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Discusión:Prehistoria

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|titulo=Yacimientos de la primera Edad del Hierro
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[[Archivo:Espana Primera-Edad-del-Hierro 2014 mapa 13977-00 spa.jpg|center|thumb|300px|Mapa de primera Edad del Hierro. España. [http://centrodedescargas.cnig.es/CentroDescargas/busquedaRedirigida.do?ruta=PUBLICACION_CNIG_DATOS_VARIOS/aneTematico/Espana_Primera-Edad-del-Hierro_2014_mapa_13977_spa.pdf PDF]. [http://centrodedescargas.cnig.es/CentroDescargas/busquedaRedirigida.do?ruta=PUBLICACION_CNIG_DATOS_VARIOS/aneTematico/Espana_Primera-Edad-del-Hierro_2014_mapa_13977_spa.zip Datos]]]
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[[Archivo:Dama de Baza. Museo arqueológico Nacional, Madrid.jpg|right|thumb|300px|300px|Imagen de la dama de Baza. Museo arqueológico Nacional, Madrid]]
Más allá de las peculiaridades de cada uno de los grupos culturales peninsulares , en la primera Edad del Hierro o Hierro I, es común a todos ellos el mantenimiento de su propia originalidad autóctona , a pesar de las constantes influencias que van penetrando penetraban de otras culturas, particularmente . En especial las que llegaban a las costas desde oriente y se iban fueron difundiendo lentamente a partir de Andalucía, el sudeste y levante, hasta alcanzar los más diversos territorios, aun los de más difícil acceso desde el litoral.
Para que ello fuera posible, a pesar de su lentitud, la La temprana presencia fenicia revela que, desde antes del siglo VIII a.C., se establecieron contactos comerciales verificables con la Península, en una etapa de precolonización, como se ha señalado anteriormente. Poco a poco, las relaciones con las ciudades púnicas del Oriente cercano y norteafricano se intensificarán intensifican pasado el siglo VII a.C. con el control de la zona del suroeste sudoeste por los fenicios a través , mediante el establecimiento de sus propios asentamientos, creando . Se crea una red de exportaciones de productos elaborados en sus metrópolis y organizando se organiza en Iberia una estructura comercial que , desde la costa penetraba al , penetra hacia el interior.
En la zona de Huelva y en la del bajo Guadalquivir las colonizaciones favorecieron el desarrollo de la cultura de Tartesos (se ha hablado de un reino de Tartesos, e incluso de alguno de sus reyes) durante la llamada primera Edad del Hierro o Hierro I. Este proceso histórico y cultural estuvo caracterizado por profundas transformaciones en las sociedades indígenas, que en el Bronce final y en el Hierro I explotaban los yacimientos mineros y las tierras agrícolas del valle del Guadalquivir, y con las que se iniciaron frecuentes intercambios y contactos humanos. La influencia de los usos y costumbres procedentes del Mediterráneo oriental en estas comunidades se hizo evidente en los aspectos social, económico y material (aumento de las importaciones de cerámicas, objetos de orfebrería, telas, consumo de aceite, vino...).
El espacio tartésico, limitado en un primer momento al área geográfica de los ríos Tinto, Odiel y bajo Guadalquivir, se extendió hasta ocupar todo el sur peninsular y llegar a las desembocaduras del Guadiana y Segura, con notable influencia en el sudeste peninsular, el sur de levante, la costa sur de Portugal y las tierras del interior de Andalucía, como se aprecia en el mapa ''[[:Archivo:Espana Primera-Edad-del-Hierro 2014 mapa 13977-00 spa.jpg|Primera Edad del Hierro]]''. La incesante búsqueda de los arqueólogos no ha conseguido aún encontrar la capital, o el núcleo irradiador de la cultura tartésica.
En Mientras tanto, el centro de la zona de Huelva Península recibía con mucha mayor lentitud los cambios tecnológicos y en sus poblaciones no alcanzarían la del bajo Guadalquivir las colonizaciones favorecieron prosperidad y el desarrollo auge de la cultura de Tartesos (zona meridional. La ocupación del espacio se ha hablado produce a través de un reino una proliferación de Tartesospequeños poblados amurallados, e incluso como es el caso de la cultura de alguno Soto de sus reyes) durante Medinilla en el valle del Duero, que toma su nombre del yacimiento vallisoletano mejor estudiado.Durante la llamada primera segunda Edad del Hierro o Hierro I, en un proceso histórico y cultural caracterizado (500 a.C. –años previos a la ya cercana romanización) se generaliza por profundas transformaciones en las sociedades indígenas, que en toda la Península el bronce final y en el Hierro I explotaban los yacimientos mineros y las tierras agrícolas uso del valle del Guadalquivir, hierro y con las que se iniciaron frecuentes intercambios aumenta la cantidad y contactos humanosvariedad de herramientas. La influencia de los usos En este periodo surgen nuevas estructuras sociales y costumbres procedentes del Mediterráneo oriental en estas comunidades se hizo evidente en los aspectos socialeconómicas que, económico y material (aumento sobre el sustrato de las importaciones poblaciones de cerámicasla etapa anterior, objetos de orfebreríadan origen a la configuración cultural y territorial peninsular descrita por los escritores grecolatinos, telas...principalmente Plinio y Estrabón, consumo sobre la que se asienta posteriormente el progresivo proceso de aceite, vino...)aculturación iniciado por Roma.
El espacio tartésico, limitado en un primer momento al área geográfica Historiadores y arqueólogos han puesto de manifiesto la dificultad de relacionar los ríos Tinto, Odiel datos que aportan los restos materiales con las informaciones que proporcionan las fuentes historiográficas y bajo Guadalquivirliterarias, se irá extendiendo hasta ocupar todo el sur peninsular muchas veces confusas y llegar a las desembocaduras del Guadiana y Seguracontradictorias. No obstante, con notable influencia en el sudeste peninsular, el sur la arqueología viene realizando un esfuerzo importante por definir la distribución cultural de levantelos pueblos prerromanos, la costa sur de Portugal y acuerdo con los datos que las tierras del interior de Andalucíainvestigaciones sacan a la luz, como se aprecia refleja en el mapa ''[[:Archivo:Espana PrimeraSegunda-Edad-delde-Hierro .-Pueblos-prerromanos 2014 mapa 1397713985-00 spa.jpg|Primera Segunda Edad del Hierro]]''. La incesante búsqueda Pueblos prerromanos, donde se presenta la ubicación de los arqueólogos no principales yacimientos arqueológicos o lugares de asentamiento identificados en la península ibérica, en relación con las áreas asignadas tradicionalmente por la bibliografía a los grandes grupos étnicos. Este mapa, y la información anexa a él, ha conseguido aún encontrar la capitalde contemplarse teniendo en cuenta que los límites de los diferentes espacios ocupados por estos grupos de población son generalmente difusos, o el núcleo irradiador las interrelaciones socioeconómicas son constantes y sus áreas territoriales sufren procesos de contracción y expansión a lo largo de la cultura tartésicalos siglos, como sucede por ejemplo con lusitanos y vetones.
Mientras tanto, En el sur y levante el centro influjo de la aculturación colonial griega sobre sustratos sociales anteriores da lugar a la cultura ibérica, conformada por grupos diferenciados: turdetanos, bastetanos, oretanos, túrdulos, contestanos, edetanos, ilercavones, ilergetes, cesetanos, layetanos, indigetes... Su preponderancia en la Península iba recibiendo con mucha (no en balde denominada ibérica), se explica por su intensa actividad comercial, el perfeccionamiento de las técnicas agropecuarias y su especialización en cultivos típicamente mediterráneos (cereales, vid, olivo), así como por el desarrollo de una metalurgia del hierro especializada y por el crecimiento de su población, que confiere a todo el litoral mediterráneo una mayor lentitud los cambios tecnológicos densidad demográfica. Sus cultos y ritos funerarios (incineración) revelan una organización bien estructurada y sus poblaciones no alcanzarían una evolución social e ideológica hacia un mayor grado de desarrollo. Los pueblos de esta cultura protagonizaron la prosperidad y el auge culminación del proceso de urbanización de la zona meridionalsociedad peninsular con la introducción del sistema palacial. La ocupación del espacio se produce Llegaron a través la creación de una proliferación importantes obras de pequeños poblados amuralladosarte, como es el caso las damas de Elche (Alicante), Baza (Granada), Guardamar (Cabezo Lucero, Alicante) o Cerro de los Santos (santuario desaparecido cerca de Yecla) y a la cultura creación de primorosos trabajos de Soto orfebrería de Medinilla oro y plata (tesoros de Jávea, Alicante y Cástulo, en Linares, Jaén). Incluso dispusieron de un alfabeto, todavía no desentrañado, cuyo uso se extendió por el valle del Duerosur de Francia hasta que llegó, con la romanización, que toma su nombre del yacimiento vallisoletano mejor estudiadoel alfabeto y la lengua latina.
Durante la segunda Edad del Hierro (500 a.C. – inicios El resto de la romanización) se generaliza Península estaba ocupado por toda la Península el uso del hierro y aumenta la cantidad y variedad un conjunto de pueblos de herramientas. En este periodoraíz indoeuropea, sobre el sustrato de las poblaciones con mayor o menor grado de influencia celta: en la etapa anteriorMeseta, celtíberos, surgen nuevas estructuras sociales vacceos y económicas que dan origen a vetones; en la configuración cultural fachada atlántica, célticos del sudoeste, lusitanos y territorial peninsular descrita por los escritores grecolatinosgrupos castreños del noroeste; y en el norte, astures, cántabros, autrigones, várdulos, principalmente Plinio caristios y Estrabónberones. A estos hay que añadir los vascones, sobre la que se asentará ubicados en el progresivo proceso de aculturación iniciado por RomaPirineo navarro.
Historiadores y arqueólogos han puesto de manifiesto la dificultad de relacionar Pese a las variedades regionales, los datos que aportan los restos materiales más recientes estudios sobre ocupación del territorio muestran, en general, un progresivo incremento demográfico en estas áreas durante el Hierro II, con las informaciones proliferación de poblados amurallados que proporcionan las fuentes historiográficas y literariasagrupan una mayor concentración de población. Algunos dieron lugar, muchas veces confusas y contradictoriasespecialmente a partir del siglo II a.C. No obstante, a la arqueología viene realizando un esfuerzo importante por definir o redefinir la distribución cultural creación de los pueblos prerromanos ''óppida'', auténticos centros urbanos con funciones administrativas y de acuerdo control del territorio que, con los datos que las investigaciones sacan a la luzocupación romana, como se refleja convirtieron en el mapa ''[[:Archivo:Espana Segunda-Edad-de-Hierro.-Pueblos-prerromanos 2014 mapa 13985-00 spa.jpg|Segunda Edad del Hierro]]. Pueblos prerromanoscivitates''. La economía es pastoril, donde se presenta la ubicación complementada con una agricultura de los principales yacimientos arqueológicos o lugares subsistencia basada en el cereal de asentamiento identificados en la península ibéricasecano, particularmente en relación con las áreas asignadas tradicionalmente por la bibliografía a los grandes grupos étnicoscuencas del Duero o del Ebro. Este mapaCerámica y metalurgia (armas, fíbulas, y la información anexa a élbrazaletes…) alcanzan un notable desarrollo, ha de contemplarse teniendo en cuenta que así como los límites de intercambios comerciales a los diferentes espacios ocupados por estos grupos de población generalmente son difusos, que ya se ha aludido. Entre las interrelaciones socioeconómicas manifestaciones artísticas son constantes y sus áreas territoriales sufren procesos de contracción y expansión a lo largo de reseñables los siglos, como sucede por ejemplo con lusitanos verracos del área vetona y vetoneslas estelas cántabras.
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En el sur y levante el influjo de la aculturación colonial griega sobre sustratos sociales anteriores da lugar a la cultura ibérica, conformada por grupos diferenciados: turdetanos, bastetanos, oretanos, túrdulos, contestanos, edetanos, ilercavones, ilergetes, cesetanos, layetanos, indigetes...
 
Su preponderancia en la Península (no en balde denominada ibérica), se explica por su intensa actividad comercial, el perfeccionamiento de las técnicas agropecuarias y su especialización en cultivos típicamente mediterráneos (cereales, vid, olivo), así como por el desarrollo de una metalurgia del hierro especializada y por el crecimiento de su población, que confiere a todo el litoral mediterráneo una mayor densidad demográfica. Sus cultos y ritos funerarios (incineración) revelan una organización bien estructurada y una evolución social e ideológica hacia un mayor grado de desarrollo. Los pueblos de esta cultura protagonizaron la culminación del proceso de urbanización de la sociedad peninsular introduciendo el sistema palacial. Llegaron a la creación de importantes obras de arte, como las damas de Elche (Alicante), Baza (Granada) o Cerro de los Santos (santuario desaparecido cerca de Yecla) y la creación de primorosos trabajos de orfebrería de oro y plata (tesoros de Jávea, Alicante y Cástulo, en Linares, Jaén). Incluso dispusieron de un alfabeto, todavía no desentrañado, cuyo uso se extendió al sur de Francia hasta que llegó, con la romanización, el alfabeto y la lengua latina.
 
El resto de la Península está ocupado por un conjunto de pueblos de raíz indoeuropea con mayor o menor grado de influencia celta: en la Meseta, celtíberos, vacceos y vetones; en la fachada atlántica, célticos del sudoeste, lusitanos y grupos castreños del noroeste; y en el norte, astures, cántabros, autrigones, várdulos, caristios y berones. A estos hay que añadir los vascones, ubicados en el Pirineo navarro.
 
Pese a las variedades regionales, los más recientes estudios sobre ocupación del territorio muestran, en general, un progresivo incremento demográfico en estas áreas durante el Hierro II, con proliferación de poblados amurallados que agrupan una mayor concentración de población. Algunos dieron lugar, especialmente a partir del siglo II a.C., a la creación de ''óppida'', auténticos centros urbanos con funciones administrativas y de control del territorio que, con la ocupación romana, se convertirán en ''civitates.'' La economía será pastoril, complementada con una agricultura de subsistencia basada en el cereal de secano, particularmente en las cuencas del Duero o del Ebro. Cerámica y metalurgia (armas, fíbulas, brazaletes…) alcanzan un notable desarrollo, así como los intercambios comerciales a los que ya se ha aludido. Entre las manifestaciones artísticas son reseñables los verracos del área vetona y las estelas cántabras.
{{ANEAutoria|Autores= María Sánchez Agustí, José Antonio Álvarez Castrillón, Mercedes de la Calle Carracedo, Daniel Galván Desvaux, Joaquín García Andrés, Isidoro González Gallego, Montserrat León Guerrero, Esther López Torres, Carlos Lozano Ruiz, Ignacio Martín Jiménez, Rosendo Martínez Rodríguez, Rafael de Miguel González}}
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