Discusión:Minería
Estructura temática > Actividades productivas y económicas > Minería, energía, industria y construcción > Minería
Las actividades mineras en España han tenido una gran tradición y han sido fundamentales en la industrialización del país a partir del siglo XIX. Se inician con los pueblos colonizadores del sur de la península ibérica y experimentan un cierto desarrollo con los romanos al incorporar nuevas técnicas de arranque y profundización (explotaciones de plomo en Sierra Morena, de cinabrio en Almadén, Ciudad Real, o de oro en Las Médulas, León). Los árabes continuaron la minería del cinabrio-mercurio en Almadén, clave también después del descubrimiento de América, cuando se reactivaron las minas de plata, cobre y plomo. La incorporación de avances legales en la primera mitad del siglo XIX facilitó la entrada de capital extranjero y con él de nuevas técnicas que intensificaron la producción y los beneficios de minerales como el cobre, pirita, hierro o carbón. Así, se consolidarían diversos territorios mineros de Asturias (hulla, antracita), Castilla y León (hulla, antracita, uranio, estaño, wolframio, etc.), Andalucía (cobre, piritas, rocas industriales, sal marina, mármol, yesos, etc.), Galicia (lignitos, plomo, cinc, estaño, rocas industriales, pizarra, granito, etc.), Cataluña (lignito, sal potásica), Aragón (lignito) o Castilla-La Mancha (cinabrio-mercurio, hulla, hierro, caolín), entre otras (Cañizares, 2011). Hoy muchas de estas cuencas mantienen su actividad y otras están clausuradas. Algunas de estas últimas han valorizado su patrimonio para ponerlo al servicio de las dinámicas de revitalización socioeconómica a través del turismo, principalmente, como las minas de Almadén que, transformadas en parque minero, han sido incluidas en 2012 en la Lista del Patrimonio Mundial Unesco.
La riqueza en recursos minerales es muy relevante en España, como muy bien presenta el Mapa Minero que permite asociar la geología con los recursos minerales. Las áreas paleozoicas se relacionan, preferentemente, con mineralizaciones de pizarras (Galicia, León, Zamora), de hierro y carbón (Asturias, León, Teruel), estaño y wolframio (Galicia), plomo y zinc (Jaén, Tarragona), fluorita (Córdoba), uranio (Badajoz, Salamanca), productos de cantera como los yesos, glauberitas y thenarditas (Burgos, Toledo), junto con yacimientos de petróleo y gas (Tarragona). Por su parte, en las zonas alpinas encontramos mineralizaciones de hierro (Bizkaia, Granada), flúor (Gipuzkoa, Huesca, Almería), níquel y cobalto (Huesca), plomo-zinc (Cantabria, Murcia), calamina (Albacete), ocres rojos (Jaén, Granada), plomo-oro y plata (Almería), dunitas (Málaga) y gas (Cádiz, Córdoba y Sevilla), sin olvidar el cobre (Huelva, Sevilla).
Considerada como un sector estratégico, la minería, a pesar de la diversidad de recursos existentes, no consigue abastecer la demanda de sectores como el de la producción de energía. Los yacimientos minerales se agrupan en productos energéticos (carbón, hidrocarburos y uranio), minerales metálicos (hierro, piritas, cobre, plomo-zinc, estaño-wolframio, mercurio, oro-plata), minerales industriales (arcillas especiales, caolín, cloruro sódico, cuarzo, flúor, estroncio, feldespatos, sales potásicas,…), productos de cantera y rocas ornamentales (granitos, calizas, pizarras, yesos, áridos,…). Su contribución al PIB nacional ha disminuido de manera notable desde los años ochenta del siglo pasado y representa hoy en torno al 0,7%. No obstante, la Estadística Minera de España correspondiente a 2014, último dato oficial, afirma que, en el contexto de la Unión Europea, España es el octavo productor de carbón, el tercero de cobre, uno de los cuatro únicos productores de níquel, el único productor de sepiolita, el primer productor de espato‐flúor, el segundo productor de yeso, de magnesita y de sales potásicas y el sexto de bentonita. Destaca también, en la producción de rocas ornamentales, especialmente pizarra (MIET, 2015). Por regiones sobresalen Andalucía con un 23,3% del valor de la producción minera total, seguida de Cataluña con un 18,5% y de Castilla y León con un 12%. El número de trabajadores afiliados a la Seguridad Social relacionados con las actividades mineras según la Clasificación Nacional de Actividades Económicas (CNAE) (extracción de antracita, hulla y lignito; minerales metálicos, crudo y gas natural; actividades de apoyo; y otras industrias extractivas), ha disminuido en los últimos años situándose en menos de 25.000 trabajadores y menos de 30.000 según el número de empleos que ofrece la Estadística Minera de España, la mayor parte de ellos vinculados con la extracción de rocas ornamentales y minerales industriales. En el mapa Trabajadores afiliados a la Seguridad Social en minería se observa que se mantienen volúmenes significativos en las cuencas asturianas (hulla, antracita, fluorita) y leonesas (hulla, antracita, wolframio, pizarra), con más de 3.000 y casi 1.400 trabajadores afiliados en 2015, respectivamente. También, con más de 1.500 trabajadores, encontramos las cuencas de minerales metálicos de Huelva (cobre), así como las de otras industrias extractivas de la provincia de Barcelona (potasa, rocas industriales). Los productos de cantera agrupan un volumen relevante de trabajadores en la vertiente levantina, Andalucía y las dos Castillas, quedando la Comunidad de Madrid con una singularidad y es el número de trabajadores relacionados con las actividades de apoyo.
La disminución del volumen de trabajadores está directamente relacionada con la reducción de las explotaciones mineras en España durante las últimas décadas. Si bien, en 2005, se superaban las 4.200 explotaciones, a partir de 2007 la crisis económica mundial provocó un declive sin precedentes que derivó en la pérdida de más de 600 explotaciones en 2010, reduciéndose a 2.896 en 2014. Sobresalen en porcentaje, con un 73,3% del total, las destinadas a la extracción de productos de cantera y con un 19,6% las de rocas ornamentales, afectadas, ambas, por la paralización del sector de la construcción. El resto son muy reducidas, tanto las dedicadas a los minerales industriales (6%), como las de productos energéticos (1%), y las de minerales metálicos (0,2%). La mayoría, el 81% del total, son de pequeño tamaño y tienen menos de 10 empleados, principalmente las dedicadas a la producción de materiales de cantera y rocas ornamentales, donde se localiza el 30% del empleo. Sólo en aquellas zonas de cierta especialización en productos energéticos (Asturias, León,…), de minerales metálicos (Huelva, Sevilla,..) y de minerales industriales (Barcelona) encontramos explotaciones de mayor tamaño, de más de 25 empleados por explotación.
El empleo ha disminuido desde los más de 45.000 empleados en 2007 a 28.674 en 2014, siendo significativo en las explotaciones de productos de cantera, que superaron los 21.000 empleos en 2008 para caer hasta los 12.000 en 2014, y de rocas ornamentales, con alrededor de 10.000 empleos en 2008 y menos de 7.000 en 2014. Los productos energéticos, sometidos a una dura competencia de precios (carbones), también perdieron empleados de manera significativa, manteniéndose más estables los minerales industriales, y aumentando los metálicos dada la rentabilidad de sus productos y derivados.
En el mapa Inversiones realizadas en minería se observa que se han centrado en el ámbito meridional: en Huelva, Sevilla y Badajoz (wolframio, cobre), orientadas a sistemas de tratamiento y de explotación. En zonas tradicionales del norte son relevantes en Asturias, León, Palencia, Navarra, Zaragoza, Teruel y Barcelona, junto con Madrid en el sector central y están preferentemente destinadas a sistemas de explotación y tratamiento, quedando la investigación en un lugar poco significativo. Por su parte el mapa Costes de producción muestra que son significativos en personal, contratas y otros gastos en las cuencas carboníferas asturianas y castellano-leonesas, como también de las aragonesas y castellano-manchegas, tanto en la minería subterránea como a cielo abierto. Fuera de este ámbito geográfico destacan en el importe de los costes, Barcelona (minerales industriales), el área sudoccidental del país, Huelva, Sevilla y Badajoz (minerales metálicos) y Galicia (rocas ornamentales).
La Evolución del valor de la producción minera –casi 4.500 millones de euros en 2007 y 3.016 millones de euros en 2014– refleja, de nuevo, que está afectada por la crisis económica aunque tiende a estabilizarse. Por grupos destacan el fuerte descenso de los productos de cantera, que en 2007 superaban los 2.300 millones de euros y su valor de la producción queda reducido a un tercio en 2014 con 717 millones de euros, aunque suponen casi el 24% del valor de la producción minera total en este último año. Su localización está muy repartida. Con valores mucho más modestos, los productos energéticos y las rocas ornamentales presentan una evolución similar, en especial los primeros, con una fuerte pérdida. El primer puesto en el valor de la producción ha sido ocupado en la actualidad por los minerales industriales, que aportan un 26,5% del valor total, y los metálicos (23,5%) cuyo valor se ha incrementado durante la crisis económica.
Aguas minerales y termales
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