Diferencia entre revisiones de «Discusión:Educación, ciencia, cultura y deporte en Europa»

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Una característica común de la población de la Unión Europea es una mayor posibilidad de acceso a la educación, al conocimiento, al desarrollo científico y tecnológico y a la cultura, así como también a la salud y al bienestar, aspectos estos a los que contribuyen hábitos como la práctica deportiva. Sin embargo, también es manifiesta la diversidad entre sus países y regiones.
 
Una característica común de la población de la Unión Europea es una mayor posibilidad de acceso a la educación, al conocimiento, al desarrollo científico y tecnológico y a la cultura, así como también a la salud y al bienestar, aspectos estos a los que contribuyen hábitos como la práctica deportiva. Sin embargo, también es manifiesta la diversidad entre sus países y regiones.
  
En educación, el mapa Nivel de estudios y gasto en educación en la Unión Europea compara el gasto público en educación en porcentaje del PIB y lo pone en relación con la proporción de personas entre 25 y 64 años graduadas en las distintas etapas educativas. Los países nórdicos y Bélgica, con un gasto superior al 6% de su PIB, disponen de un 40% de su población en esa franja de edad que ha finalizado sus estudios universitarios y tan solo un 20% que no ha accedido a estudios secundarios superiores. En el extremo contrario se encuentran los países de Europa del Este, que aúnan el menor gasto público en educación (inferior al 5% del PIB), unos exiguos porcentajes de población con estudios universitarios (por debajo de un tercio) y una amplia mayoría con estudios secundarios. En cambio, Europa meridional, con un gasto próximo a la media europea, registra una cuantiosa proporción de personas que no superan los estudios secundarios inferiores (alrededor del 40%) y un bajo porcentaje de graduación universitaria, salvo en el caso de España, donde este colectivo asciende hasta un 38%. Finalmente, los países del entorno del Báltico y Europa central tienen un gasto público entre el 5 y 6% del PIB y una elevada presencia de personas con estudios terciarios. No obstante, mientras que en los primeros el porcentaje del nivel de estudios más bajo está muy poco representado, en los segundos mantienen una presencia destacada. El contexto económico y el de demanda laboral de cada país son factores que influyen en el nivel de requerimiento educativo para el desarrollo profesional y pueden explicar algunas de estas diferencias. La situación demográfica y económica, la centralización o descentralización fiscal y de competencias de las administraciones e instituciones, además de la política de cobertura pública implementada, son determinantes en el gasto público en educación. De hecho, la UE lleva décadas desarrollando una política de cooperación educativa y de formación que ha culminado con la puesta en marcha del [https://education.ec.europa.eu/es Espacio Europeo de Educación] y la aprobación de un [https://education.ec.europa.eu/es/about-eea/strategic-framework Marco estratégico para el año 2030] que aborda cinco prioridades, entre las que se encuentra respaldar las transiciones ecológica y digital en la educación y la formación. Para ello, se ha desarrollado un marco europeo de competencias educativas en materia de sostenibilidad ([https://op.europa.eu/en/publication-detail/-/publication/bc83061d-74ec-11ec-9136-01aa75ed71a1/language-es GreenComp]) y, para una mayor capacitación digital de los sistemas e instituciones educativas, el [https://education.ec.europa.eu/es/focus-topics/digital-education/action-plan Plan de Acción Digital de la UE].
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[[Archivo:Enelaboracion.jpg|right|thumb|300px|Mapa: Nivel de estudios y gasto público en educación en la UE. 2020 España. </br>
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El conocimiento y desarrollo científico y tecnológico es otro pilar socioeconómico para el que el sector industrial y los servicios intensivos de conocimiento de alta tecnología son estratégicos. Aquí se incluyen las manufacturas y los servicios con una elevada inversión en I+D que emplea a personal altamente cualificado. En el mapa Empleo en sectores de alta tecnología en la Unión Europea para NUTS 2 se intuye cómo este tipo de empleo se concentra, en buena parte, en aquéllas donde se localizan las capitales de país y sus periferias, por la ventaja de su proximidad a los mercados y a los centros de investigación, universidades e instituciones. Pero también destacan –con más de 100.000 ocupados y un porcentaje de empleo respecto del total por encima del 9%– territorios de vocación tradicional fabril como Oberbayern (Alta Baviera), junto a aquellos que, aun teniendo poca población, cuentan con un porcentaje de empleo en este sector también alto. Se trata de regiones como las del sur de Irlanda, Flevoland (Países Bajos) o Brabant Wallon (Brabante Valón, Bélgica). En definitiva, el mapa final reproduce parcialmente la tradicional banana azul europea del desarrollo económico, es decir, el corredor industrial que atraviesa Países Bajos, Bélgica y Alemania, expandida ahora hacia Irlanda. En el otro extremo, se encuentran territorios con muy poca población empleada en este sector, localizados en Grecia, Rumania, Bulgaria y Portugal. España, Italia y Francia cuentan con algunas regiones que destacan por su presencia de personal empleado en alta tecnología. Por la importancia de este sector, el fortalecimiento de clústeres forma parte, desde hace años, de la estrategia europea de innovación e investigación. En la actualidad, la UE cuenta con el programa de financiación [https://www.horizonteeuropa.es/ Horizonte Europa], en el que, con una asignación presupuestaria del instrumento [https://next-generation-eu.europa.eu/index_es NextGenerationEU], apoya también la transformación digital. En 2022 la Comisión adoptó una Nueva Agenda Europea de Innovación con el fin de liderar una reciente oleada de innovación, la denominada profunda ([https://op.europa.eu/es/publication-detail/-/publication/73b42de3-566f-11ed-92ed-01aa75ed71a1/language-en Deep Tech]). Por su parte, ese mismo año se estableció el programa estratégico de la [https://digital-strategy.ec.europa.eu/en Década Digital para 2030].
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En educación, el mapa ''[[:Archivo:Enelaboracion.jpg|Nivel de estudios y gasto en educación en la Unión Europea]]'' compara el gasto público en educación en porcentaje del PIB y lo pone en relación con la proporción de personas entre 25 y 64 años graduadas en las distintas etapas educativas. Los países nórdicos y Bélgica, con un gasto superior al 6% de su PIB, disponen de un 40% de su población en esa franja de edad que ha finalizado sus estudios universitarios y tan solo un 20% que no ha accedido a estudios secundarios superiores. En el extremo contrario se encuentran los países de Europa del Este, que aúnan el menor gasto público en educación (inferior al 5% del PIB), unos exiguos porcentajes de población con estudios universitarios (por debajo de un tercio) y una amplia mayoría con estudios secundarios. En cambio, Europa meridional, con un gasto próximo a la media europea, registra una cuantiosa proporción de personas que no superan los estudios secundarios inferiores (alrededor del 40%) y un bajo porcentaje de graduación universitaria, salvo en el caso de España, donde este colectivo asciende hasta un 38%. Finalmente, los países del entorno del Báltico y Europa central tienen un gasto público entre el 5 y 6% del PIB y una elevada presencia de personas con estudios terciarios. No obstante, mientras que en los primeros el porcentaje del nivel de estudios más bajo está muy poco representado, en los segundos mantienen una presencia destacada. El contexto económico y el de demanda laboral de cada país son factores que influyen en el nivel de requerimiento educativo para el desarrollo profesional y pueden explicar algunas de estas diferencias. La situación demográfica y económica, la centralización o descentralización fiscal y de competencias de las administraciones e instituciones, además de la política de cobertura pública implementada, son determinantes en el gasto público en educación. De hecho, la UE lleva décadas desarrollando una política de cooperación educativa y de formación que ha culminado con la puesta en marcha del [https://education.ec.europa.eu/es Espacio Europeo de Educación] y la aprobación de un [https://education.ec.europa.eu/es/about-eea/strategic-framework Marco estratégico para el año 2030] que aborda cinco prioridades, entre las que se encuentra respaldar las transiciones ecológica y digital en la educación y la formación. Para ello, se ha desarrollado un marco europeo de competencias educativas en materia de sostenibilidad ([https://op.europa.eu/en/publication-detail/-/publication/bc83061d-74ec-11ec-9136-01aa75ed71a1/language-es GreenComp]) y, para una mayor capacitación digital de los sistemas e instituciones educativas, el [https://education.ec.europa.eu/es/focus-topics/digital-education/action-plan Plan de Acción Digital de la UE].  
  
La atención a la cultura de los países, expresada en el mapa Empleo cultural según sexo y gasto público en cultura en la Unión Europea, resulta también heterogénea. Los países bálticos, Hungría y Malta destinan a cultura más del 1,5% de su gasto público; en cambio, los países mediterráneos, Portugal, Rumania, Irlanda y Austria invierten menos del 1%. Por su parte, la capacidad económica de la actividad cultural para crear empleo, aun suponiendo menos del 6% del total de personas empleadas en los países de la UE, es una variable a considerar como reflejo de su potencial. Es reseñable que la desigualdad según género no es excesivamente pronunciada: el empleo está ligeramente masculinizado en el caso de Malta, Italia, España o Irlanda (más del 55% de los ocupados son hombres) y una mayor presencia femenina en Chipre, Polonia, Luxemburgo, Letonia, Lituania y Estonia (más de 55% en este caso de mujeres). Como recoge la [https://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/?qid=1527241001038&uri=COM:2018:267:FIN Nueva Agenda Europea para la Cultura], aunque como actividad económica adolece todavía de una financiación adecuada u óptimas condiciones contractuales y de estabilidad, como servicio fomenta una ciudadanía activa, los valores comunes, la inclusión y el diálogo intercultural. Y todo ello en un marco de revolución digital que permite ampliar el acceso a la cultura y la innovación.  
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El conocimiento y desarrollo científico y tecnológico es otro pilar socioeconómico para el que el sector industrial y los servicios intensivos de conocimiento de alta tecnología son estratégicos. Aquí se incluyen las manufacturas y los servicios con una elevada inversión en I+D que emplea a personal altamente cualificado. En el mapa ''[[:Archivo:Enelaboracion.jpg|Empleo en sectores de alta tecnología en la Unión Europea]]'' para NUTS 2 se intuye cómo este tipo de empleo se concentra, en buena parte, en aquéllas donde se localizan las capitales de país y sus periferias, por la ventaja de su proximidad a los mercados y a los centros de investigación, universidades e instituciones. Pero también destacan –con más de 100.000 ocupados y un porcentaje de empleo respecto del total por encima del 9%– territorios de vocación tradicional fabril como Oberbayern (Alta Baviera), junto a aquellos que, aun teniendo poca población, cuentan con un porcentaje de empleo en este sector también alto. Se trata de regiones como las del sur de Irlanda, Flevoland (Países Bajos) o Brabant Wallon (Brabante Valón, Bélgica). En definitiva, el mapa final reproduce parcialmente la tradicional banana azul europea del desarrollo económico, es decir, el corredor industrial que atraviesa Países Bajos, Bélgica y Alemania, expandida ahora hacia Irlanda. En el otro extremo, se encuentran territorios con muy poca población empleada en este sector, localizados en Grecia, Rumania, Bulgaria y Portugal. España, Italia y Francia cuentan con algunas regiones que destacan por su presencia de personal empleado en alta tecnología.  Por la importancia de este sector, el fortalecimiento de clústeres forma parte, desde hace años, de la estrategia europea de innovación e investigación. En la actualidad, la UE cuenta con el programa de financiación [https://www.horizonteeuropa.es/ Horizonte Europa], en el que, con una asignación presupuestaria del instrumento [https://next-generation-eu.europa.eu/index_es NextGenerationEU], apoya también la transformación digital. En 2022 la Comisión adoptó una Nueva Agenda Europea de Innovación con el fin de liderar una reciente oleada de innovación, la denominada profunda ([https://op.europa.eu/es/publication-detail/-/publication/73b42de3-566f-11ed-92ed-01aa75ed71a1/language-en Deep Tech]). Por su parte, ese mismo año se estableció el programa estratégico de la [https://digital-strategy.ec.europa.eu/en Década Digital para 2030].
  
El deporte está reconocido en multitud de iniciativas de la UE como factor fundamental en el bienestar y la salud de las personas, motor de desarrollo local y regional, y elemento que ayuda a la cohesión e inclusión social. Sin embargo, el quinto [https://europa.eu/eurobarometer/surveys/detail/2668 Eurobarómetro] dedicado al deporte y a la actividad física cuantifica que «hasta un 45% de los encuestados afirma no hacer ejercicio nunca, mientras que un 38% lo hace al menos una vez por semana». Los encuestados que hacen ejercicio en Finlandia, Luxemburgo, Países Bajos, Dinamarca y Suecia superan el 50%, frente a países como Portugal, Polonia y Grecia. En el mapa Práctica deportiva y empleo en deporte en la Unión Europea se observa cómo caminar es la práctica mayoritaria para mantener la salud. En los países del norte de la UE, el ciclismo también tiene relevancia, en comparación con los países del ámbito mediterráneo, así como las actividades aeróbicas. Atendiendo al empleo, Suecia, Finlandia, Irlanda y España presentan valores por encima del 1% sobre el total, mientras que Eslovenia, Eslovaquia, Bulgaria, Lituania, Polonia, Croacia y Rumania se sitúan por debajo del 0,5%. Un empleo que corresponde a empresas dedicadas a actividades deportivas –como a la fabricación de artículos de deporte–, así como a las ocupaciones relacionadas con la práctica profesional, el entrenamiento y la instrucción y que tienen como contexto y reto actual la innovación tecnológica.   
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La atención a la cultura de los países, expresada en el mapa ''[[:Archivo:Enelaboracion.jpg|Empleo cultural según sexo y gasto público en cultura en la Unión Europea]]'', resulta también heterogénea. Los países bálticos, Hungría y Malta destinan a cultura más del 1,5% de su gasto público; en cambio, los países mediterráneos, Portugal, Rumania, Irlanda y Austria invierten menos del 1%. Por su parte, la capacidad económica de la actividad cultural para crear empleo, aun suponiendo menos del 6% del total de personas empleadas en los países de la UE, es una variable a considerar como reflejo de su potencial. Es reseñable que la desigualdad según género no es excesivamente pronunciada: el empleo está ligeramente masculinizado en el caso de Malta, Italia, España o Irlanda (más del 55% de los ocupados son hombres) y una mayor presencia femenina en Chipre, Polonia, Luxemburgo, Letonia, Lituania y Estonia (más de 55% en este caso de mujeres). Como recoge la [https://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/?qid=1527241001038&uri=COM:2018:267:FIN Nueva Agenda Europea para la Cultura], aunque como actividad económica adolece todavía de una financiación adecuada u óptimas condiciones contractuales y de estabilidad, como servicio fomenta una ciudadanía activa, los valores comunes, la inclusión y el diálogo intercultural. Y todo ello en un marco de revolución digital que permite ampliar el acceso a la cultura y la innovación.
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El deporte está reconocido en multitud de iniciativas de la UE como factor fundamental en el bienestar y la salud de las personas, motor de desarrollo local y regional, y elemento que ayuda a la cohesión e inclusión social. Sin embargo, el quinto [https://europa.eu/eurobarometer/surveys/detail/2668 Eurobarómetro] dedicado al deporte y a la actividad física cuantifica que «hasta un 45% de los encuestados afirma no hacer ejercicio nunca, mientras que un 38% lo hace al menos una vez por semana». Los encuestados que hacen ejercicio en Finlandia, Luxemburgo, Países Bajos, Dinamarca y Suecia superan el 50%, frente a países como Portugal, Polonia y Grecia. En el mapa ''[[:Archivo:Enelaboracion.jpg|Práctica deportiva y empleo en deporte en la Unión Europea]]'' se observa cómo caminar es la práctica mayoritaria para mantener la salud. En los países del norte de la UE, el ciclismo también tiene relevancia, en comparación con los países del ámbito mediterráneo, así como las actividades aeróbicas. Atendiendo al empleo, Suecia, Finlandia, Irlanda y España presentan valores por encima del 1% sobre el total, mientras que Eslovenia, Eslovaquia, Bulgaria, Lituania, Polonia, Croacia y Rumania se sitúan por debajo del 0,5%. Un empleo que corresponde a empresas dedicadas a actividades deportivas –como a la fabricación de artículos de deporte–, así como a las ocupaciones relacionadas con la práctica profesional, el entrenamiento y la instrucción y que tienen como contexto y reto actual la innovación tecnológica.   
  
 
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Estructura temática > Servicios y equipamientos sociales > Educación, ciencia, cultura y deporte > Educación, ciencia, cultura y deporte en Europa

Una característica común de la población de la Unión Europea es una mayor posibilidad de acceso a la educación, al conocimiento, al desarrollo científico y tecnológico y a la cultura, así como también a la salud y al bienestar, aspectos estos a los que contribuyen hábitos como la práctica deportiva. Sin embargo, también es manifiesta la diversidad entre sus países y regiones.

Mapa: Nivel de estudios y gasto público en educación en la UE. 2020 España.
PDF. Datos.

En educación, el mapa Nivel de estudios y gasto en educación en la Unión Europea compara el gasto público en educación en porcentaje del PIB y lo pone en relación con la proporción de personas entre 25 y 64 años graduadas en las distintas etapas educativas. Los países nórdicos y Bélgica, con un gasto superior al 6% de su PIB, disponen de un 40% de su población en esa franja de edad que ha finalizado sus estudios universitarios y tan solo un 20% que no ha accedido a estudios secundarios superiores. En el extremo contrario se encuentran los países de Europa del Este, que aúnan el menor gasto público en educación (inferior al 5% del PIB), unos exiguos porcentajes de población con estudios universitarios (por debajo de un tercio) y una amplia mayoría con estudios secundarios. En cambio, Europa meridional, con un gasto próximo a la media europea, registra una cuantiosa proporción de personas que no superan los estudios secundarios inferiores (alrededor del 40%) y un bajo porcentaje de graduación universitaria, salvo en el caso de España, donde este colectivo asciende hasta un 38%. Finalmente, los países del entorno del Báltico y Europa central tienen un gasto público entre el 5 y 6% del PIB y una elevada presencia de personas con estudios terciarios. No obstante, mientras que en los primeros el porcentaje del nivel de estudios más bajo está muy poco representado, en los segundos mantienen una presencia destacada. El contexto económico y el de demanda laboral de cada país son factores que influyen en el nivel de requerimiento educativo para el desarrollo profesional y pueden explicar algunas de estas diferencias. La situación demográfica y económica, la centralización o descentralización fiscal y de competencias de las administraciones e instituciones, además de la política de cobertura pública implementada, son determinantes en el gasto público en educación. De hecho, la UE lleva décadas desarrollando una política de cooperación educativa y de formación que ha culminado con la puesta en marcha del Espacio Europeo de Educación y la aprobación de un Marco estratégico para el año 2030 que aborda cinco prioridades, entre las que se encuentra respaldar las transiciones ecológica y digital en la educación y la formación. Para ello, se ha desarrollado un marco europeo de competencias educativas en materia de sostenibilidad (GreenComp) y, para una mayor capacitación digital de los sistemas e instituciones educativas, el Plan de Acción Digital de la UE.

El conocimiento y desarrollo científico y tecnológico es otro pilar socioeconómico para el que el sector industrial y los servicios intensivos de conocimiento de alta tecnología son estratégicos. Aquí se incluyen las manufacturas y los servicios con una elevada inversión en I+D que emplea a personal altamente cualificado. En el mapa Empleo en sectores de alta tecnología en la Unión Europea para NUTS 2 se intuye cómo este tipo de empleo se concentra, en buena parte, en aquéllas donde se localizan las capitales de país y sus periferias, por la ventaja de su proximidad a los mercados y a los centros de investigación, universidades e instituciones. Pero también destacan –con más de 100.000 ocupados y un porcentaje de empleo respecto del total por encima del 9%– territorios de vocación tradicional fabril como Oberbayern (Alta Baviera), junto a aquellos que, aun teniendo poca población, cuentan con un porcentaje de empleo en este sector también alto. Se trata de regiones como las del sur de Irlanda, Flevoland (Países Bajos) o Brabant Wallon (Brabante Valón, Bélgica). En definitiva, el mapa final reproduce parcialmente la tradicional banana azul europea del desarrollo económico, es decir, el corredor industrial que atraviesa Países Bajos, Bélgica y Alemania, expandida ahora hacia Irlanda. En el otro extremo, se encuentran territorios con muy poca población empleada en este sector, localizados en Grecia, Rumania, Bulgaria y Portugal. España, Italia y Francia cuentan con algunas regiones que destacan por su presencia de personal empleado en alta tecnología. Por la importancia de este sector, el fortalecimiento de clústeres forma parte, desde hace años, de la estrategia europea de innovación e investigación. En la actualidad, la UE cuenta con el programa de financiación Horizonte Europa, en el que, con una asignación presupuestaria del instrumento NextGenerationEU, apoya también la transformación digital. En 2022 la Comisión adoptó una Nueva Agenda Europea de Innovación con el fin de liderar una reciente oleada de innovación, la denominada profunda (Deep Tech). Por su parte, ese mismo año se estableció el programa estratégico de la Década Digital para 2030.

La atención a la cultura de los países, expresada en el mapa Empleo cultural según sexo y gasto público en cultura en la Unión Europea, resulta también heterogénea. Los países bálticos, Hungría y Malta destinan a cultura más del 1,5% de su gasto público; en cambio, los países mediterráneos, Portugal, Rumania, Irlanda y Austria invierten menos del 1%. Por su parte, la capacidad económica de la actividad cultural para crear empleo, aun suponiendo menos del 6% del total de personas empleadas en los países de la UE, es una variable a considerar como reflejo de su potencial. Es reseñable que la desigualdad según género no es excesivamente pronunciada: el empleo está ligeramente masculinizado en el caso de Malta, Italia, España o Irlanda (más del 55% de los ocupados son hombres) y una mayor presencia femenina en Chipre, Polonia, Luxemburgo, Letonia, Lituania y Estonia (más de 55% en este caso de mujeres). Como recoge la Nueva Agenda Europea para la Cultura, aunque como actividad económica adolece todavía de una financiación adecuada u óptimas condiciones contractuales y de estabilidad, como servicio fomenta una ciudadanía activa, los valores comunes, la inclusión y el diálogo intercultural. Y todo ello en un marco de revolución digital que permite ampliar el acceso a la cultura y la innovación.

El deporte está reconocido en multitud de iniciativas de la UE como factor fundamental en el bienestar y la salud de las personas, motor de desarrollo local y regional, y elemento que ayuda a la cohesión e inclusión social. Sin embargo, el quinto Eurobarómetro dedicado al deporte y a la actividad física cuantifica que «hasta un 45% de los encuestados afirma no hacer ejercicio nunca, mientras que un 38% lo hace al menos una vez por semana». Los encuestados que hacen ejercicio en Finlandia, Luxemburgo, Países Bajos, Dinamarca y Suecia superan el 50%, frente a países como Portugal, Polonia y Grecia. En el mapa Práctica deportiva y empleo en deporte en la Unión Europea se observa cómo caminar es la práctica mayoritaria para mantener la salud. En los países del norte de la UE, el ciclismo también tiene relevancia, en comparación con los países del ámbito mediterráneo, así como las actividades aeróbicas. Atendiendo al empleo, Suecia, Finlandia, Irlanda y España presentan valores por encima del 1% sobre el total, mientras que Eslovenia, Eslovaquia, Bulgaria, Lituania, Polonia, Croacia y Rumania se sitúan por debajo del 0,5%. Un empleo que corresponde a empresas dedicadas a actividades deportivas –como a la fabricación de artículos de deporte–, así como a las ocupaciones relacionadas con la práctica profesional, el entrenamiento y la instrucción y que tienen como contexto y reto actual la innovación tecnológica.


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Texto: Orbange Ormaetxea Arenaza y Arlinda García Coll. Véase la lista de participantes


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