Discusión:Defensa
España en mapas. Una síntesis geográfica
Compendios del Atlas Nacional de España. Actualizado
Estructura y organización
El modelo de defensa español ha evolucionado para adaptarse a un nuevo entorno global en constante y acelerado cambio, por tanto, también más incierto. El antiguo escenario, definido por la política de bloques, ha dado paso a un contexto multipolar. En consecuencia, la estrategia de defensa de España se fundamenta en la promoción de la cooperación internacional con sus socios y aliados. Dentro de este marco, las Fuerzas Armadas desempeñan un papel crucial en la defensa del país. Según el artículo 8 de la Constitución, son las encargadas de garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional. Se organizan en torno a dos estructuras principales: una orgánica, destinada a la preparación de la fuerza, y otra operativa, encargada de su empleo en misiones. Este enfoque tiene sus raíces en la tradición militar española, que desde las reformas borbónicas del siglo XVIII buscó separar la gestión administrativa de la dirección operativa de las campañas. La estructura operativa se establece para el desarrollo de la acción conjunta y combinada, bajo el principio de unidad de mando. En este sentido, el Jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD) lidera la estructura operativa de las Fuerzas Armadas y la dirección estratégica de las operaciones militares, bajo la supervisión de la persona titular del Ministerio de Defensa. También ejerce el mando del Estado Mayor de la Defensa (EMAD), compuesto por el Mando de Operaciones, el Centro de Inteligencia de las Fuerzas Armadas (CIFAS), el Mando Conjunto del Ciberespacio y la Jefatura de Sistemas de Información y Telecomunicaciones.
Cada componente de las Fuerzas Armadas materializa este doble modelo estructural de una manera particular, adaptada a las misiones y a los dominios en los que actúa: terrestre, marítimo, aeroespacial y de emergencias, por ello existe una organización específica del Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire y del Espacio.
La estructura orgánica del Ejército de Tierra, al igual que la del resto de ejércitos, se ha ido adaptando a las exigencias modernas de flexibilidad e interoperabilidad, y se organiza en torno a tres funciones: Cuartel General, Fuerza y Apoyo a la Fuerza. En su configuración operativa, el Cuartel General Terrestre de Alta Disponibilidad es la referencia para la generación y proyección de unidades adaptables. La Fuerza incorpora brigadas polivalentes, agrupaciones de caballería y unidades de operaciones especiales, listas para su integración inmediata en operaciones nacionales o multinacionales. El Apoyo a la Fuerza comprende logística avanzada, transmisiones, sanidad militar e inteligencia, garantizando sostenibilidad y continuidad en el ámbito operativo.
La Armada despliega su estructura orgánica centrada en la Flota, encabezada por el Almirante Jefe del Estado Mayor de la Armada. La Flota se organiza en el Cuartel General de la Flota, el Cuartel General Marítimo de Alta Disponibilidad y varias unidades de combate como la Fuerza de Combate de Superficie, la Fuerza de Acción Marítima, la Infantería de Marina, la Flotilla de Submarinos (FLOSUB) y la Flotilla de Aeronaves (FLOAN). A estas estructuras se suman otras doctrinales y de evaluación y un sistema logístico específico para asegurar las operaciones navales continuas. En el ámbito operativo, las unidades navales pueden integrarse en mandos conjuntos para misiones marítimas internacionales o de control de áreas marítimas estratégicas.
El Ejército del Aire y del Espacio ha experimentado una transformación institucional reciente por medio de la Orden DEF/264/2023 de 16 de marzo. Se reconfiguró su estructura orgánica, adaptándola al dominio espacial y se creó el Mando del Espacio, encargado de la preparación, coordinación y operación en el ámbito ultraterrestre. El Cuartel General del Ejército del Aire y del Espacio incluye el Estado Mayor, el Gabinete del JEMA, la Jefatura de Servicios Técnicos y Ciberespacio, el Servicio Histórico y Cultural, la Agrupación del Cuartel General y la Asesoría Jurídica. El Estado Mayor se articula en divisiones de Planes, Operaciones y Logística, con una Jefatura. Además, la Jefatura de Servicios Técnicos y Ciberespacio asesora en cuestiones técnicas, cartográficas, sistemas de información, publicaciones y apoyo a la decisión, ejerciendo un rol esencial en la transformación digital del Ejército del Aire y del Espacio. Además, la Jefatura del Sistema de Vigilancia y Control Aéreo tiene competencias sobre vigilancia aérea y espacial, integrando el Centro de Operaciones Espaciales.
La Unidad Militar de Emergencias (UME) forma parte del sistema de defensa, aunque no es un ejército de combate. Opera bajo mando directo del ministro de Defensa para actuar en catástrofes, incendios, inundaciones y otras emergencias civiles, y cuenta con recursos procedentes de los Ejércitos pero con una organización específica y permanente de intervención. Desde su creación en el año 2005 como unidad militar de intervención rápida de las Fuerzas Armadas, la UME, junto con otras instituciones del Estado, lleva a cabo intervenciones en el marco de la protección civil en contextos muy variados.
Este entramado institucional permite que las unidades orgánicas se redistribuyan funcionalmente en estructuras operativas específicas sin alterar su dependencia institucional. Gracias a esa modularidad, una brigada de Tierra puede incorporarse a una operación internacional bajo mando conjunto sin perder su origen orgánico; lo mismo ocurre con unidades navales o aeroespaciales en despliegues multinacionales. Al conjuntarse esa flexibilidad orgánica con un mando operativo unificado, el modelo pretende optimizar la interoperabilidad, evitar duplicidades y adaptar la fuerza militar española a las demandas geoestratégicas del siglo XXI.
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Sistema de Seguridad Nacional
El Sistema de Seguridad Nacional es el conjunto de órganos, organismos, recursos y procedimientos que permite coordinar a las instituciones competentes en materia de Seguridad Nacional para ejercer sus funciones. Su finalidad es gestionar las crisis internas y externas, afrontando las nuevas amenazas (ciberespionaje, desinformación, etc.) desde una perspectiva integral, a partir de la coordinación de los diferentes actores del sistema con la finalidad de proteger los derechos y libertades de los ciudadanos y del Estado. Está constituido por:
La coordinación entre todos estos actores, organismos e instituciones se encuentra regulada por la Ley 36/2015, de 28 de septiembre, conocida como Ley de Seguridad Nacional (LSN). |
Instalaciones y personal
El despliegue de las unidades de los tres ejércitos responde a criterios de operatividad y de optimización de los recursos existentes, de tal manera que las unidades se ubican en los lugares en que se maximizan ambos parámetros. La cercanía a los centros de mando y control así como la existencia de adecuadas comunicaciones cercanas son criterios importantes para su localización.
El Ejército de Tierra se encuentra en un proceso continuo de evolución que conlleva modificaciones en su estructura orgánica, para disponer de una organización que sea capaz de hacer frente a la evolución de los riesgos y amenazas identificados en la Estrategia de Seguridad Nacional con mayor eficacia y eficiencia y así, conseguir un empleo óptimo de sus recursos. Este proceso de evolución deriva de los documentos del Planeamiento Militar de la Defensa y está alineado con el modelo de gestión por procesos, como base de la transformación digital del Ministerio de Defensa. Su aplicación obliga a adoptar cambios en la estructura orgánica del Ejército de Tierra para garantizar, con los recursos disponibles, la generación de forma rápida y sencilla de las capacidades que demande la estructura operativa.
El mapa Instalaciones del Ejército de Tierra muestra cierta regularidad en su distribución. Se concentran principalmente en la capital de España y las grandes ciudades, además de las Islas Canarias, Illes Balears, Ceuta y Melilla. Para el Ejército de Tierra, algunos de los Programas Especiales de Modernización (PEM), más importantes son el Sistema Conjunto de Radio Táctica (SCRT) para la adaptación de las comunicaciones militares a las innovaciones tecnológicas más recientes y seguras; el nuevo Vehículo de Apoyo de Cadenas (VAC) multipropósito que, se utiliza para misiones operativas y logísticas, y reemplazará al Transporte Oruga Acorazado (TOA); el Sistema de Combate Terrestre Superior, que propone la sustitución de los carros de combate franceses Leclerc y de los alemanes Leopard para el año 2040 y, por último, la adquisición de Vehículos de Exploración y Reconocimiento Terrestre (VERT) que releven progresivamente a los ASCOD Pizarro y los Vehículos de Exploración de Caballería (VEC).
La Flota de la Armada se despliega principalmente en Ferrol, las provincias de Pontevedra, Huelva y Cádiz, Cartagena, Las Palmas de Gran Canaria, Ceuta y Melilla; y cuenta con comandancias navales en la mayor parte de las provincias costeras. Entre los desafíos que se le presenta está la sustitución de los Harrier AV-8B+, de la 9ª escuadrilla ubicada en la base naval de Rota (Cádiz), por otros aparatos de similares características; el reemplazo del Buque de Aprovisionamiento en Combate (BAC) Patiño, mediante la construcción de una nueva embarcación, según el modelo BAC Cantabria, con base en el Arsenal Militar de Ferrol (A Coruña); localización compartida con las fragatas de clase F-100 “Álvaro de Bazán”, que mejorarán su capacidad antiaérea e incorporarán un nuevo y más moderno sistema antimisiles. Actualmente, tres nuevas fragatas se encuentran en construcción en el astillero de Ferrol: la F-111 “Ramón Bonifaz” (con entrega programada para 2028), la F-112 “Roger de Lauria” y la F-113 “Menéndez de Avilés”. La Armada española también ha puesto en marcha otros proyectos para la renovación de capacidades y medios de los buques anfibios Landing Platform Dock (LPD), con el objetivo de cumplir sus cometidos con las máximas garantías de seguridad y eficacia; o incluso para la incorporación de nuevos Buques Multipropósito (BMP), similares a los “A-61 Carnota” y “A-62 Cartagena”, que son embarcaciones multidisciplinares para desarrollar, entre otras funciones, operaciones de salvamento y rescate de náufragos, reabastecimiento o misiones científicas, en cualquier escenario, nacional o internacional. En este proceso de innovación de la Armada, un aspecto clave ha sido también la fabricación de los submarinos de la serie S-80.
El despliegue de las unidades del Ejército del Aire y del Espacio se distribuye por la Comunidad de Madrid (Madrid, Torrejón de Ardoz y Getafe), Andalucía (Armilla, Morón de la Frontera, Sevilla) y las ciudades de Albacete, Zaragoza, León, Murcia, Las Palmas de Gran Canaria y Palma. Entre los Programas Especiales de Modernización destacan el reemplazo de la flota de aviones de entrenamiento por el Sistema de Enseñanza Integrado en Vuelo Avanzado (ITS-C) y el helicóptero ligero multipropósito Airbus Helicopters H135 (fase 2), la sustitución de otras aeronaves como los CASA C-212 Aviocar, o el desarrollo de diferentes tecnologías aéreas robóticas de movilidad autónoma sensorizadas (drones equipados con sensores para navegación independiente y autónoma).
En el año 2023, los militares de carrera en activo sumaban 53.816 efectivos, de los cuales eran 48.328 hombres y 5.488 mujeres. La edad media del personal era de 43,3 años. El mapa Distribución del personal de las Fuerzas Armadas por graduación y sexo muestra los importantes contrastes que todavía se dan en relación a la presencia de la mujer en las Fuerzas Armadas, tanto cuantitativa, como cualitativamente, lo que evidencia un importante “techo de cristal”, en gran parte explicado por la estructura de las escalas y los rangos. Las limitaciones sobre el ingreso (hasta 1988 la mujer no tuvo presencia en las Fuerzas Armadas) y la progresión promocional son otros factores a tener en cuanta. A pesar de todo, en 2024 nuestros ejércitos tuvieron 16.260 mujeres, un 13,2% del total de sus efectivos; con esta ratio, España superó en unas décimas el porcentaje medio de mujeres en las fuerzas armadas de los países de la OTAN.
Los gráficos de personal militar de carrera también refuerzan esta idea del predominio absoluto de hombres, especialmente en los cuerpos y ejércitos de las unidades militares más emblemáticas, y ponen en evidencia un comportamiento diferencial en función del tipo de ejército y rango; así se comprueba, por ejemplo, que existe una presencia femenina relativa mayor en la Guardia Civil o en el Cuerpo Militar de Sanidad.
Intervenciones UME
Desde su creación en 2005 ha llevado a cabo 781 intervenciones en contextos muy variados. El Real Decreto 1097/2011, de 22 de julio, por el que se aprueba el Protocolo de Intervención de la Unidad Militar de Emergencias recoge, en su apartado tercero, que la UME podrá participar en situaciones de emergencia grave. Entre estas situaciones se incluyen, por ejemplo, las relacionadas con riesgos naturales (inundaciones, avenidas, terremotos, deslizamientos del terreno, grandes nevadas y otros fenómenos meteorológicos adversos de gran magnitud), incendios forestales, riesgos tecnológicos (químico, nuclear, radiológico y biológico), las derivadas de atentados terroristas o actos ilícitos y violentos, así como las relacionadas con la contaminación del medio ambiente y cualquier otra sobre la que decida el presidente del Gobierno. Se trata, por tanto, de un listado no restrictivo de situaciones que, en la práctica, se puede ver ampliado como consecuencia de la propia evolución de la sociedad y nuevas amenazas (UME, 2025). Ejemplo crítico de ello fueron la Operación Balmis y la Misión Baluarte, ambas desarrolladas durante la pandemia de COVID-19 en los periodos del primer y segundo estado de alarma (14 de marzo a 21 de junio de 2020 y 25 de octubre de 2020 a 9 de mayo de 2021) respectivamente. Asimismo, con la erupción volcánica en la isla de La Palma en septiembre 2021 se activó la Operación Cumbre Vieja para el despliegue de medios de la UME en la isla. En definitiva, la Unidad Militar de Emergencias se ha ido consolidando como un “instrumento altamente eficaz en la lucha contra todo tipo de emergencias” (Ley 17/2015, de 9 de julio, del Sistema Nacional de Protección Civil).
La UME realiza esta labor de protección civil, no solo en nuestro país, sino también en el exterior, de manera que asume una parte importante del papel de España como actor humanitario (Fernández Cabero, 2023). Su primera intervención fuera de nuestras fronteras fue en el terremoto de Haití ocurrido en el año 2010. Esta capacidad de intervención en otros territorios se ha reforzado particularmente en el Real Decreto 521/2020, de 19 de mayo, por el que se establece la organización básica de las Fuerzas Armadas, que explicita que la UME “tiene como misión la intervención en cualquier lugar del territorio nacional y en el exterior, para contribuir a la seguridad y bienestar de los ciudadanos en los supuestos de grave riesgo, catástrofe, calamidad u otras necesidades públicas”. En este sentido, la UME se puede activar como parte del Mecanismo de Protección Civil de la Unión Europea y el Grupo Internacional de Asesoramiento en Búsqueda y Rescate (INSARAG) de Naciones Unidas. También, por encomienda de esta última, la UME puede intervenir en Operaciones de Mantenimiento de la Paz.
Así pues, en el periodo 2022-2024, la UME ha realizado 97 intervenciones en territorio nacional, particularmente en el ámbito de la lucha contra incendios forestales (80 intervenciones) y en emergencias derivadas de inundaciones (11), notoriamente representadas en el caso de la DANA de 2024 en Valencia, pero también en Albacete, Madrid, Zaragoza y Sevilla. Los incendios forestales son, asimismo, la principal emergencia que ha motivado intervenciones de la UME en el extranjero (9 de las 14 intervenciones). Especial mención puede hacerse de los graves incendios de 2024 en Viseu, Portugal, en los que la UME participó con un gran número de efectivos.
Recursos relacionados
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