantitativos y las referencias históricas y culturales del país. Una manera diferente de ver España se refiere a su contemplación en un mapamundi, donde se aprecia que se trata de la parte fundamental de una gran península del sudoeste europeo, situada entre el Atlántico y el Mediterráneo y que, por esta razón, ha jugado un papel protagonista en las relaciones entre el Viejo Mundo y América, en especial la central y del sur, y con el norte de África, de la que la separan apenas unos pocos kilómetros, en el estrecho de Gibraltar y el mar de Alborán.
De hecho, ha sido frecuente observar a España en un lugar visible, preeminente, en cualquier mapa político-administrativo o físico del mundo, muy en particular en aquellos que se confeccionan tomando como referencia el océano Atlántico para apreciar los perfiles de la vieja y civilizadora Europa, junto a África y al conjunto de América descubierta por los europeos a finales del siglo XV. Sin duda, la narración histórica dominante en nuestra sociedad insiste en el surgimiento de la civilización occidental en torno al Mediterráneo, su crisis y posterior consolidación en el oeste de Europa durante la Edad Media y la apertura subsiguiente al mundo en una carrera colonial muy intensa que permitió una expansión, hasta entonces desconocida, del comercio y las migraciones a larga distancia, un crecimiento económico sostenido, duradero, y el dominio de numerosos pueblos por parte de los grandes países europeos en un período de colonialismo clásico, que se extendió desde el siglo XVI hasta el XIX. Este proceso histórico (que obvia la lectura del espacio y de la expansión civilizadora de la cultura china, rusa y de otros pueblos), justifica que el Atlántico se convirtiese en el océano central de las transacciones económicas y las lecturas geopolíticas hegemónicas durante toda la época contemporánea, dominio sólo contestado por el auge de los países del Pacífico en los últimos decenios.
En coherencia con esta interpretación, los mapamundis más representados también sitúan al Mediterráneo (lugar de encuentro de Europa, Asia y África) en una posición visible, mientras que los espacios insulares del Atlántico y Mediterráneo (algunos de ellos pertenecientes a España como los archipiélagos canario y balear) se intuyen, del mismo modo que las islas del Caribe u otras tan importantes en la antigüedad como Creta o Sicilia. Esta representación del planeta ha alcanzado tanta transcendencia que durante muchos siglos fue la única, o casi exclusiva, empleada en el cálculo de las proyecciones cartográficas más utilizadas, comenzando por la de Mercator, y en los mapas y manuales escolares que se generaron en universidades y escuelas desde mediados del siglo XIX. En épocas recientes, la imagen del mundo centrada en el continente europeo y con una España visible, se ha generalizado en las cadenas de televisión internacionales cuando emiten informativos, destacando de nuevo espacios centrales de nuestra imagen del mundo como el Mediterráneo, el Oriente Medio, la Unión Europea, las islas del Atlántico y Groenlandia, entre más posibilidades.
Pasando al comentario concreto de los mapas que se han elaborado, el titulado España en el centro del mundo, reitera la idea de atlanticidad, destacando las relaciones Europa-América como fundamentales en el presente; permite, además, apreciar bastantes detalles del Mediterráneo y sitúa África y América Latina como expresiones del Sur, puesto que la representación se centra en las latitudes templadas del hemisferio norte. El Oriente, Asia, queda situado como una periferia desvalorizada, aunque siempre se reconozca la importancia de las civilizaciones india, china y japonesa. Se trata de una imagen cartográfica claramente eurocéntrica, que refuerza la posición central de España como un importante país de la civilización occidental.
Los restantes mapas elegidos, desde otras tantas perspectivas (americana, china y australiana), ya matizan notablemente la imagen central de España entre los continentes y las tierras emergidas. En el mapa americano, el centro de la representación corresponde a las regiones comprendidas entre el norte de Canadá y Tierra del Fuego. España se aprecia bien, por su carácter de país europeo atlántico, más cercano que otros a América y por ocupar la mayoría del reconocible espacio de la península ibérica. Por el contrario, en el mapa chino, el Índico y el Pacífico ayudan a resaltar la centralidad de esta gran potencia asiática, camino de convertirse en líder planetario, mientras España queda en situación periférica como un extremo del continente europeo. Esta imagen de extremo todavía se reafirma más desde el punto de vista australiano, donde el hemisferio sur ocupa la parte superior del mapa y Europa occidental aparece como una península alejada del gran espacio asiático.
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