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Carlos V y Felipe II se interesaron por las matemáticas y la astronomía y promovieron trabajos cartográficos oficiales. Los dedicados a la descripción geográfica y al levantamiento del mapa general de España, con mediciones geodésicas y observaciones astronómicas, fueron encomiables por el esfuerzo de los matemáticos y cosmógrafos que asumieron tales empresas con los mejores medios disponibles. Ambos monarcas compartían la idea de que para gobernar el Imperio había que conocerlo y dibujarlo en mapas. El miedo a que el mapa y las descripciones cayesen en manos de países enemigos, justifica su escasa difusión.<br>
Hernando Colón, el hijo menor de Cristóbal Colón, asumió la ''Descripción y Cosmografía de España '' (1517-1523). Viajó por España y contó con emisarios y corresponsales que le facilitaron información geográfica y estadística. Con su trabajo y notas de campo iba a dibujar el mapa de España situando lugares mediante sus coordenadas. El proyecto quedó interrumpido en 1523.<br>Entre 1538-1539, Carlos V encargó a su cosmógrafo, Alonso de Santa Cruz, la formación del mapa de España a partir de otro trabajo de campo exhaustivo. Las minutas de los mapas regionales y la del mapa general se reunieron en el denominado ''Atlas de El Escorial''. En 1554 se abandonó, quedando en un estado avanzado. Antes de 1550 formó unas "cartas grandes de España". Al año siguiente explicaba al Rey que tenía "hecha una España del tamaño de un gran repostero", con las divisiones de los reinos, sus ciudades, villas, lugares, montes y ríos. En el inventario de sus papeles figura una descripción de España en pergamino de más de dos metros. Ambos mapas se encuentran en paradero desconocido.<br>Hacia 1552, Felipe II encomendó a Pedro Esquivel, profesor de matemáticas de la Universidad de Alcalá, la ''Descripción geográfica de España '' con mediciones geodésicas y observaciones astronómicas de las ciudades y pueblos para el levantamiento del mapa de España. Esquivel usó una variante de los métodos topográficos descritos en la ''Cosmografía '' de Pedro Apiano. A su muerte, en 1564, el trabajo quedó paralizado y el mapa no se dibujó. Su libreta de campo se conserva en la Biblioteca Real de Estocolmo. Contiene muchas observaciones angulares, más de 8000 localidades, distancias y accidentes geográficos.<br>En 1575, Felipe II mandó formar las ''Relaciones topográficas de los pueblos de España '' y enviar unos cuestionarios a los corregidores y jueces. Tampoco se pudieron completar. Los manuscritos se guardan en la Biblioteca de El Escorial.<br>
La carencia de matemáticos y navegantes con formación científica era tan evidente que, en 1582, Felipe II, aconsejado por Juan de Herrera, creó la Academia de Matemáticas, nombrando al portugués Juan Bautista Labaña catedrático para la enseñanza de matemáticas, cosmografía y topografía. En 1607, los diputados del reino de Aragón encargaron a Labaña la formación del mapa de Aragón, a partir de trabajos de campo para obtener datos exactos. Labaña utilizó los instrumentos y el método de Pedro Esquivel.<br>
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En Italia, Francia y en los Países Bajos se abrieron (fórmula técnica para referirse al grabado de mapas antiguos) mapas de España en planchas de madera o cobre en formato mural. Otros mapas, en menor tamaño, con las mismas técnicas de impresión, se fueron agregando a las ediciones de la ''Geografía '' de Ptolomeo, junto a los mapas antiguos, bajo el nombre de ''Tabulae novae'': el mapamundi actualizado con los Descubrimientos, los mapas de los continentes y los de los principales países del mundo. Así se transformó en un atlas moderno. Poco después fue reemplazado por los atlas de Gerard Mercator y Abraham Ortelius.<br>
{{ANETextoAsociado50
|titulo=Atlas de El Escorial
|contenido=[[Archivo:Enelaboracion.jpg|right|thumb|300px|16811]]
En la Biblioteca del Monasterio de El Escorial se conserva un mapa manuscrito de la península ibérica en hojas encuadernadas formando un volumen, con valiosa información geográfica y cartográfica. Por esa razón se denominó ''Atlas de El Escorial''. Fue encomendado a Alonso de Santa Cruz, cosmógrafo de Carlos V, entre 1538-1539, y en él trabajó hasta 1554. Consta de 20 hojas de mapas regionales, a escala 1:400 000, más otra hoja con un mapa índice general, a escala 1: 2 600 000. Este último contiene una retícula numerada para localizar las hojas y fue diseñado a partir de los mapas regionales. Se representan 16 poblaciones importantes, el relieve, los ríos, las costas y las fronteras. El conjunto del Atlas abarca más de 9000 elementos geográficos con topónimos y unas 8300 localidades. Según Crespo Sanz, en las latitudes se aprecia un error sistemático y en las longitudes algunas deformaciones. Contiene mucha información geográfica, especialmente en la zona de Castilla, a una escala muy detallada, superando los mapas de la época. Si se juntan las hojas se obtiene una superficie de cuatro metros cuadrados. La minuta se halla en avanzado estado de formación y, en algunas notas, se indican modificaciones o adiciones. Por razones políticas y estratégicas, el manuscrito se guardó en la Biblioteca de Palacio y apenas influyó en los mapas posteriores.
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[[Archivo:Enelaboracion.jpg|right|thumb|300px|16810]]
El mapa exento de España más antiguo es el de Giovanni Andrea Vavassore ''Nova Descriptio Hispaniae'', abierto en cuatro hojas (Venecia). El único ejemplar conservado se encuentra en la Houghton Library de la Universidad de Harvard. En 1544 se abrió en Venecia el de Giacomo Gastaldi, ''La Spaña'', sobre cuatro planchas de cobre. Gastaldi fue el mejor cartógrafo veneciano del momento, ingeniero, con buenos conocimientos matemáticos, que recibió documentación y datos geográficos de Diego Hurtado de Mendoza, embajador de Carlos V.<br>En 1551, el dominico fray Vincenzo Paletino de Curzola, cosmógrafo, abrió, sobre seis planchas de madera, ''Spagna con le distantie de li loci''. En la cartela explica cómo corrigió los mapas de sus predecesores y mejoró la imagen de la Península, añadiéndole la información que él mismo recogió en su viaje por España. Por su calidad fue el mapa más plagiado por italianos y flamencos en varios formatos (Hieronymus Cock, Thomas Geminus, Mateo Pagano y otros). El mapa de Cock, ''Nova Descriptio Hispaniae'', se grabó en Amberes (1553) siendo el primero de España publicado en Flandes. El de Geminus, Nova Descriptio Hispaniae, se abrió en Londres (1555) y está dedicado a Felipe II y María Tudor. Posiblemente fue un encargo real para mostrar España a sus súbditos ingleses. Supera a los anteriores porque dispuso de mejor información y quizás emplease datos del ''Atlas de El Escorial''. La situación de los pueblos era más real y la toponimia había mejorado. Otros cartógrafos grabaron el mapa de Hispania a menor escala: Vincenzo Luchini, ''Hispaniae Descriptio '' (Roma, 1559) y Pirro Ligorio, ''Nova totius Hispaniae Descriptio '' (Roma, 1559). Los de Dominicus Zenoi, ''Hispaniae Descriptio '' y Paulo di Forlani Veronese, ''Spagna'', abiertos en Venecia (1560), copian a Luchini.<br>
En conclusión, estos mapas son muy parecidos y se aprecian algunas diferencias en los perfiles, en los topónimos, en la traza de accidentes geográficos y en los ornamentos de las cartelas y de los mares.<br>
|titulo=Abraham Ortelius (1527-1598)
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La primera edición en español, ''Theatro de la Tierra Vniversal'', traducida del latín por fray Balthazar Vicentius, franciscano, fue impresa en Amberes por Cristóbal Plantino (1588). Está dedicada al príncipe don Felipe de Austria. Ortelius figura en el frontispicio con el título de cosmógrafo de Felipe II. La traducción permitió a los coleccionistas españoles la lectura de los textos que acompañan a los 100 mapas, viajar visualmente por el mundo y conocer el imperio del Rey. Hasta 1612 se hicieron 31 ediciones. El mapa de España de la primera edición se basa en fuentes italianas: los mapas de Vicentius Consulensis (edición de Mateo Pagano, 1588), Thomas Geminus (1555) y Carolus Clusio (que mejora los topónimos). A ellas se añaden, en 1573, el mapa de España de Giacomo Gastaldi y el de Pedro de Medina (1560) y en la edición de 1584, el de Henricus Coquus. El título es ilustrativo: "Regni Hispaniae post Omnium Editiones Locupletissima Descriptio" (Completísima descripción del Reino de España después de las ediciones de todos). En la plancha original se hicieron modificaciones y mejoras a las sucesivas ediciones (1573, 1588, 1592 y 1598). En la de 1588, por desgaste de la plancha, se volvieron a grabar la toponimia y los elementos ornamentales, y se hicieron adiciones. Muestra una imagen renovada de España ornada con iconografía flamenca.
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A partir de 1570, los atlas flamencos desplazaron a los mapas murales de España grabados en Italia. Los grandes centros geográficos se encontraban en la provincia de los Países Bajos perteneciente a la corona española y que se conocía con el término de Flandes (actuales reinos de Bélgica y Países Bajos, Ducado de Luxemburgo y parte de Francia). Los mapas generales y regionales se abrían en Amberes, la ciudad más floreciente, y se publicaron en los atlas de Abraham Ortelius, Mercator-Hondius y Gerard de Jode. Sus mapas, muy ornamentados, circularon por las cortes europeas. Esta recopilación de autores y grabadores ha permitido el conocimiento de algunos mapas y planos de los que hoy no se conservan sus originales sueltos.<br>
Gerard Mercator (1512-1594), natural de Flandes, fue el cartógrafo oficial de Carlos V y el más importante recopilador y editor de mapas, que combinó con la investigación y la crítica geográfica para dibujar y grabar sus mapas. Asumió la edición corregida de la ''Geografía '' de Ptolomeo y la formación de un atlas moderno, que presentaba su visión del mundo, publicándola por tomos desde 1585 hasta su muerte en 1594. Su hijo Rumold continuó su publicación bajo el título ''Atlas sive cosmographicae meditationes de fabrica mundi et fabrica figura '' (1595). El título rinde homenaje a Atlas, legendario rey de Mauritania, sabio astrólogo y estudioso de la esfera terrestre, al que se supone artífice del primer globo y se le representa como un gigante que soporta la bóveda celeste sobre sus hombros. Aparece en la portada arquitectónica. Este término se perpetuó hasta nuestros días y es la primera vez que se denomina atlas a una colección de mapas encuadernados con un formato uniforme. La obra se completó en 1602.<br>''Theatrum Orbis Terrarum '' es el primer atlas geográfico universal moderno. La primera edición (1570) está dedicada a Felipe II, rey de España y de los Países Bajos. El mismo año se hicieron otras tres tiradas y en 1571 una segunda edición ampliada. El título es adecuado al contenido: ''Theatrum '' es el lugar donde puede verse todo el globo terrestre. En él reunió los mejores mapas por continentes, países y regiones, con una estructura parecida a la ''Geografía '' de Ptolomeo. Contiene 73 mapas compilados de 87 cartógrafos, que figuran en las cartelas y en una relación alfabetizada de autores con sus obras, siendo el primer repertorio de fuentes editado en un atlas. Los mapas fueron redibujados por Ortelius en formato homogéneo y grabados por Frans Hogenberg. Los ejemplares se iluminaron a la aguada. En la presentación, Ortelius dice: "cualquier cosa que leyéremos, teniendo delante de los ojos estas cartas como unos espejos de las cosas, queda más impreso en la memoria". Se elogia a los habitantes y sus costumbres y a los monumentos de los lugares; se citan autores clásicos y cronistas. Su finalidad es instruir al lector en su viaje visual por el mapa. Por primera vez aparece un frontispicio ilustrado con las alegorías de los continentes. Su trabajo fue muy reconocido en Europa.<br>En 1578, Gerard de Jode publicó en Amberes ''Speculum Orbis Terrarum''. Para sus mapas usó planchas italianas. En él incluyó ''Nova Descriptio Hispaniae'', de Pirro Ligorio, con el escudo imperial, mejoró la información de las regiones, incorporó topónimos y adornó la costa con navíos, monstruos y peces.<br>
{{ANEAutoria
[[Archivo:Enelaboracion.jpg|left|thumb|300px|16814]]
En 1622 se emprendió otro proyecto oficial para la formación del mapa de España, bajo la dirección de Juan Bautista Labaña, catedrático de la Academia de Matemáticas, con la ayuda del portugués Pedro Texeira y de los ingenieros militares Gabriel de Santa Ana y Pedro Fernández Manjón. Texeira trabajaría en la descripción de las costas y los puertos; los demás, en el interior de la Península. Al principio se hicieron mediciones en el interior con métodos topográficos. Sin embargo, la muerte de Labaña (1624) y la de su sucesor Cedillo (1625), al igual que la de Santa Ana (1626) limitaron el proyecto a las costas y puertos para proteger la Península de los enemigos y facilitar la salida de las mercancías. Texeira asumió el trabajo y recorrió el litoral de España para dibujar y preparar la ''Descripción de España y de las costas y puertos de sus reinos'', con dedicatoria a Felipe IV (1634), siendo el proyecto cartográfico más importante del siglo. Contiene 87 hojas grandes con mapas y escudos pintados sobre papel, iluminado a la aguada. El texto explicativo de los mapas, a diferencia de los atlas del siglo XVI comentados, se halla en otro libro manuscrito. Se hicieron tres ejemplares manuscritos del Atlas y de la descripción. Del primero, conocido como ''Atlas del rey Planeta'', se conserva un ejemplar en la Biblioteca Nacional de Viena. Al comienzo incorpora un mapa de la Península a doble página, con escala gráfica y cuadrícula de latitudes. Le siguen los mapas regionales o de provincias con los detalles de las costas y puertos. Del texto descriptivo se conservan tres copias (Biblioteca Nacional de España, Biblioteca Nacional de Viena y British Library). En los archivos de la Universidad de Uppsala se guarda un ''Compendium Geographicum'', con un mapamundi, un mapa de España y seis mapas de las costas cantábrica y gallega, que es un adelanto del trabajo definitivo que Texeira preparó (ca. 1627-1634) para el marqués de Leganés, solicitándole ayuda en el cobro de los emolumentos que no recibía. El mapa de España es inferior en calidad y número de datos. El del Atlas presenta el diseño definitivo fruto de nueve años de trabajo de campo, combinados con la consulta de fuentes para las zonas que no se pudieron reconocer, y tres años dedicados al dibujo de los mapas. Destacan los núcleos de población, la precisión de la topografía y red fluvial, la organización administrativa, la silueta del litoral, la proyección plana y los elementos decorativos y náuticos.<br>
Ambos mapas de España superan a los demás manuscritos e impresos que circularon por Europa durante ese siglo. Sin embargo, como ocurrió con los precedentes proyectos oficiales del mapa de España, la política de sigilo hizo que no se difundiese esta imagen, quedando los originales en manos del monarca.<br>
La imagen de España configurada a partir de la ''Geografía '' de Ptolomeo y de los atlas de Mercator y Ortelius continuó difundiéndose por Europa en los grandes atlas de la escuela holandesa.<br>En 1604, las planchas de cobre de Mercator fueron adquiridas por el grabador Jodocus Hondius. En pocos años, con la ayuda de sus hijos Jodocus II y Henricus, pudo continuar el Atlas de Mercator añadiéndole 36 mapas. El ''Atlas sive Cosmographicae Meditationes de Fabrica Mundi '' fue editado por Cornelis Claesz (Amsterdam, 1606). También se denomina Atlas Mercator-Hondius. El mapa de España fue dibujado por Jodocus Hondius I y grabado por Petrus Kaerius. Se inspira en Ortelius. Sus costas han sido rectificadas y su estilo recuerda las cartas náuticas. A su muerte, sus hijos Jodocus II y Henricus continuaron publicando el Atlas de Mercator hasta 1619. Diez años después, en 1629, al fallecer Jodocus II, se pusieron a la venta parte de las planchas de grabado. Las compró Willem Janszoon Blaeu, grabador e impresor de mapas y globos, con formación en matemáticas, geografía y astronomía. Henricus y su cuñado Johannes Janssonius formaron un nuevo Atlas. Las dos casas de Hondius-Janssonius y la de Willem Janszoon Blaeu (hacia 1621 cambió su nombre a Willem Blaeu para diferenciarlo del de su rival Janssonius), con sus hijos Joan y Cornelis, con sede en Amster-dam, compitieron duramente durante años preparando sus respectivos atlas.<br>
[[Archivo:Enelaboracion.jpg|left|thumb|300px|16813]]
En 1605, Willem Janszoon Blaeu abrió ''Nova Regni Hispaniae Descriptio''. Por primera vez se insertan, en los cuatro ángulos del mapa, vistas de las ciudades de Toledo, Valladolid, Sevilla y Lisboa. Sobre la cartela se alza el escudo de España flanqueado por dos leones y coronado por los atributos reales. A la izquierda caminan un caballero y una dama con trajes de época. Las viñetas se inspiran en las vistas de ''Civitates Orbis Terrarum '' de Georg Braun y Franz Hogenberg. Se publicó como mapa exento y los datos geográficos se inspiran en el de fray Vicente Palatino de Curzola (1551).<br>En parecido estilo, pero más rico en viñetas y ornamentos, Henricus Hondius abrió ''Nova Hispaniae Descriptio '' (ca. 1610). El mar se orna con rosa de vientos, rumbos y navíos. Por los cuatro lados del mapa, se insertan vistas de ciudades en cartelas ovaladas y figuras masculinas y femeninas representativas de tres estamentos sociales: nobles, comerciantes y campesinos, cobijadas en rectángulos con leyendas explicativas en latín. Las cuatro ciudades importantes: Lisboa, Toledo, Sevilla y Valladolid se sitúan en la parte inferior, en mayor tamaño, enmarcadas por un medallón con el busto de Felipe III. Otras seis vistas de ciudades: Alhama, Granada, Bilbao, Burgos, Vélez Málaga y Écija, en menor tamaño, se sitúan en la parte superior del mapa. Esta tradición ornamental será continuada en Amsterdam por Janszoon, Visscher, Danckerts y Speed. En 1631, Henricus Hondius abrió otro mapa, rectificando la información geográfica de Cataluña. La cartela se sitúa encima de los Pirineos y el escudo de armas de Felipe IV en la parte inferior. Del mismo año es el de Willem Janszoon Blaeu publicado en ''Appendix Theatri A. Ortelii et Atlantis G. Mercatoris''. En éste, la cartela se sitúa en el borde inferior derecho y el escudo de armas sobre los Pirineos. Los Blaeu continuaron publicando grandes atlas durante el siglo XVII: ''Theatrum Orbis Terrarum sive Atlas Novus '' de Willem (1635), en cuatro idiomas y dos volúmenes, y ''Atlas Maior o Geographia Blaviana'', de Joan, siendo este el mayor y más bello, editado en 11 volúmenes (1662) con todo tipo de detalles, gran calidad en el grabado, estampación y coloreado manual. El mapa de España de ambos: ''Regnorum Hispaniae nova Descriptio '' es de la misma plancha y solo se cambia el nombre del editor ''Guilielmus y Iohanum''. Se inspira en el mapa mural de Petrus Kaerius.<br>Entre los últimos mapas con información geográfica actualizada, destaca el mapa ''Parte Orientale della Spagna''. ''Parte Occidentale della Spagna'', del franciscano Vincenzo M. Coronelli, publicado en ''Atlante Veneto '' (Venecia, 1690-1696). Otro grabador, Frederick de Wit, compró planchas de las casas Hondius-Janssonius y las pocas que se salvaron del incendio (1672) del establecimiento Blaeu, y las retocó.<br>
Los mapas de España impresos en atlas durante este siglo se formaron a partir del comercio de las planchas de las principales familias de cartógrafos, a las que se fueron practicando retoques para corregir o actualizar la información geográfica y mejorar su aspecto artístico, cambiando cartelas y elementos decorativos. Por eso, apenas se aprecian cambios y a veces es difícil reconocer autorías y fechas. Sin embargo, muchos mapas perdidos se conocen por los ejemplares impresos en los atlas de los siglos XVI y XVII. Ninguno de estos mapas logró superar, en calidad y precisión, al mapa manuscrito de Pedro Texeira.<br>
Para cumplir los deseos del monarca, el marqués de la Ensenada, encargó a los padres jesuitas Carlos Martínez y Claudio de la Vega, profesores del Colegio Imperial de Madrid, el levantamiento de un mapa general de España, detallado y exacto, a partir de un conjunto de operaciones geométricas realizadas en las Audiencias del Reino. El mapa se formó entre 1739 y 1743 y está dedicado al marqués de la Ensenada. Consta de 36 hojas a escala 1:440 000. Le falta Galicia, Asturias, León, una parte de Castilla la Vieja y las islas Baleares y Canarias, que no se pudieron dibujar por la carencia de observaciones astronómicas y de buena cartografía de esas zonas. El trabajo de campo fue reducido y las observaciones astronómicas imprecisas y con mayor uso de la cartografía regional existente. En él se indican divisiones territoriales creadas por el Decreto de Nueva Planta y los límites de reinos y provincias. Una copia del manuscrito, montado sobre tela, se guarda con los fondos de la Real Sociedad Geográfica en la Biblioteca Nacional de España. El mapa no cumplió las necesidades del Estado y quedó interrumpido.<br>
Al regresar de la expedición a Perú, Jorge Juan permaneció un año en París aprendiendo la técnica de levantamiento de los Cassini. En España preparó un detallado plan para la península ibérica basado en una red geodésica y topográfica similar al mapa de Francia. Las ''Reglas o Instrucciones '' para su formación fueron redactadas por Jorge Juan y Antonio de Ulloa hacia fines de 1749 y comienzos de 1750. Una ordenanza dirigida a los Intendentes (1749) disponía que los ingenieros formasen mapas de las provincias y, si tuviesen dificultades, las consultasen a Jorge Juan y a Antonio de Ulloa. En junio de 1751, siendo director de la Real Compañía de Guardias Marinas, Jorge Juan presentó el presupuesto del proyecto a la Secretaría de Estado y del Despacho Universal de Marina. El ''Método de levantar y dirigir el mapa o plano general de España, con reflexiones a las dificultades que pueden ofrecerse, por Jorge Juan, capitán de navío de la Real Armada '' fue acogido favorablemente. Le acompañan unas ''Reflexiones sobre el método de levantar el mapa general de España''. El marqués de la Ensenada lo impulsó con interés porque deseaba que España tuviese un mapa nacional a la altura del que tenían otros países europeos. El mapa, a escala 1:100 000, sería levantado con los métodos más modernos y asumido por el Estado, siendo muy valioso para la confección del catastro en el reino de Castilla y el fomento de la economía y de las comunicaciones. Los instrumentos necesarios se fabricaron en París y Londres.<br>
El secretario de Estado se lamentaba de que los únicos mapas generales que había impresos contenían muchos errores por haber sido abiertos por holandeses, franceses o italianos, debido a la carencia de buenos grabadores y cartógrafos españoles. Por eso, en 1752 envió a París como pensionistas reales a los geógrafos Tomás López y Juan de la Cruz Cano y Olmedilla para perfeccionarse en el dibujo y grabado de mapas, estudiar geografía y trabajar en el levantamiento del mapa de España. Les acompañaron los grabadores Manuel Salvador Carmona y Alonso Cruzado. Durante ocho años, los pensionistas aprovecharon las enseñanzas de sus maestros. Tomás López estudió geografía en el colegio de Mazarin y asistió al estudio de Jean Baptiste Bourguignon d’Anville, prestigioso geógrafo del rey francés.<br>
Los trabajos de medición para el mapa de España se pusieron en marcha. En la correspondencia del ''Viaje de las Antigüedades de España de Luis José Velázquez '' (1752-1765), promovido por la Real Academia de la Historia y financiado por Fernando VI, consta que el ministro Ensenada encargó a Velázquez la formación de los mapas de Extremadura y Andalucía para incorporarlos al proyecto oficial. Velázquez tenía buenos conocimientos geográficos y cartográficos. Por su cuenta había preparado unas ''Reglas '' para la formación de un mapa general de España, al que acompañan unas noticias de los mapas generales y particulares, antiguos y modernos, que había impresos y manuscritos hasta su tiempo. En 1753 terminó el mapa de Extremadura con dedicatoria al marqués de la Ensenada. Después preparó el de Andalucía con la misma dedicatoria, cuya terminación coincidió con la destitución del ministro en julio de 1754. Los mapas se encuentran en paradero desconocido. El proyecto oficial de Ensenada fue abandonado. Hasta finales del siglo XIX no sería ejecutado.<br>
Una vez más España se quedó sin mapa topográfico y los ilustrados continuaron lamentándose de esa carencia. Así, en 1757, fray Martín Sarmiento reclamaba un mapa "de gran magnitud que se hiciese, se abriese y se estampase en España" por españoles, con los lugares situados según las medidas geográficas de longitud y latitud para señalar en él un sistema de caminos reales dirigidos desde Madrid, que se le había encomendado, porque los que se compraban a los extranjeros tenían "mil errores". A los mapas de Nicolás de Fer sucedieron los de otros cartógrafos franceses durante el reinado de Fernando VI. Así, el de los reinos de España y Portugal de Pedro Gendron (1757), inspirado en el de Robert Vaugondy, al que acompaña un cuadro de texto con una síntesis geográfica y un listado de su organización administrativa.<br>
[[Archivo:Enelaboracion.jpg|right|thumb|300px|16816]]
Al regresar a Madrid en 1760, Tomás López asumió, en su estudio particular, la formación de los mapas de los reinos y provincias de España. Quería hacer un "Atlas Universal de todo el Mundo", después de completar el de las provincias de España. Su método de trabajo denominado de ''gabinete'', como el de su maestro D’Anville, permitía hacer muchos mapas sin moverse del estudio. Necesitaba consultar buenas fuentes geográficas y cartográficas. En este sentido, Tomás López fue un privilegiado porque la protección de los reyes y ministros le abrieron las puertas de los mejores archivos oficiales y particulares. En los primeros mapas firmaba como "pensionista de Su Majestad en la Corte de París". Desde 1770 lo hizo con el título de "geógrafo de los dominios de Su Majestad", lo que le permitió hacer mapas de los reinos y provincias de España, de territorios hispánicos del Nuevo Mundo y de asuntos históricos y bélicos de actualidad. Para obtener información geográfica e histórica de primera mano, recurrió a un método muy difundido por los ilustrados: la carta circular y el interrogatorio, del que también se sirvieron las instituciones y organismos oficiales. Así lo habían hecho el ministro Ensenada para obtener las ''Respuestas de Única Contribución '' y la Real Academia de la Historia para hacer un ''Diccionario geográfico-histórico de España''. Su origen se remonta a las conocidas ''Relaciones de los pueblos de España mandadas hacer por Felipe II''. A ellas tuvo acceso Tomás López.<br>
[[Archivo:Enelaboracion.jpg|left|thumb|300px|16817]]
Dos años después de su muerte, en 1804, sus hijos reunieron los mapas y publicaron el ''Atlas Geográfico de España, que comprende el mapa general del Reino y los particulares de sus provincias''. López fue el primer cartógrafo español que hizo los mapas de los reinos y provincias de España y de los dominios en América para formar el primer atlas completo de España. No eran los mapas científicos con principios geodésicos, levantamientos topográficos y mediciones sobre el terreno, que venían reclamando los ilustrados y los oficiales de la armada. El general de España y los de reinos y provincias tenían muchos errores en el emplazamiento de pueblos y accidentes geográficos, debido a la falta de mediciones astronómicas. Por eso, en 1783, bajo la iniciativa del conde de Floridablanca, Carlos III encomendó a Vicente Tofiño de San Miguel, director de la Academia de Guardia Marinas, el levantamiento de la ''Carta esférica de las costas de España''.<br>Contó con financiación oficial y la colaboración de alumnos y oficiales de la Academia. Para hacer los levantamientos utilizando el método geodésico, la costa se dividió en ocho sectores y se hicieron mediciones con técnicas modernas: observaciones astronómicas, sondas, uso de bases de comprobación, etc. Los trabajos hidrográficos se ejecutaron entre 1783 y 1788. Había que levantar las cartas de las costas para facilitar la navegación y conocer la traza correcta de la Península, que se había ido deformando en los mapas grabados en Europa, e incluso en el de Tomás López (1770). La dirección de los trabajos de grabado, estampación e impresión se encomendó a José de Vargas Ponce. En 1787 se publicó el ''Derrotero de las costas de España en el Mediterráneo y su correspondiente de África '' y el primer tomo del Atlas. En 1789, el ''Derrotero de las costas de España en el Océano Atlántico, y de las Islas Azores ó Terceras '' y el segundo tomo del atlas. El mismo año se reunieron los dos tomos en un volumen bajo el título ''Atlas marítimo de España''. Por su perfección técnica y su calidad en el grabado fue el mejor trabajo cartográfico del siglo. Tomás López lo consultó para mejorar la primera edición de su mapa general de España (1770), que ofrecía algunas deformaciones en el recorte de la costa. En la nueva edición (1792) corrigió el diseño de la Península, islas y frontera de África a partir de "las exactísimas cartas esféricas del Océano y Mediterráneo" de Vicente Tofiño.<br>El levantamiento topográfico del mapa de España seguía siendo objetivo prioritario de los ilustrados. En la presentación del ''Nomenclátor '' o ''Diccionario de todos los pueblos del Reino '' (1879), del conde de Floridablanca, se requería el mapa para racionalizar la división territorial. Se planteó en varias ocasiones, pero no se puso en práctica. En 1796 se creó el Cuerpo de Ingenieros Cosmógrafos del Estado y a él se encomendó su ejecución. Diversas circunstancias políticas dificultaron su puesta en práctica. Así finalizaba el siglo con el magnífico trabajo de cartografía náutica de la Península y el mapa general de España corregido por Tomás López en el perfil costero, pero insuficiente por la inexactitud de su interior.<br>
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Los primeros proyectos para contar con un mapa de España geométricamente correcto y con un contenido riguroso y exhaustivo no cuajaron hasta mediados del siglo XIX. Durante el siglo XVIII, como ya hemos visto, hubo diferentes propuestas y se participó en algunos trabajos de importancia, tales como la medida del arco de meridiano en Perú, llevada a cabo por La Condamine y Jorge Juan, entre 1736 y 1744 o la medida del meridiano de Dunkerque a Barcelona, realizada a finales de siglo. Cabe citar, sin embargo, el excelente ''Atlas hidrográfico de las costas de España '' (1789) de Vicente Tofiño, resultado de un levantamiento completo de la costa española empleando los mejores instrumentos y técnicas del momento. Su trabajo se utilizó como base para muchos de los mapas que se utilizaron a partir de entonces. El marino Felipe Bauzá, al frente de la Dirección de Hidrografía, propuso continuar con la construcción de una carta geométrica del interior de España pero los acontecimientos políticos de principios de siglo frustraron su iniciativa.<br>Durante la guerra de la Independencia trabajaron en España cartógrafos militares ingleses y franceses. Con los datos recopilados y los obtenidos mediante itinerarios, reconocimientos y levantamientos sobre el terreno, mejoró la precisión y el contenido de los mapas de España que se publicaron en ambos países. Un buen ejemplo es el ''Mapa Civil y Militar de España y Portugal '' (Paris, 1840), a escala 1:750 000, de A. Donnet.<br>
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Tras las Cortes de Cádiz de 1812 y la paulatina ruptura con el Antiguo Régimen, se intensificó la necesidad de elaborar un mapa de España como los ya planteados. Al interés militar y científico esgrimido por los ilustrados se añadió el hecho de que la aplicación de las políticas decimonónicas, especialmente las liberales, requerían de un conocimiento geográfico lo más exacto posible para aplicar sus reformas administrativas, evaluar los recursos naturales disponibles y llevar a cabo un reparto de las cargas fiscales de forma equitativa. Sin embargo, la inestabilidad política y la debilidad institucional que caracterizó la primera mitad del siglo XIX frustraron las diferentes iniciativas que fueron emprendidas. En este marco, cabe destacar algunas iniciativas personales relevantes: la ''Carta geométrica de Galicia '' (París, 1845), a escala 1:100 000, de Domingo Fontán, basada en una red geodésica; y el ''Atlas de España y sus posesiones de ultramar '' (1847-1870, incompleto), a escala 1:200 000, de Francisco Coello.<br>
[[Archivo:Enelaboracion.jpg|left|thumb|300px|16818]]
La construcción y medida de la red geodésica española se inició en 1853 como resultado de la creación de la Dirección de la Carta Geográfica de España. En 1858 se midió la base central de la triangulación en Madridejos (Toledo), la red de primer orden se concluyó en 1915, la de segundo orden en 1927 y la de tercer orden en 1930. Cabe citar aquí, entre otros, el papel desempeñado por Carlos Ibáñez e Ibáñez de Íbero, quien llevó a cabo los enlaces de la Península con las islas Baleares y con Argelia.<br>
En 1859 se promulgó la ley de Medición del Territorio con el objetivo de levantar el mapa de España y establecer un catastro general. Francisco Coello ideó un plan de trabajos para realizar ambas tareas de forma simultánea, mediante un levantamiento topográfico-catastral a escala 1:2000. Los primeros trabajos se llevaron a cabo en la provincia de Madrid, primero por la Comisión de Estadística y después por la Junta General de Estadística. Entre 1861 y 1869 se levantaron miles de minutas, las conocidas como ''Hojas kilométricas'', de poco más de 100 municipios. El proyecto acabó siendo descartado por demasiado costoso, complejo y lento.<br>
La alternativa consistió en la creación, en 1870, del Instituto Geográfico, con la finalidad de continuar con los trabajos geodésicos en marcha y confeccionar el Mapa Topográfico Nacional (MTN) a escala 1:50 000, dejando para más adelante la elaboración del catastro. El mapa de España consistió en una colección de 1078 hojas para el territorio peninsular y las islas Baleares. Cada hoja cubría 20’ de longitud por 10’ de latitud, con origen de longitudes en el meridiano de Madrid, origen de altitudes el del nivel medio del mar en Alicante, elipsoide de referencia de Struve y proyección poliédrica de Tissot. El relieve era representado por curvas de nivel cada 20 metros. Como primer sistema de reproducción se utilizó la litografía a cinco colores: azul para la hidrografía, verde para cultivos y vegetación, siena para el relieve, rojo para las construcciones y carreteras y negro para los límites administrativos, vértices geodésicos, ferrocarriles, resto de red viaria y la rotulación. Las primeras hojas se publicaron en 1875 y la última de la primera edición no apareció hasta 1968.<br>
El principal artífice del proyecto MTN y primer director del Instituto Geográfico fue Ibáñez de Íbero. Para la parte correspondiente al levantamiento topográfico se optó por tomar el municipio como unidad de trabajo. Para cada uno se llevaba a cabo el deslinde de su término jurisdiccional; se observaba una red topográfica de triangulación; se elaboraba una minuta con la planimetría y otra con la altimetría, ambas a escala 1:25 000; y se levantaban las poblaciones de más de 10 viviendas a escala 1:5000 y 1:1000. Los trabajos topográficos se llevaron a cabo con brújulas para los itinerarios, teodolitos para triangulaciones y poligonales, niveles para las nivelaciones y cintas métricas para detalles y puntos destacados. Todas las medidas se consignaban en cuadernos especialmente diseñados para contenerlos y llevar a cabo los cálculos necesarios, según las instrucciones impartidas el mismo año 1870. Las minutas de planimetrías, altimetrías y planos de población se hallan en el Archivo Técnico del actual Instituto Geográfico Nacional y constituyen una rica fuente de información, tanto por la extensión como por el detalle, de la geografía española. Sin embargo, las características técnicas del proyecto variaron con el tiempo, por lo que no se puede considerar completamente homogéneo. A finales del siglo XIX sólo se había trabajado en la mitad sur de España.<br>
En cuanto a la cartografía temática, cabe destacar el interés mostrado por disponer de un mapa geológico. En 1850 se creó la Comisión del Mapa Geológico de España y pronto empezaron a publicarse mapas provinciales con escalas entre 1:100 000 y 1:400 000. En 1864 Amalio Maestre publicó el primer mapa geológico de España a escala 1:2 000 000 y la primera edición del conjunto mural del mapa geológico peninsular a escala 1:400 000 fue de 1889. En otras materias, se pueden citar, por parte de instituciones públicas, la ''Carta de los ferrocarriles de España y de las carreteras de 1º, 2º y 3º orden '' (1876), a escala 1:1 000 000, y la ''Carta generalde obras públicas de España '' (1882), que consta de 16 hojas a escala 1:500 000. De entre las iniciativas privadas destacamos la ''Colección de Mapas Especiales de España '' (1859-1860) de Miguel de Avellana, y el ''Atlas geográfico descriptivo de la Península Ibérica, Baleares y Canarias y Posesiones de Ultramar '' (1880), de Emilio Valverde.<br>También hubo una importante aportación militar a la cartografía española. Tanto Coello como Ibáñez de Íbero fueron militares. En 1863, el Cuerpo de Estado Mayor inició la formación del ''Mapa Itinerario Militar de España '' a escala 1:500 000, que publicó el Depósito de la Guerra en 1865 en 20 hojas. A partir de 1869 se inició el ''Mapa Itinerario '' a 1:200 000, del que a finales de siglo sólo se publicaron 22 hojas de las 65 proyectadas.<br>
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Durante el primer tercio de siglo el proyecto MTN avanzó con paso firme pero lento, lastrado por los pocos recursos disponibles y con la presión de elaborar el catastro. En 1906 se aprobó la Ley del Catastro, que planteó su formación en dos fases, una primera de ''avance catastral'', que permitiría una evaluación por municipios de la riqueza territorial, y una segunda de ''catastro parcelario''. La parte cartográfica de los trabajos le fue encomendada al Instituto Geográfico, que los estuvo realizando hasta 1971.<br>La dictadura de Primo de Rivera quiso impulsar el proyecto y en 1923 se creó el Consejo Superior Geográfico, bajo el mando del Estado Mayor del Ejército, para definir las necesidades cartográficas del país y coordinar su producción. El Depósito de la Guerra pasó a colaborar tanto en el MTN como en el catastro. Cabe destacar aquí la creación, en el año 1927, del Servicio Hidrográfico de la Armada dentro del Observatorio de Marina. En 1931, con la República, se revertió a la situación anterior y se continuó con el ''avance catastral''.<br>
La marcha de los trabajos se benefició de algunas mejoras técnicas. A partir de 1915 se sustituyó en el Instituto Geográfico la impresión litográfica por el uso de técnicas fotomecánicas para el heliograbado en cobre, lo que impulsó la edición del MTN. También se fueron incorporando las técnicas fotogramétricas, con las que se había experimentado desde finales del siglo XIX y durante la guerra de Marruecos. En 1920 se creó el Servicio Geográfico y Laboratorio Meteorológico de Aviación Militar y en 1927 se fundó la Compañía Española de Trabajos Fotogramétricos Aéreos (CETFA), la primera empresa privada en España dedicada a vuelos con fines cartográficos. En el Instituto Geográfico se había incorporado la fotogrametría terrestre en 1914 para los trabajos topográficos y en 1934 se inició el uso de la fotogrametría aérea para el levantamiento del MTN.<br>
Por otro lado, durante este periodo se completó la red geodésica en las islas Canarias, que se enlazó con el continente africano en 1928, y en 1924 se terminó la nivelación de precisión en la Península.<br>
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Al comienzo de la guerra civil, el MTN impreso cubría aproximadamente la mitad del territorio. Por parte del Depósito de la Guerra, el Mapa Militar Itinerario de España a escala 1:200 000 estaba completo, pero era una edición anticuada y sin altimetría. Se había emprendido su modernización en 1929 y solo contaba con cuatro hojas impresas. El Mapa Militar de España a escala 1:100 000, empezado en 1915, no llegaba al 10 % de cobertura. Con tan escasa información, ambos ejércitos hicieron un gran esfuerzo para obtener y utilizar cartografía a escala 1:50 000. En el bando republicano se actualizaron los fondos del Instituto Geográfico para la elaboración de una ''edición especial''. En el bando nacional se contó con la ayuda de Alemania, que proporcionó copias del MTN hasta entonces publicado; con la ayuda de Italia, que desplazó una Sección Topocartográfica con capacidad para elaborar e imprimir planos; y con los fondos de la Confederación Hidrográfica del Ebro. Se editaron varias series. La más completa fue la denominada ''Mapa Nacional'', que cubría las zonas de mayor interés militar.<br>
Tras la contienda se recuperó la figura del Consejo Superior Geográfico para coordinar los trabajos del Instituto Geográfico, del Servicio Geográfico del Ejército (sucesor del Depósito de la Guerra) y del Servicio Cartográfico del Aire. Además, en 1943, se creó el Instituto Hidrográfico de la Marina para acometer las necesidades en cartografía náutica. Utilizando las minutas a escala 1:25 000 del MTN, el Servicio Geográfico del Ejército debía formar y publicar el Plano Director de la cartografía militar a escala 1:25 000 y el Mapa Militar de Mando a escala 1:100 000. El Instituto Geográfico continuó con el catastro y la formación del MTN a escala 1:50 000, que debía publicar en versión civil y en versión militar (incluía, superpuesta, la cuadrícula Lambert reglamentaria en el Ejército). El Consejo Superior Geográfico designaba las zonas de trabajo de campo para cada institución. El impulso dado a la producción fue importante pero no supuso la culminación del MTN por diferentes razones: no se contó con los recursos necesarios tras la guerra civil y se priorizó la actualización de algunos territorios, por consideraciones estratégicas, en detrimento de concluir las zonas sin mapa.<br>
Durante la segunda guerra mundial, España fue considerada como un posible escenario de operaciones militares. Alemanes, británicos y estadounidenses elaboraron, preventivamente, cartografía de detalle del territorio español reutilizando la división en hojas de la cuadrícula del MTN y apoyándose en las hojas publicadas que habían recopilado. Tras la guerra, el ''Army Map Service '' estadounidense desarrolló la proyección UTM (Universal Transversa Mercator) como cuadrícula militar uniforme para todo el mundo y tomó la decisión de acometer la tarea de recopilar y armonizar la información topográfica de su zona de influencia en Europa occidental. Entre 1948 y 1950 se realizaron los cálculos matemáticos para la compensación en un solo bloque de la red geodésica fundamental española. La Fuerza Aérea americana llevó a cabo los primeros vuelos fotogramétricos completos de España en 1945-1946 (Serie A), en 1956-1957 (Serie B) y en 1970-1971 (Serie C). Entre 1950 y 1980 el organismo estadounidense imprimió más de 1000 hojas de la serie M781.<br>
La colaboración entre el Servicio Geográfico del Ejército y el Instituto Geográfico quedó suspendida en 1966 y la última hoja de la primera edición del MTN se publicó en 1968 (San Nicolás de Tolentino, en la isla de Gran Canaria). En esos momentos, la institución militar había terminado el Mapa Militar Itinerario con altimetría a escala 1:200 000, el Mapa de Mando a escala 1:100 000 y había formado 1750 hojas del Plano Director a escala 1:25 000 siguiendo el Reglamento de Cartografía Militar de 1933. En 1968 reorganizó su producción, que pasó a estar formada por seis series, escalonadas entre la escala 1:800 000 (Serie 8C) y la 1:25 000 (Serie 5V). La serie L, que corresponde a la escala 1:50 000, constó de 1081 hojas impresas entre 1967 y 1986.<br>
El Instituto Geográfico basó por entero la actualización del MTN en las fotografías aéreas proporcionadas por los estadounidenses, con las que se formaron las minutas a escala 1:40 000. Sin embargo, poco después se decidió dirigir los esfuerzos de la institución a la elaboración del Mapa Topográfico Nacional a escala 1:25 000, primero como una serie complementaria, después ya como serie básica, de forma acorde con lo que se estaba llevando a cabo en el resto de los países occidentales. La primera hoja se publicó en 1971. Hasta 1985 su formación fue analógica.<br>
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Algunos de los cambios más trascendentes en la toma de datos y en la producción de cartografía que ya están plenamente asentados en el siglo XXI comenzaron a finales del siglo anterior. La geodesia espacial, que permite obtener coordenadas a partir de constelaciones de satélites artificiales, ha complementado y posteriormente sustituido a la geodesia clásica, basada en observaciones de ángulos y distancias entre vértices geodésicos obtenidas mediante teodolitos y distanciómetros electromagnéticos respectivamente. El posicionamiento y navegación por satélite tuvo su despegue en 1983 con la apertura para uso civil del sistema militar estadounidense GPS (''Global Positioning System''). Además de su uso originario para la navegación, el GPS se empezó a utilizar en geodesia a finales de los años 80, desplazando a las observaciones clásicas. Actualmente existen otras constelaciones de satélites, denominadas genéricamente GNSS (''Global Navigation Satellite System'') con utilidades análogas al GPS, como la rusa GLONASS, la europea Galileo o la china Beidou. Precisamente la rápida implantación de la geodesia espacial propició la utilización de nuevos sistemas de referencia de coordenadas globales, a diferencia de los clásicos sistemas locales, como el ED50 (''European Datum '' 1950), oficial en España hasta 2007. En este sentido se publicó el Real Decreto 1071/2007, que adopta el sistema ETRS89 (''European Terrestrial Reference System 1989'') como el sistema de referencia geodésico oficial en España excepto en las islas Canarias, donde se adopta el sistema REGCAN95. Las referencias de altitudes son, en la Península, el nivel medio del mar en Alicante y, en cada una de las islas, las referencias de los mareógrafos locales.<br>
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La introducción en los años ochenta de los procesos cartográficos digitales mediante programas de diseño asistido por ordenador o CAD supuso un cambio importante frente a la tradicional edición analógica en papel. El paso tecnológico siguiente lo constituyeron los Sistemas de Información Geográfica (SIG) o ''Geographic Information System '' (GIS), que permiten añadir a la información gráfica atributos (geométricos o alfanuméricos) y las relaciones geoespaciales entre objetos. Los SIG permiten así una gran variedad de análisis espaciales. La producción cartográfica del IGN se ha ido adaptando al uso de SIG y actualmente existen las llamadas bases de datos topográficas y cartográficas, que almacenan en una estructura de tablas tanto la localización geoespacial de los objetos geográficos como atributos descriptivos de ellos. Así, la Base Topográfica Nacional (BTN), iniciada en 2005 como resultado de la evolución de la antigua Base Cartográfica Numérica 1:25 000 (BCN25), es un producto continuo para toda España, tridimensional, compuesto por múltiples capas temáticas de información, como relieve, hidrografía, poblaciones, construcciones, transportes (carreteras, ferrocarriles, aeropuertos, etc.), instalaciones (energéticas, espacios dotacionales, servicios), etc. Se trata de un conjunto de datos multiescala, ya que incorpora los datos a la mayor resolución viable, pudiendo ir desde las mayores escalas en las edificaciones de la cartografía catastral (escala media de 1:2000) hasta las menores escalas de los espacios naturales (aproximadamente 1:25 000).<br>
A partir de esta base topográfica, que contiene la información sin generalizar ni simbolizar, se genera mediante los procesos correspondientes de redacción y edición cartográficas, la serie del Mapa Topográfico Nacional a escala 1:25 000 (MTN25) y a escala 1:50 000 (MTN50). Estas series se publican tanto en formato digital como en formato impreso, ajustándose a la división de España según la cuadrícula del MTN50, formada por unas 1100 hojas que se dividen, a su vez, en cuatro hojas a escala 1:25 000 para conformar la serie del MTN25. Para las series cartográficas de menor escala, como son los mapas provinciales y los autonómicos, se realizan operaciones equivalentes de redacción y edición cartográficas a partir de la información generalizada, conforme a las escalas de publicación, de las bases de datos cartográficas correspondientes de las que proceden.<br>
Pero si algo caracteriza a nuestro siglo, es la disponibilidad de la cartografía digital en Internet. Desde hace años existen multitud de visualizadores cartográficos que permiten aplicaciones solo soñadas hace no mucho tiempo. El visualizador pionero del IGN es Iberpix, nacido en la primera década del siglo. Permite visualizar toda la cartografía del IGN a diversas escalas, ortofotografías aéreas, imágenes de satélite o modelos digitales del terreno y superponer a las anteriores otras capas de información. Otra de las aplicaciones de más éxito y utilidad es el llamado "mapa a la carta". Fue creado con la intención de superar la tradicional falta de flexibilidad de los mapas "cortados" según las cuadrículas cartográficas del MTN50 y MTN25, cuyos límites de hojas no siempre se adaptan a la zona de interés del usuario, ya que esta puede quedar situada en los bordes del mapa o incluso partida entre varias hojas. El mapa a la carta, disponible en [http://www.ign.es/web/ign/portal www.ign.es/web/ign/portal], permite desplazar la ventana o marco de la hoja sobre el mapa de España, gracias a la BTN25, con el fin de ajustarlo a la zona de interés, además de admitir otras personalizaciones para el usuario. Se trata de un buen ejemplo de la oferta a través de internet de distintas series cartográficas en formato continuo, sin cortes, para toda España.<br>Por otra parte, la aprobación de la Directiva 2007/2/CE, de 14 de marzo de 2007, por la que se establece una infraestructura de información espacial en la Comunidad Europea, conocida como INSPIRE (''Infrastructure for Spatial Information in Europe''), estableció las reglas generales para la creación de una Infraestructura de Datos Espaciales (IDE) europea a partir de las IDE de los Estados miembros. Esta Directiva fue traspuesta al ordenamiento jurídico español mediante la Ley 14/2010, de 5 de julio, sobre las infraestructuras y los servicios de información geográfica en España (LISIGE), modificada posteriormente en 2018. Una IDE es un sistema de información integrado por un conjunto de recursos (datos, servicios, servidores, etc.) que gestionan y facilitan el acceso a información geográfica (cartografía, ortofotos aéreas, imágenes de satélite, modelos digitales de elevaciones, etc.), a través de Internet. La característica principal de esta tecnología es la interoperabilidad de servicios que publican los datos, que permite que un usuario, utilizando un simple navegador, pueda consultarlos y combinarlos según sus necesidades, accediendo a ellos de forma remota sin necesidad de disponer de esa información geográfica y esos programas instalados físicamente en su ordenador. Así, las Administraciones públicas (AA. PP.) publican la información geográfica que producen en el ámbito de sus competencias mediante estos estándares de interoperabilidad. Actualmente existen multitud de visualizadores que permiten mostrar información geográfica digital e incluso realizar análisis espaciales sobre ella, mediante el acceso a esos datos y servicios interoperables publicados por las AA. PP. y organismos responsables de la producción y actualización de dicha información. Además de la publicación de los datos a través de servicios web de catalogación, visualización y descarga, el Instituto Geográfico Nacional completa su oferta de publicación con la puesta a descarga de toda su información geográfica digital, bajo licencia de uso libre y gratuito (CC BY 4.0), a través del portal Centro de Descargas. Con todo esto, se cambia de un paradigma centrado en el productor de la información y sus requisitos, a otro basado en las necesidades del usuario, que puede acceder de manera libre y gratuita a la información geográfica que producen las AA. PP.<br>
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