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Las razones que explicaban este estado de cosas se encontraban en la socialización durante los años del franquismo de las generaciones que a principios de la década de los ochenta configuraban la sociedad española, las cuales habían sido aleccionadas en la desconfianza hacia todo lo político. A pesar de todo, existía una cierta idea de que el paso del tiempo y el remplazo generacional transformaría el perfil actitudinal de la sociedad española en un sentido más participativo, más cercano a la política y de mayor confianza hacia las instituciones.<br>
La conclusión que se desprende de los datos expuestos aquí es ambivalente y no encaja en la visión que se pudiera tener hace cuarenta años. Por un lado, es cierto que ha aumentado el interés por la política en términos generales, en parte debido a las vicisitudes de la coyuntura de los últimos diez o quince años, pero no ha aumentado la confianza en las instituciones del sistema democrático. Al contrario, la confianza respecto a algunas de ellas ha disminuido, fruto también del impacto de la crisis económica devenida en crisis de sistema. Este impacto también es bien visible en la ''[[:Archivo:XXX|Satisfacción con el funcionamiento de la democracia según grupos de edad]]'', que ha empeorado, hasta el punto de que se ha contraído el apoyo a la democracia como régimen político preferido.<br>
A tenor de los datos según cohortes, del gráfico ''[[:Archivo:XXX|Interés por la política según grupos de edad]]'', no parece que el interés haya aumentado entre los nacidos en democracia respecto de las generaciones anteriores. Ciertamente, los nacidos antes de 1948 son el grupo que muestra, de largo, un menor interés por la política, ya que menos de la mitad indica sentir mucho o bastante interés. Los nacidos entre 1949 y 1978 son los aparentemente más interesados, mientras que los nacidos a partir de aquel año muestran un interés decreciente, aunque la tendencia no parece demasiado significativa. Además, entre ellos disminuyen los que dicen tener nada de interés y crecen los que indican tener poco. Todo ello también podría responder a un efecto de ciclo vital, puesto que el interés por la política tiende ser más bajo entre los jóvenes, crecer en los años centrales de la vida y disminuir entre la población mayor.<br>Por lo que respecta a la ''[[:Archivo:XXX|Confianza en organizaciones e instituciones políticas según grupos de edad]]'', se observan diversas tendencias. Más allá de la disminución generalizada que se viene observando en los últimos años es interesante resaltar su impacto en las distintas cohortes. Así, la Constitución de 1978, a pesar de ser el elemento que genera mayor confianza en todos los grupos de edad muestra una clara tendencia decreciente a medida que se pasa de las generaciones más antiguas a las más recientes, evolución que por otra parte, resulta comprensible y coherente con la creciente lejanía temporal del establecimiento del sistema constitucional respecto a la situación presente. Destaca así mismo la caída de la confianza en los medios de comunicación y el incremento de la confianza en los sindicatos en las tres cohortes más jóvenes. Entre los nacidos a partir de 1999 los medios de comunicación son los actores con una tasa de confianza más baja, incluso por debajo de los partidos políticos, que son tradicionalmente las instituciones con menor confianza en la mayoría de los sondeos.<br>
Por lo que respecta a la valoración del funcionamiento de la democracia, se perciben unas actitudes más críticas en los nacidos entre 1969 y 1998, especialmente en el grupo nacido entre 1979 y 1988, que en el momento de la realización del sondeo tenían entre 35 y 44 años. En el otro extremo, los nacidos hasta 1968 y los más jóvenes son los que tienen una visión más positiva sobre el funcionamiento de la democracia.<br>
A pesar de esto, el grupo de los más jóvenes, al expresar su preferencia por un régimen político son los que menos de acuerdo se muestran con la frase “la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno”. Aunque siete de cada diez de los miembros de las cohortes más jóvenes compartirían aquella afirmación, su nivel de adhesión al régimen democrático queda lejos de los porcentajes que este suscita entre los nacidos entre 1949 y 1968, o incluso entre los de 1969 y 1988.<br>
En conclusión, los datos parecen dibujar una sociedad española que se interesaría más por la política de lo que se había registrado al inicio del período democrático. Sin embargo, dicho interés coexistiría ahora con una visión más crítica del funcionamiento del sistema y con el mantenimiento de la desconfianza hacia algunos de sus actores principales (sobre todo los partidos políticos, claramente, pero también el Congreso) y un debilitamiento de la confianza en la Constitución de 1978. También disminuiría la confianza hacia los medios de comunicación, como muestra de la crisis de los agentes mediadores, pero un cierto reforzamiento de los sindicatos entre las cohortes nuevas. Todo ello en el marco de menor apoyo a la democracia como el sistema político preferido y la incipiente aceptación de alternativas de tipo autoritario.<br>
Esta sociedad más interesada, igualmente desconfiada y más crítica muestra una creciente capacidad de organización en todos los aspectos sociales. Desde 2005 hasta 2022 el número de ''[[:Archivo:XXX|Asociaciones según actividad ]]'' se han más que doblado. El grupo más numeroso es el de las asociaciones de tipo ideológico, cultural, educativo y de comunicación, por bien que las que más han crecido en los últimos años son las entidades relacionadas con el medio ambiente y la salud o con las mujeres, la igualdad y la no discriminación. Ambos tipos de asociaciones han doblado su número desde 2005.<br>Si se toma mayor distancia y se comparan las entidades inscritas en el [https://www.interior.gob.es/opencms/es/servicios-al-ciudadano/tramites-y-gestiones/asociaciones/ Registro de asociaciones del Ministerio del Interior ] en 1999 y las actuales, se observa que las que más han crecido son entidades dedicadas a la solidaridad, integración social, ayuda humanitaria y cooperación al desarrollo, las cuales se han multiplicado por cinco.<br>Otro factor que refuerza la idea de que la sociedad española ha avanzado hacia una mayor participación e implicación en la acción social es el creciente número de ''[[:Archivo:XXX|Manifestaciones según motivación ]]'' que se producen a lo largo del año. La serie del Ministerio del Interior muestra una evidente tendencia alcista a partir de 2008, coincidiendo con el estallido de la crisis económica, y un nuevo ascenso a partir de 2012, donde coinciden el agravamiento de la crisis económica, la crisis política y el inicio del ''procés '' en Cataluña.<br>
Es interesante observar también las mutaciones en las motivaciones de las manifestaciones. De 2000 a 2022 se han triplicado el número total de manifestaciones en España, pero prácticamente desaparecen las relacionadas con el terrorismo (pasan de representar el 21% del total a sólo el 2%) y crecen con fuerza las relativas a la sanidad como respuesta a la pandemia (se multiplican por 20) y las contrarias a medidas del gobierno o legislativas (se multiplican por 13). En el cómputo global para 2022, las principales motivaciones de las manifestaciones son las relativas a cuestiones laborales.<br>
En conclusión, el análisis de los datos ofrece un balance ambivalente de la evolución de las actitudes políticas de la sociedad española en las últimas décadas. Se ha pasado de una sociedad eminentemente desinteresada a una más interesada, y de una profundamente apática a una más participativa y organizada. Todo ello, sin embargo, manteniendo una extensa desconfianza hacia los agentes políticos y sociales y una visión más crítica sobre el funcionamiento general del sistema, al que se empezaría a ver como no tan irreemplazable. Los cambios en las actitudes políticas se reflejan también en el comportamiento electoral de la población, que se analizará a continuación.<br>