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|epigrafe=Sismología
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[[Archivo:Enelaboracion.jpg|left|thumb|300px|'''14011''' Tectónica desde la dorsal]]
La sismología, a través del estudio de la ocurrencia de los terremotos, su distribución espaciotemporal, mecanismos en el foco y liberación de energía pone de manifiesto los procesos dinámicos que están sucediendo en la Tierra. Asimismo, el estudio de la propagación de las ondas sísmicas producidas por los terremotos da información sobre la estructura interior de la Tierra, las regiones que la forman y la distribución de la densidad y de las constantes elásticas.<br>
En la superficie libre de la Tierra y en otras discontinuidades de la corteza, las ondas internas interaccionan produciendo otro tipo de ondas que, por propagarse a lo largo de estas superficies, reciben el nombre de ondas superficiales. Estas ondas se propagan con velocidades inferiores a las de la onda S y su amplitud decrece con la profundidad. De estas ondas existen dos tipos, cuyos nombres corresponden a dos científicos ingleses del siglo XIX: las ondas Rayleigh, de movimiento radial y vertical, y las ondas Love, de movimiento horizontal transversal a la dirección de propagación.<br>
Las observaciones de las diferentes ondas sísmicas permitieron determinar la existencia de las discontinuidades que delimitan las distintas capas del interior de la Tierra. La corteza se compone generalmente de una capa sedimentaria, una capa granítica y una capa basáltica y por debajo de estas se sitúa la base de la corteza que recibió el nombre de discontinuidad de Mohorovicic. El espesor de la corteza varía desde los 50-60 km en las zonas montañosas a los 5-10 km en la parte oceánica (donde no existe la capa granítica). Por debajo de la corteza se extiende el manto superior hasta una profundidad de unos 700 km, siendo este el límite en el que se pueden producir terremotos. Por debajo del manto superior se extiende el manto inferior hasta una profundidad de 2.900 km. A partir de los 105° de distancia epicentral se observa una brusca desaparición de las ondas P y S, apareciendo de nuevo la onda P a los 143°, lo que da información sobre la existencia del núcleo externo. Dentro del núcleo externo se propagan solamente ondas P, lo que indica que el material se encuentra en estado líquido o de fusión. Por el contrario, el núcleo interno se considera sólido y tiene un radio de 1.216 km.<br>
[[Archivo:Enelaboracion.jpg|right|thumb|300px|'''13990''' Peligrosidad sísmica]]
[[Archivo:Enelaboracion.jpg|right|thumb|300px|'''17026''' Estaciones sísmicas]]
[[Archivo:Enelaboracion.jpg|right|thumb|300px|'''17027''' Estaciones sísmicas Canarias]]
Pero es en la corteza y parte superior del manto, en la llamada litosfera, donde se producen la mayoría de los terremotos. Esta capa sismogénica más rígida y frágil tiene un espesor medio de unos 50-100 km y está fragmentada en bloques llamados placas litosféricas o placas tectónicas. Estas placas están en continuo movimiento, y se desplazan unas respecto de otras a velocidades que van desde unos pocos mm al año a varios cm al año, sobre otra capa más dúctil del manto denominada astenosfera. Este desplazamiento genera deformaciones que se han acumulado a lo largo de cientos y miles de años, especialmente a lo largo de los bordes de las placas. Este movimiento es el responsable de la mayor parte de la sismicidad, vulcanismo, fenómenos geológicos y orogénesis que ocurren en la Tierra.<br>
Los esfuerzos acumulados en las placas debidos a su movimiento también producen fallas, fracturas que limitan bloques de corteza que se desplazan uno respecto al otro. Es el desplazamiento brusco de los bloques de una falla lo que origina los terremotos, y el foco sísmico es el lugar donde se inicia este desplazamiento o ruptura.<br>
Por esta razón, para medir el tamaño de un terremoto es necesario cuantificar, de una forma instrumental, la energía que se libera en el foco. Esta idea llevó a C. F. Richter en 1935 a la creación de la escala de magnitudes, relacionada con la energía liberada en el foco en forma de ondas elásticas, y que está basada en que la amplitud de las ondas sísmicas. Hay distintos tipos de escalas de magnitud dependiendo del tipo de onda sísmica analizada, y cada una es más adecuada para un tipo de terremoto. La más conocida es la magnitud local de Richter ML, definida utilizando un determinado terremoto como patrón para ser usada en terremotos registrados a pequeñas distancias epicentrales, pero actualmente se utilizan otras escalas de magnitud, preferentemente la magnitud momento Mw, propuesta por Hanks y Kanamori en 1979. La ventaja de esta escala de magnitud es que no se satura para grandes terremotos y además tiene una relación directa con la física de la fuente. Las escalas de magnitud son logarítmicas, es decir, los valores de magnitud son proporcionales al logaritmo de la energía liberada. Así, un terremoto de magnitud 6, por ejemplo, es aproximadamente 32 veces mayor, en términos de energía, que uno de magnitud 5.<br>
La ocurrencia de terremotos de gran magnitud cercanos a zonas pobladas o de gran desarrollo industrial no preparadas para sus posibles efectos, puede llegar a producir numerosos daños en edificaciones e infraestructuras y graves consecuencias sociales y económicas. Se deben estudiar y adoptar medidas de prevención que permitan reducir estos efectos lo máximo posible. Un primer paso es la realización de estudios de peligrosidad sísmica, cuyo fin es evaluar la probabilidad de que se pueda exceder un nivel de movimiento del suelo en un lugar dado y en un periodo de tiempo determinado, como consecuencia de la ocurrencia de terremotos. Los resultados obtenidos en estos estudios son clave en la preparación de normativas de construcción sismorresistente y en la elaboración de planes de emergencia sísmica, cuyo objetivo final va a ser la reducción del riesgo sísmico, es decir, la mitigación de daños y pérdidas materiales y humanas (ver mapa ''[[:Archivo:XXX|Peligrosidad sísmica]]'').<br>
El seguimiento de la actividad sísmica en España se realiza desde principios del siglo XX mediante la Red Sísmica del IGN (ver mapa ''[[:Archivo:XXX|Estaciones mapas de estaciones sísmicas]]''). Las estaciones que conforman la red han evolucionado, gracias al desarrollo de la electrónica y de la informática, desde el inicio de los grandes observatorios a principios del siglo XX, con sismómetros de 1.000 kilos de masa, hasta estaciones de tamaño muy reducido, muy alta amplificación y poco mantenimiento. Actualmente el IGN mantiene una red de sismógrafos con transmisión digital en tiempo real a un centro de recepción y cobertura de todo el territorio nacional y una red de acelerógrafos. La nueva red de estaciones está diseñada con las siguientes características: transmisión digital a un centro de recepción (vía satélite, telefonía móvil o internet), cobertura de todo el territorio nacional, datos sísmicos digitales de alta resolución con tres componentes y banda ancha, y tiempo absoluto GPS/UTC. La red es la responsable de la observación y detección de los movimientos sísmicos ocurridos en territorio nacional y áreas próximas y permite la difusión de las características de los terremotos muy pocos minutos después de su ocurrencia. El centro de recepción de datos está operativo durante las 24 horas del día los 365 días del año, por turnos de personal cualificado que, en función del tamaño del terremoto, informa a los organismos competentes mediante un protocolo de actuación. Asimismo, toda la información sísmica que se genera es publicada, casi en tiempo real, en la [https://www.ign.es/web/ign/portal/sis-area-sismicidad página web del IGN], cuyo acceso es público. La base de datos del IGN contiene una gran cantidad de información que recoge la historia sísmica de España, desde documentos sobre terremotos históricos hasta las formas de onda digitales de los últimos terremotos. Esta información se representa en los mapas de sismicidad, donde se diferencian los terremotos de épocas históricas –entre 1048 y 1923 en la zona peninsular, y de 1341 a 1974 en Canarias–, y los de época instrumental hasta la actualidad.<br>
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