Turismo
España en mapas. Una síntesis geográfica
Compendios del Atlas Nacional de España.
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En España, desde los inicios del siglo XXI estamos asistiendo a un cambio ciertamente significativo en la dinámica turística, en respuesta a los procesos de globalización y, sobre todo, a las nuevas tendencias de los mercados. Se manifiesta fundamentalmente en diferentes indicadores como la llegada de turistas internacionales, número de pernoctaciones, ingresos o aportaciones al PIB nacional. A su vez, estos procesos están influenciados por la crisis financiero-económica, siendo el año 2009 el que marca un antes y un después en la evolución de los diferentes indicadores turísticos.
En el año 2001 se superaron los 75,6 millones de visitantes internacionales, de los que 48,6 millones eran turistas (visitantes que pernoctan), si bien descendió el número de pernoctaciones, que en ese año fueron 143,4 millones, bajada que continuaría hasta el año 2004, en el que se registran 134,6 millones de pernoctaciones. El año 2005 el número de turistas internacionales asciende a 55,9 millones y se recuperan ligeramente las pernoctaciones con 138,7 millones, tendencia que se trunca en el año 2009 con la llegada de 52,2 millones de turistas internacionales y 141,2 millones de pernoctaciones. A partir de ese año se van remontando las cifras de llegadas y pernoctaciones hasta llegar al año 2013 a 60,7 millones de turistas internacionales (5,6% de incremento respecto al año anterior) y en 2016 hasta los 75,3 millones (un 10,5% más que en 2015).
Estos cambios han tenido un reflejo en las aportaciones al PIB. Así, con los inicios del siglo actual y hasta finales de 2008 se produce un periodo de ligero descenso en este indicador pasando la aportación al PIB en el año 2000 del 11,6%, al 10,9% en el año 2004. Este decrecimiento se irá pronunciando hasta el año 2009 que registró tan solo el 10%, notándose de modo evidente los efectos de la crisis financiero-económica. Estos primeros años del nuevo siglo han representado un freno a la evolución positiva de los ingresos desde la década de los años noventa del siglo pasado. No obstante, desde 2010 se produce un ligero incremento de la participación en el PIB que no parará hasta alcanzar en el año 2014 el 10,9%.Respecto a los ingresos por turismo, estos han tenido una evolución casi siempre al alza desde el año 2000 hasta alcanzar en el año 2013 los 47.110 millones de euros.
En cuanto a los gastos, cabe señalar que desde los primeros años del tercer milenio han ido incrementándose hasta alcanzar casi los 14.500 millones de euros en el año 2007, cuando se produce un suave recorte hasta 2013 registrándose un gasto exterior de 12.360 millones de euros y, como resultado, un saldo positivo de 34.750 millones de euros en la balanza final, hecho que resulta importantísimo para compensar el déficit en nuestra balanza de pagos.
Las empresas turísticas que participan en estos procesos en el año 2015 son 402.420, una cifra ligeramente inferior a la de 2010. En esta industria turística las empresas de restauración representan un 63,4% del total y las ligadas a la actividad de la hostelería y similares casi un 6%. Estas registran un ligero incremento en el año 2015 respecto al año 2010. Sin embargo, si bien los hoteles estrellas de oro, se incrementaron en un 5% entre 2010 y 2014, los hostales, establecimientos de estrellas de plata, han disminuido entre ambos años en un 4,9%, debido a las reestructuraciones realizadas en el sector.
Las agencias de viajes y otros servicios de reserva experimentan un incremento significativo, después de haber pasado este subsector unos años muy críticos con la crisis económica. También las empresas dedicadas a los servicios deportivos y recreativos, dadas las tendencias de la demanda cada vez más con actitudes y comportamientos proactivos, han registrado un incremento significativo desde 2010.
Merece la pena fijarse en las empresas que se dedican a la industria cultural. Son las que han representado un crecimiento más espectacular, ya que de las 3.383 empresas en el año 2010 se ha pasado a un total de 5.364 en el año 2015, es decir, un 58,6% de crecimiento. La demanda creciente de este tipo de turismo junto con el importante número de recursos patrimoniales y culturales de nuestro país, son dos circunstancias favorables que han propiciado el despegue de una actividad turística que aúna el recurso endógeno a la mejora en la calidad del turismo.
En definitiva, estamos ante una situación dual con la excepción de las empresas de pasajeros por ferrocarril que influye, sin duda, tanto en la productividad como en la dedicación de recursos para formar a los trabajadores en la innovación y en la mejora de la calidad de los servicios, sobre todo, una vez inmersos en el marco de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC).
El transporte juega un papel decisivo en la funcionalidad turística de su territorio. El acceso cómodo de los turistas a los productos ofertados es condición necesaria que facilita, de hecho, el incremento de la demanda, a la vez que activa los recursos endógenos y, en suma, contribuye al desarrollo socioeconómico y bienestar de la población local.
Cerca de 66.500 empresas se ocupan de esta movilización de personas y bienes, de las que el 99% lo hacen por carretera. Estas ostentan un tamaño menor que las que lo hacen por mar o aire. La demanda vivida en los últimos años se sintetiza en la ligera disminución del número de empresas en el transporte por carretera y marítimo y el incremento significativo en el transporte aéreo. Una manifestación más del cambio de tendencia de la demanda y las formas de negocio empresarial en el marco de un mundo globalizado.
El tejido empresarial que sustenta la actividad turística, como es bien sabido, es muy diverso. Destaca, en primer lugar, la presencia de las empresas dedicadas a la hostelería con casi el 70%, le siguen a mucha distancia las empresas de transporte de pasajeros por carretera con un 15,6% y las dedicadas a los servicios deportivos y recreativos con el 10%; con una participación todavía menor están las empresas de transporte aéreo, marítimo y por ferrocarril (0,7%), aunque se trata de empresas de tamaño infinitamente mayor; las agencias de viajes y otros servicios de reserva (2,9%) y la industria cultural con el 1,2%.
La diversidad también es notable desde el punto de vista estructural en cuanto a la presencia de empleo asalariado en las empresas. Las hay con el 100% de asalariados como es el caso de RENFE, entidad pública empresarial-operadora, mientras en el resto de los sectores están muy por debajo del 50%; la presencia de trabajadores autónomos es muy notable en las dedicadas al transporte de viajeros por carretera, las que lo hacen en el campo de los servicios deportivos y recreativos y las que sustentan la industria cultural. En un nivel intermedio se encuentran la empresas de transporte marítimo con un 24,4% de empresas sin personal asalariado, y un 35,4% las que tan solo cuentan con 1 y 2 trabajadores; el transporte aéreo presenta un 45% de empleo no asalariado.
En el sector de hostelería y similares, tan decisivo en la industria turística, casi un 40% de las empresas no cuentan con empleo asalariado, de forma semejante a lo que ocurre en el campo de la restauración (35,6%).
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