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En este contexto urbano diverso y fragmentado, la renta es determinante a la hora de elegir el lugar de residencia (Nel·lo, 2018). Las personas con menos recursos se concentran allí donde los precios y la calidad urbana –en términos de urbanización, vivienda, servicios, equipamientos o accesibilidad– son más bajos, mientras que las de mayor poder adquisitivo eligen y disfrutan de los sectores mejor dotados.
No obstante, la elección del lugar de residencia está condicionado por otros factores tales como:
* El diseño y la morfología urbana: la población de rentas altas tiende a residir en áreas dotadas con viviendas de alta calidad, amplios espacios públicos y zonas verdes, o en urbanizaciones cerradas homogéneas por su plus de seguridad. La dificultad de acceso a estos espacios favorece la presencia de residentes con menor renta y el consiguiente aumento de la densidad de ocupación en otras zonas como los polígonos de residencia masiva, concebidos para albergar familias con ingresos medio-bajos y como espacios de realojo e integración (barriada de las 3.000 Viviendas, Sevilla; La Mina, Barcelona).* La localización periférica de la vivienda pública, históricamente escasa en España, en correspondencia con los menores costes del suelo. Generalmente son sectores urbanos deficitarios o desprovistos de servicios y equipamientos, por lo que contribuyen a acentuar los procesos endémicos de segregación. La distancia tiene un impacto negativo sobre estos hogares menos favorecidos, por el incremento de los costes en tiempo y en dinero asociados a la movilidad pendular.* Las barreras ambientales, tales como la presencia de vías de alta capacidad (Avda. Mare Nostrum, Almería), férreas (Cuenca) o de equipamientos “que la ciudad no quiere”, condicionan a la baja el precio de la vivienda y favorecen la aparición de enclaves de autoconstrucción (la Cañada Real, Madrid).
Los procesos de gentrificación y turistificación, por el contrario, elevan los precios del alquiler y del suelo, atrayendo a especuladores y nuevos residentes, mientras favorecen la expulsión de los de rentas medias y bajas.
Las intervenciones de rehabilitación y mejora de los barrios mediante las Estrategias de Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado (EDUSIS) y Áreas de Rehabilitación Integral (ARIs) pueden ocasionar de forma indirecta alzas en los precios de la vivienda e incluso cambios en su fisonomía social, por lo atractivo de su centralidad (Lavapiés, Madrid).
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