Discusión:Edad Contemporánea
España en mapas. Una síntesis geográfica
Compendios del Atlas Nacional de España. Nuevo contenido
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Independencia, liberalismo y revolución
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En el siglo XVIII la población ascendió y superó los diez millones de habitantes, pero se produjeron cambios en la distribución territorial. El interior, excepto Madrid, sufre constantes tasas negativas durante más de un siglo (mapa Mundo urbano y densidad de población a finales del siglo XVIII y mapa Población y densidad de población en el primer tercio del siglo XIX), mientras la periferia crece pujante: Gijón, Ferrol, Vigo, Cartagena, Jerez de la Frontera, San Fernando… Esto fue posible gracias a los avances en medicina, higiene, incremento de la producción agrícola, pueblos nuevos fundados por el Estado, llegada de técnicos y colonos extranjeros, creación de industrias…
Las guerras de la Independencia, la Carlista, y las repetidas guerrillas, absolutistas o liberales, acentuaron el golpe demográfico, bien por los muertos (¿500.000? 1808-1814), bien por los exiliados, unos por su progresismo francófilo (los afrancesados, como Goya), otros por su activismo liberal. Y también por las pestes de 1800, 1814, 1833… En 1833 se llegó a 12.162.000 habitantes, lo que suponía aún una densidad muy débil: solo 1.636 habitantes/milla2, frente a 4.659 en los Países Bajos, 3.875 en el Reino Unido, 3.085 en Francia o 1.815 en Portugal. Con la reordenación provincial de Javier de Burgos (1833) crecen las nuevas capitales de provincia y crecen también los centros mineros, como los de Asturias y Ciudad Real. Aumenta el éxodo agrario interior hacia las zonas industriales, que se desarrollaban en la periferia y hacia las urbes del País Vasco (Bizkaia), Cataluña (Barcelona) y Madrid. Aparece, así, una burguesía funcionarial, industrial y mercantil que apoya grandes proyectos urbanísticos: barrios de El Ensanche en Barcelona (Plan Cerdá, impuesto por el gobierno central) y de Salamanca, en Madrid.
La guerra contra Napoleón, que vino a España para entronizar a su hermano en Madrid, (mapa Guerra de la Independencia) facilitó que surgiera la primera constitución española, la de una Cádiz cercada, progresista y liberal. También provocó la aparición de guerrillas (término que se hizo universal) frente al invasor francés, partidarias, bien del rey absoluto o bien de los liberales. Las guerrillas, de uno u otro signo, se sucedieron hasta mediados los años veinte, según la ideología gobernante. En los años treinta, el infante Don Carlos, que defendía una monarquía absoluta, foralista y de línea hereditaria masculina, se niega a aceptar a su sobrina Isabel como reina y, menos aún, por estar apoyada por los liberales. Se proclama Rey (Carlos V) y se inicia una larga y cruenta guerra de siete años (mapa La gran guerra Calista [1]). El Convenio que le da fin inaugura una monarquía liberal y bipartidista en España. Habrá otras dos guerras carlistas, en 1846-1849 y 1872-1876 y varias intentonas en 1855, 1860, 1869 y 1870.
En 1853 se levanta la prohibición de emigrar a América (mapa Emigración en el siglo XIX). Cuba, todavía española, atrae emigración catalana. Posteriormente la emigración se dirige a México, Uruguay, Brasil y Argentina. Entre 1853 y 1882, hubo alta emigración de gallegos (325.000, un 60% del total), y después de canarios, asturianos y vascos. La población del litoral mediterráneo y balear se dirige hacia Marruecos o Argelia (unos 114.000, sobre todo a Orán) y la del norte del levante peninsular hacia Europa.
Las desamortizaciones
Su objeto fue la nacionalización de todos los bienes (edificios, tierras, obras de arte, libros, etc.) de las llamadas manos muertas, la mayoría propiedad de las órdenes religiosas, excepto las educativas o sanitarias. Hubo antecedentes: bienes de los jesuitas expulsados, algún intento de Godoy, la confiscación de bienes a liberales y afrancesados o la nacionalización del patrimonio de la Inquisición y las órdenes militares, decretada por las Cortes de Cádiz.
La desamortización de Juan Álvarez Mendizábal, ministro de Hacienda progresista durante la regencia de María Cristina, se inició en 1835. Se incautaron los bienes de órdenes religiosas y se vendieron al mejor postor para pagar la deuda pública, financiar la guerra Carlista y crear una clase media agraria con los campesinos que, así, obtendrían las tierras en propiedad. Tambien quería conseguir adeptos a las ideas liberales e inclinar hacia la reina niña la indecisa guerra Carlista, además de fomentar la producción agraria y su comercio. Entre 1836 y 1837 se obtuvieron 3.600 millones de reales (ver mapa Desamortización de Mendizábal).
La aplicación de los decretos desamortizadores de Mendizábal se paralizó durante la década moderada (1844-1854, gobierno de Narváez). Pero Pascual Madoz, ministro de Hacienda durante el bienio progresista (1855-1856, gobierno de Espartero), los reactivó con mayor intensidad: los aplicó, no solo a los bienes eclesiásticos, como en la primera desamortización, sino también a los bienes comunales de los municipios y a los del propio Estado (mapa Desamortización de Madoz). Se quería financiar las obras del ferrocarril, fomentar la producción agraria y modernizar el campo.
En general, los campesinos no pudieron adquirir las tierras subastadas, que cayeron en manos, bien de los antiguos propietarios (a través de testaferros), o bien de una rica burguesía urbana convertida así en burguesía terrateniente. Por otro lado, muchos municipios quedaron sin rentas y tuvieron que aumentar la presión fiscal. Es de destacar que con las obras de arte se crearon los museos provinciales y las bibliotecas monacales pasaron a los recién creados institutos provinciales de enseñanzas medias y a algunas universidades.
La restauración borbónica
1874 | Los generales Martínez Campos y Pavía dan fin a la Primera República. Dictadura del general Serrano |
1874-1885 | Reinado de Alfonso XII |
1881 | Se inician los gobiernos con “turno a la inglesa” entre Cánovas del Castillo (conservadores) y Práxedes Mateo Sagasta (liberales progresistas) |
1885-1902 | Regencia de doña María Cristina de Habsburgo, embarazada del heredero |
1885 | El pacto del Pardo ratifica oficialmente el turnismo |
1897 | Cánovas es asesinado |
1898 | Guerra con Estados Unidos: España pierde Cuba, Puerto Rico y Filipinas |
La restauración supuso un periodo de estabilización socioeconómica, de consolidación de los logros obtenidos durante el periodo isabelino y de creación de otros nuevos.
La oferta de suelo agrícola, fruto de las desamortizaciones, aumentó las superficies cultivadas, la producción agraria y el consumo. Hasta 1882 las condiciones económicas agrarias fueron muy favorables para la producción de cereal en el interior. La guerra de Crimea y los subsiguientes conflictos en el oriente europeo favorecieron las exportaciones, hasta el punto de que se habla del nacimiento de una burguesía harinera en las dos castillas, cuyo lema era: «agua, sol, y guerra en Sebastopol».
Pero a partir de esa fecha comenzaron las importaciones de cereal, favorecidas por el ferrocarril, y un clima muy favorable aumentó la producción. En consecuencia, los precios bajaron y el campo interior entró, una vez más, en crisis y se inició un nuevo ciclo de éxodo campesino hacia las grandes ciudades industriales.
En ellas la vieja industria textil había dejado paso a la metalúrgica y siderúrgica, a lo que había contribuido el cese en la llegada de algodón por la guerra de secesión norteamericana (1861-1865). Como el hierro necesitaba del carbón como fuente de energía, aquellos espacios que disponían de ambas cosas (Ojén, Málaga, 1826), iniciaron el proceso de industrialización pesada. Pero el agotamiento de las minas trasladó esta actividad a otras zonas, como Asturias (1864) y el País Vasco (1876); en este último caso, se estableció un fructífero intercambio de hierro por carbón con Cardiff.
A finales del siglo XIX, el 70% de la producción nacional de hierro se localizaba en el País Vasco, con lo que España se convirtió en principal suministrador de hierro al resto de Europa. La producción dio un salto espectacular, desde 43.000 toneladas de lingotes de hierro y 37.000 de hierro dulce y acero, que se producían en 1868, a 310.000 y 199.000 toneladas, respectivamente, producidas en 1900.
La obtención de hierro fue importante para la expansión ferroviaria. A ello contribuyeron los beneficios de la desamortización de Madoz y una serie de leyes propiciadoras de una favorable financiación, como la Ley General de Ferrocarriles de 1855, que atrajo capital extranjero, francés en las vías del norte e inglés en las del sur. La primera línea ferroviaria peninsular fue la de Barcelona-Mataró en 1848, a la que siguió la de Madrid-Aranjuez en 1851. En 10 años (1856-1866) se construyeron 460 km anuales y se alcanzaron los 5.000 km construidos. En una segunda etapa de 23 años (1873-1896) se llegó a los 12.000 km. El siglo XX se inició con 15.000 km de línea, alguna de ellas internacional: Madrid-Lisboa (1881) y Lisboa-Madrid- París (1887).
Crisis de la restauración y primera dictadura
Reinado de Alfonso XIII (1902 - 1931)
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Alfonso XIII ocupa el trono a los 16 años, entre un general pesimismo histórico producido por el desastre del 98, que marcó toda una generación, la del 98'.
Compañías extranjeras de tipo colonial eran dueñas de las materias primas (mapa Grandes compañías extranjeras). Alemanes, belgas y franceses tenían las concesiones de minas y los ingleses dominaban más del 50% del capital extranjero en muchos campos: forestal (corcho), alimentación (Suchard) y, desde luego, la minería (Riotinto). A partir de 1868 (Ley de Minas), el Estado había aumentado su compromiso con ellas. Extraían cinc, cobre, mercurio, plomo…
El capital español (con excepciones, como la del marqués de Salamanca años antes), se conformaba con sus latifundios agrarios (mapa La gran propiedad rústica). Aun así, el sector industrial agroalimentario aparecía tímidamente. La irresoluta cuestión agraria (66% de la población activa), con un elevado número de jornaleros sin tierra, en paro estacional y en gran medida analfabetos, motivó la aparición de sindicatos agrarios revolucionarios.
También seguía sin solucionar la cuestión social. En 1916 hubo 237 huelgas; en 1920 más de 1.000. La represión de la huelga general de 1917 (mapa cHuelgas y conflictos sociales...]]) dejó decenas de muertos y miles de detenidos.
Con la dictadura de Primo de Rivera bajó la conflictividad por las grandes obras públicas y la colaboración de la Unión General de Trabajadores (UGT). Pero en 1929 estalló de nuevo la situación. La Confederación Nacional del Trabajo (CNT) llegaba a 700.000 afiliados ese año, y en los primeros años de la República la UGT duplicó esa cifra. En Andalucía los sindicatos campesinos superaban los cien mil afiliados en la huelga, que en 1934 se anticipó a la huelga general revolucionaria (mapas Afiliación a la Confederación Nacional de Trabajo y Afiliación al Partido Socialista Obrero Español).
República, guerra civil y dictadura franquista
14/04/1931 | Proclamación de la segunda república española |
1931 | La nueva constitución republicana acepta el voto femenino |
1931-1933 | Bienio progresista, que afronta un extenso plan de reformas |
1933-1935 | Bienio conservador, revisionista de esas reformas |
1934 | Huelga general revolucionaria. Revolución de Asturias |
1936 | Triunfa en las elecciones el Frente Popular |
1936-1939 | Rebelión militar y guerra civil |
01/04/1939 | Fin de la segunda república. Victoria de la rebelión militar |
Los partidos republicanos se habían juramentado para traer la república por el pacto de San Sebastián (1930), ante el desprestigio de la monarquía. Y aprovecharon las elecciones municipales de 1931 porque, aunque los monárquicos lograron más concejales, el voto fue republicano en las grandes ciudades. Mucha gente se lanzó a las calles… Alfonso XIII, abandonado por todos, suspendió sus funciones reales y dejó a «España... única señora de sus destinos».
La República afrontó todos los problemas de manera simultánea: la cuestión agraria, la cuestión social, la cuestión religiosa, la cuestión militar, la cuestión territorial…. al tiempo que elaboraba una constitución y en medio de la gran crisis mundial del 29. Se buscó resolver todas “las cuestiones” pero ¿cómo? Unos querían una república burguesa con reformas, pero paulatinas y prolongadas en el tiempo; otros querían una acción política radical que pudiera llegar, incluso, a ser revolucionaria. La Segunda República nacía, pues, con grandes dificultades para que en ella cupieran «las dos Españas». Así que se rompió el pacto de San Sebastián y salieron del primer Gobierno tanto los radicales como la derecha liberal.
En el mes de mayo de 1931 más de cien conventos fueron incendiados. Al año siguiente hubo un intento revolucionario anarquista, un alzamiento monárquico y hasta un golpe de Estado fracasado del general Sanjurjo. Y mientras las cortes republicanas afrontaban la reforma agraria, la reorganización del ejército, la generalización de la educación, la ordenación autonómica… seguían las huelgas y las revueltas, respondidas con acciones tan duras como los 25 muertos en el motín anarquista de Casas Viejas. Algunas decisiones no tenían suficientemente dispuesta a la sociedad: la ley del divorcio, el reconocimiento de la Unión Soviética; otras, como la expulsión de los jesuitas, parecían exageradas. Y otras, levantaron contra la República poderosos enemigos, como la reforma agraria o la del Ejército.
1939-1975 | Dictadura del general Franco, jefe del Gobierno y del Estado |
1939-1950/1953 | Situación postbélica. Autarquía y aislamiento internacional |
1959 | Plan de Estabilización económica |
1973 | El almirante Carrero Blanco es asesinado en atentado terrorista |
1975 | Muere el dictador |
En 1933 ganan las elecciones las derechas (mientras Hitler llega al poder en Alemania), las reformas se frenan y el PSOE se lanza en octubre de 1934 a una acción general revolucionaria (1.800-2.000 muertos en toda España), que solo triunfa en Asturias. Allí se dinamita la Cámara Santa de la Catedral y se incendia la universidad (se perdió su biblioteca antigua) en medio del pillaje y los asesinatos. La República envía a Asturias a la Legión y a las tropas regulares de África, que actúan con similar violencia. Durante 1935 las dos Españas se preparan para dirimir su enfrentamiento en las elecciones de febrero del 36. Triunfa el Frente Popular y en julio una gran parte del ejército se alza en armas, dirigido por el general Franco.
La rebelión sólo triunfó en algunas partes de España. Pero la audacia y la disciplina de los sublevados y la indecisión de los gobernantes, que prefieren armar al pueblo antes que apoyarse en el resto del ejército, de cuya lealtad dudan, conducen a una guerra civil que durará hasta 1939 y en donde hubo ocasiones con tanta agresividad en la retaguardia como en el propio frente.
Terminada la guerra, el general Franco establece una dictadura militar personal, de corte nacional católico, entre una violenta represión.
En sus primeros años, frente al aislamiento internacional, la dictadura intentó organizarse desde la autarquía y con las acciones territoriales esperables: grandes obras públicas sin posibilidad de resistencia de los afectados (pueblos enteros fueron trasladados), como la construcción de más de 500 embalses. Mientras, la gran propiedad se mantiene intocable, se promueven planes de concentración parcelaria, acciones de colonización en nuevos pueblos, y construcción de redes para almacenamiento del cereal (los silos). Importante fue el denominado Plan Badajoz con amplios trasvases de población.
A partir de 1959, (el aislamiento ya había cesado por la guerra fría), se aplican programas tecnocráticos (los Planes de Desarrollo) con polos y polígonos industriales en todo el país. Hay una indudable progresión económica, se crea una amplia capa de clases medias urbanas y la población activa agraria baja al 10% por la emigración hacia los centros industriales. España se cuenta, algunos años, como la décima potencia mundial. Pero en 1975 nadie quería ya seguir con una dictadura y el país vuelve a un sistema democrático.
La llegada de la democracia
La Transición (1975-1981)
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Muerto el dictador, se inicia el proceso conocido como “transición” que condujo a España hacia una democracia parlamentaria de carácter occidental. Los dirigentes que él nombró, en la confianza de que perpetuarían el militarismo franquista, entendieron que eso era un anacronismo sin sentido y los dirigentes antifranquistas (en el exilio o en la clandestinidad) coincidieron en la necesidad de conducir al país hacia su identificación con Europa; fue preciso asumir renuncias de unos y de otros.
Se podría decir que la transición emerge en 1976 (mapa Referéndum sobre la reforma política), culmina en 1978 (aprobación de la Constitución), se consolida en 1979 (mapa Elecciones municipales de 1979. Triunfo de la izquierda en las capitales de provincia) y se ha hecho historia cuando, tras fracasar el intento de golpe de Estado de Tejero, desaparece el secular protagonismo castrense, llega al gobierno el Partido Socialista y España forma parte de la OTAN y de la Comunidad Europea. Pero ¿por qué se dice que emerge? Los historiadores estudian cómo, bajo la tensa superficie franquista, desde finales de los años sesenta, España había desarrollado una confluencia de “transiciones” sociales, económicas o culturales, de las que la transición política, muerto el dictador, acabó siendo sólo el inexorable final. El país dejaba atrás la división social bipolar, que los viejos políticos preferían agitar, incapaces de superarla. Ahora, por el contrario, los nuevos construyen para todos una democracia en libertad. Y España se presenta frente a su propia historia, a los 500 años de 1492, como una nación unida, ausente de rencores, diáfana, potente y abierta al mundo. Las generaciones españolas actuales sabrán así, con la memoria fiel del anterior pasado divisorio, afrontar con eficacia el siglo XXI.
Abdicación de Juan Carlos I
Con la votación en el Congreso de la Ley Orgánica 3/2014 se hace efectiva la abdicación del rey Juan Carlos I. Fue presentada por el presidente del Gobierno Mariano Rajoy, quien señaló que el rey abdica "en favor de su sucesor… Don Felipe de Borbón y Grecia, llamado a convertirse, tan pronto entre en vigor esta ley, en Rey de España”. Algunos diputados señalaron que se va a "elegir un nuevo jefe de Estado”, otros votaron “no”, destacando hacerlo “por la república”, “por la república catalana” o “por la democracia”.
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La España actual, una democracia europea (1981-2022)
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INFORMACIÓN RELACIONADA
40 aniversario de la Constitución Española de 1978
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