Este sitio web utiliza cookies propias y de terceros para mejorar los servicios que ofrece y optimizar la navegación. Si usted continua navegando, consideramos que acepta su uso. Más información

Cambios

Saltar a: navegación, buscar
sin resumen de edición
Los primeros proyectos para contar con un mapa de España geométricamente correcto y con un contenido riguroso y exhaustivo no cuajaron hasta mediados del siglo XIX. Durante el siglo XVIII, como ya hemos visto, hubo diferentes propuestas y se participó en algunos trabajos de importancia, tales como la medida del arco de meridiano en Perú, llevada a cabo por La Condamine y Jorge Juan, entre 1736 y 1744 o la medida del meridiano de Dunkerque a Barcelona, realizada a finales de siglo. Cabe citar, sin embargo, el excelente Atlas hidrográfico de las costas de España (1789) de Vicente Tofiño, resultado de un levantamiento completo de la costa española empleando los mejores instrumentos y técnicas del momento. Su trabajo se utilizó como base para muchos de los mapas que se utilizaron a partir de entonces. El marino Felipe Bauzá, al frente de la Dirección de Hidrografía, propuso continuar con la construcción de una carta geométrica del interior de España pero los acontecimientos políticos de principios de siglo frustraron su iniciativa.<br>
Durante la guerra de la Independencia trabajaron en España cartógrafos militares ingleses y franceses. Con los datos recopilados y los obtenidos mediante itinerarios, reconocimientos y levantamientos sobre el terreno, mejoró la precisión y el contenido de los mapas de España que se publicaron en ambos países. Un buen ejemplo es el Mapa Civil y Militar de España y Portugal (Paris, 1840), a escala 1:750 000, de A. Donnet.<br>
 
[[Archivo:Enelaboracion.jpg|right|thumb|300px|16819]]
[[Archivo:Enelaboracion.jpg|right|thumb|300px|16820]]
[[Archivo:Enelaboracion.jpg|right|thumb|300px|16821]]
 
Tras las Cortes de Cádiz de 1812 y la paulatina ruptura con el Antiguo Régimen, se intensificó la necesidad de elaborar un mapa de España como los ya planteados. Al interés militar y científico esgrimido por los ilustrados se añadió el hecho de que la aplicación de las políticas decimonónicas, especialmente las liberales, requerían de un conocimiento geográfico lo más exacto posible para aplicar sus reformas administrativas, evaluar los recursos naturales disponibles y llevar a cabo un reparto de las cargas fiscales de forma equitativa. Sin embargo, la inestabilidad política y la debilidad institucional que caracterizó la primera mitad del siglo XIX frustraron las diferentes iniciativas que fueron emprendidas. En este marco, cabe destacar algunas iniciativas personales relevantes: la Carta geométrica de Galicia (París, 1845), a escala 1:100 000, de Domingo Fontán, basada en una red geodésica; y el Atlas de España y sus posesiones de ultramar (1847-1870, incompleto), a escala 1:200 000, de Francisco Coello.<br>
 
[[Archivo:Enelaboracion.jpg|left|thumb|300px|16818]]
 
La construcción y medida de la red geodésica española se inició en 1853 como resultado de la creación de la Dirección de la Carta Geográfica de España. En 1858 se midió la base central de la triangulación en Madridejos (Toledo), la red de primer orden se concluyó en 1915, la de segundo orden en 1927 y la de tercer orden en 1930. Cabe citar aquí, entre otros, el papel desempeñado por Carlos Ibáñez e Ibáñez de Íbero, quien llevó a cabo los enlaces de la Península con las islas Baleares y con Argelia.<br>
En 1859 se promulgó la ley de Medición del Territorio con el objetivo de levantar el mapa de España y establecer un catastro general. Francisco Coello ideó un plan de trabajos para realizar ambas tareas de forma simultánea, mediante un levantamiento topográfico-catastral a escala 1:2000. Los primeros trabajos se llevaron a cabo en la provincia de Madrid, primero por la Comisión de Estadística y después por la Junta General de Estadística. Entre 1861 y 1869 se levantaron miles de minutas, las conocidas como Hojas kilométricas, de poco más de 100 municipios. El proyecto acabó siendo descartado por demasiado costoso, complejo y lento.<br>
796
ediciones

Menú de navegación