Discusión:Asentamientos humanos en Europa
España en mapas. Una síntesis geográfica
Compendios del Atlas Nacional de España. Nuevo contenido
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A lo largo de este tema se presenta un análisis de los asentamientos humanos a distintas escalas, que van desde la europea a casos de estudio de algunas ciudades españolas y sus barrios. En un primer lugar, se aborda la configuración de los espacios urbanos, periurbanos y rurales, para posteriormente focalizar la atención en la transformación de los asentamientos rurales, los impactos de los procesos de urbanización a través de los cambios en los usos del suelo, y las nuevas y complejas realidades que configuran las áreas metropolitanas y áreas funcionales. Además, se analizan nuevas piezas del mosaico urbano y se aborda el problema de la vivienda como factor de exclusión social y elemento clave de las políticas públicas.
El proceso de urbanización en Europa
Los procesos de urbanización registrados en Europa desde mediados del siglo XX han determinado una configuración territorial en la que las ciudades adquieren el mayor protagonismo. Según datos de Eurostat, la Unión Europea (UE) se expande a lo largo de 4,2 millones de km2 y tenía en 2022 una población de 446,8 millones de habitantes. Las áreas urbanas concentran más del 74% de la población. Una realidad que responde a un proceso de urbanización acelerado, imparable y global, en el que las ciudades se convierten en centros de relación, de concentración de las actividades económicas, de obtención de vivienda, de conexiones rápidas entre territorios y de promoción de la cultura. De hecho, Naciones Unidas definía el siglo XXI como el siglo de las ciudades. Unos espacios llenos de oportunidades, pero en los que también se han concentrado los impactos de las crisis sufridas a lo largo de este siglo (económica, sanitaria y ambiental) y que han puesto sobre la mesa la necesidad de (re)pensar la forma de hacer ciudad, planificar y gobernar. En este sentido, es clave analizar cómo la ciudad compacta tradicional ha dado paso a una realidad urbana compleja que se expande más allá de su periferia inmediata, configurando áreas funcionales en las que al menos el 15% de sus habitantes trabajan en la ciudad. Un hecho que pone de manifiesto el desfase existente entre las delimitaciones administrativas de la ciudad y los flujos económicos y hábitos de los ciudadanos, que para llevar a cabo sus actividades diarias (trabajo, educación, salud, ocio, etc.) traspasan los límites administrativos.
En un esfuerzo por analizar el grado de urbanización, la Comisión Europea ha establecido la siguiente clasificación del territorio:
- Regiones urbanas: al menos el 80% de la población vive en áreas urbanas;
- Regiones intermedias o periurbanas: entre el 50% y el 80% de la población vive en áreas urbanas;
- Regiones rurales: al menos el 50% de la población vive en áreas rurales.
Según los datos de Eurostat relativos a la superficie que ocupa cada categoría de esta clasificación un 9,9% responde a la primera y un 44,7% a regiones rurales. Por países, destacan microestados como Malta y Liechtenstein como 100% urbanos, seguidos en importancia de Países Bajos (51%), Macedonia del Norte (39,7%), y Reino Unido. En Bélgica, España e Italia, este porcentaje oscila entre el 20% y el 26%. En el otro extremo destacan Islandia, Finlandia, Estonia e Irlanda (con más de un 80% de su superficie clasificada como rural), Eslovenia, Austria y Portugal con más de un 70%. En las posiciones intermedias sobresalen Chipre, Luxemburgo y Montenegro, seguidos por Bulgaria, Lituania y Hungría.
En términos de población, los espacios urbanos acogen un 74,8% de la población de la UE, que se distribuye en ciudades (38,9%) y en las zonas intermedias de pequeñas urbes y espacios periurbanos (35,9%), mientras que un 25,2% reside en zonas rurales. España, junto con Chipre, Países Bajos, Lituania y Bulgaria registra a más de la mitad de su población residiendo en ciudades.
Los procesos de urbanización han ido acompañados de un cambio en el paisaje como consecuencia de la artificialización del suelo. Entre los factores que la han impulsado están el crecimiento demográfico y económico, la necesidad de infraestructuras de transporte, la preferencia por vivir en zonas menos ruidosas y más tranquilas que la ciudad consolidada, los precios más bajos del suelo y la vivienda en las coronas periféricas, así como un afán inversor especulativo focalizado en el sector de la construcción, tanto en infraestructuras como en viviendas.
Según datos del Corine Land Cover, aunque las superficies artificiales cubren menos del 5% del territorio europeo, en el periodo 2000-2018 se selló una superficie equiparable a la de Eslovenia. Destacan por sus niveles de artificialización, las regiones que acogen las principales capitales europeas, así como la dorsal de la banana azul: áreas urbanas de Manchester, Birmingham o Sheffield en Reino Unido; Frankfurt am Main, Stuttgart, Düsseldorf en Alemania; Randstad en Países Bajos, Bruselas en Bélgica o, Basilea en Suiza y Milán en Italia. Todas ellas fueron perdiendo progresivamente tierras de cultivo, pastos y masas forestales, dando lugar a una fragmentación del paisaje, el abandono de tierras, la pérdida de biodiversidad y una reducción en la capacidad de absorción de agua. La Estrategia del Suelo para 2030 propone recuperar la naturaleza y reducir la ocupación de tierras mediante la promoción de la planificación urbana compacta y la renaturalización del suelo (pérdida cero de espacios verdes urbanos para 2030, aumento del 5% para 2050, y un mínimo del 10% de cubierta de copas de árboles en todas las ciudades, pueblos y áreas periurbanas). Sin embargo, el reto no es sencillo, pues según la Comisión Europea se prevé que las superficies edificadas aumenten más de un 3% y alcancen el 7% del territorio de la UE en 2030.
Partiendo de esta última premisa, cabe reflexionar sobre el hecho de que, si bien en Europa aumentan las superficies edificadas y zonas residenciales, no todo el mundo tiene acceso a una vivienda a precio asequible. Según Eurostat, el 69,9% de la población tiene una vivienda en propiedad. Un porcentaje que supera el 80% en países de Europa del Este, y que alcanza el 75% en España y Portugal. Por el contrario, en países como Suiza, Suecia, Alemania, Austria o Dinamarca las viviendas en alquiler representan más del 40%. Y si se habla de alquileres a precios reducidos ocupan los primeros puestos Países Bajos y Francia (ver gráfico Población según régimen de tenencia de la vivienda). Por el contrario, en 2021 los gastos de vivienda suponían una sobrecarga para el 10,4% de las familias europeas al implicar más del 40% de la renta disponible. Dicho esfuerzo es más elevado en países como Rumania y Turquía en el caso de las viviendas en propiedad con pagos pendientes, o España, Países Bajos, Serbia o Bulgaria cuando se trata de viviendas en alquiler a precios de mercado (ver gráfico Tasa de sobrecarga de los gastos de la vivienda según régimen de tenencia).
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