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{{ANETextoEpigrafe|epigrafe=Regadío}}
[[Archivo:Enelaboracion.jpg|left|thumb|300px|Mapa de superficie de regadío. 2018. España]]
Entendido como la superficie cultivable que se beneficia, mediante el uso de diversas técnicas, de un suministro artificial de agua, es un paisaje agrario sustancialmente relacionado con la historia, la economía, y la política agraria e hidrológica de nuestro país.
Aunque en el Anuario Estadístico de España de 1858 se mencionaba la presencia de 1.142.000 ha de regadío en España, cifra a todos luces excesiva, seguramente porque en esta superficie estarían incluidos los pastos y prados naturales con regadío eventual, la información estadística de Obras Públicas para 1895/96, más ajustada presumiblemente a la realidad, cifraba la superficie regada nacional en unas 900.000 ha, entre las que destacan especialmente las 236.000 ha de la cuenca del Ebro.
La Junta Consultiva Agronómica cifraba en 1918 el regadío nacional en 1.366.300 ha; cifra que desde entonces no ha dejado de aumentar, a la par que se incorporaban nuevos cultivos y se implantaban sistemas de regadío más eficientes.
Más de cien años después, en 2018 y según el Anuario de Estadística del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), la superficie regada nacional ocupa 3.796.682 ha, en su mayoría con aguas superficiales. Una extensión que significa una multiplicación por 2,8 respecto al año 1918, y que supone en la actualidad el 22,6% de la extensión cultiva da del país, el 7,5% de su superficie geográfica y una repercusión económica en torno al del 35% del Producto Bruto Agrícola nacional.
A ese incremento superficial, también se ha sumado una considerable inversión tecnológica, especialmente en el campo del uso del regadío localizado. Así, mientras en 1918 la inmensa mayoría del regadío nacional utilizaba el sistema de gravedad, en 2015 este escenario se ha invertido. Hoy el sistema de riego más extendido, gracias a la creciente importancia del regadío de frutales y olivares, es el localizado, que representa prácticamente la mitad de la superficie total regada. Le sigue el tradicional sistema de gravedad, con el 26,9% de la extensión total; la aspersión, con el 15,3%; y los conocidos como sistemas automotrices, con algo más del 8%. Unas cifras que, sin duda, demuestran la verdadera revolución tecnológica conocida por este sector en las últimas décadas, así como la progresiva reducción de sus consumos hídricos.
En lo que respecta a la distribución del regadío por provincias (mapa Superficie de regadío según grupos de cultivo), [[Archivo:Enelaboracion.jpg|right|thumb|300px|Mapa de la superficie de regadio según grupos de cultivo]]las provincias que encabezan las estadística son Sevilla, Jaén, Zaragoza, Huesca, Ciudad Real y Murcia, todas ellas con cifras superiores al 5% de la superficie regada total de España. Le siguen en importancia Valencia, Albacete, Lleida y Badajoz; representan más de la mitad de la superficie regada española.
En cuanto a los sistemas de riego empleados, la superficie regada por gravedad se localiza mayoritariamente en Aragón, Andalucía, Castilla y León y Cataluña; el riego por aspersión presenta una mayor concentración territorial que el de gravedad, con cifras mayoritarias en Castilla y León, Aragón, Castilla-La Mancha y Andalucía; mientras que la superficie regada automotriz se distribuye sobre todo por Castilla y León y Castilla-La Mancha. Finalmente, el riego localizado, más propio de cultivos leñosos, se encuentra especialmente en Andalucía, gracias a la notable expansión del regadío olivarero,
Por lo que se refiere a los grupos de cultivos con mayor superficie de regadío, a la cabeza se sitúan los cereales (27,7% del total de la superficie regada), seguidos por el olivar (20,6%), el viñedo (10%), los frutales no cítricos (8%) y los frutales cítricos (7,6%). El riego por gravedad se utiliza para los grupos de cereales y forrajeras, así como para los tradicionales huertos familiares. El olivar y el viñedo se riegan casi únicamente con riego localizado, siendo también el sistema más usual en el cultivo de frutales, así como en el sector de las hortalizas o los cultivos de invernadero. El riego por aspersión y automotriz está especialmente reservado para los tubérculos, las leguminosas y los cultivos industriales.
{{ANETextoEpigrafe|epigrafe=Agricultura ecológica}}
[[Archivo:Enelaboracion.jpg|left|thumb|300px|Mapa de agricultura ecológica. 2018. España]]
La agricultura ecológica, también llamada biológica u orgánica, se encuentra regulada en España desde 1989. Su superficie ha registrado un incremento constante y notable desde 1991, al pasar de 4.235 hectáreas a 2.346.506,51 ha en 2018, lo que representa casi el 9% de Superficie Agraria Útil (SAU). España ocupa el primer lugar en superficie de agricultura ecológica de la UE y el cuarto a nivel mundial. Este notable incremento se ha visto favorecido por las ayudas europeas y por el cambio en los hábitos de consumo.
Las CC.AA. de Andalucía, Castilla-La Mancha, Cataluña, Región de Murcia y Comunitat Valenciana, todas ellas con más de 100.000 ha. (Andalucía aglutina un poco más de un millón de hectáreas) concentran el 83% de esta superficie. Desde el punto de vista de los aprovechamientos, la mitad de los 2,3 millones de hectáreas se destina a pastos y prados permanentes, una cuarta parte a cultivos de tierras arables con los cereales para la producción de grano como cultivo mayoritario (unas 205.000 ha) y la otra cuarta parte a cultivos permanentes, donde sobresale el olivar (200.128 ha), los frutos secos (168.255 ha) y el viñedo (113.418 ha).
{{ANETextoEpigrafe|epigrafe=Cultivo de maíz genéticamente modificado}}
[[Archivo:Enelaboracion.jpg|right|thumb|300px|Mapa de cultivo de maíz genéticamente modificado. 2018. España]]
Los cultivos transgénicos, biotecnológicos o genéticamente modificados (OGM) son aquellos a los que se les ha modificado el ADN de las plantas mediante técnicas de ingeniería genética. A escala europea, España concentra el 95% de la superficie destinada a estas producciones. La superficie de cultivo de maíz genéticamente modificado ascendía en 2018 a 115.246 ha, con una tendencia regresiva desde 2016 cuando se alcanzó la máxima superficie cultivada (129.081 ha). En Europa, la normativa que regula estos cultivos solo hace posible el cultivo de una variedad vegetal transgénica, el maíz MON-810. Los datos sobre este cultivo por comunidades autónomas muestran una gran concentración territorial. Casi el 85% de la superficie cultivada se localiza en Aragón (44.932 ha), Cataluña (38.752 ha) y Extremadura (14.138 ha). Las exigencias legales impuestas por la Unión Europea, las campañas de oposición lideradas por grupos ecologistas y el escaso apoyo social a estos de cultivos determinan que represente el 35,7% de su superficie total, si bien con diferencias significativas entre regiones.
{{ANETextoEpigrafe|epigrafe=Cultivos forzados}}
[[Archivo:Enelaboracion.jpg|left|thumb|300px|Mapa de cultivos forzados. 2017-2018. España]]Un cultivo protegido o forzado es aquel que pasa parte o todo su ciclo de producción en un ambiente donde se ha modificado el microclima que rodea a la planta. Esta superficie incluye estructuras de protección fija (invernaderos y macrotúneles) y no permanentes (acolchados, pequeños túneles y enarenados). Su introducción se sitúa a principios de la década de los años sesenta del siglo XX, cuando el Instituto Nacional de Colonización (INC) incorporó la técnica de los enarenados. En España, en 2019, unas 74.000 hectáreas regadas se cultivan en ambiente controlado bajo determinadas cubiertas. De estas, dos tercios se localizan en Andalucía. Del tercio restante, por orden de importancia, se sitúan Murcia (4.271 ha) y Canarias (2.067 ha). A nivel provincial destacan las provincias de Almería (45.680 ha), Huelva (6.877 ha), Granada (5.918 ha) y Murcia. Desde el punto de vista de los aprovechamientos predominan los cultivos hortícolas (tomate, pimiento, pepino, judía verde, fresa, melón, sandía, berenjena, calabacín y lechuga, en orden descendiente de importancia).