Cultura
España en mapas. Una síntesis geográfica
Compendios del Atlas Nacional de España. Actualizado
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La cultura, como refiere la Real Academia Española, es el “conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial en … (un) grupo social, etc.” . Sus testigos son las obras humanas muebles, inmuebles e inmateriales, y que como bien cultural, pueden constituir patrimonio a conservar y proteger. Pero también es una actividad económica y un derecho. Como quedaba recogido en la Agenda 21 de la cultura, “todas las personas deben tener la capacidad de acceder a los recursos culturales, ya que la participación en el universo cultural y simbólico a lo largo de toda la vida es fundamental para el desarrollo de las capacidades de sensibilidad, selección, expresión y actitud crítica”. Por ello, dentro de la diversidad temática abordable en cultura, este capítulo trata, desde una perspectiva territorial, sobre patrimonio, economía, equipamientos y hábitos culturales.
Patrimonio mundial
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La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) promueve desde 1972 la conservación de elementos patrimoniales considerados sobresalientes en el contexto amplio de la historia de la humanidad, por tanto, con valor universal excepcional y en un estado que evidencie autenticidad e integridad. España cuenta con 50 bienes así considerados y junto a China (57), Alemania (52) y Francia (52) es uno de los países con mayor número en la Lista del Patrimonio Mundial, que encabeza Italia (59).
Como se puede observar en el mapa de Patrimonio Mundial, cuatro corresponden a la categoría natural (parques nacionales de Doñana, Teide y Garajonay) y bosques antiguos y primarios de hayas (en Navarra, Castilla y León, Castilla-La Mancha y Madrid) y dos son mixtos (Ibiza y Pirineos-Monte Perdido). Los restantes, en la categoría cultural, responden a tipos variados con raíces en períodos dispares, fruto de la riqueza de influencias que convergen en nuestro territorio. Entre los bienes culturales inscritos, solo hay uno de tipo itinerario (Caminos de Santiago de Compostela Francés y del Norte) y uno con una implantación zonal de cierta extensión (Paisaje cultural de la Serra de Tramuntana). Los demás corresponden a conjuntos monumentales, monumentos, yacimientos, parajes e instalaciones con valor histórico, artístico, tecnológico, ambiental y/o estético asentados en entornos muy localizados. Algunos con rasgos equiparables son inscritos conjuntamente: por ejemplo, Cueva de Altamira y arte rupestre paleolítico del norte de España, Arte rupestre del arco mediterráneo de la península ibérica, Sitios prehistóricos de la Menorca talayótica, Monumentos de Oviedo y del reino de Asturias, Arquitectura mudéjar de Aragón o Conjuntos monumentales renacentistas de Úbeda y Baeza. Otros son protegidos individualmente, como los centros históricos (Ávila, Cáceres, Cuenca, Salamanca, Toledo, Santiago, Segovia…), los conjuntos (Alhambra, Generalife y Albaicín de Granada; Catedral, Alcázar y Archivo de Indias en Sevilla; Universidad y barrio histórico de Alcalá de Henares). También hay algunas obras religiosas (Catedral de Burgos, Real Monasterio de Santa María de Guadalupe, Monasterio de Poblet...) y civiles (Muralla romana de Lugo, Lonja de la Seda en València, Torre de Hércules en A Coruña, Puente de Bizkaia en Portugalete…).
La distribución geográfica del Patrimonio Mundial es bastante homogénea; si acaso en la mitad oriental de la Península se aprecia una mayor dispersión debido al número de sitios inscritos como Arte rupestre del arco mediterráneo de la península ibérica.
En esa diversidad se advierte también la evolución del concepto de patrimonio; véase en bienes donde el hecho perceptual y el valor documental del paisaje son protagonistas, o en la toma en consideración de espacios y tecnologías de la explotación de recursos minerales.
Mención específica merece la incorporación del Patrimonio Cultural Inmaterial desde inicios de siglo para ocuparse de manifestaciones de carácter intangible: tradiciones orales, procedimientos artesanos y manejo de recursos naturales, formas de comunicación ancestrales o concepción y desarrollo de celebraciones y espectáculos, algunos con expresiones musicales y escénicas originales. Entre 2008 y 2022 se inscriben diecinueve en España, algunos muy célebres: por ejemplo, las Fallas valencianas, el Misterio de Elche, el flamenco y los castells. Además, con este reconocimiento, el medio rural alcanza una mayor representación; así, han sido distinguidos la cetrería, los conocimientos y técnicas del arte de construir muros en piedra seca o el ‘silbo’ de La Gomera, entre otros. En la lista actual de elementos declarados hay bienes exclusivos de un lugar (ej.: Caballos del Vino en Caravaca de la Cruz, Murcia), compartidos por varias comunidades autónomas (ej.: Tamboradas, rituales del toque de tambor, en Andalucía, Aragón, Castilla-La Mancha, Valencia, Murcia) o por países (ej.: La maderada en Austria, Chequia, Alemania, Letonia, Polonia, España) (Ministerio de Cultura, 2024).
Bienes de Interés Cultural
El patrimonio cultural en nuestro país es considerado como dominio público en la propia Constitución. En ella se recoge que “los poderes públicos garantizarán la conservación y promoverán el enriquecimiento del patrimonio histórico, cultural y artístico de los pueblos de España cualquiera que sea su régimen jurídico y su titularidad”. La Ley 17/1985 de Patrimonio Histórico sigue siendo el marco normativo actual (además de la Ley 10/2015 para la salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial) y las comunidades autónomas han desarrollado también sus propias leyes de patrimonio (Ministerio de Cultura, 2024).
Los bienes muebles e inmuebles más relevantes deben ser inventariados o declarados de interés cultural. Y así tenemos bienes de singular protección y tutela con la figura de Bien de Interés Cultural (BIC). En el caso de bienes inmuebles están calificados en cinco tipos que se amplían en la legislación autonómica. Las categorías de BIC que atienden a la tipificación de la normativa estatal son las representadas en los mapas de este epígrafe del Atlas y muestran la riqueza en patrimonio cultural protegido de España: conjuntos históricos (841), monumentos (13.619), zonas arqueológicas (2.166), sitios históricos (455) y jardines históricos (80).
El mapa Conjuntos históricos refleja los definidos como “agrupación de bienes inmuebles que forman una unidad de asentamiento, continua o dispersa, condicionada por una estructura física representativa de la evolución de una comunidad humana por ser testimonio de su cultura o constituir un valor de uso y disfrute para la colectividad”, tienen una presencia destacada en Illes Balears (47), Palencia (39), Santa Cruz de Tenerife (37), Burgos (36), Cádiz (34) y Asturias (30); mientras, a nivel local son notorias urbes como Ceuta y Zaragoza (7) pero también municipios como La Vall de Boí (6) o Estella-Lizarra (4). En el mapa también se aprecia la relación de esta categoría con vías como el Camino de Santiago o el Canal de Castilla.
En el caso de Monumentos, “los bienes inmuebles que constituyen realizaciones arquitectónicas o de ingeniería, u obras de escultura colosal siempre que tengan interés histórico, artístico, científico o social”, Andalucía (2.672), Illes Balears (2.201) y Cataluña (2.117) son las comunidades con mayor número de bienes de este tipo, aunque también destacan el resto del litoral mediterráneo (Región de Murcia, 449 y Comunitat Valenciana, 1405) y por provincias, Pontevedra (335). En municipios, Madrid (242), Ciutadella de Menorca (171), Palma (170), Alaior (126), Toledo y Sevilla (118) tienen el mayor número de bienes de esta categoría.
El mapa de Zonas arqueológicas, definidas como “el lugar o paraje natural donde existen bienes muebles o inmuebles susceptibles de ser estudiados con metodología arqueológica, hayan sido o no extraídos y tanto si se encuentran en la superficie, en el subsuelo o bajo las aguas territoriales españolas”, es probable que aún no muestre todo el patrimonio, dada su vulnerabilidad y por la falta de nuevos descubrimientos. De nuevo son la Comunitat Valenciana (1.045), Illes Balears (855) y resto del litoral mediterráneo donde mayor número de zonas declaradas hay; también destacan provincias como Soria (53), Madrid (52), Teruel (41) o Cantabria (36) y el municipio de Alcoy (7), con una variedad de yacimientos, abrigos y poblados declarados.
El mapa Sitios históricos representa los lugares o parajes naturales vinculados a acontecimientos o recuerdos del pasado, a tradiciones populares, creaciones culturales o de la naturaleza y a obras humanas que posean valor histórico, etnológico, paleontológico o antropológico que constituyen la categoría con mayor diversidad e indefinición de contenido, de tal modo que en esta tipología es posible encontrar desde los yacimientos de icnitas en La Rioja (58) hasta tinas entre viñas, como las nueve de El Pont de Vilomara i Rocafort en la provincia de Barcelona, que también cuenta con un puente gótico declarado dentro de esta categoría.
El mapa Jardines históricos representa los 80 existentes en España considerados como el “espacio delimitado, producto de la ordenación por el hombre de elementos naturales, a veces complementado con estructuras de fábrica, y estimado de interés en función de su origen o pasado histórico o de sus valores estéticos, sensoriales o botánicos”, que, como se observa en el mapa, tienen su mayor presencia en la capital española (12) y también en Granada, Sevilla (5) y Aranjuez (4).
Por su parte pueden tener la consideración de bien del patrimonio cultural inmaterial las tradiciones y expresiones orales, incluidas las modalidades y particularidades lingüísticas; la toponimia tradicional como instrumento para la concreción de la denominación geográfica de los territorios; artes del espectáculo; usos sociales, rituales y actos festivos; conocimientos y usos relacionados con la naturaleza y el universo; técnicas artesanales tradicionales; gastronomía, elaboraciones culinarias y alimentación; aprovechamientos específicos de los paisajes naturales; formas de socialización colectiva y organizaciones; manifestaciones sonoras, música y danza tradicional.
Cultura y economía
La relación entre la cultura y el desarrollo económico y territorial ha sido ampliamente confirmada. La cultura y la creatividad forman parte de la identidad y de la calidad de vida de los territorios. En las ciudades, las actividades culturales propician la innovación, los vínculos con otras actividades, los efectos de aglomeración y las oportunidades de inversión y empleo. En todos los territorios, también los rurales, la cultura favorece la formación del capital social y del capital humano, componentes ambos de la riqueza integral de personas, empresas y organizaciones públicas o privadas.
La importancia que las sociedades conceden a la actividad cultural se refleja, en parte, en el gasto en cultura de sus administraciones. El gráfico Evolución del gasto público en cultura 2000-2020 se refiere al liquidado por las administraciones competentes con destino a los sectores culturales y a la promoción y difusión cultural. Por su cuantía destaca el de la administración local, recuperado en parte, como los demás, tras la recesión de mediados del período, y que la pandemia volvió a recortar. No obstante, la proporción de gasto público respecto del PIB está actualmente en el promedio de la Unión Europea (Alloza et al, 2022). Por su parte el mapa Gasto público en cultura muestra diferencias por comunidades según el liquidado por sus administraciones local y autonómica. Población y renta explican en parte un ranking que encabezan Cataluña, Andalucía, País Vasco, Comunitat Valenciana y Comunidad de Madrid. La aportación de las administraciones locales sobresale en comunidades de poco gasto total (Aragón, Baleares o Castilla-La Mancha), aunque no en Navarra. La política cultural de cada gobierno local y regional completaría la explicación de los contrastes de gasto, así como su variación reciente, con siete comunidades que superan el promedio nacional, mientras el resto muestran variaciones inferiores o negativas (caso de Aragón, Extremadura, Castilla-La Mancha y La Rioja).
Respecto a las empresas, según el Anuario de Estadísticas Culturales, en 2021 había 128.741, el 3,8% del total, dedicadas principalmente a la cultura. Su minifundismo es elevado, con un 68,9% de empresas sin asalariados y un 25,5% tienen de 1 a 5 trabajadores, un 5,1% de 6 a 49 asalariados y sólo el 0,5% cuentan con más de 50. El gráfico Evolución del número de empresas culturales muestra contrastes intersectoriales durante el periodo considerado, atribuibles a la mejor o peor estructura empresarial y, sobre todo, al impacto de factores como la digitalización y avances tecnológicos, los nuevos hábitos de consumo o la mayor diversidad e inclusión en la oferta cultural. En los sectores beneficiarios de esos factores -como diseño, creación, artísticas y de espectáculos-, las empresas han aumentado su número y, en cambio, en los sectores perjudicados, como el de actividades de comercio y alquiler, han disminuido. En el mapa Empresas culturales se observa cómo su reparto autonómico se relaciona directa y positivamente con la población, con una presencia desproporcionadamente alta en la Comunidad de Madrid (21,5% del total) y Cataluña (19,9% ) por la importancia suprarregional y las ventajas competitivas de sus respectivos ecosistemas culturales (Escalona et al, 2021).
En relación al empleo cultural en 2021 hay 690.800 personas mayores de 16 años ocupadas en cualquiera de las actividades culturales o que desempeñan profesiones con una dimensión cultural (escritura, arte, archivos, bibliotecas…). Hay una menor proporción de asalariados que en el conjunto de la economía (66% frente a 84,1%) y es mayor la proporción de hombres (59,3%) que de mujeres (40,7%), a diferencia de lo que ocurre en el empleo total, donde hombres y mujeres suponen el 53,9% y 46,1% respectivamente. El mapa Empleo cultural muestra acusados contrastes geográficos, altamente correlacionados con el reparto de empresas. En la Comunidad de Madrid, Cataluña y en la del País Vasco el empleo tiene una mayor importancia relativa que en el conjunto de España, como también sucede en Navarra e Illes Balears, aunque en menor medida. Por último, en el gráfico Empleo cultural según edad destacan los segmentos de 25 a 34 y de 35 a 44 años, que concentran casi el 60% del empleo total. No obstante, en comparación con el empleo total, se aprecia un perfil un poco más joven, por la mayor proporción de empleados culturales en categorías como las de 25 a 34 años y menor en las de más de 45. En cuanto a la formación académica, el gráfico Empleo cultural según nivel de estudios muestra una alta preparación de los trabajadores del ámbito cultural teniendo un 72,7% educación superior (frente al 46,2% de los empleados totales).
Equipamiento cultural
Los equipamientos culturales incluyen todos aquellos espacios que son necesarios para que la vida cultural tenga lugar. Si bien este concepto contiene diversas modalidades, este apartado se centra en las bibliotecas, los museos, los cines y los teatros en España.
Las bibliotecas juegan un papel fundamental en la difusión de la cultura, ya que facilitan a sus usuarios el acceso -sin coste- a materiales para la lectura, escucha o visualización, sea con fines de ocio, aprendizaje o investigación. En los últimos veinte años, estos equipamientos se han transformado tanto en su contenido (incorporando nuevas tecnologías y demandas de los usuarios) como en su filosofía, al pasar de ser lugares de consulta de libros, a convertirse en espacios dinámicos, con recursos y actividades adaptados a distintos perfiles de usuarios. La evolución temporal (gráfico Evolución del número de bibliotecas) muestra que, a partir del 2012, se produce una disminución en su número. Si entre 2002 y 2012 se registra un aumento de la oferta (de 6.371 a 6.835 bibliotecas), en 2022, el número de éstas se reduce hasta 5.931, es decir, 904 menos que diez años antes. Un informe realizado por la Federación Española de Sociedades de Archivística, Biblioteconomía, Documentación y Museística relaciona las restricciones presupuestarias causadas por la crisis económica de 2008 con el estancamiento de la red de bibliotecas y con el freno de su adaptación a las nuevas necesidades de los ciudadanos. Otro cambio señalado por este informe es la reducción del apoyo económico de la administración autonómica y estatal a la red de bibliotecas públicas, de manera que son los gobiernos locales los que asumen el coste de su mantenimiento, hecho que castiga a aquellos municipios que cuentan con presupuestos más modestos. El resultado de esta combinación de circunstancias es que el número de bibliotecas por cada 100.000 habitantes se reduce de un 15,5 en 2016 a un 12,5 en 2022, consecuencia de la disminución de los equipamientos, pero también del crecimiento de la población residente en España.
El mapa Bibliotecas por municipio evidencia que un 58,5% de los municipios no dispone de ninguna biblioteca. Coincidiendo con las pautas de asentamiento de la población, la oferta se concentra en los municipios que forman el eje del Ebro y el del Mediterráneo, Madrid y su área metropolitana, las capitales provinciales y la red urbana del sur de España, junto con las localidades costeras. En las provincias de la mitad meridional peninsular, se aprecia una mayor dispersión de las bibliotecas, que ofrece una cobertura más amplia y cierta proximidad entre población y equipamientos. En cambio, en las provincias castellanoleonesas, gallegas del interior y las comarcas pirenaicas, la presencia de bibliotecas es reducida y se restringe a las capitales provinciales y cabeceras comarcales, es decir, una oferta muy centralizada que aleja al usuario de los equipamientos. Tres situaciones que se apartan de estas pautas generales son la sobredotación de municipios que son sede universitaria (caso de Granada, Salamanca, San Cristóbal de la Laguna o Cerdanyola del Vallès), capitales autonómicas, o las que reúnen ambas situaciones (Santiago de Compostela, Toledo o Vitoria-Gasteiz). En cambio, los municipios metropolitanos -especialmente los de renta más baja- y los de intensa actividad turística disponen de muchas menos bibliotecas de lo que les correspondería por su volumen de población.
Otro equipamiento que muestra la diversidad y riqueza cultural de España son los museos. Estos desempeñan un papel activo en la preservación y difusión de la cultura, tanto para residentes como para visitantes. Su función de adquisición, conservación, investigación y exhibición de colecciones de valor histórico, artístico, científico y técnico o de cualquier otra naturaleza les otorga una parcela relevante en la cultura de un país. Asimismo, funcionan como recurso destacado para dinamizar el turismo -y, por tanto, la economía y el empleo- del municipio donde se encuentran. Además de contar con sus colecciones estables, la organización de exposiciones monográficas, antológicas, visitas guiadas o proyectos didácticos refuerzan su labor de puesta en valor del patrimonio.
El gráfico Evolución del número de museos y colecciones museográficas muestra que, en España, están registrados en el Directorio de Museos en 2022, un total de 1.492 museos; se diferencian tres momentos en su dinámica evolutiva. Entre 2002 y 2008, hay un aumento significativo de su número y, a partir de ese momento, se inicia una etapa, primero de estancamiento -alcanzando la cifra de 1.504 en 2016-, posteriormente, de declive (2016-2018) y, finalmente, desde 2020, de tenue recuperación. El efecto de la crisis económica de 2008 contrasta con el de la COVID-19, ya que mientras que la primera causa una reducción de la oferta, la segunda no tiene un efecto similar.
Entre el año 2000 y 2022, el número de museos se incrementa en un 32,6%; destaca el refuerzo de la oferta de los de historia y antropología y los de artes, frente a la disminución de los incluidos en la categoría de otros o los especializados. El mapa Museos por municipio muestra cómo Madrid (con 76 museos), València (30), Barcelona (19), Toledo (17), Zaragoza (16) son los municipios que, en 2023, cuentan con más de 15 museos. En conjunto, 854 municipios españoles (10,5% del total) disponen de algún museo, y sólo el 2,7% dispone de más de uno. El elemento diferencial de los museos en el territorio se encuentra en la mayor o menor diversidad de su tipología. Así, en los municipios de mayor tamaño, la oferta de museos no solo es más numerosa, sino que es más plural. En cambio, la oferta se restringe y se vuelve mucho menos diversa en los municipios de menor tamaño, en los que priman los especializados o de historia y antropología.
En general, son las capitales de provincia las que reúnen una mayor oferta de museos, pero el mapa Museos por municipio también presenta fuertes coincidencias con la distribución de de los conjuntos o sitios históricos. Recintos que reúnen restos arqueológicos u obras de arte encontradas en esas excavaciones, edificios religiosos o similares explican la coincidencia entre ambos mapas. Igualmente, la creación de museos vinculados a personajes célebres autóctonos, de centros de interpretación (muy frecuentes en Extremadura y Asturias), ecomuseos (en Cataluña y Asturias) o dedicados a la etnografía de la zona (especialmente, en Castilla-La Mancha y Castilla y León) explican las pautas singulares de localización de este tipo de equipamientos.
Ir al cine o asistir a una representación teatral constituyen dos actividades de ocio que forman parte de la vida cultural de la población. La proximidad o lejanía a cines y teatros son un factor fundamental para comprender las diferencias en la frecuentación de este tipo de equipamientos y se convierte en una muestra más de la desigualdad existente en el acceso a la cultura.
En España, únicamente 493 municipios, es decir, un 6,1% cuenta con al menos un cine (mapa Cines por municipio). El elemento que marca su evolución temporal es el progresivo descenso en el número de salas, que pasa de 1.298 en el año 2000 a tan sólo 751 en 2023, es decir, un decremento del 42,1%. El gráfico Evolución de los cines y salas de exhibición muestra los tres momentos críticos en la trayectoria de los cines en España: el inicio del descenso de salas a partir de 2005, la disminución más acusada a partir de 2013 y un nuevo declive en 2020. La reducción de salas es el resultado de diversos factores: la crisis económica, que obliga a la ciudadanía a controlar sus gastos en ocio, el mantenimiento del IVA al 21% -quedando excluido del IVA cultural del 10%-, el auge de la piratería y el crecimiento de usuarios de las plataformas digitales. Partiendo de un nivel de cobertura generalizadamente bajo (inferior a 50 butacas por cada mil habitantes), se detecta una mayor presencia de la oferta de cines en Madrid, las provincias catalanas, los municipios costeros de la Comunitat Valenciana (Alicante y València), provincias occidentales de Andalucía (Sevilla, Málaga y Cádiz) y Murcia. En cambio, las provincias castellanoleonesas, castellanomanchegas, extremeñas, junto con Teruel y Asturias, tienen una oferta muy reducida; destaca el vacío de las limítrofes a Madrid y de las más rurales y envejecidas.
La red de teatros de España (mapa Recintos escénicos por municipio) cuenta con 1.479 salas, siendo ocho de cada diez de titularidad pública. Esta cifra supera la de salas de cine (que es de 1.298), al igual que sucede con el número de municipios que albergan un recinto escénico (768 en el caso de los teatros frente a 493 de los cines). Desde el punto de vista de su localización, son las provincias catalanas y las de Andalucía occidental, además de Madrid, las que congregan la mayor cantidad de espacios escénicos, al reunir en su conjunto casi el 40% de la oferta. La ciudad de Madrid (130) duplica el número total de la de Barcelona (62). Sevilla y Zaragoza (18), Santiago de Compostela (13), Palma de Mallorca y Valladolid (12) y Murcia y Bilbao (11) son los municipios que superan la decena de salas. Las provincias de Segovia, y Soria (con dos teatros), Ourense y Guadalajara (con tres), junto con Zamora (cuatro), son los ámbitos con una menor oferta. El hecho de contar con una población de pequeño volumen y altamente envejecida es un elemento que explica esta situación.
Hábitos culturales
Con una muestra de 16.000 personas, la Encuesta de hábitos y prácticas culturales 2021-2022 permite conocer la evolución de los principales hábitos desde 2006, así como los consumos culturales de la población española mayor de 15 años. En este epígrafe se ha querido destacar de un lado la evolución, además de la diferenciación por género de seis hábitos culturales: lectura de libros, asistencia al cine, a espectáculos o conciertos, visita a museos, a monumentos y yacimientos, y acceso a bibliotecas; y de otro, la suscripción a plataformas digitales.
Para interpretar adecuadamente los datos del gráfico Evolución de los hábitos culturales hay que tener en cuenta que los períodos definidos van de marzo a febrero y por ello competen a dos años y que la caída que se observa a partir de 2018/2019 y que aparece como homogénea no recoge la situación en el período más crítico de la COVID-19, aunque sí refleja el descenso generalizado para todas las actividades presenciales que aún perduraba en 2021/2022. En los datos de 2010/2011 también hay un descenso en asistencia a cines (49,1%), espectáculos y conciertos (43,7%); y, en menor medida, las visitas de museos, exposiciones y galerías de arte (37,9%), que se puede interpretar en el marco de la crisis económica iniciada en 2008 y concluida en 2014.
Respecto a las diferencias por género, destacan los datos de lectura de libros y acceso a las bibliotecas, con un porcentaje mayor en el caso de las mujeres encuestadas, frente a los valores más altos recogidos para los hombres en la visita a monumentos y yacimientos y, en menor medida, la asistencia al cine, que se iguala para la encuesta de 2018/19.
El mapa Personas con suscripción a plataformas digitales muestra el impacto de estos medios en el consumo en un período marcado por limitaciones de movilidad y de acceso a servicios a causa de la COVID-19, con un elevado el porcentaje de personas que cuentan con alguna suscripción. En el conjunto de España se acercan al 60% y en las comunidades autónomas no bajan del 50%, salvo en Castilla y León (39,1%). Por tipos de contenidos, el reparto es similar en todos los territorios. Destaca el seguimiento de plataformas con películas y series: 52% en España, y entre 60,8% (Comunidad de Madrid) y 33,7% (Castilla y León). Si en torno a 2010 las plataformas avanzaban como alternativa a la televisión (TV) convencional, a las salas de cine y a los reproductores clásicos (vídeo, DVD), gracias al uso creciente de ordenadores y dispositivos móviles, reforzadas además por la promoción en redes sociales, el período pandémico termina por afianzar este hábito.
Menor seguimiento tienen las plataformas de contenidos musicales (29,5% en España) y de canales de TV específicos (26,3%). El consumo de música en este formato obedece a un fenómeno similar al de las plataformas con películas y series, dada la capacidad para ofrecer una variedad y un número de producciones inviables años atrás, susceptibles de configuración y a precios en general accesibles.
El efecto de la globalización sociocultural y el acceso del público a medios temáticos también influyen y refuerzan determinadas tendencias y preferencias, como ocurre con los canales de televisión específicos (deportes, documentales, cocina…). Las variaciones regionales son moderadas. Dejando a un lado el mínimo de Castilla y León (11,7% en música y 13,7% en canales), en música los porcentajes oscilan entre 22,7% de Navarra y 42,9% de Cantabria; y en canales de televisión, entre 17% en Murcia y 37,5% también en Cantabria.
Las plataformas de libros y de videojuegos se sitúan muy por detrás: 5,6% y 4,9% respectivamente en el conjunto de España. Los porcentajes autonómicos se mueven entre 11% -Extremadura- y 2,5% -Castilla y León- en libros; y entre 9,4% -Ceuta y Melilla- y 1,5% -Cantabria- en videojuegos.
La lectura en dispositivos electrónicos no ha convencido plenamente y la publicación en formato físico mantiene cierta cuota de mercado. Respecto a los videojuegos, se trata de un consumo muy concentrado en determinadas franjas de edad.
Alloza, M. et al. (2022): El gasto público en España desde una perspectiva europea. Banco de España, Documentos ocasionales, 2217. Disponible en línea en: https://repositorio.bde.es/bitstream/123456789/23111/1/do2217.pdf, [consulta: 10/02/2024]
Escalona Orcao, A.I. et al. (2022): “Culture and territorial development: an analysis of Spanish medium-sized cities using the Cultural and Creative Cities Monitor tool”. Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles (92), doi. Disponible en línea en: https://doi.org/10.21138/bage.3175.
MINISTERIO DE CULTURA Y DEPORTE (2024): Patrimonio Cultural de las Administraciones Públicas. Códigos electrónicos. Ministerio de Cultura y Deporte y Agencia Estatal Boletín Oficial del Estado (eds.). Disponible en línea en: https://www.boe.es/biblioteca_juridica/codigos/codigo.php?id=175_Patrimonio_Cultural_de_las_Administraciones_Publicas&modo=2, [consulta: 08/02/2024]
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