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La intervención de las Fuerzas Armadas (FAS) en la lucha contra la pandemia COVID-19 fue un ejemplo de lo que se podría llamar ''nuevas misiones'' de los Ejércitos y la Armada como instrumento clave en la resolución de cualquier tipo de crisis. La '''Operación Balmis''', desarrollada durante el primer estado de alarma (marzo-junio 2020) y denominada así en honor al médico militar que en el siglo XIX llevó las vacunas de la viruela a América, contó con la participación de más de 188.000 militares y supuso el mayor esfuerzo de las FAS en tiempo de paz de la historia.
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Las desinfecciones fueron una de las actividades más solicitadas (11.061), de las que casi la mitad se realizaron en residencias de mayores (5.301). El transporte fue otra de las actividades a resaltar, especialmente en los primeros momentos, cuando aviones militares participaron en el traslado de material sanitario desde China a territorio nacional. Se apoyó también a bancos de alimentos, que emplearon medios militares para la distribución de comida a las personas más necesitadas. En la construcción de infraestructuras temporales sanitarias es preciso destacar el apoyo al montaje y la operación del hospital de campaña en IFEMA, en la Comunidad de Madrid, y en el de la Feria de Muestras de Barcelona. Los hospitales militares Gómez Ulla en Madrid y el Hospital General de la Defensa de Zaragoza dedicaron sus esfuerzos a la atención de pacientes afectados por el virus. Y hubo presencia de buques de la Armada en Ceuta y en Melilla para suplementar la capacidad hospitalaria de esas dos ciudades autónomas.