Diferencia entre revisiones de «Archivo:Espana Mundo-urbano-a-finales-del-siglo-XVIII 1750-1799 mapa 15446 spa.jpg»
De Atlas Nacional de España
Saltar a: navegación, buscar
(User created page with UploadWizard) |
(Sin diferencias)
|
Revisión del 10:42 12 mar 2019
Resumen
Recurso empleado para la formación del Atlas Nacional de España.
Accede al Centro de Descargas del CNIG para descargar sus ficheros con mayor definición:
Licencia
CC BY 4.0 ign.es, 2021
Véase la lista de participantes
Historial del archivo
Haz clic sobre una fecha/hora para ver el archivo a esa fecha.
Fecha y hora | Miniatura | Dimensiones | Usuario | Comentario | |
---|---|---|---|---|---|
actual | 10:42 12 mar 2019 | 709 × 525 (136 KB) | Usr4 (discusión | contribuciones) | User created page with UploadWizard |
- No puedes sobrescribir este archivo.
Usos del archivo
Las siguientes páginas enlazan a este archivo:
Metadatos
Este archivo contiene información adicional, probablemente añadida por la cámara digital o el escáner usado para crearlo o digitalizarlo.
Si el archivo ha sido modificado desde su estado original, pueden haberse perdido algunos detalles.
Autor | Atlas Nacional de España (ANE) |
---|---|
Anchura | 1182 px |
Altura | 875 px |
Bits por componente |
|
Composición de pixel | RGB |
Orientación | Normal |
Número de componentes | 3 |
Resolución horizontal | 150 ppp |
Resolución vertical | 150 ppp |
Software usado | Adobe Photoshop CS5 Windows |
Fecha y hora de modificación del archivo | 15:33 7 mar 2019 |
Versión de Exif | 2.21 |
Comentarios de usuario | El siglo XVIII fue, sin duda, un siglo de crecimiento demográfico ininterrumpido. Pero en general no fue extraordinariamente alto y presentó ritmos muy diferentes en función de cada región. No obstante, durante la segunda mitad del siglo XVIII la población española creció y llegó a superar ligeramente a finales de dicho perÃodo los diez millones y medio de habitantes. Todo un conjunto de factores, entre los que se encuentran: las mejoras de la medicina y de la higiene personal; la desaparición de la peste (a pesar de la existencia de todo un conjunto de enfermedades que siguieron diezmando la población); los nuevos condicionantes técnicos de las tácticas militares y la menor participación en los conflictos bélicos europeos; una cierta mejora de nuestra coyuntura económica, aunque con oscilaciones y altibajos, y en particular el incremento de la producción agrÃcola. La propia actitud de los gobiernos ilustrados, que vieron el crecimiento demográfico y su diversificación y calidad como un horizonte a tener en cuenta en el progreso propio de la época, impulsó medidas para favorecerlo. Todo ello, en su conjunto, puede explicar este incremento de la población. A este respecto, en otros mapas se habla de las pueblas nuevas creadas por el Estado, la atracción de técnicos y colonos extranjeros, la creación de industrias…Además, entre las caracterÃsticas demográficas más importantes, también se encuentra la reafirmación de una tendencia a la redistribución de la población que ya venÃa desarrollándose desde el siglo XVII, por la cual los territorios periféricos experimentaron un crecimiento demográfico mayor que el resto. AsÃ, los territorios del interior, salvo Madrid, no fueron capaces de superar la fase de estancamiento que se venÃa ya perpetuando, mientras que los del litoral Mediterráneo y Cantábrico, vivieron una consolidación. Es el auge de poblaciones litorales nuevas o renovadas por muy diversos motivos: astilleros, instalaciones militares, pesquerÃas… serÃan casos como los de Gijón, Ferrol, Vigo, San Fernando, Cartagena… A este respecto es de destacar que los Decretos de Nueva Planta borbónicos, identificando en un régimen unificado los diferentes territorios peninsulares (como destacó en su momento Vicens Vives), contribuyeron al desarrollo económico de los territorios litorales del Mediterráneo al abrirles el comercio con América, hasta el momento monopolizado y dirigido desde Sevilla.Esta redistribución de la población tuvo también sus efectos en el desarrollo urbano, de modo que fue en las regiones periféricas donde aparecieron mayor número de núcleos de población con la categorÃa (por sus red viaria, instalaciones, ocupación de sus habitantes…) y las caracterÃsticas de “ciudadâ€. Y asà como se observa un claro crecimiento de la mayorÃa de los grandes núcleos urbanos litorales de aquellos momentos, por el contrario en el interior peninsular, el número de poblaciones de caracterÃsticas urbanas fue mucho menor ya que, salvo Madrid, en los espacios interiores no encontramos ni una sola ciudad que supere los 100.000 habitantes. Por otro lado, la dura situación por la que habÃan atravesado los núcleos urbanos durante el seiscientos hizo muy difÃcil que pudiera producirse una ya impensable recuperación, no llegándose, prácticamente, a superar la situación previa a la crisis urbanÃstica del XVII en los viejos territorios interiores de la Corona de Castilla. De hecho, cuando los historiadores entran en muchos de los archivos municipales (por ejemplo, en el caso de Burgos tras la ruina del comercio de la lana), no encuentran expedientes de construcción, sino de demoliciones obligadas por el peligro de la ruina de las edificaciones y disposiciones municipales que obligan a los propietarios e inquilinos a ocultar con “colgaduras†la lamentable situación del caserÃo urbano. Cuando no fue asÃ, la tónica general dentro del desarrollo urbano de los territorios interiores fue, en el mejor de los casos, la del estancamiento, alcanzándose, incluso, tasas negativas respecto al crecimiento medio anual de la población urbana en diversas regiones ya desde finales del siglo XVI. Véanse las tasas de “crecimiento negativo†de Castilla y de León (-0´15), de Extremadura (-0´12) y, prácticamente de Castilla la Nueva (un imperceptible 0´03).No obstante, en algunas ciudades fue esencial el aporte de población inmigrante, hecho que permite, fundamentalmente, explicar su crecimiento aun cuando toda una serie de valores demográficos, como la mortalidad infantil, la esperanza de vida… no habÃan sufrido grandes modificaciones respecto a momentos anteriores. No obstante, y a pesar de todo ello, la sociedad de finales del Antiguo Régimen siguió siendo abrumadoramente rural y estuvo abocada a trabajar especialmente en el campo, a diferencia de la población de los núcleos urbanos, donde ya en aquellos momentos se aprecia una especialización funcional en los sectores secundario y terciario.En lo cualitativo, sin embargo, cabe mencionar cómo la planificación pública urbana pasó a formar parte de los intereses de la monarquÃa ilustrada y como reflejo de la polÃtica municipal, impulsada en muchos casos por los intelectuales de la localidad, las Academias, las Asociaciones de Amigos del PaÃs... La búsqueda de soluciones a toda una serie de problemas (hacinamiento, insalubridad, etc.) explica una muy interesante polÃtica de ampliación de espacios, asà como de embellecimiento urbano. Es ésta la época de la construcción de bellas puertas monumentales, puentes con farolas y esculturas, jardines, plantación de arbolado, fuentes públicas (bien de abastecimiento o bien ornamentales), construcción de paseos públicos (los “espolones†y alamedas…) etc… Asà fue en muchas ciudades españolas, en donde construcciones y espacios públicos del XVIII hoy siguen formando parte muy importante del tejido urbano, de los que El Escorial borbónico puede ser uno de los mejores ejemplos. |
Espacio de color | Sin calibrar |
Fecha y hora de la digitalización | 10:02 9 may 2018 |
Fecha en la cual fueron modificados por última vez los metadatos | 16:33 7 mar 2019 |
Id. único del documento original | uuid:01da7970-4a54-4617-9de0-1ce0e0708d0d |
Título breve |
|
Palabras clave |
|
Versión IIM | 47 522 |