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Los primeros trabajos basados en medidas geométricas se deben, una vez más, a los marinos, quienes introdujeron los métodos más modernos en los levantamientos de la costa española, que concluyeron con el ''Atlas Hidrográfico'' de Vicente Tofiño, a finales del siglo XVIII.<br>
Durante la ocupación napoleónica y la guerra de la Independencia se publicaron diversos mapas generales de España por parte de franceses y británicos. Entrado el siglo XIX, la necesidad de un mapa basado en una red geodésica propició diversos proyectos que no fructificaron en un clima político cambiante, con escasos recursos e institucionalmente débil. Los únicos trabajos que culminaron con éxito fueron iniciativas personales, como son la ''Carta de Galicia'' de Domingo Fontán o el incompleto ''Atlas de España'' de Francisco Coello.<br>
La empresa tomó fuerza con la Ley de Medición del Territorio de 1859. Proporcionó los recursos necesarios para encarar la construcción de la red geodésica. También se quiso elaborar, de forma simultánea, un catastro parcelario y un mapa topográfico. El proyecto no cuajó. Para ello se tuvo que esperar a la creación del Instituto Geográfico en 1870 y la definición del Mapa Topográfico Nacional a escala 1:50 00050&nbsp;000.<br>
{{ANEAutoria
|titulo=Atlas de El Escorial
|contenido=[[Archivo:Espana_Atlas-de-El-Escorial_1538_imagen_16811-00_spa.jpg|right|thumb|300px|Imagen: Alonso de Santa Cruz, ''Atlas de El Escorial'', ca.1538-1554. Biblioteca de El Escorial, K-1-1. España.]]
En la Biblioteca del Monasterio de El Escorial se conserva un mapa manuscrito de la península ibérica en hojas encuadernadas formando un volumen, con valiosa información geográfica y cartográfica. Por esa razón se denominó ''Atlas de El Escorial''. Fue encomendado a Alonso de Santa Cruz, cosmógrafo de Carlos V, entre 1538-1539, y en él trabajó hasta 1554. Consta de 20 hojas de mapas regionales, a escala 1:400 000400&nbsp;000, más otra hoja con un mapa índice general, a escala 1: 2 600 0002&nbsp;600&nbsp;000. Este último contiene una retícula numerada para localizar las hojas y fue diseñado a partir de los mapas regionales. Se representan 16 poblaciones importantes, el relieve, los ríos, las costas y las fronteras. El conjunto del Atlas abarca más de 9000 elementos geográficos con topónimos y unas 8300 localidades. Según Crespo Sanz, en las latitudes se aprecia un error sistemático y en las longitudes algunas deformaciones. Contiene mucha información geográfica, especialmente en la zona de Castilla, a una escala muy detallada, superando los mapas de la época. Si se juntan las hojas se obtiene una superficie de cuatro metros cuadrados. La minuta se halla en avanzado estado de formación y, en algunas notas, se indican modificaciones o adiciones. Por razones políticas y estratégicas, el manuscrito se guardó en la Biblioteca de Palacio y apenas influyó en los mapas posteriores.
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Nicolás de Fer, geógrafo del rey de España, formó un mapa general de España con fines propagandísticos, en diferentes versiones adornadas con retratos reales, cartelas con dedicatorias, escudos y escenas de victorias. Estos mapas alcanzaron prestigio, pero no cubrieron las necesidades de la administración borbónica. El monarca fundó instituciones científicas para fomentar la producción cartográfica en España: el Cuerpo de Ingenieros Militares, las Academias de Artillería de Ocaña y Segovia y la Academia de Guardiamarinas de Cádiz. Muchos de sus oficiales asumieron expediciones científicas y levantamientos cartográficos. Así, en 1734, Jorge Juan y Antonio de Ulloa fueron elegidos para participar en la expedición francesa para medir, cerca del polo y del ecuador, dos arcos de meridiano de un grado, observando cadenas de triángulos a lo largo de los meridianos y comparando las medidas. Se organizaron dos expediciones a Laponia y Perú dirigidas por Maupertius y La Condamine respectivamente. El resultado, publicado por la Academia de Ciencias de París en 1738, confirmó la tesis de Newton
sobre el achatamiento polar de la Tierra, en contra de la teoría de la Academia de Ciencias de París y de los Cassini, que defendían su alargamiento por los polos. Los dos marinos españoles colaboraron con eficacia en trabajos geodésicos y militares.<br>
Felipe V quería tener un mapa topográfico de España basado en una red geodésica como el mapa general de Francia, encomendado por su abuelo Luis XIV a los cartógrafos Jacques Cassini y su hijo César François. Los Cassini midieron cadenas de triángulos a lo largo de los meridianos y paralelos, cuyos vértices formarían el esqueleto del levantamiento topográfico. En 1747, César François comenzó el dibujo del mapa a escala 1:86 40086&nbsp;400, que fue terminado por su hijo Jacques Dominique en 1789.<br>
[[Archivo:Espana_Exposicion-de-las-Operaciones-Geometricas_1739-1743_imagen_16815_spa.jpg|left|thumb|300px|Imagen: Carlos Martínez y Claudio de la Vega, de la Compañía de Jesús, ''Exposición de las Operaciones Geométricas hechas por Orden del Rey N. S. Phelipe V en todas las Audiencias Reales situadas entre los Límites de Francia y de Portugal para acertar a formar un mapa exacto y circunstanciado de toda la España'', 1739-1743, Biblioteca Nacional de España, MR/33-41/224. España.]]
Para cumplir los deseos del monarca, el marqués de la Ensenada, encargó a los padres jesuitas Carlos Martínez y Claudio de la Vega, profesores del Colegio Imperial de Madrid, el levantamiento de un mapa general de España, detallado y exacto, a partir de un conjunto de operaciones geométricas realizadas en las Audiencias del Reino. El mapa se formó entre 1739 y 1743 y está dedicado al marqués de la Ensenada. Consta de 36 hojas a escala 1:440 000440&nbsp;000. Le falta Galicia, Asturias, León, una parte de Castilla la Vieja y las islas Baleares y Canarias, que no se pudieron dibujar por la carencia de observaciones astronómicas y de buena cartografía de esas zonas. El trabajo de campo fue reducido y las observaciones astronómicas imprecisas y con mayor uso de la cartografía regional existente. En él se indican divisiones territoriales creadas por el Decreto de Nueva Planta y los límites de reinos y provincias. Una copia del manuscrito, montado sobre tela, se guarda con los fondos de la Real Sociedad Geográfica en la Biblioteca Nacional de España. El mapa no cumplió las necesidades del Estado y quedó interrumpido.<br>
Al regresar de la expedición a Perú, Jorge Juan permaneció un año en París aprendiendo la técnica de levantamiento de los Cassini. En España preparó un detallado plan para la península ibérica basado en una red geodésica y topográfica similar al mapa de Francia. Las ''Reglas o Instrucciones'' para su formación fueron redactadas por Jorge Juan y Antonio de Ulloa hacia fines de 1749 y comienzos de 1750. Una ordenanza dirigida a los Intendentes (1749) disponía que los ingenieros formasen mapas de las provincias y, si tuviesen dificultades, las consultasen a Jorge Juan y a Antonio de Ulloa. En junio de 1751, siendo director de la Real Compañía de Guardias Marinas, Jorge Juan presentó el presupuesto del proyecto a la Secretaría de Estado y del Despacho Universal de Marina. El ''Método de levantar y dirigir el mapa o plano general de España, con reflexiones a las dificultades que pueden ofrecerse, por Jorge Juan, capitán de navío de la Real Armada'' fue acogido favorablemente. Le acompañan unas ''Reflexiones sobre el método de levantar el mapa general de España''. El marqués de la Ensenada lo impulsó con interés porque deseaba que España tuviese un mapa nacional a la altura del que tenían otros países europeos. El mapa, a escala 1:100 000, sería levantado con los métodos más modernos y asumido por el Estado, siendo muy valioso para la confección del catastro en el reino de Castilla y el fomento de la economía y de las comunicaciones. Los instrumentos necesarios se fabricaron en París y Londres.<br>
El secretario de Estado se lamentaba de que los únicos mapas generales que había impresos contenían muchos errores por haber sido abiertos por holandeses, franceses o italianos, debido a la carencia de buenos grabadores y cartógrafos españoles. Por eso, en 1752 envió a París como pensionistas reales a los geógrafos Tomás López y Juan de la Cruz Cano y Olmedilla para perfeccionarse en el dibujo y grabado de mapas, estudiar geografía y trabajar en el levantamiento del mapa de España. Les acompañaron los grabadores Manuel Salvador Carmona y Alonso Cruzado. Durante ocho años, los pensionistas aprovecharon las enseñanzas de sus maestros. Tomás López estudió geografía en el colegio de Mazarin y asistió al estudio de Jean Baptiste Bourguignon d’Anville, prestigioso geógrafo del rey francés.<br>
Los primeros proyectos para contar con un mapa de España geométricamente correcto y con un contenido riguroso y exhaustivo no cuajaron hasta mediados del siglo XIX. Durante el siglo XVIII, como ya hemos visto, hubo diferentes propuestas y se participó en algunos trabajos de importancia, tales como la medida del arco de meridiano en Perú, llevada a cabo por La Condamine y Jorge Juan, entre 1736 y 1744 o la medida del meridiano de Dunkerque a Barcelona, realizada a finales de siglo. Cabe citar, sin embargo, el excelente ''Atlas hidrográfico de las costas de España'' (1789) de Vicente Tofiño, resultado de un levantamiento completo de la costa española empleando los mejores instrumentos y técnicas del momento. Su trabajo se utilizó como base para muchos de los mapas que se utilizaron a partir de entonces. El marino Felipe Bauzá, al frente de la Dirección de Hidrografía, propuso continuar con la construcción de una carta geométrica del interior de España pero los acontecimientos políticos de principios de siglo frustraron su iniciativa.<br>
Durante la guerra de la Independencia trabajaron en España cartógrafos militares ingleses y franceses. Con los datos recopilados y los obtenidos mediante itinerarios, reconocimientos y levantamientos sobre el terreno, mejoró la precisión y el contenido de los mapas de España que se publicaron en ambos países. Un buen ejemplo es el ''Mapa Civil y Militar de España y Portugal'' (Paris, 1840), a escala 1:750 000750&nbsp;000, de A. Donnet.<br>
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[[Archivo:Espana_Espana-y-Portugal--Bosquejo-general-geologico_1863_imagen_16819_spa.jpg|right|thumb|300px|Imagen: Amalio Maestre, ''España y Portugal: Bosquejo general geológico'', formado con los documentos existentes hasta fin de 1863. Escala 1:2 &nbsp;000 &nbsp;000. 1864, Biblioteca del Instituto Geográfico Nacional, (20-K-3). España.]]
[[Archivo:San-Lorenzo-de-El-Escorial_Hoja-kilometrica-6--I_1860-1870_imagen_16820_spa.jpg|right|thumb|300px|Imagen: Junta General de Estadística, ''Hoja kilométrica 6-I'' (término de San Lorenzo del Escorial). Escala 1:2000. 1860-1870, Biblioteca del Instituto Geográfico Nacional, (288615). San Lorenzo de El Escorial.]]
[[Archivo:Cartagena_Planimetria-zona-2,-hoja-6_1901_imagen_16821_spa.jpg|right|thumb|300px|Imagen: Instituto Geográfico y Estadístico, Planimetría zona 2ª, hoja 6ª (término municipal de Cartagena). Escala 1:25 &nbsp;000. 1901, Biblioteca del Instituto Geográfico Nacional, (300073). Cartagena.]]
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Tras las Cortes de Cádiz de 1812 y la paulatina ruptura con el Antiguo Régimen, se intensificó la necesidad de elaborar un mapa de España como los ya planteados. Al interés militar y científico esgrimido por los ilustrados se añadió el hecho de que la aplicación de las políticas decimonónicas, especialmente las liberales, requerían de un conocimiento geográfico lo más exacto posible para aplicar sus reformas administrativas, evaluar los recursos naturales disponibles y llevar a cabo un reparto de las cargas fiscales de forma equitativa. Sin embargo, la inestabilidad política y la debilidad institucional que caracterizó la primera mitad del siglo XIX frustraron las diferentes iniciativas que fueron emprendidas. En este marco, cabe destacar algunas iniciativas personales relevantes: la ''Carta geométrica de Galicia'' (París, 1845), a escala 1:100 000100&nbsp;000, de Domingo Fontán, basada en una red geodésica; y el ''Atlas de España y sus posesiones de ultramar'' (1847-1870, incompleto), a escala 1:200 000200&nbsp;000, de Francisco Coello.<br>
[[Archivo:Espana_Red-Geodesica-de-1er-Orden-y-Nivelaciones-de-Precision-de-Espana_1886_imagen_16818_spa.jpg|left|thumb|300px|Imagen: Instituto Geográfico y Estadístico. ''Red Geodésica de 1.er Orden y Nivelaciones de Precisión de España''. Escala 1:1 &nbsp;500 &nbsp;000. 1886, Biblioteca del Instituto Geográfico Nacional (33-I-10). España.]]
La construcción y medida de la red geodésica española se inició en 1853 como resultado de la creación de la Dirección de la Carta Geográfica de España. En 1858 se midió la base central de la triangulación en Madridejos (Toledo), la red de primer orden se concluyó en 1915, la de segundo orden en 1927 y la de tercer orden en 1930. Cabe citar aquí, entre otros, el papel desempeñado por Carlos Ibáñez e Ibáñez de Ibero, quien llevó a cabo los enlaces de la Península con las islas Baleares y con Argelia.<br>
En 1859 se promulgó la ley de Medición del Territorio con el objetivo de levantar el mapa de España y establecer un catastro general. Francisco Coello ideó un plan de trabajos para realizar ambas tareas de forma simultánea, mediante un levantamiento topográfico-catastral a escala 1:2000. Los primeros trabajos se llevaron a cabo en la provincia de Madrid, primero por la Comisión de Estadística y después por la Junta General de Estadística. Entre 1861 y 1869 se levantaron miles de minutas, las conocidas como ''Hojas kilométricas'', de poco más de 100 municipios. El proyecto acabó siendo descartado por demasiado costoso, complejo y lento.<br>
La alternativa consistió en la creación, en 1870, del Instituto Geográfico, con la finalidad de continuar con los trabajos geodésicos en marcha y confeccionar el Mapa Topográfico Nacional (MTN) a escala 1:50 00050&nbsp;000, dejando para más adelante la elaboración del catastro. El mapa de España consistió en una colección de 1078 hojas para el territorio peninsular y las islas Baleares. Cada hoja cubría 20’ de longitud por 10’ de latitud, con origen de longitudes en el meridiano de Madrid, origen de altitudes el del nivel medio del mar en Alicante, elipsoide de referencia de Struve y proyección poliédrica de Tissot. El relieve era representado por curvas de nivel cada 20 metros. Como primer sistema de reproducción se utilizó la litografía a cinco colores: azul para la hidrografía, verde para cultivos y vegetación, siena para el relieve, rojo para las construcciones y carreteras y negro para los límites administrativos, vértices geodésicos, ferrocarriles, resto de red viaria y la rotulación. Las primeras hojas se publicaron en 1875 y la última de la primera edición no apareció hasta 1968.<br>El principal artífice del proyecto MTN y primer director del Instituto Geográfico fue Ibáñez de Ibero. Para la parte correspondiente al levantamiento topográfico se optó por tomar el municipio como unidad de trabajo. Para cada uno se llevaba a cabo el deslinde de su término jurisdiccional; se observaba una red topográfica de triangulación; se elaboraba una minuta con la planimetría y otra con la altimetría, ambas a escala 1:25 00025&nbsp;000; y se levantaban las poblaciones de más de 10 viviendas a escala 1:5000 y 1:1000. Los trabajos topográficos se llevaron a cabo con brújulas para los itinerarios, teodolitos para triangulaciones y poligonales, niveles para las nivelaciones y cintas métricas para detalles y puntos destacados. Todas las medidas se consignaban en cuadernos especialmente diseñados para contenerlos y llevar a cabo los cálculos necesarios, según las instrucciones impartidas el mismo año 1870. Las minutas de planimetrías, altimetrías y planos de población se hallan en el Archivo Técnico del actual Instituto Geográfico Nacional y constituyen una rica fuente de información, tanto por la extensión como por el detalle, de la geografía española. Sin embargo, las características técnicas del proyecto variaron con el tiempo, por lo que no se puede considerar completamente homogéneo. A finales del siglo XIX sólo se había trabajado en la mitad sur de España.<br>En cuanto a la cartografía temática, cabe destacar el interés mostrado por disponer de un mapa geológico. En 1850 se creó la Comisión del Mapa Geológico de España y pronto empezaron a publicarse mapas provinciales con escalas entre 1:100 000 100&nbsp;000 y 1:400 000400&nbsp;000. En 1864 Amalio Maestre publicó el primer mapa geológico de España a escala 1:2 000 000 2&nbsp;000&nbsp;000 y la primera edición del conjunto mural del mapa geológico peninsular a escala 1:400 000 400&nbsp;000 fue de 1889. En otras materias, se pueden citar, por parte de instituciones públicas, la ''Carta de los ferrocarriles de España y de las carreteras de 1º, 2º y 3º orden'' (1876), a escala 1:1 000 0001&nbsp;000&nbsp;000, y la ''Carta general de obras públicas de España'' (1882), que consta de 16 hojas a escala 1:500 000500&nbsp;000. De entre las iniciativas privadas destacamos la ''Colección de Mapas Especiales de España'' (1859-1860) de Miguel de Avellana, y el ''Atlas geográfico descriptivo de la Península Ibérica, Baleares y Canarias y Posesiones de Ultramar'' (1880), de Emilio Valverde.<br>También hubo una importante aportación militar a la cartografía española. Tanto Coello como Ibáñez de Ibero fueron militares. En 1863, el Cuerpo de Estado Mayor inició la formación del ''Mapa Itinerario Militar de España'' a escala 1:500 000500&nbsp;000, que publicó el Depósito de la Guerra en 1865 en 20 hojas. A partir de 1869 se inició el ''Mapa Itinerario'' a 1:200 000200&nbsp;000, del que a finales de siglo sólo se publicaron 22 hojas de las 65 proyectadas.<br>
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[[Archivo:Buitrago-de-Lozoya_Primer-mapa-levantado-por-fotogrametria-aerea_1935_imagen_19391_spa.jpg|right|thumb|300px|Imagen: Instituto Geográfico, Catastral y de Estadística. Escala 1:25 &nbsp;000. Primer mapa levantado por fotogrametría aérea para la formación del MTN, fechado en 1935 y correspondiente a la zona de Buitrago de Lozoya. Biblioteca del Instituto Geográfico Nacional (CP-001). Buitrago de Lozoya.]]
Durante el primer tercio de siglo el proyecto MTN avanzó con paso firme pero lento, lastrado por los pocos recursos disponibles y con la presión de elaborar el catastro. En 1906 se aprobó la Ley del Catastro, que planteó su formación en dos fases, una primera de ''avance catastral'', que permitiría una evaluación por municipios de la riqueza territorial, y una segunda de ''catastro parcelario''. La parte cartográfica de los trabajos le fue encomendada al Instituto Geográfico, que los estuvo realizando hasta 1971.<br>
Por otro lado, durante este periodo se completó la red geodésica en las islas Canarias, que se enlazó con el continente africano en 1928, y en 1924 se terminó la nivelación de precisión en la Península.<br>
[[Archivo:Gran-Canaria_MTN50-de-San-Nicolas-de-Tolentino_1968_imagen_19390_spa.jpg|left|thumb|300px|Imagen: Instituto Geográfico y Catastral. Escala 1:50 &nbsp;000, año 1968. Con esta hoja de ''San Nicolás de Tolentino'' (Gran Canaria) se completó la cobertura de España de la primera edición del Mapa Topográfico Nacional, casi un siglo después del comienzo de este proyecto en 1870. Biblioteca del Instituto Geográfico Nacional (A-17-1125a - ed1968nss-). Gran Canaria.]][[Archivo:Espana_Peninsula-Iberica,-Baleares-y-Canarias_2013_imagen_16824_spa.jpg|left|thumb|300px|Imagen: Instituto Geográfico Nacional, ''Península Ibérica, Baleares y Canarias''. Escala 1:1 &nbsp;250 &nbsp;000. 2013, Biblioteca del Instituto Geográfico Nacional, (11-H-13). España.]]
Al comienzo de la guerra civil, el MTN impreso cubría aproximadamente la mitad del territorio. Por parte del Depósito de la Guerra, el Mapa Militar Itinerario de España a escala 1:200 000 200&nbsp;000 estaba completo, pero era una edición anticuada y sin altimetría. Se había emprendido su modernización en 1929 y solo contaba con cuatro hojas impresas. El Mapa Militar de España a escala 1:100 000100&nbsp;000, empezado en 1915, no llegaba al 10 10&nbsp;% de cobertura. Con tan escasa información, ambos ejércitos hicieron un gran esfuerzo para obtener y utilizar cartografía a escala 1:50 00050&nbsp;000. En el bando republicano se actualizaron los fondos del Instituto Geográfico para la elaboración de una ''edición especial''. En el bando nacional se contó con la ayuda de Alemania, que proporcionó copias del MTN hasta entonces publicado; con la ayuda de Italia, que desplazó una Sección Topocartográfica con capacidad para elaborar e imprimir planos; y con los fondos de la Confederación Hidrográfica del Ebro. Se editaron varias series. La más completa fue la denominada ''Mapa Nacional'', que cubría las zonas de mayor interés militar.<br>Tras la contienda se recuperó la figura del Consejo Superior Geográfico para coordinar los trabajos del Instituto Geográfico, del Servicio Geográfico del Ejército (sucesor del Depósito de la Guerra) y del Servicio Cartográfico del Aire. Además, en 1943, se creó el Instituto Hidrográfico de la Marina para acometer las necesidades en cartografía náutica. Utilizando las minutas a escala 1:25 000 25&nbsp;000 del MTN, el Servicio Geográfico del Ejército debía formar y publicar el Plano Director de la cartografía militar a escala 1:25 000 25&nbsp;000 y el Mapa Militar de Mando a escala 1:100 000100&nbsp;000. El Instituto Geográfico continuó con el catastro y la formación del MTN a escala 1:50 00050&nbsp;000, que debía publicar en versión civil y en versión militar (incluía, superpuesta, la cuadrícula Lambert reglamentaria en el Ejército). El Consejo Superior Geográfico designaba las zonas de trabajo de campo para cada institución. El impulso dado a la producción fue importante pero no supuso la culminación del MTN por diferentes razones: no se contó con los recursos necesarios tras la guerra civil y se priorizó la actualización de algunos territorios, por consideraciones estratégicas, en detrimento de concluir las zonas sin mapa.<br>
Durante la segunda guerra mundial, España fue considerada como un posible escenario de operaciones militares. Alemanes, británicos y estadounidenses elaboraron, preventivamente, cartografía de detalle del territorio español reutilizando la división en hojas de la cuadrícula del MTN y apoyándose en las hojas publicadas que habían recopilado. Tras la guerra, el ''Army Map Service'' estadounidense desarrolló la proyección UTM (Universal Transversa Mercator) como cuadrícula militar uniforme para todo el mundo y tomó la decisión de acometer la tarea de recopilar y armonizar la información topográfica de su zona de influencia en Europa occidental. Entre 1948 y 1950 se realizaron los cálculos matemáticos para la compensación en un solo bloque de la red geodésica fundamental española. La Fuerza Aérea americana llevó a cabo los primeros vuelos fotogramétricos completos de España en 1945-1946 (Serie A), en 1956-1957 (Serie B) y en 1970-1971 (Serie C). Entre 1950 y 1980 el organismo estadounidense imprimió más de 1000 hojas de la serie M781.<br>
La colaboración entre el Servicio Geográfico del Ejército y el Instituto Geográfico quedó suspendida en 1966 y la última hoja de la primera edición del MTN se publicó en 1968 (San Nicolás de Tolentino, en la isla de Gran Canaria). En esos momentos, la institución militar había terminado el Mapa Militar Itinerario con altimetría a escala 1:200 000200&nbsp;000, el Mapa de Mando a escala 1:100 000 100&nbsp;000 y había formado 1750 hojas del Plano Director a escala 1:25 000 25&nbsp;000 siguiendo el Reglamento de Cartografía Militar de 1933. En 1968 reorganizó su producción, que pasó a estar formada por seis series, escalonadas entre la escala 1:800 000 800&nbsp;000 (Serie 8C) y la 1:25 000 25&nbsp;000 (Serie 5V). La serie L, que corresponde a la escala 1:50 00050&nbsp;000, constó de 1081 hojas impresas entre 1967 y 1986.<br>El Instituto Geográfico basó por entero la actualización del MTN en las fotografías aéreas proporcionadas por los estadounidenses, con las que se formaron las minutas a escala 1:40 00040&nbsp;000. Sin embargo, poco después se decidió dirigir los esfuerzos de la institución a la elaboración del Mapa Topográfico Nacional a escala 1:25 00025&nbsp;000, primero como una serie complementaria, después ya como serie básica, de forma acorde con lo que se estaba llevando a cabo en el resto de los países occidentales. La primera hoja se publicó en 1971. Hasta 1985 su formación fue analógica.<br>
El catastro rústico recibió un importante impulso en 1941 y a finales de los años cincuenta casi la totalidad del territorio estaba cubierta, aunque con diferentes calidades. A mediados de los años sesenta se abordó el catastro urbano, que pocos años después se transfirió al Ministerio de Hacienda.<br>
El sistema geodésico de referencia oficial en España se fue perfeccionando de forma paulatina durante la segunda mitad del siglo XX, cuando se adoptó el European Datum 1950 (ED50). En 1970 se estableció la proyección UTM, el meridiano de Greenwich como origen de longitudes y parámetros de referencia comunes con el resto de Europa occidental.<br>
El desarrollo del Estado de las autonomías en España en los años ochenta introdujo nuevos productores institucionales de series topográficas a escalas 1:10 000 10&nbsp;000 y 1:5000. En 1986 se publicó la Ley de Ordenación de la Cartografía para su coordinación, actualizando y reorientando el papel del Consejo Superior Geográfico, convertido en organismo civil, y estableciendo nuevos instrumentos, tales como el Registro Central de Cartografía y el Plan Cartográfico Nacional. Por otro lado, la incorporación de España a la Comunidad Económica Europea llevó a colaborar con diferentes proyectos relacionados con la armonización de datos geográficos, que culminarían en 2010 con la Ley sobre las Infraestructuras y los Servicios de Información Geográfica en España. Además, esta ley renueva conceptualmente la de 1986, distinguiendo entre datos de referencia y datos temáticos, y estableciendo el papel desempeñado por los diferentes productores. Entre ellos cabe citar, como esenciales para conocer los diferentes aspectos territoriales de España, el catastro elaborado por la Dirección General del Catastro (salvo en los territorios forales); el Mapa Geológico de España a escala 1:50 000 50&nbsp;000 (MAGNA) elaborado por el Instituto Geológico y Minero de España; la cartografía náutica elaborada por el Instituto Hidrográfico de la Marina; la información medioambiental recopilada por los ministerios competentes en su producción, etc.<br>Desde el punto de vista productivo, cabe destacar el papel preponderante que han ido adquiriendo las imágenes aéreas y espaciales. Entre 1977 y 1983 se llevó a cabo el llamado Vuelo Interministerial o del IRYDA a escala 1:18 000 18&nbsp;000 todavía en blanco y negro. El color fue introducido a partir del vuelo de costas de 1989-1991, realizado a escala 1:5000. El siglo XX verá la llegada del Plan Nacional de Ortofotografía Aérea (PNOA), con una cobertura nacional planificada. Una evolución paralela siguió la teledetección, especialmente a partir de la serie de satélites LANDSAT desarrollados por la NASA. El primero se puso en órbita en 1972 y proporcionó las primeras imágenes de detalle de España desde el espacio.<br>
La informatización ha cambiado completamente la elaboración de información geográfica. Su introducción ha sido paulatina desde los años ochenta y en la primera mitad de los noventa aparecieron publicadas las primeras hojas así formadas.<br>
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La introducción en los años ochenta de los procesos cartográficos digitales mediante programas de diseño asistido por ordenador o CAD supuso un cambio importante frente a la tradicional edición analógica en papel. El paso tecnológico siguiente lo constituyeron los Sistemas de Información Geográfica (SIG) o ''Geographic Information System'' (GIS), que permiten añadir, a la información gráfica, atributos (geométricos o alfanuméricos) y las relaciones geoespaciales entre objetos. Los SIG permiten así una gran variedad de análisis espaciales. La producción cartográfica del IGN se ha ido adaptando al uso de SIG y actualmente existen las llamadas bases de datos topográficas y cartográficas, que almacenan en una estructura de tablas tanto la localización geoespacial de los objetos geográficos como atributos descriptivos de ellos. Así, la Base Topográfica Nacional (BTN), iniciada en 2005 como resultado de la evolución de la antigua Base Cartográfica Numérica 1:25 000 (BCN25), es un producto continuo para toda España, tridimensional, compuesto por múltiples capas temáticas de información, como relieve, hidrografía, poblaciones, construcciones, transportes (carreteras, ferrocarriles, aeropuertos, etc.), instalaciones (energéticas, espacios dotacionales, servicios), etc. Se trata de un conjunto de datos multiescala, ya que incorpora los datos a la mayor resolución viable, pudiendo ir desde las mayores escalas en las edificaciones de la cartografía catastral (escala media de 1:2000) hasta las menores escalas de los espacios naturales (aproximadamente 1:25 00025&nbsp;000).<br>A partir de esta base topográfica, que contiene la información sin generalizar ni simbolizar, se genera mediante los procesos correspondientes de redacción y edición cartográficas, la serie del Mapa Topográfico Nacional a escala 1:25 000 25&nbsp;000 (MTN25) y a escala 1:50 000 50&nbsp;000 (MTN50). Estas series se publican tanto en formato digital como en formato impreso, ajustándose a la división de España según la cuadrícula del MTN50, formada por unas 1100 hojas que se dividen, a su vez, en cuatro hojas a escala 1:25 000 para conformar la serie del MTN25. Para las series cartográficas de menor escala, como son los mapas provinciales y los autonómicos, se realizan operaciones equivalentes de redacción y edición cartográficas a partir de la información generalizada, conforme a las escalas de publicación, de las bases de datos cartográficas correspondientes de las que proceden.<br>
Pero si algo caracteriza a nuestro siglo, es la disponibilidad de la cartografía digital en Internet. Desde hace años existen multitud de visualizadores cartográficos que permiten aplicaciones solo soñadas hace no mucho tiempo. El visualizador pionero del IGN es Iberpix, nacido en la primera década del siglo. Permite visualizar toda la cartografía del IGN a diversas escalas, ortofotografías aéreas, imágenes de satélite o modelos digitales del terreno y superponer a las anteriores otras capas de información. Otra de las aplicaciones de más éxito y utilidad es el llamado "mapa a la carta". Fue creado con la intención de superar la tradicional falta de flexibilidad de los mapas "cortados" según las cuadrículas cartográficas del MTN50 y MTN25, cuyos límites de hojas no siempre se adaptan a la zona de interés del usuario, ya que esta puede quedar situada en los bordes del mapa o incluso partida entre varias hojas. El mapa a la carta, disponible en [http://www.ign.es/web/ign/portal www.ign.es/web/ign/portal], permite desplazar la ventana o marco de la hoja sobre el mapa de España, gracias a la BTN25, con el fin de ajustarlo a la zona de interés, además de admitir otras personalizaciones para el usuario. Se trata de un buen ejemplo de la oferta a través de internet de distintas series cartográficas en formato continuo, sin cortes, para toda España.<br>
Por otra parte, la aprobación de la Directiva 2007/2/CE, de 14 de marzo de 2007, por la que se establece una infraestructura de información espacial en la Comunidad Europea, conocida como INSPIRE (''Infrastructure for Spatial Information in Europe''), estableció las reglas generales para la creación de una Infraestructura de Datos Espaciales (IDE) europea a partir de las IDE de los Estados miembros. Esta Directiva fue traspuesta al ordenamiento jurídico español mediante la Ley 14/2010, de 5 de julio, sobre las infraestructuras y los servicios de información geográfica en España (LISIGE), modificada posteriormente en 2018. Una IDE es un sistema de información integrado por un conjunto de recursos (datos, servicios, servidores, etc.) que gestionan y facilitan el acceso a información geográfica (cartografía, ortofotos aéreas, imágenes de satélite, modelos digitales de elevaciones, etc.), a través de Internet. La característica principal de esta tecnología es la interoperabilidad de los servicios que publican datos, que permite que un usuario, utilizando un simple navegador, pueda consultarlos y combinarlos según sus necesidades, accediendo a ellos de forma remota sin necesidad de disponer de esa información geográfica y esos programas instalados físicamente en su ordenador. Así, las Administraciones públicas (AA. PP.) publican la información geográfica que producen en el ámbito de sus competencias mediante estos estándares de interoperabilidad. Actualmente existen multitud de visualizadores que permiten mostrar información geográfica digital e incluso realizar análisis espaciales sobre ella, mediante el acceso a esos datos y servicios interoperables publicados por las AA. PP. y organismos responsables de la producción y actualización de dicha información. Además de la publicación de los datos a través de servicios web de catalogación, visualización y descarga, el Instituto Geográfico Nacional completa su oferta de publicación con la puesta a descarga de toda su información geográfica digital, bajo licencia de uso libre y gratuito (CC BY 4.0), a través del portal Centro de Descargas. Con todo esto, se cambia de un paradigma centrado en el productor de la información y sus requisitos, a otro basado en las necesidades del usuario, que puede acceder de manera libre y gratuita a la información geográfica que producen las AA. PP.<br>
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