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|epigrafe=Elecciones al Congreso de los diputados
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[[Archivo:Enelaboracion.jpg|right|thumb|300px|'''17090 Composición del Congreso de los Diputados''']]
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La convocatoria electoral del 23 de julio de 2023 tuvo unas características muy particulares, que hacen de ella, y de sus consecuencias, una elección especial. En primer lugar, hay que decir que esta fue una convocatoria avanzada, puesto que la legislatura iniciada en diciembre de 2019 debía finalizar con el año 2023. Sin embargo, el presidente del Gobierno, haciendo uso de la prerrogativa que le otorga la legislación electoral, anunció que había decidido disolver las Cortes al día siguiente de la celebración de las elecciones municipales del 28 de mayo sin esperar a la finalización natural de la legislatura.<br>
El avance electoral no es una extrañeza en la reciente historia española, sino todo lo contrario. De las dieciséis elecciones generales celebradas desde 1977, seis se han convocado de manera anticipada, acortando la legislatura. Si a esto se suma que dos convocatorias han sido repeticiones, fruto de no haber alcanzado un acuerdo de investidura en el plazo estipulado por la ley, se puede decir que casi la mitad de las convocatorias “normales” han sido anticipadas, lo cual muestra la naturalidad del recurso de la convocatoria anticipada por parte de los presidentes de Gobierno.<br>
[[Archivo:Enelaboracion.jpg|left|thumb|300px|'''19138 Elecciones al Congreso. Partido más votado''' [XXX PDF]. [XXX Datos]. [XXX Interactivo].]]
[[Archivo:Enelaboracion.jpg|left|thumb|300px|'''19139 Elecciones al Congreso. Partido más votado''' [XXX PDF]. [XXX Datos]. [XXX Interactivo].]]
En el caso de 2023, el avance electoral respondía a la intención del presidente Pedro Sánchez de evitarle al gobierno un final de legislatura complejo después de que las fuerzas de la oposición, y notablemente el Partido Popular (PP), hubiesen obtenido la victoria en las recientes elecciones municipales y en la mayoría de las elecciones a los parlamentos autonómicos celebradas el mismo 28 de mayo de 2023.<br>
La clave de esta convocatoria residía, pues, en la capacidad de los partidos que formaban el Gobierno de resistir el empuje demostrado por el PP y Vox en los comicios recientes. El resultado final de la elección hizo honor a la tendencia mostrada por el electorado a lo largo del ciclo iniciado en 2021, y que venía a corregir el ciclo anterior, del que formaron parte las dos convocatorias generales de abril y noviembre de 2019. En aquel, el contexto electoral estuvo dominado por los efectos del cambio de Gobierno a raíz de la moción de censura presentada por Pedro Sánchez contra el gobierno de Mariano Rajoy en la primavera de 2018. Los comicios del año siguiente ratificaron este cambio, otorgando la victoria al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y abriendo la posibilidad a la continuidad de Sánchez en la presidencia del Gobierno, posibilidad que sólo se materializó después de la repetición electoral de noviembre y a través de una fórmula inédita desde la recuperación democrática: la conformación de un gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos.<br>
Estas diferencias en los mapas de la fuerza ganadora en las dos últimas convocatorias electorales obedecen a los movimientos producidos entre los dos momentos electorales. El PP se alza con la victoria en 2023 en la mayoría de las circunscripciones porque consigue aglutinar a buena parte del antiguo voto de Ciudadanos (Cs), que en esta convocatoria no presenta candidatura, como colofón de un ciclo electoral negro para sus intereses iniciado, de hecho en las elecciones generales de noviembre de 2019. En aquel año, la regresión de apoyo a dicho partido entre abril y noviembre fue espectacular, pasando de conseguir 57 diputados a 10. Los casi dos millones y medio de votos perdidos por Cs entre abril y noviembre de 2019 parecen recalar en la abstención (y en Vox) para, en 2023, vehicularse hacia el PP. Aquí podría hallarse la clave del resultado de los conservadores, algo que ya se venía anunciando en las elecciones autonómicas celebradas entre 2020 y 2023.<br>
{{ANETextoAsociado|titulo=Participación electoral según la renta|contenido=[[Archivo:Enelaboracion.jpg|right|thumb|300px|'''19163 Participación electoral según renta. Barcelona''']][[Archivo:Enelaboracion.jpg|right|thumb|300px|'''19162 Participación electoral según renta. Madrid''']]
Los datos de participación electoral por barrios de las dos ciudades más pobladas de España reflejan la estrecha relación que existe entre el voto y la renta. Las tendencias son claras y robustas: a mayor renta, mayor porcentaje de participación en las elecciones generales. En el caso barcelonés, los cinco barrios con mayor nivel económico muestran una participación superior al 70%, mientras que los cinco con una renta menor se quedan ligeramente por encima del 50%. La misma tendencia se observa en Madrid: los barrios más ricos superan el 80% de participación, los más pobres se quedan en el 60%. La diferencia entre los extremos en ambas ciudades es prácticamente la misma, 20 puntos.<br>
La relación entre renta y participación no es particular de esta convocatoria ni de estos dos territorios, si no que se trata de un fenómeno que se ha ido observando de forma continuada a lo largo de la historia electoral española y que puede reproducirse en otras partes del mundo. Diferentes tipos de razones pueden explicar el fenómeno.<br>
Ahora bien, a parte de ese factor de tipo coyuntural, parece evidente que existe una razón estructural en la relación entre renta y participación, puesto que sistemáticamente los barrios con mayor renta aparecen como los más participativos en cualquier elección, mientras que los más vulnerables muestran una tendencia menor a la implicación electoral. Esta relación tan estrecha y persistente se debe a la desigual distribución de recursos entre unas y otras áreas. En las zonas de mayor potencial económico, los electores tienen a su disposición una cantidad de recursos de todo tipo (no sólo económicos, también de información, capital social, académicos, incluso de tipo cultural) que les hace más propensos a la participación electoral, puesto que son conscientes de los beneficios que ésta comporta, ya sean de tipo material (poder, decisión, influencia) como inmaterial (pertenencia, sentimiento de ciudadanía, compromiso). Esos recursos no están tan presentes en los barrios con menor renta, lo que hace que allí sean más numerosos los electores que, o bien no perciben los beneficios de la participación electoral, o bien consideran que los costes de participar (en tiempo, recursos, búsqueda de información) superan esos posibles beneficios.<br>
Un último elemento que explica la relación entre participación electoral y renta es la diferenciación entre electores participativos y electores especializados. Es decir, en los barrios de mayor renta se observa que los índices de participación tienden a ser más estables, mientras que en los de menor renta se percibe una mayor oscilación en la participación dependiendo del tipo de electores. Esto es así porque hay electores en estos barrios que tienden a participar sólo en aquel tipo de elección que consideran más importante, absteniéndose en aquellos a los que se otorga una menor transcendencia.<br>
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