Discusión:Zaragoza
La pandemia COVID-19 en España. Primera ola: de los primeros casos a finales de junio de 2020
Monografías del Atlas Nacional de España. Nuevo contenido
Estructura temática > La pandemia COVID-19 en España > Comportamientos espaciales diferenciados > Ciudad de Zaragoza
La experiencia vivida durante la primera ola de la pandemia COVID-19 en la ciudad de Zaragoza se muestra en este ejemplo desde una perspectiva multidimensional, que incluye las dimensiones sanitaria, social y emocional. Respecto a la dimensión sanitaria, los barrios de Zaragoza en ese tiempo se vieron afectados de forma desigual. En un primer momento, se valoró la situación a partir del enfoque más conocido del recuento de casos y las tasas de activos y recuperados; a ello el Gobierno de Aragón añadió la denominada tasa de frecuentación, que corresponde al número de pacientes infectados o con sospecha de estar infectados por COVID-19 según el registro de los centros de salud públicos. Dado que aún no se disponía de la capacidad de hacer pruebas PCR de manera masiva, la aplicación de este segundo indicador suponía tener un perfil más preciso de la situación sanitaria. Los datos han estado disponibles por zonas básicas de salud (ZBS) que corresponden parcialmente con los barrios, o en todo caso con espacios de menor tamaño, por lo que se puede realizar un análisis a un grado de detalle espacial que permite ver diferencias internas en la ciudad.
Desde el comienzo de la primera ola, las ZBS con una tasa de frecuentación más elevada fueron aquellas en las que su población era más móvil. Esto se pudo ver en el contexto de movimientos internos en el municipio como era el caso de Valdespartera, Venecia o Avenida Cataluña, cuyos habitantes cruzan la ciudad cada día y muchos de ellos en transporte público. Pero también se dio esta circunstancia en el contexto de movimientos externos: personas que se habían desplazado durante el fin de semana a otras comunidades autónomas o países ya que, por ejemplo, hay vuelo directo a la ciudad italiana de Bérgamo. En ambos casos, son espacios urbanos con un nivel socioeconómico medio, al igual que Bombarda, que también tuvo tasas muy altas durante ese periodo. Es cierto también que otros espacios con niveles socioeconómicos menores se vieron significativamente afectados durante la primera ola, como fue el caso de San Pablo o Rebolería, con situaciones de vulnerabilidad social claras.
La dimensión social se materializa en el estudio del contexto sociodemográfico y de habitabilidad de la ciudad, y en concreto en el mapa que muestra el porcentaje de hogares en los que viven 5 o más personas en viviendas de 90 m2 o menos. Está representado con una leyenda en la que los colores rojos y anaranjados muestran valores más altos (mayor porcentaje de hogares con estas características) y los colores verdes la situación contraria. Claramente en ese mapa se muestran algunos espacios (Delicias Sur, San Pablo o Las Fuentes Norte) que presentan una situación más complicada o vulnerable para hacer frente a las consecuencias de un posible contagio por COVID-19 con menos capacidad de aislamiento dentro de las viviendas y una mayor posibilidad de transmisión intrafamiliar. Este indicador sugiere también una situación socioeconómica de mayor riesgo frente a las consecuencias derivadas de un posible contagio inicial (marco laboral más precario o que no permite el teletrabajo).
Por último, la dimensión emocional ha sido un aspecto nada desdeñable que comportó un impacto relevante durante la primera ola de la pandemia. El Ayuntamiento de Zaragoza fue sensible a esta dimensión e impulsó una encuesta al respecto para medir las condiciones de vida y el bienestar emocional de los ciudadanos durante el confinamiento. Esta encuesta fue respondida por más de 5.000 personas.
La primera de las preguntas de la encuesta que se presenta se refiere a la situación laboral, que mayoritariamente no cambió, y menos en barrios con una situación socioeconómica mejor (Romareda-Universidad o Centro). Destaca el elevado porcentaje que supone la suma de la población sin empleo o en ERTE en sectores como San Pablo, Delicias o El Rabal.
La segunda de las preguntas hacía referencia a la mayor o menor implantación del teletrabajo durante la época de confinamiento. La distribución espacial de las respuestas habla de que esta modalidad ha sido posible en algunos barrios como Universidad-Romareda o Centro, con niveles socioeconómicos altos y profesiones de carácter liberal o docente; al contrario, no se ha dado apenas en los barrios tradicionales como Las Fuentes, San José o Torrero, con unos perfiles laborales que requieren menor cualificación.
La tercera pregunta iba dirigida a conocer la situación anímica durante el confinamiento. En el mapa destaca, en primer lugar, la dominancia de los colores amarillos sobre el resto, siendo indicativo este tono de un nivel de afección emocional intermedio. Sin embargo, se perciben matices interesantes, como que determinados sectores de la ciudad con un grado de vulnerabilidad social alto (Delicias) tienen un porcentaje alto con respuesta emocional más positiva lo que habla de una alta capacidad de resiliencia.
Por último, las contestaciones a la cuarta pregunta reflejan, como cabía esperar, que ha habido un mayor consumo de televisión de pago durante el confinamiento de manera generalizada en la ciudad. Además, esta pregunta se mostró como un indicador indirecto de vulnerabilidad social, puesto que se percibe claramente que los espacios con renta más baja no tienen la posibilidad de acceder a este servicio de pago (Delicias o San Pablo son los ejemplos más claros).
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