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{{ANEObra|Serie=Monografías del Atlas Nacional de España|Logo=[[Archivo:Logo_Monografía.jpg|left|50x50px|link=]]|Título=La pandemia COVID-19 en España|Subtítulo=Primera ola: de los primeros casos a finales de junio de 2020|Año=2021|Contenido=Nuevo contenido}}
{{ANENavegacionSubcapitulo(monografía COVID-19)|estructura temática=Estructura temática|seccion=[[La pandemia COVID-19 en España|La pandemia COVID-19 en España]]|capitulo=[[Movilidad]]|subcapitulo=Movilidad detectada a través de la telefonía}}
Hoy en día casi toda la población se ha dotado de un teléfono móvil. Con el teléfono móvil (en su mayoría, teléfonos inteligentes) interactuamos de forma constante: hacemos y recibimos llamadas y abrimos sesiones de datos para consultar el correo electrónico, buscar información en internet, participar en las redes sociales, etc. Los datos de la actividad de nuestros teléfonos móviles (ya sean llamadas o sesiones de datos) son almacenados por las operadoras a efectos de facturación, pero estos datos constituyen también una materia prima valiosísima para los estudios de movilidad de la población. Con los datos de actividad de los teléfonos móviles se puede conocer en tiempo real o casi real dónde se encuentra cada usuario en cada momento del día y qué desplazamientos hace. El análisis de estos datos representa una excelente oportunidad para monitorizar procesos a lo largo del tiempo, como es el caso de la movilidad de la población a lo largo de las distintas fases de la pandemia.
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También la movilidad entre comunidades autónomas experimentó un retroceso especialmente marcado. Durante la primera ola, estos flujos, que eran especialmente intensos entre comunidades vecinas y entre las comunidades con mayor peso demográfico y económico, quedaron restringidos al mínimo y solo eran posibles por causas debidamente justificadas, como el trabajo. En los mapas referidos a los viajes atraídos por la Comunidad de Madrid y Cataluña desde otras comunidades autónomas se observa una caída muy marcada con todas ellas, aunque las relaciones fueron algo menores entre comunidades vecinas, por ejemplo , entre Castilla-La Mancha y Madrid, entre las que existen intensos flujos laborales. Por el contrario, los dos mapas muestran la brusca caída de la movilidad entre la Comunidad de Madrid y Cataluña, con una reducción de desplazamientos muy significativa, fruto de la caída de los viajes de negocios. Otra de las relaciones afectada con fuerza durante la primera ola fueron los viajes desde las islas, como consecuencia de las limitaciones a la movilidad aérea.
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