Toponimia

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España en mapas. Una síntesis geográfica

Compendios del Atlas Nacional de España.


Estructura temática > Conocimiento geográfico y cartografía > Cartografía general de referencia y toponimia > Toponimia

Los nombres geográficos en Naciones Unidas

Las Conferencias de las Naciones Unidas sobre la Normalización de los Nombres Geográficos, en las que participa España, han dado una serie de recomendaciones a los gobiernos para conseguir la normalización de los nombres geográficos a nivel nacional, como paso previo a la necesaria normalización internacional. Para facilitar y fomentar estos trabajos se crearon los grupos de expertos, según los diferentes temas, y las divisiones geográficas o lingüísticas. Las resoluciones de las Conferencias son de gran interés para establecer directrices con respecto a los nombres geograficos en las diferentes actividades en las que intervienen.

Beneficios de la normalización:

• Estrategias de planificación

• Desarrollo económico

• Gestión del medio ambiente

• Coordinación de emergencias

• Comercio

• Promoción del patrimonio cultural

• Gestión de infraestructuras públicas

• Turismo

• Sistemas de comunicación

• Censos de población y estadísticas

La importancia de la toponimia se ha acrecentado decisivamente en los últimos años por las nuevas tecnologías y el intercambio de datos. La expansión de la información geográfica digital y de los sistemas de información geográfica (SIG) ha evidenciado la necesidad de utilizar nombres geográficos o topónimos como una parte fundamental de los nomenclátores y las Infraestructuras de Datos Espaciales (IDE).

Además de dar nombre a entidades geográficas, los nombres geográficos son identificadores que sirven para la localización, como etiquetas en una referencia espacial (ISO 19112). Identifican y caracterizan una entidad geográfica reconocible sobre la superficie de la Tierra, tanto natural como artificial (un río, una sierra, un paraje, una ciudad, una casa, un puente…).

Un topónimo puede ser simple, pero generalmente está compuesto por un término genérico que indica el tipo de elemento geográfico y un término específico que lo distingue de manera particular (Sierra de Gredos, Praia de San Cibrao, Río Guadalquivir). Esta diferenciación es importante porque influye en el tratamiento de la toponimia en distintas lenguas: mientras que el específico debe permanecer invariable porque identifica exclusivamente una entidad geográfica, el genérico puede tener variantes según el contexto lingüístico en que se utilice el topónimo.

Es evidente la relevancia de usar toponimia normalizada –toponimia fijada como denominación recomendada– para que una entidad geográfica sea localizada e identificada de un modo inequívoco. Por este motivo, la utilización de topónimos normalizados, tanto de España como del resto del mundo, es un objetivo fundamental en la cartografía y en los recursos temáticos del ANE según las recomendaciones de las conferencias sobre normalización (Los nombres geográficos en Naciones Unidas).

El Grupo de Expertos en Nombres Geográficos de Naciones Unidas (UNGEGN) ha publicado dos manuales de interés para el proceso de la normalización de la toponimia https://unstats.un.org/UNSD/geoinfo/UNGEGN/publications.html:

  • Glosario de términos para la normalización de los nombres geográficos, con la terminología básica sobre la toponimia y las actuaciones relacionadas con ella. Recoge dos acepciones para definir el término normalización:

– Establecimiento, por una autoridad competente, de un conjunto específico de normas para una actividad determinada, como, por ejemplo, para dar uniformidad a los topónimos.

– Adaptar un elemento, por ejemplo un topónimo, a dichas normas.

  • Manual para la normalización de nombres geográficos, realizado por el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales, expone la información técnica necesaria para normalizar la toponimia de un país o territorio.

Conceptos básicos en cuanto a la normalización:

  • Autoridad competente: organismo normativamente constituido con potestad para tomar decisiones en asuntos de toponimia y determinar los nombres geográficos normalizados.
  • Topónimo oficial y topónimo normalizado: nombre geográfico establecido por una autoridad competente, atendiendo a unas normas o criterios fijados por esa misma autoridad. Para que adquiera el carácter de oficial, el topónimo debe ser publicado oficialmente.
  • Topónimo no normalizado: nombre geográfico no establecido por una autoridad competente. La denominación es el resultado de un uso tradicional, pero no está incluida en registros o nomenclátores ni oficiales ni normalizados. (Normalización de los nombres geográficos en España)

Las autoridades con competencias para la normalización de la toponimia, desarrolladas por sus leyes correspondientes, son: la Administración General del Estado (nombres oficiales de entidades de interés general del Estado), el Instituto Geográfico Nacional (toponimia supraautonómica), las comunidades autónomas (en coordinación con diputaciones forales, cabildos, consejos insulares y ayuntamientos). El primer paso para el uso de la toponimia normalizada es saber en qué estado de normalización se encuentran los topónimos de un territorio y consultar a la autoridad competente que haya oficializado o normalizado sus nombres. En caso de que no exista una autoridad legalmente establecida para fijar una denominación normalizada u oficial, se recomienda el uso de cartografía oficial que recoge el nombre más extendido por su uso.


Normalización de los nombres geográficos en España

Están normalizados:

  • Nombres oficiales de las comunidades autónomas, según los respectivos Estatutos de Autonomía y variaciones posteriores.
  • Nombres oficiales de las Entidades Locales, inscritas en el registro de Entidades Locales, del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas http://ssweb.seap.minhap.es/REL/
  • Nombres recogidos oficialmente en nomenclátores, registros o publicaciones de las comunidades autónomas.
  • Nombres normalizados de entidades geográficas gestionadas por organismos oficiales de la administración estatal o autonómica.


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Texto: Margarita Azcárate Luxán, Adela Alcázar González, Blanca Azcárate Luxán, Elena Bordiú Barreda. Véase la lista de participantes


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Terminología en la toponimia de los mapas

La toponimia que identifica cada una de las entidades geográficas cartografiadas es una fuente de gran valor para el estudio lexicológico de una lengua. El estudio de la etimología, el conocer la causa por la cual un determinado elemento geográfico ha recibido esa denominación, permite evocar usos y características de un lugar. Destaca aquí la abundancia de topónimos formados a través de una construcción metafórica-metonímica.

Entre los orónimos, nombres relacionados con la orografía, abundan los topónimos que para indicar la forma del relieve se han basado en palabras de uso cotidiano que designan objetos de similares características. Así, las alturas o elevaciones tienen con frecuencia un origen metafórico mediante la asimilación imaginaria de un objeto sobresaliente a una entidad geográfica con la misma peculiaridad, como cabeza o cabezo, parte superior del cuerpo; peña, almena de una fortificación; cerro, moño o penacho de plumas sobre la cabeza de las aves; tozal, cerviz o penacho de plumas sobre el casco de la armadura. Otras veces, una actividad realizada en el lugar pasa a denominarlo, como atalaya, que debe su nombre a los centinelas que vigilaban desde una altura; o hacho, de la antorcha localizada en un lugar elevado de la costa desde donde se hacían señales con fuego.

Mapa de toponimia de construcciones ganaderas en el MTN25. 1992-2016. España. PDF. Datos

En los hidrónimos, nombres relacionados con el agua, la variedad léxica no es tan abundante. Son curiosos los orígenes onomatopéyicos por el ruido del agua, como chorro o charco; las metonimias de las surgencias y lagunillas, como ojo; bonal, derivado de bodonal por la presencia de la espadaña (buda); o lavajo, del prerromano navajo, diminutivo de nava, modificado por influencia del verbo lavar.

Las actividades agropecuarias se reflejan con mucha frecuencia en la toponimia, indicando la función y el trabajo realizado en cada lugar. Son numerosos los términos referidos a la actividad agrícola, por ejemplo labrada, rozada y arrotura, o besana, terreno arado con surcos paralelos, del latín versāri con el significado de girar. El pastoreo y cuidado del ganado ofrece una terminología rica y variada. Hay denominaciones que designan un rasgo fundamental del lugar, como la protección en dehesa, defensa. En este contexto, las construcciones ganaderas conforman un vocabulario peculiar y las designaciones basadas en una metáfora o metonimia (sinécdoque) son frecuentes. El material con el que  se hacía el cercado o la pequeña edificación dio nombre, por ejemplo, a majada, de malla, o tenada, de madero. Otros se refieren a la actividad que se realizaba en ese lugar,  como aprisco, de apretar, juntar;  paridera,  cerrada.

Esta riqueza léxica de la toponimia, se muestra en el mapa: Toponimia de construcciones ganaderas en el MTN 25.


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Texto: Margarita Azcárate Luxán, Adela Alcázar González, Blanca Azcárate Luxán, Elena Bordiú Barreda. Véase la lista de participantes


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