Defensa
España en mapas. Una síntesis geográfica
Compendios del Atlas Nacional de España.
Estructura y organización
Tabla de medios de la Unidad Militar de Emergencias (UME). Año 2016
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Desde la aprobación de la Constitución, España se ha proyectado hacia el mundo con el propósito de recuperar su lugar en la comunidad internacional y reencontrarse con Europa. Ha sido una estrategia global que ha supuesto una reorganización en su modelo de cooperación, proyección, alianzas y defensa.
Además, en este periodo, el entorno estratégico mundial ha experimentado importantes transformaciones. Los antiguos bloques políticos que dibujaban un mundo bipolar han dado paso a un escenario multipolar, en el que tanto los retos como las soluciones geopolíticas son completamente diferentes y muy complejas. Para España, parte de esas respuestas se fundamentan en la cooperación internacional (social, política y económica) con los países occidentales con una larga tradición democrática –ampliados hacia el este con la caída del Muro, la comunidad iberoamericana, los países mediterráneos del sur, y las relaciones con las monarquías del golfo Pérsico–.
Se han consolidado las relaciones internacionales y la plena participación en organismos e instituciones multinacionales, muy reforzadas estas con el auge de los terrorismos internacionales. Frente al modelo autárquico en buena parte del periodo predemocrático, se ha asentado una política exterior que ha internacionalizado la defensa y seguridad nacional. Hoy, España participa y coopera intensamente con organismos como la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), o la Organización de las Naciones Unidas (ONU), asumiendo con su presencia la protección y atención a los más desfavorecidos en muchos conflictos internacionales, y propiciando políticas y alianzas para la mejora y mantenimiento de la paz.
En la gestión nacional, el Ministerio de Defensa, a través de su titular, y sin perjuicio de las facultades atribuidas en la legislación en materia de defensa nacional, participa en el Consejo de Seguridad Nacional para la armonización de objetivos, recursos y políticas ya existentes en materia de seguridad. Este Consejo actúa en momentos de una elevada complejidad, que desbordan las fronteras de categorías tradicionales como la defensa, la seguridad pública, la acción exterior y la inteligencia, así como de otras más recientemente incorporadas a la preocupación por la seguridad, como el medio ambiente, la energía, los transportes, el ciberespacio y la estabilidad económica. Véase la ilustración Composición del Consejo de Seguridad Nacional.
El Ministerio de Defensa es el responsable de la elaboración, el desarrollo y la ejecución de la política de defensa, protección y salvaguarda determinada por el Gobierno, y el encargado de la gestión y administración militar. A lo largo de la historia, este ministerio ha recibido diferentes denominaciones; en el siglo XIX, Secretaría del Despacho de Guerra y Ministerio de Guerra; tras la guerra civil, se estructuró en tres carteras ministeriales responsables de la dirección de las fuerzas armadas –Ministerio del Ejército, Ministerio de Marina y Ministerio del Aire–.
Con la aprobación de la Constitución de 1978, se produjeron los cambios más relevantes y la integración del ejército en diversas estructuras multinacionales de carácter trasatlántico o estrictamente europeo: Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Unión Europea Occidental (UEO), Eurofuerza Operativa Rápida (Eurofor), Cuerpo de Ejército Europeo, etc.; además, no debe olvidarse la incorporación en las operaciones de apoyo a la paz auspiciadas por la ONU (cascos azules) en las que, en muy poco tiempo, España ha pasado a tener labores de dirección y coordinación en las misiones internacionales. Esto supone que, actualmente, Defensa sea una pieza clave de un sistema de protección y seguridad que se proyecta tanto hacia el exterior con las alianzas internacionales, como hacia dentro del territorio nacional.
La política de defensa se organiza en torno a tres pilares fundamentales: la Ley Orgánica 5/2005 de Defensa Nacional, la Directiva de Defensa Nacional y la Estrategia de Seguridad Nacional. El mando de la estructura operativa de las Fuerzas Armadas y la conducción estratégica de las operaciones militares corresponde al Jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD). Bajo este paraguas jurídico se busca asegurar una España fuerte que contribuya a la estabilidad, a desarrollar la coordinación de los instrumentos de los diferentes departamentos y a mantener un nivel nacional de disuasión suficiente.
Las Fuerzas Armadas, integradas en el Ministerio de Defensa, constituyen una entidad única, integrando el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire. El cumplimiento de las misiones de las Fuerzas Armadas y el desarrollo de su contribución complementaria o subsidiaria de interés público responde a las necesidades de la sociedad civil y a las demandas de los compromisos internacionales. Ello requiere realizar diferentes tipos de operaciones, tanto en territorio nacional como en el exterior, que pueden conducir a acciones de prevención de conflictos o disuasión, de mantenimiento de la paz, actuaciones en situaciones de crisis y, en su caso, de respuesta a la agresión.
Recursos e instalaciones
Actualmente los Presupuestos Generales del Estado para 2017 establecen las plantillas máximas de militares profesionales de tropa y marinería a alcanzar a 31 de diciembre de cada ejercicio, que no podrán superar los 79.000 efectivos. En marzo de 2017, el Consejo de Ministros aprobó un Real Decreto por el que se fijan las plantillas reglamentarias de oficiales generales, oficiales y suboficiales de las fuerzas armadas para el período 2017-2021. A lo largo de los cuatro ciclos de este cuatrienio, se irá rebajando progresivamente el número de efectivos hasta quedarse en 22.287, divididos en 200 oficiales generales, 7.970 oficiales y 14.117 suboficiales. Esto supone una progresiva reducción de los efectivos totales, respondiendo a los ajustes y reducción de gastos derivados de la gran recesión y a la búsqueda de un modelo fundamentado en la modernización y renovación en material y sistemas tecnológicos.
Es interesante reseñar la presencia de las mujeres, que ya representan el 12,6% del total de efectivos. Y, aunque son cifras exiguas, esta proporción es una de las más altas de los países de la OTAN, sólo superada por Francia (19%) y Estados Unidos (14,5%). Se puede afirmar que la igualdad formal está asegurada, pero todavía hay un importante recorrido para la plena equiparación.
En 2006 se reestructuraron las Fuerzas Armadas para adecuar su organización al número de efectivos disponibles. Esto supuso la concentración de las unidades en un menor número de las mismas y también de instalaciones militares, la actualización de normas y procesos, la reducción de los niveles administrativos, la supresión de estructuras redundantes y la potenciación de las capacidades de las fuerzas mediante tecnologías avanzadas. La nueva organización de la Fuerza tiene una estructura más simplificada, con las brigadas como elemento principal, y potencia a las unidades ligeras con mayor capacidad de movilidad y proyección. Aunque hay una cierta equidistribución y especialización de las instalaciones, estas se concentran principalmente en la capital de España, las grandes ciudades, y particularmente las provincias del sur de España.
Por otra parte, y en el contexto actual de contención del gasto, la modernización se ha convertido en el reto para dotar a los ejércitos de los medios necesarios y el nivel óptimo de operatividad y seguridad. Actualmente la estrategia de I+D del Ministerio de Defensa contribuye a la consecución de las capacidades militares, dotando a las Fuerzas Armadas de sistemas de armas y equipos con el nivel tecnológico óptimo y las características más adecuadas para sus futuras misiones. Entre los programas de modernización en marcha se encuentran los aplicados a medios navales, tales como las fragatas F-100, los buques de acción marítima (BAM) y el submarino S-80. España también trabaja, en colaboración con otros países europeos, en el caza «Eurofighter», el avión de transporte militar A-400M o los helicópteros Tigre y NH-90. Paralelamente, pretende fomentar y promocionar la competitividad de la Base Industrial y Tecnológica de la Defensa, con el fin de desarrollar capacidades industriales y tecnológicas necesarias y esenciales para la defensa. Actualmente, hay 11 Programas Especiales de Armamento, y parte de esta modernización se coordina desde la Subdirección General de Planificación, Tecnología e Innovación para la incorporación de nuevas armas, sistemas de protección, electrónica, drones, robótica, óptica, realidad aumentada o ciberdefensa.
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