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|palabrasclave=portulanos, Ptlomeo, Hispania, Hispania moderna, hispaniae, tabula, tabulae, ilustración, siglo XVII, siglo XVIII, siglo XX, Portugal, Mapa Topográfico Nacional, cartografía en la edad antigua, cartografía en la edad moderna, cartografía en la edad media, cartografía en la edad contemporánea, imágenes de satélite, Mapa Topográfico Nacional, ortofotos
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{{ANEObra|descripcionSerie=Representación de la imagen cartográfica de España desde sus inicios hasta el siglo XX en el Compendios del Atlas Nacional de España|Logo=[[Archivo:Logo_Compendio.jpg|left|60x50px|link=]]|Título=España en mapas|Subtítulo=Una síntesis geográfica|Año=2025|Contenido=Actualizado}}
{{ANENavegacionSubcapitulo|urlseccion=http://atlasnacional.ign.es/images/thumb/b/bb/Espana_Tabula-Moderna-Hispaniae_1482_imagen_16114_spa.jpg/185px-Espana_Tabula-Moderna-Hispaniae_1482_imagen_16114_spa.jpg[[Conocimiento_geográfico_y_cartografía|Conocimiento geográfico y cartografía]]|capitulo=[[Representación_cartográfica_del_conocimiento_geográfico|Representación cartográfica del conocimiento geográfico]]|subcapitulo=Evolución de la representación cartográfica de España}}
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XXX<br>[[Archivo:Espana Tabula-Moderna-Hispaniae 1482 imagen 16114 spaEnelaboracion.jpg|leftright|thumb|300px|Tabula Moderna Hispaniae. ''EnXXX]][[Archivo: Claudio Ptolomeo, Geografía, Ulm, 1482Enelaboracion. Biblioteca Nacional de España, Inc / 1475''jpg|right|thumb|300px|XXX]]
XXX<br>[[Archivo:Espana Peninsula-Iberica-e-Islas-Baleares 1977 imagen 16806 spaEnelaboracion.jpg|right|thumb|300px|''Instituto Geográfico Nacional,'' Península Ibérica e Islas Baleares. ''Escala 1:2.000.000. 1977, Instituto Geográfico Nacional, 22-K-2. Mosaico controlado formado con imágenes en banda 7 de Satélites Landsat''XXX]] Una consecuencia, entre otras, de esta decisión fue la ausencia de publicaciones cartográficas en la España peninsular en la época de los Austrias. En contraste, primero en los Países Bajos y posteriormente en Francia, se llevó a cabo una importante actividad editorial de impresión de mapas y atlas durante los siglos XVI y XVII. Las representaciones cartográficas de la monarquía hispánica durante el Barroco fueron realizadas en gran medida por autores extranjeros, con un fin netamente comercial. Se trata de cartografía a escalas pequeñas y medias, de la Península y de sus regiones, y de ciudades, muy ornamentada y que no exige una gran precisión en los datos. De hecho, es habitual la copia entre ediciones de la información meramente geográfica, por lo que los errores e inexactitudes se transmiten con facilidad. Durante el siglo XVIII se quiso reactivar la elaboración de un mapa de España por parte de la Corona atendiendo los preceptos ilustrados: base geodésica, toma de datos exhaustiva, representación según normas, etc. Se reglamentó la producción cartográfica militar, que formó parte de la formación impartida en las escuelas de la Armada, de Ingeniería Militar y de Artillería. Se participó en algunos de los proyectos científicos más relevantes del momento y se mandó jóvenes estudiantes a los principales centros de producción cartográfica. Sin embargo, no hubo algo parecido al deseado mapa de España hasta el trabajo realizado por Tomás López, una iniciativa personal realizada durante la segunda mitad del siglo XVIII de la que se obtuvo un Atlas elogiado por su acabado y denostado por su precisión. Los primeros trabajos basados en medidas geométricas se deben, una vez más, a los marinos, quienes introdujeron los métodos más modernos en los levantamientos de la costa española, que concluyeron con el ''Atlas Hidrográfico'' de Vicente Tofiño, a finales del siglo XVIII. Durante la ocupación napoleónica y la guerra de la Independencia se publicaron diversos mapas generales de España por parte de franceses y británicos. Entrado el siglo XIX, la necesidad de un mapa basado en una red geodésica propició diversos proyectos que no fructificaron en un clima político cambiante, con escasos recursos e institucionalmente débil. Los únicos trabajos que culminaron con éxito fueron iniciativas personales, como son la ''Carta de Galicia'' de Domingo Fontán o el incompleto ''Atlas de España'' por parte de Francisco Coello. La empresa tomó fuerza con la Ley de Medición del Territorio de 1859. Proporcionó los recursos necesarios para encarar la construcción de la red geodésica. También se quiso elaborar, de forma simultánea, un catastro parcelario y un mapa topográfico. El proyecto no cuajó. Para ello se tuvo que esperar a la creación del Instituto Geográfico en 1870 y la definición del Mapa Topográfico Nacional a escala 1:50.000. {{ANEAutoria|Autores=Joan Capdevilla Subirana}} {{ANESubirArriba}}{{ANETextoEpigrafe|epigrafe=Primeras imágenes de España. Portulanos y Geografía de Ptolomeo}} Los periplos de los geógrafos griegos, que narran un viaje de circunnavegación, fueron los primeros en recoger noticias sobre la forma de España. En el siglo V a. C., Piteas descubrió el ángulo noroeste peninsular y su relato se conserva en las obras de Estrabón y Plinio. Eratóstenes lo recopiló en su ''Geografía,'' con datos muy precisos para España. Polibio recorrió la Galia, España y Libia, aportando más información, aunque con algunos errores. Estrabón hizo viajes y escribió una ''Geografía'' en diecisiete libros. El tercero está dedicado a Iberia. La idea de que la forma de España era similar a la de una piel de toro extendida se inspira en Posidonio, pues Estrabón no conoció Iberia. De su mapa de España –con las provincias romanas: Bética, Lusitania y Tarraconensis–, se conservan diseños del siglo XVIII en la Real Academia de la Historia para sus trabajos de geografía antigua. Claudio Ptolomeo, sabio astrónomo, matemático y geógrafo, vivió en Alejandría hacia 100-170 y fue el bibliotecario de la famosa Biblioteca. En su tratado ''Geografía'' recopila los conocimientos de Hiparco, Estrabón y Marino de Tiro. Por primera vez describe un sistema de reticulado geográfico con meridianos de longitud y paralelos de latitud de unos 8.000 lugares del mundo conocido, ordenados por continentes, con diferentes proyecciones, por eso se denominó «geografía matemática», aunque contenía importantes errores. Trata de generalidades, de la construcción de globos y de la proyección de mapas. Contiene 27 mapas (mapamundis, continentales y regionales). Los mapas se transmitieron a partir de una versión dibujada unos años después de la muerte de Ptolomeo, que copiaron los códices griegos de finales del siglo XIII. Ptolomeo proporciona instrucciones para dibujar los mapas con suficientes coordenadas y referencias. El segundo mapa de Europa es el de Hispania con su organización administrativa en el siglo II: las tres provincias romanas y sus ciudades. El perfil está deformado de oeste a este y la latitud es más correcta. [[Archivo:Mediterraneo Carta-portulana-del-Mediterraneo 1439 imagen 16807 spaEnelaboracion.jpg|right|thumb|300px|Carta portulana del Mediterráneo. ''Gabriel de Valseca. 1439. Biblioteca de Catalunya, depósito Museu Marítim de Barcelona'']] La cartografía patrística medieval de Occidente fue difundida por Osorio e Isidoro. El mapamundi de forma circular de T en O ''(Orbis Terrarum),'' con Asia, África y Europa, se incorporó a las obras de san Isidoro y al ''Comentario al Apocalípsis de San Juan,'' de Beato de Liébana. En las copias de los siglos X al XIII se distinguen varios tipos. Jerusalén aparece en el centro rodeada de las tierras apostólicas; de forma esquemática se reconocen algunos lugares de Hispania, en donde predicó el apóstol Santiago. Esta familia de mapas evolucionó a formas ovaladas o rectangulares. Así, el mapamundi del Beato de Burgo de Osma (1086) representa las cabezas de los doce apóstoles colocadas en las tierras de su predicación. La cartografía musulmana del siglo XII, particularmente la de El Idrisi, basada en las obras de Ptolomeo, superó a la patrística en precisión e información geográfica. Su ''Tabula Rogeriana'' (1154) representa la península ibérica con el perfil algo deformado. Las cartas de navegación se transformaron a finales del siglo XII. Los marinos observaban su rumbo mediante la brújula y no necesitaban las cuadrículas graduadas que habían desarrollado los geógrafos de la Antigüedad. Los libros portulanos indicaban rumbos entre puertos, derrotas, distancias, relieve de las costas, vientos, corrientes, etc. Estos datos se dibujaron sobre un pergamino y así se formaron las cartas náuticas, de navegación o de marear, conocidas con el nombre de ''portulanos.'' Contienen redes de vientos o rumbos, que arrancan de puntos (nudos), situados sobre un círculo o corona de vientos. De cada nudo salen de 18 a 32 vientos prolongados, que se entrecruzan en todas las direcciones formando una red con aspecto de araña. Una rosa central se enlaza mediante líneas de vientos a otras rosas dispuestas en polígonos de 8 a 16 lados. A partir de unos puntos conocidos, mediante intersecciones, se obtenía la posición de otros desconocidos. La ruta trazada sobre el mapa proporcionaba el rumbo y la escala lineal, las distancias entre puertos en leguas marinas. La toponimia costera está escrita en sentido perpendicular al contorno de la Península. El interior está vacío u ornado con motivos iconográficos, banderas y topónimos de ciudades, especialmente en los ejemplares regalados a un monarca, noble o prelado. Las cartas náuticas corrigen el error de Ptolomeo de la longitud del Mediterráneo y su diseño se aproxima a la realidad. Sus autores fueron pisanos, genoveses y mallorquines. En Mallorca se hicieron dos tipos de cartas: las de uso exclusivo de la navegación y las náutico-geográficas, a las que se añadieron datos geográficos, flora, fauna y leyendas explicativas para recreo y formación de sus destinatarios. El más célebre es el ''Atlas catalán'' (1375), de Abraham y Fajuda Cresques, padre e hijo, encargado por el rey de Aragón Pedro IV el Ceremonioso. Su hijo, el infante Juan, se lo regaló al rey de Francia Carlos VI. También es importante la [[:Archivo:Mediterraneo Carta-portulana-del-Mediterraneo 1439 imagen 16807 spa.jpg|carta portulana del MediterráneoXXX]] de Gabriel de Valseca (1439), que perteneció a Américo Vespucio. En los portulanos de las escuelas cartográficas catalano-mallorquina, italiana y portuguesa, y en las cartas de navegación del Atlántico se encuentran, pues, las primeras imágenes de la península ibérica, con la silueta exterior correctamente trazada. {{ANETextoAsociado50
{{ANETextoAsociado
|titulo=Hispania moderna (1459-1460)
|contenido=[[Archivo:Espana Tabula-Nova-Hispaniae 1456 imagen 16809-00 spa.jpg|left|thumb|none|300px|Tabula Nova Hispaniae. ''En: Claudio Ptolomeo'', Geografía, ''1456. Biblioteca General Histórica de la Universidad de Salamanca. Códice 2586'']] Este mapa se añadió al códice de la ''Geografía'' de Ptolomeo, fechado en 1456 en el colofón. El códice perteneció al cardenal Joan Margarit y Pau, embajador de los Reyes Católicos y humanista. En ''Paralipomenon Hispaniae Libri Decem, Margarit'' concibió Hispania como una realidad histórica, cuando se preparaba la unión de Castilla y Aragón. El mapa se diseñó en Italia. A mediados del siglo XV, Nicolaus Germanus, Pietro del Massaio y Hugo Comminelli formaron los mapas modernos de la península ibérica y de otros países europeos. El de Margarit les supera en diseño y precisión. Se inspira en un portulano de la escuela catalano-mallorquina, según lo expresa en ''Paralipomenon'': «nuestra medida está contada por prueba, según la carta de los navegantes». El litoral está bien trazado y los Pirineos orientados (E-O). Las distancias entre puntos, marcadas con líneas rectas, unen lugares de la costa y del interior con medidas. El norte de África contiene líneas hacia Hispania, con fines comerciales y políticos. Seguramente se encartó en el códice durante el tercer viaje de Margarit a Italia (1459-1460). Recuerda al mapa impreso ''Spagna con le distancie de loci'', del Museo Correr de Venecia.}} [[Archivo:Espana Hispania.-Descriptio-Secundae-Tabulae-Europae 1456 imagen 16808 spaEnelaboracion.jpg|right|thumb|300px|''Hispania''. Descriptio Secundae Tabulae Europae. ''En: Claudio Ptolomeo, Geografía, 1456. Biblioteca General Histórica de la Universidad de Salamanca. Códice 2586'']] Hasta mediados del siglo XV no se conocen mapas generales de España con topónimos y accidentes geográficos. Los primeros se añadieron a la ''Geografía'' de Ptolomeo, traducida del griego al latín por Jacobo Angelo de Scarperia, con dedicatoria al papa (1406-1410). Ptolomeo da unas pautas para diseñar los veintisiete mapas con suficientes coordenadas y referencias a los lugares, graduación, altura y proyecciones cilíndrica o trapezoidal. Así lo hicieron, hacia 1415, los humanistas Francesco di Lapacino y Domenico di Leonardo Boninsegni, tomando como modelo un códice griego. En principio, los mapas fueron acogidos con admiración porque presentaban detalles del mundo conocido. Sin embargo, en los portulanos se mostraba una imagen más actual que la que contenía la ''[[:Archivo:Espana Hispania.-Descriptio-Secundae-Tabulae-Europae 1456 imagen 16808 spa.jpg|Tabula Europa]]'' de Ptolomeo. Por eso, sus propietarios quisieron añadir, junto a los mapas tradicionales, otros modernos, llamados ''[[:Archivo:Espana Tabula-Nova-Hispaniae 1456 imagen 16809-00 spa.jpg|Tabulae novaeXXX]].'' Los más tempranos son los de la península ibérica, Italia, Francia, norte de Europa y Tierra Santa. Se trata de las primeras representaciones de mapas regionales contemporáneos inspirados en portulanos y en noticias de viajeros diplomáticos y peregrinos, que contribuyeron a identificar la toponimia y los accidentes geográficos del interior. En la primera mitad de siglo debió existir un mapa modelo de Hispania, diseñado en Florencia a partir de diversas fuentes de origen hispano (se menciona uno en el legado de bienes del humanista florentino Niccolò Niccoli, fallecido en 1437). De él se hicieron copias para añadir a los códices y ediciones de la ''Geografía'' de los siglos XV y XVI. Sus autores fueron Pietro del Massaio, pintor florentino, con su colaborador Hugo Cominelli, miniaturista de Mezières; Dominus Nicolaus Germanus y Henricus Martellus Germanus. Ofrecen una imagen de conjunto parecida, tomada de esa fuente común, con los mapas regionales antiguos y modernos en proyección plana o trapezoidal y sin escala. Las cartelas de los títulos se rotulan en letras mayúsculas. Los mapas no son iguales porque los cartógrafos personalizaron el diseño de los accidentes geográficos, la traza del perfil de la costa, el curso de los ríos, la representación del relieve, la toponimia y la ornamentaciónde las cartelas. Los mapas más antiguos se conservan en los códices de las bibliotecas de la Universidad de Salamanca, de la Vaticana y de la Nacional de Francia. El primero perteneció a Joan Margarit. Los de la Vaticana a Niccolo Perotti, arzobispo de Siponto (1469) y a Federico de Montefeltro, duque de Urbino (1472) y el de la Nacional de Francia a Alfonso, duque de Calabria (ca. 1475-1480). Dominus Nicolaus Germanus diseñó unos mapas más atractivos, cambiando la delimitación de los contornos de los países y océanos, el tipo de montañas y lagos, etc. En la tercera recensión de la ''Geografía'' se formuló el mapa de España con las fronteras políticas y los nombres de sus reinos. Se actualizó la información política y geográfica con la unión de los reinos de Castilla y Aragón (1479) para representar el mapa de España del reinado de los Reyes Católicos. Por eso, Hispania está rotulada en mayor tamaño. En la cuadrícula se incorporaron los climas y grados. Por confusión, las Azores se sitúan en Finisterre. Sus códices sirvieron de modelo a la edición xilográfica de Ulm (1482, reimpresa en 1486). En ella, los nombres de los reinos de Hispania se marcan en diferentes colores. Ese mismo año de 1482 vio la luz en Florencia, en la ''Geografía'' en verso de Francesco Berlinghieri, el mapa ''Hispania Novella,'' grabado sobre plancha de cobre. El estilo del diseño es diferente, mejorando el perfil litoral, y la información geográfica similar, con los topónimos traducidos al castellano. Las sucesivas ediciones de la ''Geografía'' hasta la primera mitad del siglo XVI se inspiraron en los incunables. La romana de 1507, la de Venecia (1511), que introduce mejoras y moderniza el mapa de Hispania; la de Estrasburgo (1513), inspirada en la de Ulm, con nuevos datos geográficos; las de Estrasburgo de 1522 y 1525 siguen a las ediciones florentina (1482) y romana (1507-1508), con algunas variantes, que se vuelven a repetir en las de Miguel Servet 1535 (Lyon) y 1541 (Lyon-Vienne). {{ANEAutoria|Autores=Carmen Manso Porto}} {{ANESubirArriba}}{{ANETextoEpigrafe|epigrafe=Siglo XVI: grandes proyectos oficiales. Cartografía de divulgación}} Carlos V y Felipe II se interesaron por las matemáticas y la astronomía y promovieron trabajos cartográficos oficiales. Los dedicados a la descripción geográfica y al levantamiento del mapa general de España, con mediciones geodésicas y observaciones astronómicas, fueron encomiables por el esfuerzo de los matemáticos y cosmógrafos que asumieron tales empresas con los mejores medios disponibles. Ambos monarcas compartían la idea de que para gobernar el Imperio había que conocerlo y dibujarlo en mapas. El miedo a que el mapa y las descripciones cayesen en manos de países enemigos, justifica su escasa difusión. Hernando Colón, el hijo menor de Cristóbal Colón, asumió la ''Descripción y Cosmografía de España'' (1517-1523). Viajó por España y contó con emisarios y corresponsales que le facilitaron información geográfica y estadística. Con su trabajo y notas de campo iba a dibujar el mapa de España situando lugares mediante sus coordenadas. El proyecto quedó interrumpido en 1523. Entre 1538-1539, Carlos V encargó a su cosmógrafo, Alonso de Santa Cruz, la formación del mapa de España a partir de otro trabajo de campo exhaustivo. Las minutas de los mapas regionales y la del mapa general se reunieron en el denominado ''Atlas del Escorial.'' En 1554 se abandonó, quedando en un estado avanzado. Antes de 1550 formó unas «cartas grandes de España». Al año siguiente explicaba al Rey que tenía «hecha una España del tamaño de un gran repostero», con las divisiones de los reinos, sus ciudades, villas, lugares, montes y ríos. En el inventario de sus papeles figura una descripción de España en pergamino de más de dos metros. Ambos mapas se encuentran en paradero desconocido. Hacia 1552, Felipe II encomendó a Pedro Esquivel, profesor de matemáticas de la Universidad de Alcalá, la ''Descripción geográfica de España'' con mediciones geodésicas y observaciones astronómicas de las ciudades y pueblos para el levantamiento del mapa de España. Esquivel usó una variante de los métodos topográficos descritos en la ''Cosmografía'' de Pedro Apiano. A su muerte, en 1564, el trabajo quedó paralizado y el mapa no se dibujó. Su libreta de campo se conserva en la Biblioteca Real de EstocolmoXXX. Contiene muchas observaciones angulares, más de 8.000 localidades, distancias y accidentes geográficos. En 1575, Felipe II mandó formar las ''Relaciones topográficas de los pueblos de España'' y enviar unos cuestionarios a los corregidores y jueces. Tampoco se pudieron completar. Los manuscritos se guardan en la Biblioteca de El Escorial. La carencia de matemáticos y navegantes con formación científica era tan evidente que, en 1582, Felipe II, aconsejado por Juan de Herrera, creó la Academia de Matemáticas, nombrando al portugués Juan Bautista Labaña catedrático para la enseñanza de matemáticas, cosmografía y topografía. En 1607, los diputados del reino de Aragón encargaron a Labaña la formación del mapa de Aragón, a partir de trabajos de campo para obtener datos exactos. Labaña utilizó los instrumentos y el método de Pedro Esquivel. <bigbr>'''Cartografía de divulgación'''</big> '''Mapas de España exentos impresos en Italia''' En Italia, Francia y en los Países Bajos se abrieron mapas de España en planchas de madera o cobre en formato mural. Otros mapas, en menor tamaño, con las mismas técnicas de impresión, se fueron agregando a las ediciones de la ''Geografía'' de Ptolomeo, junto a los mapas antiguos, bajo el nombre de ''Tabulae novae:'' el mapamundi actualizado con los Descubrimientos, los mapas de los continentes y los de los principales países del mundo. Así se transformó en un atlas moderno. Poco después fue reemplazado por los atlas de Gerard Mercator y Abraham Ortelius.{{ANETextoAsociado50| titulo=Atlas de El Escorial| contenido=[[Archivo:Espana Atlas-de-El-Escorial 1538 imagen 16811-00 spa.jpg|right|thumb|300px|''Alonso de Santa Cruz'', Atlas de El Escorial, ''ca.1538-1554. Biblioteca de El Escorial, K-1-1'']] En la Biblioteca del Monasterio de El Escorial se conserva un mapa manuscrito de la península ibérica en hojas encuadernadas formando un volumen, con valiosa información geográfica y cartográfica. Por esa razón se denominó [[:Archivo:Espana Atlas-de-El-Escorial 1538 imagen 16811-00 spa.jpg|Atlas de El Escorial]]. Fue encomendado a Alonso de Santa Cruz, cosmógrafo de Carlos V, entre 1538-1539, y en él trabajó hasta 1554. Consta de 20 hojas de mapas regionales, a escala 1:400.000, más otra hoja con un mapa índice general, a escala 1: 2.600.000. Este último contiene una retícula numerada para localizar las hojas y fue diseñado a partir de los mapas regionales. Se representan 16 poblaciones importantes, el relieve, los ríos, las costas y las fronteras. El conjunto del Atlas abarca más de9.000 elementos geográficos con topónimos y unas 8.300 localidades. Según Crespo Sanz, en las latitudes se aprecia un error sistemático y en las longitudes algunas deformaciones. Contiene mucha información geográfica, especialmente en la zona de Castilla, a una escala muy detallada, superando los mapas de la época. Si se juntan las hojas se obtiene una superficie de cuatro metros cuadrados. La minuta se halla en avanzado estado de formación y, en algunas notas, se indican modificaciones o adiciones. Por razones políticas y estratégicas, el manuscrito se guardó en la Biblioteca de Palacio y apenas influyó en los mapas posteriores.
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{{ANESubirArribaclear}}{{ANETextoEpigrafe|
{{ANEBibliografia
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{{ANENavegacionTemaAnterior
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{{ANENavegacionSubtemaSiguienteLas escuelas cartográficas europeas continuaron produciendo mapas de España durante el siglo XVIII a partir de las planchas de los editores de atlas. Los errores en la traza, ubicación de lugares y accidentes geográficos no se corrigieron. Con la llegada al trono de Felipe V, los cartógrafos franceses se volcaron en la edición de mapas. Nicolás de Fer, geógrafo del rey de España, formó un mapa general de España con fines propagandísticos, en diferentes versiones adornadas con retratos reales, cartelas con dedicatorias, escudos y escenas de victorias. Estos mapas alcanzaron prestigio, pero no cubrieron las necesidades de la administración borbónica. El monarca fundó instituciones científicas para fomentar la producción cartográfica en España: el Cuerpo de Ingenieros Militares, las Academias de Artillería de Ocaña y Segovia y la Academia de Guardiamarinas de Cádiz. Muchos de sus oficiales asumieron expediciones científicas y levantamientos cartográficos. Así, en 1734, Jorge Juan y Antonio de Ulloa fueron elegidos para participar en la expedición francesa para medir, cerca del polo y del ecuador, dos arcos de meridiano de un grado, observando cadenas de triángulos a lo largo de los meridianos y comparando las medidas. Se organizaron dos expediciones a Laponia y Perú dirigidas por Maupertius y La Condamine respectivamente. El resultado, publicado por la Academia de Ciencias de París en 1738, confirmó la tesis de Newton sobre el achatamiento polar de la Tierra, en contra de la teoría de la Academia de Ciencias de París y de los Cassini, que defendían su alargamiento por los polos. Los dos marinos españoles colaboraron con eficacia en trabajos geodésicos y militares. Felipe V quería tener un mapa topográfico de España basado en una red geodésica como el mapa general de Francia, encomendado por su abuelo Luis XIV a los cartógrafos Jacques Cassini y su hijo César François. Los Cassini midieron cadenas de triángulos a lo largo de los meridianos y paralelos, cuyos vértices formarían el esqueleto del levantamiento topográfico. En 1747, César François comenzó el dibujo del mapa a escala 1:86.400, que fue terminado por su hijo Jacques Dominique en 1789. [[Archivo:Espana Exposicion-de-las-Operaciones-Geometricas 1739-1743 imagen 16815 spa.jpg|left|thumb|300px|''Carlos Martínez y Claudio de la Vega, de la Compañía de Jesús'', Exposición de las Operaciones Geométricas hechas por Orden del Rey N. S. Phelipe V en todas las Audiencias Reales situadas entre los Límites de Francia y de Portugal para acertar a formar un mapa exacto y circunstanciado de toda la España, ''1739-1743, Biblioteca Nacional de España, MR/33-41/224'']] Para cumplir los deseos del monarca, el marqués de la Ensenada, encargó a los padres jesuitas Carlos Martínez y Claudio de la Vega, profesores del Colegio Imperial de Madrid, el levantamiento de un [[:Archivo:Espana Exposicion-de-las-Operaciones-Geometricas 1739-1743 imagen 16815 spa.jpg|mapa general de España]], detallado y exacto, a partir de un conjunto de operaciones geométricas realizadas en las Audiencias del Reino. El [[:Archivo:Espana Exposicion-de-las-Operaciones-Geometricas 1739-1743 imagen 16815 spa.jpg|mapa]] se formó entre 1739 y 1743 y está dedicado al marqués de la Ensenada. Consta de 36 hojas a escala 1:440.000. Le falta Galicia, Asturias, León, una parte de Castilla la Vieja y las islas Baleares y Canarias, que no se pudieron dibujar por la carencia de observaciones astronómicas y de buena cartografía de esas zonas. El trabajo de campo fue reducido y las observaciones astronómicas imprecisas y con mayor uso de la cartografía regional existente. En él se indican divisiones territoriales creadas por el Decreto de Nueva Planta y los límites de reinos y provincias. Una copia del manuscrito, montado sobre tela, se guarda con los fondos de la Real Sociedad Geográfica en la Biblioteca Nacional de España. El mapa no cumplió las necesidades del Estado y quedó interrumpido. Al regresar de la expedición a Perú, Jorge Juan permaneció un año en París aprendiendo la técnica de levantamiento de los Cassini. En España preparó un detallado plan para la península ibérica basado en una red geodésica y topográfica similar al mapa de Francia. Las ''Reglas o Instrucciones'' para su formación fueron redactadas por Jorge Juan y Antonio de Ulloa hacia fines de 1749 y comienzos de 1750. Una ordenanza dirigida a los Intendentes (1749) disponía que los ingenieros formasen mapas de las provincias y, si tuviesen dificultades, las consultasen a Jorge Juan y a Antonio de Ulloa. En junio de 1751, siendo director de la Real Compañía de Guardias Marinas, Jorge Juan presentó el presupuesto del proyecto a la Secretaría de Estado y del Despacho Universal de Marina. El ''Método de levantar y dirigir el mapa o plano general de España, con reflexiones a las dificultades que pueden ofrecerse, por Jorge Juan, capitán de navío de la Real Armada'' fue acogido favorablemente. Le acompañan unas ''Reflexiones sobre el método de levantar el mapa general de España.'' El marqués de la Ensenada lo impulsó con interés porque deseaba que España tuviese un mapa nacional a la altura del que tenían otros países europeos. El mapa, a escala 1:100.000, sería levantado con los métodos más modernos y asumido por el Estado, siendo muy valioso para la confección del catastro en el reino de Castilla y el fomento de la economía y de las comunicaciones. Los instrumentos necesarios se fabricaron en París y Londres. El Secretario de Estado se lamentaba de que los únicos mapas generales que había impresos contenían muchos errores por haber sido abiertos por holandeses, franceses o italianos, debido a la carencia de buenos grabadores y cartógrafos españoles. Por eso, en 1752, envió a París como pensionistas reales a los geógrafos Tomás López y Juan de la Cruz Cano y Olmedilla para perfeccionarse en el dibujo y grabado de mapas, estudiar geografía y trabajar en el levantamiento del mapa de España. Les acompañaron los grabadores Manuel Salvador Carmona y Alonso Cruzado. Durante ocho años, los pensionistas aprovecharon las enseñanzas de sus maestros. Tomás López estudió geografía en el colegio de Mazarin y asistió al estudio de Jean Baptiste Bourguignon d’Anville, prestigioso geógrafo del rey francés. Los trabajos de medición para el mapa de España se pusieron en marcha. En la correspondencia del ''Viaje de las Antigüedades de España de Luis José Velázquez'' (1752-1765), promovido por la Real Academia de la Historia y financiado por Fernando VI, consta que el ministro Ensenada encargó a Velázquez la formación de los mapas de Extremadura y Andalucía para incorporarlos al proyecto oficial. Velázquez tenía buenos conocimientos geográficos y cartográficos. Por su cuenta había preparado unas ''Reglas'' para la formación de un mapa general de España, al que acompañan unas noticias de los mapas generales y particulares, antiguos y modernos, que había impresos y manuscritos hasta su tiempo. En 1753 terminó el mapa de Extremadura con dedicatoria al marqués de la Ensenada. Después preparó el de Andalucía con la misma dedicatoria, cuya terminación coincidió con la destitución del ministro en julio de 1754. Los mapas se encuentran en paradero desconocido. El proyecto oficial de Ensenada fue abandonado. Hasta finales del siglo XIX no sería ejecutado. Una vez más España se quedó sin mapa topográfico y los ilustrados continuaron lamentándose de esa carencia. Así, en 1757, fray Martín Sarmiento reclamaba un mapa «de gran magnitud que se hiciese, se abriese y se estampase en España» por españoles, con los lugares situados según las medidas geográficas de longitud y latitud para señalar en él un sistema de caminos reales dirigidos desde Madrid, que se le había encomendado, porque los que se compraban a los extranjeros tenían «mil errores». A los mapas de Nicolás de Fer sucedieron los de otros cartógrafos franceses durante el reinado de Fernando VI. nombre subtema=[[Archivo:Espana Los-Reynos-de-Espana-y-Portugal 1757 imagen 16816 spa.jpg|right|thumb|300px|''Pedro Gendrón'', Los Reynos de España y Portugal. ''Madrid, 1757. Real Academia de la Historia, C-011-002-01''Sistema_Cartográfico_Nacional]] Así, el de los [[:Archivo:Espana Los-Reynos-de-Espana-y-Portugal 1757 imagen 16816 spa.jpg|reinos de España y Portugal de Pedro Gendron (1757)]], inspirado en el de Robert Vaugondy, al que acompaña un cuadro de texto con una síntesis geográfica y un listado de su organización administrativa. Al regresar a Madrid en 1760, Tomás López asumió, en su estudio particular, la formación de los mapas de los reinos y provincias de España. Quería hacer un «Atlas Universal de todo el Mundo», después de completar el de las provincias de España. Su método de trabajo denominado de ''gabinete,'' como el de su maestro D’Anville, permitía hacer muchos mapas sin moverse del estudio. Necesitaba consultar buenas fuentes geográficas y cartográficas. En este sentido, Tomás López fue un privilegiado porque la protección de los reyes y ministros le abrieron las puertas de los mejores archivos oficiales y particulares. En los primeros mapas firmaba como «pensionista de Su Majestad en la Corte de París». Desde 1770 lo hizo con el título de «geógrafo de los dominios de Su Majestad», lo que le permitió hacer mapas de los reinos y provincias de España, de territorios hispánicos del Nuevo Mundo y de asuntos históricos y bélicos de actualidad. Para obtener información geográfica e histórica de primera mano, recurrió a un método muy difundido por los ilustrados: la carta circular y el interrogatorio, del que también se sirvieron las instituciones y organismos oficiales. Así lo habían hecho el ministro Ensenada para obtener las ''Respuestas de Única Contribución'' y la Real Academia de la Historia para hacer un ''Diccionario geográfico-histórico de España.'' Su origen se remonta a las conocidas ''Relaciones de los pueblos de España mandadas hacer por Felipe II.'' A ellas tuvo acceso Tomás López. [[Archivo:Espana Mapa-general-de-Espana 1770 imagen 16817 spa.jpg|left|thumb|300px|''Tomás López'', Mapa general de España. ''1770. Real Academia de la Historia, C-011-001-01'']] Dos años después de su muerte, en 1804, sus hijos reunieron los mapas y publicaron el ''Atlas Geográfico de España, que comprende el mapa general del Reino y los particulares de sus provincias.'' López fue el primer cartógrafo español que hizo los mapas de los reinos y provincias de España y de los dominios en América para formar el primer atlas completo de España. No eran los mapas científicos con principios geodésicos, levantamientos topográficos y mediciones sobre el terreno, que venían reclamando los ilustrados y los oficiales de la armada. El general de España y los de reinos y provincias tenían muchos errores en el emplazamiento de pueblos y accidentes geográficos, debido a la falta de mediciones astronómicas. Por eso, en 1783, bajo la iniciativa del conde de Floridablanca, Carlos III encomendó a Vicente Tofiño de San Miguel, director de la Escuela de Guardiamarinas de Cádiz, el levantamiento de la ''Carta esférica de las costas de España''. Contó con financiación oficial y la colaboración de alumnos y oficiales de la Academia. Para hacer los levantamientos utilizando el método geodésico, la costa se dividió en ocho sectores y se hicieron mediciones con técnicas modernas: determinaciones astronómicas, sondas, uso de bases de comprobación, etc. Los trabajos se ejecutaron entre 1783 y 1788. Había que levantar cartas de las costas para facilitar la navegación y conocer la traza correcta de la Península, que se había ido deformando en los mapas grabados en Europa, e incluso en el de Tomás López (1770). La dirección de los trabajos de grabado, estampación e impresión se encomendó a José de Vargas Ponce. En 1787 se publicó el ''Derrotero de las costas de España en el Mediterráneo y su correspondiente de África'' y el primer tomo del Atlas. En 1789, el ''Derrotero de las costas de España en el Océano Atlántico, y de las Islas Azores ó Terceras'' y el segundo tomo del Atlas. El mismo año se reunieron los dos tomos en un volumen bajo el título ''Atlas marítimo de España.'' Por su perfección técnica y su calidad en el grabado fue el mejor trabajo cartográfico del siglo. Tomás López lo consultó para mejorar la primera edición de su [[:Archivo:Espana Mapa-general-de-Espana 1770 imagen 16817 spa.jpg|mapa general de España (1770)]], que ofrecía algunas deformaciones en el recorte de la costa. En la nueva edición (1792) corrigió el diseño de la Península, islas y frontera de África a partir de «las exactísimas cartas esféricas del Océano y Mediterráneo» de Vicente Tofiño. El levantamiento topográfico del mapa de España seguía siendo objetivo prioritario de los ilustrados. En la presentación del ''Nomenclátor'' (1789) se requería el mapa para racionalizar la división territorial. Se planteó en varias ocasiones, pero no se puso en práctica. En 1796 se creó el Cuerpo de Ingenieros Cosmógrafos del Estado y a él se encomendó su ejecución. Diversas circunstancias políticas dificultaron su puesta en práctica. Así finalizaba el siglo con el magnífico trabajo de cartografía náutica de la Península y el mapa general de España corregido por Tomás López en el perfil costero, pero insuficiente por la inexactitud de su interior. {{ANEAutoria|Autores=Carmen Manso Porto}} {{ANESubirArriba}}{{ANETextoEpigrafe| epigrafe=Siglo XIX: proyectos institucionales científicos
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